A diferencia de lo acaecido con otros pueblos de la península, el vasco no se deshizo de su lengua propia después de acceder al latín. Así, mientras los hispano-romanos y los pueblos invasores -godos, vándalos, suevos, etc.- generaron lentamente las lenguas romances -gallego, castellano, catalán- los vascones modernos hablaron y, sobre todo, escribieron, en romance, sin dejar de hacerlo también en euskara. Pero el prestigio del latín, lengua del Imperio dotada de un cultivo y de una funcionalidad inmensamente superiores, hizo que la primera literatura navarra no árabe ni judía fuera en esa lengua y no en la nativa. Como dice Campión (Navarra en su..., 1929, 178), "ante los ojos de los clasicistas el baskuenze no podía por menos de cubrir plaza de rustiquísima entre las rústicas (que ni siquiera parentesco podía alegar con las clásicas para ser mejor mirada), y del alcanzarle, por tanto, la proscripción fulminada contra todos los idiomas vulgares. Al euskara le ponía en situación de inferioridad su mismo aislamiento; era una especie lingüística singular, sin ramificaciones de parentesco con ninguna otra de Europa, y esta circunstancia que acrecienta el interés de la Lingüística cuando esta ciencia no existía aún y sólo imperaba el humanismo, acrecía el menosprecio de éste hacia la rusticidad de aquélla. Aymeric Picaud, el autor de la Guía de los peregrinos, traducía probablemente el común sentir de las gentes cuando, refiriéndose a los Baskos, escribía: sicque illos loqui audires, canum latrantium memorares; barbara enim lingua penitus habentur (si les oyeras hablar, recordarías los ladridos de los perros, pues tienen una lengua del todo bárbara).
El ambiente, por tanto, hubo de ser desfavorable a que la poesía baska se levantase sobre la más baja esfera popular". Ambas lenguas, la romance y la autóctona, compitieron en desigualdad de condiciones. La consideración de la lengua propia, sentimiento propio del Renacimiento y del Nacionalismo decimonónico, tiene lugar cuando ya Navarra está integrada en otro Estado, Castilla, nación cuya literatura ejerce de poderoso foco de atracción de las minorías cultas. Pese a ello existen importantes manifestaciones navarras en euskara y no creemos pueda desdeñarse el hecho de que algunos de los autores euskéricos primeros y más significativos hayan sido navarros. Tampoco hay que olvidar el transfondo euskérico de algunas narraciones romances como las "Fazañas" del Fuero General de Navarra (Caro Baroja, 1972, III) enlazables con las tradiciones y leyendas recogidas a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX.
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En el siglo IX surge el reino de Pamplona. Su extensión es muy imprecisa, pero podemos decir que ocupa el centro y norte de lo que hoy es Navarra. El siglo estaba bajo el dominio árabe y tenía en Tudela su más importante centro cultural y político. Un siglo más tarde el reino se expande, aumenta en extensión territorial y las tierras riojanas son incorporadas a la corona de Navarra. En esta época, la lengua latina fue conservada en las crónicas y en las relaciones notariales. Pero era un latín ordinario, medieval y muchas veces vacilaba entre la palabra latina y la correspondiente voz popular. Así, en los documentos de los siglos IX y X, se encuentran ya palabras vulgares. Para el estudio del castellano, anterior al Poema de Mío Cid, son muy interesantes los documentos llamados Glosas Emilianenses y Glosas Silenses. Las Glosas Emilianenses fueron compuestas en el Monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla (tierra riojana del reino de Navarra), y las Glosas Silenses, escritas en el Monasterio de Silos, al sureste de Burgos. Constituyen los primeros escritos en castellano. Datan del siglo X, si bien, las Emilianenses, a juicio de Menéndez Pidal, son algo anteriores. Se trata de ciertas anotaciones, puestas al margen de unas homilías y de un penitencial latino. Los monjes se cuidaron de ilustrar con su correspondencia romance aquellas palabras o expresiones, cuyo sentido era muy difícil o simplemente ininteligible. Por otra parte, las investigaciones sobre las jarchas permiten aventurar la hipótesis de que ya en el siglo X existía en romance castellano una lírica, siquiera fuese de carácter rudimentario. Sabida es también la tesis de Menéndez Pidal, según la cual, algunos cantares de gesta debieron de componerse antes del año 1000.
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Las principales características son las siguientes:
- El espíritu religioso de los autores navarros, cualquiera que sea el idioma en que se expresen.
- Predominio de las literaturas árabe y hebrea sobre la producción en castellano.
- El elemento juglaresco de origen provenzal.
- La influencia francesa, a partir del siglo XIII.
- Abundancia de manifestaciones históricas.
- Escasez de manifestaciones teatrales.
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Siglo XV. La literatura anterior que florece en Navarra es la literatura hebrea, la árabe y la francesa. El Renacimiento es la época de mayor esplendor en las letras navarras. La aurora del Renacimiento le sacará de su agonía literaria, pero le llevará a la pérdida de su independencia política. El movimiento de renovación surgido en Italia en los primeros años del siglo XV se extiende por toda Europa. La invención de la imprenta y los descubrimientos geográficos ensanchan el mundo conocido hasta entonces. La curiosidad científica invade a los intelectuales en ansia de conocimiento universal del hombre y de la naturaleza. La vida del reino navarro sigue convulsionada por las discordias civiles que enfrentan a dos bandos irreconciliables: agramonteses y beaumonteses. Y, aunque la decadencia política se acentúa, la producción se intensifica. Don Carlos, Príncipe de Viana fue un escritor, poeta e historiador. Nacido en Peñafiel (Valladolid), en 1421, muere en Barcelona, en 1461. Tuvo un destino político frustrado. Publicó la Crónica de los reyes de Navarra que Yanguas y Miranda editó en 1843. Tradujo con comentarios al romance las Eticas de Aristóteles. Y sostuvo una polémica epistolar en seis cartas -entre moral y amorosa- con el esclarecido poeta catalán Juan Ruíz de Corella. Escribió también poemas en castellano y catalán y mantuvo relaciones amistosas con el gran poeta valenciano Ausías March.
