Concepto

Carnaval de Tolosa

Cada día de los Carnavales de Tolosa está supeditado a una serie de actividades y relacionado con todas y cada una de las categorías de edad. La función de los disfrazados, el ambiente creado por las comparsas y los diferentes actos forman un conjunto heterogéneo e interrelacionado.

El año 1936, el último en el que salieron enmascarados (cara cubierta), nos servirá de base para describir, dentro de la generalidad, los principales y habituales actos de cada año.

La fiesta comenzaba el Jueves Gordo, conocido en la lengua originaria por Ostegun Gizen. Al igual que en la mayoría de los pueblos del país, era una festividad infantil, en la que los niños disfrutaban con juegos. En este día, además, la Banda de Txistularis, hacia las dos de la tarde, efectuaba su paseo por las calles céntricas tocando el Zortziko de Carnaval. Este día daba paso al Viernes Flaco, considerado como de descanso.

El Domingo de Carnaval o Zaldunita, a las 8 de la mañana la Banda Municipal de Música tocaba la diana. A las 9, otra diana, la de la Banda Municipal de Txistularis. Durante la mañana, exhibición informal de comparsas, carrozas y máscaras en las cercanías del ayuntamiento. Por la tarde, desde las dos y media, y hasta las tres y media, salida de las diferentes bandas.



El Lunes de Carnaval o Astelehenita: concurso infantil de disfraces con elección del "Niño" y "Niña Carnaval 1936". Por la mañana pruebas de deporte rural en la Plaza de Toros y, por la tarde, novillos.

El Martes de Carnaval o Asteartita: la Banda "Gure txokoa", tocó la Alborada y se dirigió al toro del aguardiente. Durante la mañana: carrozas, comparsas y máscaras que aspiraban a los premios, desfilaron por la Plaza de Idiaquez. A las dos y media desfile de la Banda Municipal de Billabona, Banda de Juglares y Banda Municipal de Música de Tolosa, en kalejira a la Plaza de Toros.

El "Entierro del Carnaval" se hacía generalmente el Miércoles de Ceniza (Auster eguna), pero en 1889 tuvo lugar en la noche del Martes de Carnaval. El cortejo se componía de carrozas con personajes variopintos como el dios Baco.

El domingo siguiente servía de colofón, aunque no siempre, al Carnaval: era el "Domingo de Piñata".

La historia del Carnaval en Tolosa no estaría completa sin conocer el momento crucial de la prohibición de su celebración y la decisión de realizarlo. Esto sucedió en 1937, con un empate en la votación de los representantes municipales y, con el voto de calidad del Alcalde, se decidió hacerlas pero restringidas. Enterados los gobernadores civiles de Bizkaia y Gipuzkoa enviaron una carta al ayuntamiento provocando la revocación del acuerdo. Ni que decir tiene que los siguientes años sí se festejaron y se fueron aclimatando a la nueva situación de forma progresiva.