Villes

Ochagavía (version de 2002)

Danzantes de Muskilda. Todos los años, en la festividad de la Virgen de septiembre, tiene lugar un viejo ritual coreográfico en honor de la Virgen de Muskilda. Bajo esta advocación mariana se esconde todo un viejo culto al roble, árbol sobre el que, según la tradición, se apareció la Virgen. La leyenda posee una estructura semejante a otras que existen en el País Vasco relacionadas con la construcción de ermitas. Los danzantes de Muskilda forman un grupo de ocho bailarines con un personaje central que se conoce con el nombre de «Bobo». El día principal de la fiesta (8 de septiembre) se visten con trajes de color blanco, adornando el cuello con un collar de cintas de colores. La cabeza se tocan con un sombrero pequeño y redondo realizado sobre seda bordada de las que se emplean para confeccionar casullas. Sobre las espinillas se colocan cascabeles. El «Bobo» lleva un traje de paño en rojo y verde en colores contrapuestos que le confiere un matiz arlequinado. Se encarga de repartir los utensilios para la danza, castañuelas y palos que se construyen con madera de boj, todos los materiales son guardados en una alforja. El momento de la danza donde el «Bobo» adquiere una acusada personalidad es el momento de bailar la danza de pañuelos (pañolo-dantza) cubriéndose la cara con una máscara bifronte teniendo todo el aspecto de un «Jano» y dirigiendo la danza con un largo bastón, su cabeza emerge entre los dos primeros bailarines y las sinuosidades coreográficas nos muestran los movimientos de una serpiente o dragón, viejo símbolo de las fuerzas otónicas. Los bailarines realizan cuatro danzas de palos de parecidos cambios coreográficos con movimientos de contenido solar, en sentido favorable a las agujas del reloj, que constituyen una notable excepción en las danzas de este tipo en el país. El ciclo de danzas responde a las siguientes titulaciones: Paseo, Enperadorea, Katxutxa, Dantza, Modorro, Pañolo-Dantza, Jota. J. Caro Baroja, los describe así: «La figura primera es la llamada «El Emperador»; consiste en un entrecruzamiento de dos grupos de cuatro, que con sus palos se golpean. La figura segunda, con otro ritmo, propiamente una «makil dantza», consiste en un entrecruzamiento parecido al de la primera. La tercera figura es el «Tru-la-lá», más rápido y alegre aún que los anteriores. En cambio, la quinta, a la que se llama el «Modorro», como su nombre lo indica, es muy lenta. Los danzantes golpean el suelo con sus palos, como si estuvieran escardando, y quedan en ocasiones como hipnotizados o dormidos. Luego hay unos juegos de pañuelos y una escena curiosísima. El «Bobo» pasa bajo sus compañeros, que sostienen los pañuelos formando triángulos sobre su cabeza, simulando él también la escarda. Una jota final, individual, en que cada uno baila en honor del que le sigue, parece cerrar la danza. El último en bailar dicha jota es el «Bobo», y consta ésta de tres partes: pies entrelazados, giros y andorga. Al día siguiente hay un banquete para los danzantes. [Ref. Caro Baroja, J.: Ritos y mitos equívocos, Madrid, 1974; Amarás, F.: Danzas e indumentaria de Navarra, Pamplona, 1983; Jimeno Jurío, J. M.ª: Ochagavia. «Nav. T. C. P.» n.° 148; Barber Arregui, F.: Musquilda y sus danzas, «Nav. T. C. P.», n.° 384; Festival de Danzas, Música y Coros, 2.° Semana Cultural; San Sebastián, 1982]. v. MUSKILDA.

Romería en la Ermita de la Virgen de las Nieves. Está enclavada en el corazón de la selva de Irati. La romería, muy vistosa, reúne gran número de devotos de los valles de Salazar y Roncal, que acuden con sus atuendos típicos. Hay varias misas y una de ellas solemne, en la campa a la que se traslada procesionalmente a la Virgen. Terminada la misa se reintegra la imagen a la ermita hasta el año siguiente. Luego se celebra junta, en la que se designa nuevo mayordomo. Esta tiene lugar el domingo anterior al 15 de agosto.