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A principios del siglo XVI, Navarra deja de ser reino independiente y es incorporada a la corona de Castilla. Los escritores navarros se integran en las diversas corrientes literarias de la época y aportan obras de indudable calidad al patrimonio de la literatura española. En este siglo aparecen los primeros libros escritos en euskara por autores navarros. La literatura en euskara o lengua vasca, entendiendo el término literatura en su verdadera acepción, comienza en el siglo XVI, al socaire del Renacimiento, que extendido por toda Europa, supuso el comienzo de las literaturas en las lenguas propias de cada nacionalidad.
- Escritores místicos
El siglo XVI español es el gran siglo de la poesía ascético-mística. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús elevan la expresión poética a altas cimas de espiritualidad. Navarra tiene dos figuras interesantes, dentro del campo de la prosa mística: Fray Diego de Estella y Pedro Malón de Chaide. Fray Diego de Estella (1523-1578) nace en Estella y murió en Salamanca. Pertenecía a la más rancia nobleza navarra. En el mundo Diego Ballesteros, figura como uno de los grandes oradores y directores espirituales de su tiempo. Felipe II le nombró predicador y consultor. Compuso Vida, loores y excelencias de San Juan Evangelista y el Tratado de la vanidad del mundo. Su obra capital son las Cien meditaciones devotísimas del Amor de Dios que inspiraron a San Francisco de Sales su tratado sobre la misma materia. El estilo del P. Estella es seco, afeado por el exceso de citas y textos latinos. Pero se hace estimar por su claridad y método expositivo. Pedro Malón de Chaide (1530?-1589) nació en Cascante. Fue discípulo de Fray Luis, agustino, como él, y profesor de las Universidades de Huesca y Zaragoza. Dio a la literatura devota castellana el libro "más brillante, compuesto y arreado, el más alegre y pintoresco", el de La conversión de la Magdalena. En el prólogo sale a la defensa de la lengua castellana, contra los que la consideran inadecuada para la expresión de altos conceptos. Su. finalidad era atajar la perniciosa influencia de los libros de caballería. El lenguaje es animado, brillante y rico. Merece destacarse la nota patética de algunos pasajes. Aparecen intercaladas varias poesías, paráfrasis casi siempre de algún salmo, lo que nos indica que era un lírico inspirado.
- Narradores
La historia festiva y caricaturesca tiene un representante magnífico en el bufón Don Francesillo de Zúñiga. Nació probablemente en el pueblo de Zúñiga y murió en 1532. Nos dejó en su Crónica historia una relación puntual de la vida escandalosa, de intrigas y picardías, de la corte de España, a partir de la muerte de Fernando el Católico. La Coronica, en la que satiriza con agudeza a los personajes más augustos, se divulgó extraordinariamente. Alguno de ellos contrató a un rufián que lo asesinó, dándole de cuchilladas. Antonio de Eslava nace en Sangüesa hacia 1570. En 1609 aparece en Pamplona una colección de novelas inspiradas en fuentes italianas, mezcladas con leyendas del ciclo carolingio y con historias fantásticas de hadas y encantamiento. Lleva por título Noches de invierno y tiene por autor a Eslava. Encontró buena acogida, a pesar de su tosco estilo. La historia más interesante es la de El emperador de Grecia y el rey de Bulgaria, considerada como fuente probable de la Tempestad, de Shakespeare. También merece destacarse el cap. IX, apología del sexo femenino.
- Poetas
Jerónimo Arbolanche (1543-1572) nació en Tudela, según declara él mismo. Su familia procedía de Vizcaya. Escribió, en prosa y en verso, Los nueve libros de las Havidas. Es, según Menéndez Pelayo, una especie de novela caballeresca, casi toda en verso. Cervantes se muestra desdeñoso con ellas en su Viaje al Parnaso. Fernando González Ollé insinúa su interés por Arbolanche, como anticipo de corrientes literarias posteriores.
- Prosa científica
El máximo representante de la prosa científica española de este siglo es el navarro Juan Huarte de San Juan. Nació en San Juan de Pie de Puerto (Baja Navarra), hacia 1529 y murió hacia 1590. Con sagaces anticipaciones, que revelan un agudo psicólogo, publica un libro extraño por las teorías que defiende, nada corrientes en su época, y notabilísimo por su forma de exposición, Examen de ingenios para las ciencias. En él se revela un auténtico precursor de la psicología experimental. La tesis que sostiene es que la variedad de talentos y de índoles provienen del temperamento corporal. Expurgado por el Indice por sus arriesgadas teorías sobre lo relativo a la inmortalidad del alma, fue pronto traducido a todas las lenguas cultas, incluido el latín. Literariamente se distingue por su lenguaje digno y conciso.
- Prosa didáctica
El Renacimiento fue una época de grandes polémicas religiosas y jurídicas. EL afán de divulgar las propias ideas y el interés por rebatir los argumentos de quienes exponían opiniones contrarias, dio origen a una abundante literatura didáctica. Martín de Azpilcueta (1491-1586) nació en Barasoain y está considerado como uno de los mejores canonistas de su época. Fue catedrático de la Universidad de Coimbra y rechazó con humildad el capelo cardenalicio. Por orden de Felipe II se encargó de la defensa del arzobispo de Toledo, el navarro Carranza. Dejó importantes obras de derecho canónico y un Manual de confesores y penitentes. Por la pureza y casticismo de su lenguaje, figura en el Diccionario de Autoridades. Bartolomé de Carranza (1503-1576) nació en Miranda de Arga. Representó a Carlos V en el Concilio de Trento y fue nombrado arzobispo de Toledo. Publicó Comentarios sobre el catecismo cristiano. Por sospechas de herejía permaneció siete años encarcelado en Valladolid y dos lustros en Roma.
