Concept

Trigo

En el 8.000 a.C. aparecen las primeras evidencias arqueológicas del cultivo de cereales en Asia Occidental (Mesopotamia, Siria, Jordania, Turquía e Irak).

Se decía que fueron los egipcios los que pasaron a los griegos las técnicas del cultivo del trigo, y estos a los romanos y por extensión a occidente, pero ello hay que ponerlo en duda ya que en el 5.500 a.C., por lo tanto antes del nacimiento de las primeras culturas egipcias, aparece el cultivo del cereal en la zona de Valencia y en el País Vasco hacia el 5.000 - 4.500 a.C. Como curiosidad diremos que tenemos molinos de mano en nuestra zona de entre el 4.200 al 3.000 a.C.

En los yacimientos arqueológicos, en los enterramientos, es común encontrar huesos de ganado doméstico junto a los restos humanos, pero en la cueva de La Doncella de Santoña, junto a unos restos humanos datados de entre el III y el II milenio a.C. apareció un depósito de "abundantes granos de trigo" como ofrenda. Es importante resaltar el valor simbólico de este ritual en las primeras poblaciones agrícolas de nuestro entorno. Teníamos ofrendas de animales y ahora tenemos también de vegetales1.

La presencia de trigo está documentada por ejemplo en los yacimientos de la Edad del Hierro de Cortes de Navarra y en La Hoya (Álava).

De la obra de don José Miguel de Barandiarán sobre la Mitología vasca copiamos:

"En efecto, los basajaun cultivaban el trigo en la montaña de Muskia, sita en Atáun. Un hombre valeroso -San Martinico-, amigo de ellos, fue a visitarlos en su caverna. Llevaba calzado muy ancho con toda intención. Como viese allí montones de trigo apilado, apostó con los basajaunes a ver quién los atravesaba mejor, de un salto, sin tocar ningún grano del cereal. Los basajaunes los atravesaron fácilmente; pero San Martinico cayó en el centro de un montón, donde sus albarcas se llenaron de trigo.

Luego se despidió de los "señores salvajes" y se dirigió hacia el valle. Pronto los basajaun se dieron cuenta de que San Martinico llevaba granos de trigo en su calzado y lanzaron contra él un hacha, su arma arrojadiza. Esta se metió en el tronco de un castaño del término Mekolalde sito en San Gregorio (Atáun), distante un kilómetro de la cueva de Muskia, y no alcanzó a San Martinico que ya se había alejado algo más.

Ya tenían, pues, los hombres semilla de trigo; pero no sabían cuándo sembrarla. Acercándose un día San Martinico a la cueva de los basajaunes, oyó cómo uno de éstos cantaba: "Si los hombres supieran esta canción, bien se aprovecharían de ella: al brotar la hoja, siémbrese el maíz; al caer la hoja, siémbrese el trigo; por San Lorenzo, siémbrese el nabo". En consecuencia, San Martinico sembró su semilla de trigo en otoño y obtuvo en verano la primera cosecha de este cereal, cuyo cultivo y el uso del pan se extendieron luego por el mundo".

Resulta interesante señalar algunas curiosidades de este texto. Por una parte, cómo se sacraliza el origen del cultivo del trigo: un San Martín logra traer el cultivo del trigo a los vascos, y por otra incluso les enseña a cultivarlo, y destacar que se habla también el cultivo del maíz, algo que no llegó a popularizarse en nuestra zona hasta finales del siglo XVII.

1RUIZ COBO, Jesús, Meter T. EAGAN, Antxon BANDRES, Francisco ETXEBERRIA y Lourdes HERRASTI. Los restos humanos de la Cueva del Torno (Fresnedo, Solórzano) en el contexto de las cuevas sepulcrales del Valle de Asón (Cantabria). MUNIBE. Sociedad de Ciencias Aranzadi. San Sebastián. Nº 57. 2008. p. 167.