Concept

Parentesco

El parentesco, es el primer intento de establecer relaciones sociales entre los humanos. El parentesco está íntimamente ligado a la prohibición del incesto y a las reglas matrimoniales. Aunque el ser madre o ser hija es también un hecho que pertenece a la naturaleza, en lo tocante a los humanos son sobre todo relaciones sociales, al igual que todos los demás hechos de parentesco. El parentesco crea vínculos sociales, obligaciones y prohibiciones. Por ejemplo los padres son responsables de la educación de sus hijos, los tíos acostumbran a dar la "paga" a los sobrinos, y los hermanos no pueden casarse entre ellos. El parentesco, al igual que cualquier otro hecho social, pertenece a la cultura, y se manifiesta por tanto en formas muy diversas y variadas a lo largo y ancho del planeta. Mucho más diversas y variadas de lo que pudiera sospechar cualquier persona no especializada en el tema.

La referencia mundial en el estudio científico de las relaciones de parentesco es el antropólogo francés Claude Levy-Strauss (1908-2009), y la "Biblia" de dicho campo del conocimiento sigue siendo su Les structures élémentaires de la parenté (Las estructuras elementales del parentesco), a pesar de que fue publicada en 1947 y que con posterioridad se han realizado numerosos estudios sobre el tema. Según Levy-Strauss, una estructura elemental del parentesco es aquella sociedad que de algún modo contiene normas que determinan la elección de pareja de cualquier individuo integrado en la misma. La sociedad en la que nosotros vivimos queda pues fuera de tal definición. La nuestra se denomina una estructura compleja de parentesco, ya que en ella no existe una normativa que prescriba u otorgue carácter preferencial a una unión determinada, sino que las uniones se deciden en cada caso basadas en los sentimientos, la posición económica o cualquiera otra razón de conveniencia.

Las estructuras complejas de parentesco son las preponderantes en el mundo que conocemos, y de hecho acostumbramos a hablar como si fueran las únicas y como si jamás hubieran existido otras. Incluso la gente más culta lo hace, como se puede fácilmente comprobar en los debates sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, aunque las estructuras complejas se hayan extendido por todo el planeta, no debería olvidarse que la humanidad se ha organizado a lo largo de más del 90% de su historia en estructuras elementales, incluyendo por supuesto a casi todos nuestros antepasados. Olvidarlo es comparable a que en un mundo donde sólo quedara una única lengua, la gente hubiera olvidado que hubo un tiempo en que más de 6.000 lenguas distintas se hablaban en el planeta. Sin embargo se constata fácilmente que salvo un muy reducido número de especialistas, el tema es absolutamente desconocido para la inmensa mayoría del público, incluido el segmento más culto y universitario.

Lévy-Strauss formuló una curiosa teoría en torno a la prohibición del incesto. Propone que la prohibición del incesto es la única realidad humana, que es al mismo tiempo natural y cultural y que por ello habría que considerar que dicha prohibición es el origen desde el que arranca la humanidad: nos volvimos humanos cuando prohibimos el incesto. Según su razonamiento, la prohibición del incesto es cultural porque no pertenece al reino animal. Sin embargo todo lo cultural es por definición, particular: las lenguas, la vestimenta, la mitología, las tradiciones, etc. son muchas y variadas. Nada que pertenezca a la cultura es universal. Pero la prohibición del incesto sí que lo es, según se ha podido establecer tras reunir una amplísima documentación. Por tanto, dicha prohibición es el punto en el que confluyen naturaleza y cultura, el punto en el que surge la humanidad.

Aunque investigaciones posteriores han descubierto signos evidentes de cierto rechazo a las uniones incestuosas entre los primates superiores, e incluso entre otros mamíferos, rechazo que estaría producido por el desarrollo de cierta incompatibilidad química a nivel hormonal entre las crías que se han criado juntas, el vínculo entre la prohibición del incesto y el surgimiento de estructuras sociales sigue siendo evidente. Si tomo por esposa a mi propia hermana o a mi propia hija, no necesito acudir al exterior a buscar una esposa, luego no estableceré relaciones a tal efecto. Sin embargo, si me impongo la prohibición de tomarlas por esposas, estoy obligado a buscarme una esposa en el exterior de dicho círculo y a establecer relaciones de cara a conseguirla. Yo te doy mi hermana y tú me das la tuya. Yo te doy mi hija, tú me das la tuya. Yo te doy mi hija para tu hijo y tú me das la tuya para el mío. Yo te doy mi hermana, y tú quedas deudor hasta que puedas darme la hija que tengas con ella para que pueda casarla con mi hijo,...

Según se desprende de varias encuestas realizadas en pueblos primitivos, el incesto, es más un absurdo social que una abominación moral. La conocida antropóloga Margaret Mead nos lo refiere con las palabras de un indígena de Nueva Guinea:

"¡Qué dices! ¿Querrías casarte con tu hermana? Qué ocurrencia es esa? ¿No quieres tener cuñados? ¿Es que no te das cuenta que si te casas con la hermana de otro hombre y das tu propia hermana para que se case con otro, tendrás dos cuñados, mientras que si te casas con tu propia hermana no tendrás ninguno? ¿Con quien irás a cazar? ¿Quien te ayudará en la huerta? ¿A quién vas a ir a visitar?" (Mead, 1935).

La base sobre la que se funda la sociedad es el intercambio de mujeres que surge como consecuencia de la prohibición del incesto, y las estructuras elementales de parentesco son aquellas sociedades que regulan mediante normas dicho intercambio. Puede afirmarse sin temor a errar demasiado que al menos hasta la llegada del Neolítico, todas las sociedades humanas estaban organizadas según estructuras elementales de parentesco.

El intercambio de mujeres crea relaciones, crea deudas y créditos. Pero no sólo en lo que atañe a las mujeres: crea vínculos de parentesco entre los grupos sociales, hace que estos crezcan, instituye obligaciones de socorro y relaciones de dominio. En las sociedades de hace diez o veinte milenios, y por supuesto en las anteriores, el parentesco es algo más que un mero asunto de familia: es acción social, es la "política" de la época.

Ignoramos en qué fecha se puede datar el momento original del que nos habla Levy-Strauss, pero parece que se sitúa en un tiempo anterior al nacimiento de nuestra especie, sapiens sapiens. En efecto, el estudio del ADN de fósiles de neandertal de la cornisa cantábrica, muestra que las hembras no eran del mismo linaje de los machos, y que eran ellas las que procedían del exterior. Ese es el dato que proporciona el estudio genético. A partir de ahí se podría especular con un posible rapto de hembras, hipótesis que sólo explicaría la presencia de ADN externo en las mismas. La ausencia de hembras del mismo linaje que los machos debería entonces explicarse por el hecho de que todas ellas hubieran sido raptadas a su vez por otros machos de otro grupo, por lo que resulta más simple suponer la existencia de alguna forma de intercambio de hembras, intercambio que supone la existencia de relaciones familiares e inter-familiares. Y el momento en que ambas especies se separan del tronco común se remonta a algo más de un millón de años.