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- Literatura en euskara
· Bernard Dechepare
Considerado el primer escritor como tal en lengua vasca. Nació en Eiheralarre, Saint-Michel, municipio o comuna del Reyno de Navarra, encuadrado en la merindad de Donibane Garazi o Saint-Jean-de-Piedde-Port. Vino al mundo sobre 1493 y, aunque no se sabe con certeza la fecha de su muerte, ésta tuvo que ser posterior a 1545, año en que se publicó su obra Linguae Vasconum Primitiae, en una imprenta de Burdeos (Bordele). Esta obra, escrita en la variedad dialectal Bajo Navarro Oriental, consta de quince o dieciséis coplas. Las poesías religiosas contienen 595 versos, las amorosas 403; las compuestas en el período que permaneció preso en Pau, envuelto en la guerra civil navarra entre agramonteses y beaumonteses 102, y el contrapás y Sautrela, hermosas y ardientes composiciones en defensa y exaltación de nuestra milenaria lengua, 59. En total 1.159. Nos limitaremos a los escritos navarros de las merindades peninsulares, ya que los de la merindad continental aparecen en la voz Baja Navarra.
· Sancho de Elso
Autor de una Doctrina Christiana en euskara que no ha llegado hasta nosotros. Parece que se imprimió en 1561 en Pamplona o Estella. Este fraile teatino llevaba el nombre de Elso, pequeño pueblecito del Valle de Ulzama a unos veinte Kms. de Pamplona.
· Juan D'Amendux
Médico pamplonés que escribió unos hermosos y patéticos versos en 1564, donde da cuenta de su estado de abatimiento y desesperación. Es evidente que se encontraba en trance de morir. La variedad dialectal es el Alto Navarro Meridional, y constituye una buena muestra del vascuence pamplonés. He aquí las tres últimas estrofas:
"Zarraizkidate guzi bertan itzok ongi notaturik
Josafaten baturen gara judizion elkarreki,
bitarteo lo dagigun, bakea dela guzieki".
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- Literatura en euskara
Concurso de poesías en Pamplona (1609). Convocado por el entonces pastor de la diócesis iruñense, Don Antonio Venegas de Figueroa con motivo del Bestaberri o fiesta del Corpus Christi. Claro exponente de la fuerza que tenía nuestra lengua en la capital del viejo Reino, diónos a conocer a tres poetas navarros en lengua vernácula: Pedro de Ezkurra, Miguel de Aldaz y Joan de Elizalde.
· Piarres D'Aguerre y Azpilcueta
(1556-1644). Natural de Urdazubi (Urdax), villa navarra de la merindad de Pamplona, donde nació en el caserío Axular. Cursó estudios en la Universidad de Salamanca, donde adquirió el grado de bachiller en Teología, fue orador insigne en lengua vasca, y vivió de párroco en Sara lugar de Lapurdi. Su obra maestra Gero, es la obra más célebre de la literatura vasca. El tema del libro, buscando la conversión del alma y la vida cristiana de ésta sin dejarlo para mañana, está inspirado en el espíritu religioso de la contrareforma. "El tema es abordado con una prodigiosa erudición y un sinfín de citas de autores sagrados y profanos, anécdotas, etc., y a la vez con una galanura de estilo y maestría de lenguaje que han hecho de Axular el autor clásico por excelencia de la literatura vasca", según palabras de Luis Villasante.
· Juan de Beriain
Nacido a finales del siglo XVI, murió aproximadamente antes del 20 de noviembre de 1635. Natural, según parece, de Uterga, lugar de Valdizarbe en la merindad de Pamplona, publicó su primera obra en 1621 Tratado de como se ha de oir misa... iniciándolo con estas palabras:
"Escribo en romance y bascuence, lengoages deste obispado, y aunque en diferentes partes del ay en algunas cosas, diversos modos de hablar, yo escribo el que se habla en Pamplona, Cabeza deste Reyno, Obispado de Navarra, que es el que se habla en la mayor parte del, donde se habla bascuence, y el que mejor se entiende en todas partes..."
Alto Navarro Meridional, por lo tanto. En 1626 escribió su Doctrina Christiana. Su ministerio lo ejerció en Uterga-Olandain, donde llegó a fundar una asociación para ayuda de los labradores necesitados, "Fundación del Vínculo del lugar de Uterga y Olandain". Su mensaje literario está inmerso en el espíritu de Trento. La literatura en lengua castellana de autores navarros es, durante el siglo XVII, época del Barroco, de poca importancia. Si en el resto de España, el Siglo de Oro está en todo su apogeo, se diría que Navarra, una vez concluido el impulso renacentista, agota su capacidad literaria. Hay que citar, sin embargo, a José Moret que realizó una gran obra histórica y a Francisco Alesón que completó la obra del anterior.
· José Moret Mendi
(1617-1687) nació en Pamplona. A los 17 años ingresó en la Compañía de Jesús. Fue el primer cronista del reino de Navarra. Vascófono. Su nombre figura por el dominio de la lengua castellana en el Diccionario de Autoridades. En 1654 se le nombró cronista oficial de Navarra. Cánovas del Castillo le reconoció como uno de los grandes historiadores nacionales. Publicó Investigaciones históricas de las antigüedades de Navarra; Congressiones apologéticas sobre la verdad de las investigaciones de las antigüedades del Reyno de Navarra. Pero su obra principal es Annales del Reyno de Navarra, que le granjeó fama universal. De los cinco tomos de la obra Moret es autor únicamente de tres. Los dos restantes fueron redactados por Alesón.
· Francisco Alesón
(1634-1715) nació en Viana e ingresó en la Compañía de Jesús, en 1650. También vascófono. Fue rector de varios colegios y a la muerte de Moret, le sucedió como Cronista de Navarra y prosiguió los Anales redactando dos tomos más que terminó con nuevo método. Escribió, además, una Gramática Greco-Hispana, y un Elogio del rey Felipe IV, el Grande, éste en lengua vasca.
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Al siglo XVIII se le ha llamado el siglo del Neoclasicismo, pero, ciertamente, es un siglo de diversas influencias y de gran preocupación literaria. No abundan los genios creadores, pero se publican numerosos ensayos sobre teoría literaria y se leen interesantes publicaciones periódicas. Navarra no participa de estas preocupaciones y la escasez de obras escritas en castellano continúa durante todo el siglo Solamente la literatura vasca, como indica Villasante, ofrece perspecticas halagüeñas.
