Concepto

Carnaval de Tolosa

La escenificación, individual y colectiva, lo da el disfraz y la representación que se hace de él, con él y a través de él. No sólo se viste con un disfraz, hay que estar en la piel del mismo.

Entre los disfraces individuales encontramos desde los más socorridos, habituales año tras año (cura, obispo, monja, militar, aña, etc.) hasta los que, novedosos o que representan épocas determinadas (personajes de películas, presidentes de países, o personajes que han impactado exponencialmente en la población vía medios de comunicación).

Entre los colectivos, las comparsas tienen un papel preponderante. Los disfraces varían según épocas históricas. Así tenemos como al lado de un colectivo disfrazado de equipo ciclista, podemos observar un grupo de enmascarados vestidos con llamativos y coloridos vestuarios representar los personajes de una famosa película de la actualidad.

Los disfrazados o txantxoak, aprovechando una cierta impunidad que les daba la máscara efectuaban más de una travesura, siendo una de ellas el uso indiscriminado del conffetti:

"El Ayuntamiento de esta villa hace saber al público, que en sesión celebrada el día de ayer acordó prohibir en que antes del Domingo de Carnaval se lancen confetis en la forma en que se viene haciendo, y que si bien en los tres días de Carnaval se consentirá dicho entretenimiento, deberá llevarse a cabo aun entonces con confetis de un solo color, prohibiéndose en absoluto el que se recojan del suelo para volver a arrojarlos contra los transeúntes." (Bando de 1901)

La participación no se limitaba a una actuación espontánea y libre, algunos de los aspectos estaban constreñidos por las órdenes municipales, tal y como se expone en 1847:

"... Concedo el permiso que V.S. me pide en su oficio del 9 del actual, para efectuar los tres bailes de mascaras que indica, asi como para que los pacificos vecinos de esta capital puedan usar tambien de iguales disfraces por las calles en los dias que tienen de costumbre, seguro como estoy de que ni habra desordenes ni el celo de V. S. dejara de evitar entre los que se diviertan todo motivo de disgusto..."

En cuanto a los locales públicos, existían las tiendas donde se podían alquilar, e incluso comprar, los más admirados disfraces. O los locales de ambiente, donde se estipulaban los horarios:

"... 1.º - En los tres días de Carnaval, los establecimientos de bebidas no podrán abrirse antes de ser de día y se cerrarán los cafés a las doce de la noche, las tabernas a las once y las sidrerías a las diez.
Tolosa, 8 - febrero - 1902."

Para finalizar, no podemos pasar por alto las hogueras. Durante las noches de los tres principales días se quemaban los estrobos (aros de cáñamo utilizados para sujetar el remo al tolete en los botes), como la búsqueda de luz en la oscuridad.