Eleizalde este desconocido escritor navarro, escribió Apecendaco Doctrina Christiana Uscaraz (Pamplona, 1735). Está escrito en Alto Navarro meridional, según se deduce del texto: "Cein concevitu baice Espiritu Sanduaren obraz; jaioce Andre Maria Virginaren ganik...".
José Antonio Miquelestorena (1710-1789). Natural de Lesaka (Bortziri), en la merindad de Pamplona, cantó misa en 1734. Pasó los últimos años de su vida sacerdotal en Lesaka, donde murió en 1785. Siguiendo la costumbre de la época nos dejó un libro de tema religioso: Cerura nai duenak ar dezaquean vide erraza, (Pamplona, 1754). Citaremos algunos autores navarros de lengua castellana de menor importancia.
Tomás de Burgui (1721-1774) nació en Burgui y en 1737 ingresa en la orden capuchina. Fue Custodio y Definidor de los capuchinos, durante varios años. Este erudito roncalés imprimió varias obras. La más importante es San Miguel Excelsis. También publica los Sermones predicados en las exequias del Excmo. Conde de Gages, Explicación de los sentidos de la Sagrada Escritura.
Pedro Javier Cáseda (1739-1816) nació en Pamplona y se hizo jesuita en 1757. Con la expulsión de los jesuitas de España estuvo en Méjico y con su supresión por la Santa Sede vivió en Italia. Con ánimo de esclarecer las virtudes de la Iglesia española publicó Historia General de la Iglesia. La mayor parte de su obra se encuentra escrita en italiano con elegancia y concisión.
Juan Manuel Fernández Pacheco (1650-1727) nació en Marcilla y heredó el título de marqués de Villena. Fue el presidente de la Junta Fundadora de la Academia de la Lengua, al ver la decadencia de la lengua española. Dando muestras de laboriosidad y talento dirigió la publicación del primer Diccionario de la Lengua Castellana.
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El Romanticismo comienza a producirse en la literatura española de un modo lento y gradual durante los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX, y no triunfa de una forma definitiva hasta el segundo tercio de esta centuria (1835). El movimiento romántico en Navarra, conserva las mismas características que las del resto de la literatura: idealismo, culto al sentimiento, exaltación del yo y de la libertad, revalorización del paisaje, evocación de la Edad Media, interés por lo popular y folklórico, etc. Pero tiene algunas notas específicas que le distinguen, en parte, del quehacer literario de su época: escasez de poetas y dramaturgos, abundancia de clérigos que cultivan temas eruditos, lirismo tardío, etc. De todos los géneros literarios del Romanticismo, fue, sin duda, el de la novela histórica, el que alcanzó en Navarra un alto nivel. La novela histórica fue creada, en los primeros años del siglo XIX, por el novelista inglés Walter Scott. Sus obras, que evocan el período medieval como una época mística y caballeresca, se imitaron en toda Europa. En España hubo una auténtica avalancha de novelas de tema histórico. De ellas las dos mejores fueron: El señor de Bembibre, del leonés Enrique Gil y Carrasco, y Amaya o los vascos en el siglo VIII, de Francisco Navarro Villoslada, natural de Viana.
Francisco Navarro Villoslada (1818-1895), nació y murió en Viana. Afiliado al partido carlista, fue senador, diputado y secretario del pretendiente Carlos. Además de un gran autor de novelas históricas, fue periodista y colaboró en numerosos diarios y revistas. Se distinguió como gran polemista y poeta inspirado. En 1860 fundó El Pensamiento Español, en donde defendió sus ideas tradicionalistas. Escribió tres grandes novelas históricas que revelan un sentido arqueológico, una técnica constructiva y una frescura de invención. Doña Blanca de Navarra ha sido considerada por algunos como la mejor novela del autor. Las desventuras de la simpática princesa navarra, dan pie a Navarro Villoslada para una serie de cuadros, llenos de dinamismo, de color y de autenticidad. Doña Urraca de Castilla reproduce con gran fidelidad el agitado reinado de aquella soberana. Bastante más tarde, ya que le absorbió durante mucho tiempo la prensa, escribió Amaya o los vascos en el siglo VIII. Es un poema en prosa lleno de sencillez, grandeza y brío primitivos. Tiene igualmente algunos ensayos épicos, como Luchana, la Zarzuela La Dama del Rey, Vida de San Alfonso María de Ligorio, Oda a la Virgen del Perpetuo Socorro. La revalorización de lo popular fue uno de los frutos del Romanticismo. Ello contribuiría a acrecentar en nuestros escritores el interés por el hecho vasco, como Arturo Campión y Juan Iturralde.
Arturo Campión (1854-1937) nació en Pamplona, y, en conjunto, es una de las mayores figuras literarias de Navarra. Su producción es amplia en castellano y en euskera. Diputado a Cortes por Pamplona y Senador por Vizcaya. Alternó los estudios de filología con la crítica literaria y con la producción de leyendas, tradiciones y novelas. Sus ensayos históricos revelan una vocación benedictina. Su primera novela histórica fue Don García Almorabid. Crónica del siglo XIII. Tiene por tema la guerra civil de Pamplona, en el siglo XIII. Su mejor novela es Blancos y Negros. Guerra en la paz. Con ella entra en la novela de costumbres y es la novela de una historia contemporánea. Constituye un cuadro vivo de las luchas políticas, de fin de siglo, carlistas y liberales (blancos y negros). Otra importante novela es La bella Easo, con el tema de San Sebastián y sus alrededores. En su producción literaria sobresalen las leyendas, como El bardo de Itzalzu, El último tamborilero de Erraondo. Se han coleccionado con el título de Euskariana.
Juan Iturralde y Suit (1840-1909) nació en Pamplona, de familia noble. Fue académico correspondiente de las Reales Academias de Historia y Bellas Artes. Cultivó diversos géneros literarios: la sátira, la política, la leyenda, la arqueología, el arte, la historia... Se especializó en la evocación de leyendas y en narraciones. Recordemos algunos títulos: Cuentos, leyendas y descripciones euskaras; Tradiciones y leyendas navarras; Miscelánea histórica y arqueología. Las grandes ruinas monásticas de Navarra.
José Yanguas y Miranda (1782-1863) nació en Tudela. Navarra debe mucho a sus trabajos de investigación histórica. Se le apresó por sus ideas liberales. Fue archivero de Navarra y correspondiente de la Real Academia de la Historia. Entre sus numerosas obras, sobresalen: Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra; Historia compendiada del Reino de Navarra; Análisis histórico de los Fueros de Navarra, etc.
Pascual Madoz (1806-1870) nació en Pamplona. De ideas liberales, fue diputado por Lérida y Ministro de Hacienda. Presidente de las Cortes y al destronarse a Isabel II, fue nombrado Gobernador de Madrid. Notable escritor, publicó el Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España, en 16 tomos, que alcanzó gran difusión.
Joaquín Mencos, conde de Guenduláin (1799-1883) nació en Pamplona, y fue discípulo de Alberto Lista, que se encontraba en Pamplona por sus ideas liberales. Quintana le inició en la poesía. Su personalidad literaria se encasilla en el Neoclasicismo. El poema El Cerco de Zamora fue premiado por la Real Academia de la Lengua. Otras producciones: El príncipe de Viana, colección de romances; Reseña histórica del estamento de próceres y sus Memorias.
Arturo Cayuela y Pellizari (1835-1893) nació en Pamplona. Licenciado en Filosofía y Letras y director del Instituto de Pamplona, durante la segunda guerra carlista. Fundó la revista El Ateneo. Conquistó numerosos galardones. Se distinguió como poeta lírico. Publicó: La Rota de Roncesvalles (poema premiado en Pamplona), Ultimos arpegios, Notas y preludios, La toma de Zaragoza (romance), etc.
Julio Altadill (1858-1935) nació en Pamplona, ingresó en el ejército y llegó a ser General de Intendencia. De estilo denso y erudito, alcanzó grandes éxitos como escritor-historiador. Su obra más importante es Geografía general del país vasconavarro. Escribió también Vías y vestigios romanos en Navarra y Los castillos medievales en Navarra.
Literatura en euskera.
Joaquín de Lizarraga e Iragui (1748-1835). Considerado como uno de los escritores más prolíferos que jamás ha dado nuestro pueblo, es el mayor y mejor exponente de la literatura escrita en el dialecto otrora más importante de la lengua vasca, el Alto Navarro Meridional. Nacido en 1748 en casa Migelena de Elkano, en el valle de Egüés, Merindad de Sangüesa, en el seno de una acomodada familia de labradores; en otoño de 1760 fue enviado a Pamplona al colegio de la Anunciada, regentado por la Compañía de Jesús, dando así comienzo a sus estudios religiosos. Aquí parece que conoció al P. Sebastián Mendiburu, profesor del centro y afamado predicador y escritor en eúskara, circunstancia que influyó sin duda en favor de la estima y del cultivo de su lengua materna. Después de pasar por el noviciado jesuístico de Villagarcía de Campos, así como de sufrir el estrañamiento de la Compañía de Jesús cuando sólo le faltaban dos meses para terminar dichos estudios, fue ordenado sacerdote en setiembre de 1777 por Juan Lorenzo de Irigoyen y Dutari, obispo baztanés de la Diócesis Iruiñearra. Desde entonces y hasta su muerte el 20 de enero de 1835 en su casa nativa a los ochenta y seis años de edad, ocupó la vicaría de Elkano. Su enorme producción literaria, cerca de cinco mil folios, viene marcada por el espíritu reformador de Trento que en la segunda mitad del siglo XVIII alcanzó su máximo esplendor en la diócesis. La temática, pues, fundamentalmente religiosa, se puede clasificar en cuatro apartados: predicación catequética, homilética, hagiográfica y producción poética (en forma de coplas, unos diez mil versos), según Juan Apecechea. A modo de ejemplo citaremos: Urteco igande guztietaraco platicak edo itzaldiak, Jesus, copla guisa batzuk molde gutitacoak, Jesu-Cristoren evangelio sandua Juanek dakarran guisara.
Juan Etxamendi, Bordel (1792-1879). Este "percsularir nacido en Luzaide (Valcarlos), merindad de Sangüesa, auténtico poeta en palabras de Enrike Zubiri (Manezaundi), alcanzó una inigualable fama en la Baja Navarra y en Laburdi, destacando entre otros los versos Lurraren pian sar nindaiteke. José María Satrustegui en su libro Bordel Bertsularia publicado por Auspoa nos dio a conocer su vida y obra, vida marcada por las contiendas de la Convención, Francesada, etc. y obra de la que cita remos: Burasoeri, Donostian soldado, Karlisten gerlako kantiak, Bihotza zeraut nigarrez urtzen, Barberaren koblak, Ene andregaiari, Mendekoste bestetan, Napoleonen bertsuak, etc., etc.
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En el Renacimiento de nuestra lengua tenemos que citar dos hechos principales, la llegada a Euskal Herria del Príncipe Louis Lucien Bonaparte y el surgimiento del nacionalismo vasco. Louis Lucien Bonaparte (1813-1891). Sobrino de Napoleón I, dedicó su vida a la lingüística estudiando e impulsando el eúskara y su cultivo literario. Fue D'Abbadie quien introdujo al Príncipe en el estudio de nuestra lengua y a partir de su primera venida al País Vasco en 1856, comenzó sus trabajos que a lo largo de 1857, 1866, 1867 y 1869 le llevaron a la confección de su mapa de los ocho dialectos vascos. El nacionalismo vasco, por su parte, aparece claramente al final de la Segunda Guerra Carlista. Sabino Arana en Vizcaya fue su principal impulsor y representante. No obstante, en Navarra surge la Asociación Euskara de Navarra con Arturo de Campión, Iturralde y Suit, Hermilio de Olóriz, etc. que, al revés que el vizcaíno, funda el nacionalismo en la lengua, el euskara.
Es de resaltar también a Don Resurrección María de Azkue, insigne lekeitiarra, que recorrió Euskal Herria recogiendo cantos, vocablos, dichos y toda clase de testimonios de nuestra lengua, con lo que realizó su Cancionero y su famoso Diccionario Trilingüe. Francisco Lapitz (1832-1905). Natural de Arizkun (Baztán), merindad de Pamplona, de padres de Irisarri, merindad de Saint-Jean-Pied-de-Port. Sacerdote, escribe Bi saindu hescualdunen bizia: San Iñacio Loyolacoarena eta San Franzizko Zabierecoarena. Prudencio Hualde Mayo (1823-1879), bidankoztarra y Mariano Mendigatxa (1833-1916), bidankoztarra también, fueron colaboradores del Príncipe Bonaparte, siéndolo Mendigatxa, así mismo, de Don Resurrección. Arturo Campión. Citaremos entre su producción euskérica: Agintza Orreaga, Denbora anchiñakoen ondo-esanak etc., etc. No podemos pasar sin decir que fue el autor de la ingente obra Gramática de los cuatro Dialectos Literarios Vascos. Cruz Goienetxe Elorga (1866-1925), baztanés de Elbetea,
Felipe Etxebarria Hernandorena (1866-1942) natural de Beintza-Labaien y otros, nos llevan a Enrike Zubiri Gortari conocido con el sobrenombre de Manezaundi (1867-1948) natural de Luzaide (Valcarlos). Escribió en Eskualduna de Bayona y en La Voz de Navarra, publicando también el libro Euskalerriko Ipuiñak, así como a Pablo Fermín Irigaray Goizueta (Larreko) que nació el 25-1-1869 en Auritz (Burguete), merindad de Sangüesa. Fallecido en 1949, fue director del Hospital de Navarra. Colaboró en Zeruko Argia, Eskualduna, Gure Herria, Euskal Esnalea, Euzkadi, Herria, Napartarra y otros. Larreko y Manezaundi fueron seguidores de la corriente tradicional navarro-labortana, no cayendo nunca en los vicios y exageraciones aranistas.
El Padre Capuchino Pascual Bernardino Viguria y Ozta, elizondarra ( 1871-1932) aparte de gran predicador nos dejó entre otros: Kristaua bere pontelizan; Lore usaidun mamitsuak; Eliz-kantak; Loretegi berria etc. José Tadeo Biela López (1875-1935). Natural también de Elizondo, cultivó la poesía, destacando: Peritxar ere adiskideari; Juan Karrikabururi; Euskaldunak; Aunitz urtez etc. Ciriaco Garralda (1851-1930) y Federico Garralda (1880-1929). Padre e hijo respectivamente y naturales de Otxagabia en el valle de Salazar, merindad de Sangüesa, recogieron en sus artículos de estilo costumbrista toda clase de cuentos, fiestas, celebraciones, etc. de aquellos parajes pirenaicos. Colaboraron en Euskal Esnalea. Miguel Olasagarre Zubillaga, Aita Dámaso de Intza ( 1886-1986). Hijo de Intza (valle de Araitz, merindad iruiñearra) y fraile Capuchino, realizó una ingente labor como predicador, traductor, escritor y fundador de la revista Zeruko Argia. Miembro de Euskaltzaindia, es el autor de Kristau Ikasbidearen Azalpena y Naparroako Kristau Ikasbidea. Después de publicar su Naparroako Euskal Esaera Zaarrak, recopilación de dichos y refranes navarros en vascuence, falleció el 22 de septiembre de 1986 cuando le faltaban 27 días para cumplir el siglo.
Blas Alegría (1883-1947). Natural de Lakunza y fundador de Euskeraren Adiskideak, cultivó la prosa y el teatro, destacando Lakuntzako Pertza, Ana Mari, etc. Para finalizar con los escritores navarros en eúskara anteriores a la guerra de España, citaremos a Pablo Artxanko (Pamplona), Joaquín Eugenio Pérez Senosiain, Otxoteko, (Oyeregui, Bertizarana), José Iturría (Yantzi), Javier Lázcoz (Elizondo), José Aguerre (Pamplona), Blas Fagoaga (Errazu, Baztán), Juan Miguel Erneta (Leiza), Francisco Torres (Felipe de Murieta), Ignacio Larramendi (Bera), Juan María Domacu (Padre Román de Bera), Ignacio Juanmartiñena (Aldaz-Larraun), etc. Hay que recordar que Don Nicolás Ormaechea, Orixe, autor del gran poema "Euskaldunak" y natural de Oreja en Guipúzcoa, fue llevado a Huici, Valle de Larraun en Navarra, siendo allí en Errekalde donde se crió y vivió al lado de Amandre (Abuela) Asuntxi, hasta ir con 17 años al seminario jesuítico de Javier. Por eso en Navarra lo consideramos navarro.
PDUEs muy abundante la literatura navarra en castellano en este siglo, tanto en la narrativa, y, sobre todo, en la poesía. La novela tiene autores de categoría nacional, como Félix Urabayen y Rafael García Serrano, con novelas de tema navarro. Y en poesía, aparte de los poetas de inspiración regional, existen en Navarra dos revistas que aglutinan en sus páginas un amplio grupo de poetas navarros, antes desvinculados: Pregón y Río Arga.
- Narrativa
Citaremos únicamente los más importantes.
Félix Urabayen (1884-1943) nace en el pequeño pueblo de Ulzurrun. Escritor, novelista y narrador es uno de los mejores prosistas de la generación literaria de la preguerra. Consiguió el título de maestro nacional y una cátedra de la Escuela Normal. Vivió principalmente en Toledo. Como gran novelista, alternó la creación de su obra con sus deberes profesionales. Su primera novela fue Toledo: Piedad, con la que se constituía en cronista y novelista de la ciudad imperial. Otra novela, de ambiente totalmente navarro, es El barrio maldito, con técnica novelística de mayor madurez. La vida de los contrabandistas dio el tema para su novela Centauros del Pirineo. Otra de sus novelas con tema navarro es Bajo los robles navarros que fue una publicación póstuma. Tras trotera, santera, tiene un tono épico, pero el argumento no llega a interesar. Otras novelas interesantes de Urabayen son Toledo, la despojada, Don Amor volvió a Toledo y La última cigüeña; esta última con ambiente de Extremadura, una de las más populares. Si exceptuamos algún estudio ensayístico, sus artículos periodísticos suelen ser descripciones o evocaciones novelescas. Por ejemplo, Por los senderos del mundo creyente, Serenata lírica a la vieja ciudad, etc.
Rafael García Semano (1917) nació en Pamplona, estudió en Madrid Filosofía y Letras y pronto unió su vocación literaria a las luchas políticas. Puede considerarse como uno de los escritores más comprometidos. Ha sido director del diario Arriba y de varias revistas, como Primer Plano. Antonio Iglesias ha señalado su tremendismo, muy navarro. Su primer libro fue Eugenio o la proclamación de la primavera. El mismo valor de testimonio sigue dominando en su más importante novela, La fiel infantería, premio nacional de literatura. Otra novela, en la que domina el tema navarro es Plaza del Castillo. En otras obras de García Serrano está presente Navarra. Así, Los toros de Iberia, relatos taurinos; Bailando hacia la Cruz del Sur, libro de viajes de los Coros y Danzas de la sección Femenina de la Falange en América Hispana; Los Sanfermines, con modismos populares y navarrismos; La ventana daba al río, el avance de las tropas de Beorlegui. Diccionario de un macuto constituye un centón de vocablos de jerga militar de la guerra de España.
José María Iribarren (1906-1971) nació en Tudela y es uno de los escritores navarros más celebrado y conocido. Se hizo abogado en la Universidad de Deusto y cursó Filosofía y Letras en Madrid. Ha cultivado preferentemente los temas de su tierra: el folklore, la picaresca popular, la historia y la leyenda, la lingüística navarra, la biografía, etc. todo con gracia y competencia, sin ser un especialista. Su libro más leído ha sido Retablo de curiosidades, que lo subtituló Zambullida en el alma popular. Batiburrillo navarro sigue la misma línea con más erudición y estudio. De Pascuas a Ramos recoge el aspecto religioso popular. En Cajón de sastre encontramos multitud de anécdotas, chascarrillos, dichos y hechos pintorescos. Hizo incursiones en el campo de la filología con Vocabulario navarro y El por qué de los dichos. Cultivó igualmente la biografía en Ezpoz y Mina.
Manuel Iribarren (1902-1973) nace en Pamplona. Autodidacta, desde muy joven se manifestó su vocación literaria. Colaboró en numerosas revistas y periódicos. Entre sus ensayos de tema navarro están Escritores navarros de ayer y hoy, El Príncipe de Viana, Los grandes hombres ante la muerte. Sus novelas suelen ser de ambiente navarro. Retorno es la vuelta del hombre fiel a su hogar. El tributo de los días se sitúa en una finca de la Ribera. Encrucijadas es la novela de la postguerra con su cortejo de privaciones. San Hombre. Itinerario espiritual tiene por escenario único a Pamplona. Otros novelistas navarros son:
Mariano Arrasate con La Expósita y Macario;
Alfonso Ventura con Tierra encima y Lo matamos entre todos;
José María Sanjuán, quien obtuvo el premio Nadal en 1967, con Requiem por todos nosotros;
Germán Sánchez Espeso, premio Nadal con su novela Narciso, además de novelas vanguardistas como Experimento en Génesis; Félix Zapatero, Karmele de Saint-Martin, Pablo Antoñana, Fernando Videgáin, etc.
Escritores navarros que nos han dejado obra de calidad son muchos. Citaremos únicamente los principales. Angel María Pascual, malogrado prematuramente, que nos dejó Glosas de la ciudad, San Jorge, Amadís; José Goñi Gaztambide con Los navarros en el Concilio de Trento, Historia de los Obispos de Pamplona; Florencio Idoate con Rincones de la Historia de Navarra, La Brujería, El señorío de Sarría; José Ramón Castro, con Ensayo de una bibliografía tudelana, Catálogo del Archivo General de Navarra; Antonio Pérez Goyena con Ensayo de bibliografía navarra, en nueve tomos; Santos Beguiristáin con Por esos pueblos de Dios, A caballo sobre los Andes; José María Cabodevilla con San Josecho a lápiz, Los artículos desarticulados, Hombre y Mujer; Carlos Clavería con Historia de Pamplona, Historia del Reino de Navarra; Fermín Izurdiaga, premio Mariano de Cavia. José Estornés Lasa (1913) autor de La Real Compañía guipuzcoana de Caracas y otros títulos amén de unas memorias de guerra y métodos de euskara; Mariano Estornés Lasa ( 1909) con su densa novela costumbrista Oro del Ezka, seguida de otras.
Entre los navarros que cultivaron el periodismo, podemos citar a Francisco López Sanz, director de El Pensamiento Navarro, que cultivó el tema histórico; Eladio Esparza, subdirector de el Diario de Navarra, quien nos dejó ensayos históricos y novelas, como Nere y La dama del lebrel blanco; Joaquín Arrarás que dirigió la Historia de la Cruzada Española, y escribió Biografía de Franco e Historia de la segunda República; Manuel Aznar, director de La Vanguardia, autor de Historia militar de la guerra de España, Historia de la segunda guerra mundial; José Berruezo, director de El Diario Vasco, durante algún tiempo, autor de ensayos históricos.
Como críticos de literatura y de historia, muchos de ellos profesores de Universidad y con muchas publicaciones imposibles de citar, podemos recordar a Francisco Ynduráin, catedrático de literatura española en la Universidad de Zaragoza y en la Complutense de Madrid; Amado Alonso, que fue director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires; José María Lacarra, miembro de la Academia de la Historia, catedrático de Historia de la Universidad de Zaragoza; Ricardo García Villoslada, catedrático de Historia de la Iglesia en la Universidad Gregoriana de Roma, Bernardo Estornés Lasa (1907), historiador, autor de Orígenes de los vascos, Historia General de Euskalerria y muchos otros títulos.
- Teatro
Es un género poco cultivado por los navarros. Alberto Pelairea, además de poeta, es un fecundo dramaturgo, nacido en Bilbao, pero que vivió toda su vida en Navarra. Estrenó una veintena de obras de costumbres navarras, algunas publicadas. Entre otras, Cosas de Tudela, San Miguel de Aralar, La hija de la santera. Manuel Iribarren estrenó en 1952, La otra Eva, comedia agradable con tipos femeninos bien dibujados. El capitán de sí mismo, sobre San Ignacio de Loyola. El misterio de San Guillén y Santa Felicia, un retablo escénico del camino de Santiago. Genaro Xavier Vallejos ha escrito sobre el tema de San Francisco Javier, Volcán de amor. Es también autor de Estampas escénicas, estrenadas en el Liceo de Barcelona con música de Massana.
- Poesía
Nos extenderíamos demasiado, si quisiéramos hacer alusión a todos los navarros que han publicado sus poesías. Citaremos solamente algunos, ya muertos. Hermilio Olóriz (1854-1919) nace en Pamplona y fue Bibliotecario y Cronista de la Diputación. Nos dejó una extensa obra poética, además de su obra en prosa. La rota de Roncesvalles, El romancero navarro, Ecos de mi patria, Leyendas y poesías son sus obras más significativas. Alberto Pelairea (1878-1939), además de dramaturgo, cultivó la poesía. Se publicaron muy pocas de sus poesías. Tiene obras líricas relativas a Fitero y a Tudela. Y otras a Navarra, como el poema premiado con la Flor Natural, de los Juegos Florales de Pamplona, en 1918, Navarra. Angel Martínez Baigorri (1899-1971) vivió la mayor parte de su vida en Nicaragua. Fue un gran poeta y maestro de poetas. Compuso Contigo sacerdote, Nicaragua canta en mi. Zacarías Zuza (1896-1971), delicado poeta religioso y paisajístico. Escribió Rutas azules, Poemas del Buen Amor, Sendas blancas. Baldomero Barón (Romedobal), poeta popular y redactor del Diario de Navarra. Ha publicado Desahogos poéticos y Romancero popular navarro, en tres volúmenes.
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- Euskara, desde 1939
Aingeru Irigaray Irigaray (1899-1983) Bera (Bortziri). Hijo de Larreko y miembro de Euskaltzaindia, popularizó el pseudónimo Apat-Etxebarne. Infatigable trabajador por el euskara, colaboró en un sinfín de revistas como: Zeruko Argia, Herria, Príncipe de Viana, Egan, etc. Francisco Astiz Arregui (P. Andrés de siglo F. Javier, Pasionista (1908-1986), Goldáraz (Imoz). Hijo del famoso bertsolari de Goldaraz. Colaboró durante muchos años en Príncipe de Viana, popularizando la sección Ikasi-Mikasi. Ha publicado el libro Goldarazko Bertsolaria. Inocencio Ayerbe Irañeta (Huarte-Arakil). Usa el pseudónimo de Artxuetako Unaya. Traductor de Apezak Sakristiara, sus trabajos han aparecido en Amayur, Zeruko Argia, etc.; Mariano Izeta Elizondo. Articulista y novelista, aparte de colaborar infatigablemente en Herria, Príncipe de Viana, Zeruko Argia, etc.; ha publicado la novela policiaca Dirua Galgarri y Nigarrez Sortu Nintzen. José María Satrústegui Arruazu, Académico y Secretario de la Academia de la Lengua Vasca. Autor de la Novela Ekaitza y del libro Euskaldunen seksu-bideak, ha colaborado y colabora en infinidad de publicaciones, además de realizar numerosos trabajos en pro de nuestra lengua.
Pedro Díez de Ulzurrun Echarte, (Pamplona) fundador y Director durante 7 años del suplemento en euskara de Príncipe de Viana, donde escribía bajo el pseudónimo de Ikusle, así como en el Diario de Navarra, donde dirigió la página euskérica durante 11 años; Premin Ixurko (Huici), Ceferino Berroeta (Goizueta), Antxon Erkizia (Lesaca), Jacinto Sansiñena (Errazu) de pseudónimo Ibarrondo, Juan Goicoetxea de Lezaeta (Larraun) y párroco de Arbizu, así como muchos otros, colaboradores de la revista Príncipe de Viana, nos dan paso a la nueva generación de escritores navarros en lengua vasca de los últimos años, generación que está intentando llevar a nuestra lengua a todos los terrenos hasta ahora más o menos vedados para ella. Destacan Patxi Zabaleta (Gorka Trintxerpe) leitzarra y miembro de Euskaltzaindia, ha publicado Zorion Baten Zainak (poesía) y Euskomunia ala Zoroastroaren Artaldea (relatos). Iñaki Zabaleta, leitzarra también, autor de Bertsoaren Ezpata y Eskuaren Fereka (poesía) y de la novela 110. Street-eko Geltokia; José Angel Irigaray (Anko Sendoa), articulista e hijo de Apat-Etxebarne y nieto de Larreko, irunsheme, ha publicado entre otros Gau-Erdiko Ele Galduak, conjunto de relatos; Aingeru Epaltza (Pamplona) articulista (Navarra Hoy), poeta (Haur taupada geldoak) y novelista (Sasiak ere begiak baditik).
Eduardo Gil Bera, Tudela (1957), ganador del premio Xalbador 1987 con su ensayo filosófico Atea bere erroetan bezala. Y para finalizar traemos al mejor exponente de esta generación, Patxi. Perurena Loiarte, natural de Goizueta (1959), vive desde los 12 años en Leiza. Articulista erudito en toda clase de temas, ganó el Premio Ciudad de Irún (1984) con el libro de Poemas Joannes d'Iraolaren Poema Bilduma, así como el concurso de cuentos del Ateneo Navarro (1986) y el Premio Azkue de Poesía (1986). A destacar su obra Emily.
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- Finales del siglo XX
En este momento convive una generación de escritores, sobre todo poetas, encabezada por Víctor Manuel Arbeloa y Jesús Mauleón, con otra formada en torno a la revista "Pamiela" y, últimamente, a la revista "Pasajes". Nombres como Miguel Sánchez Ostíz, Javier Eder, Víctor Moreno, Santiago Echandi, Pello Lizarralde y Javier Mina, se alinean bajo el magisterio, en cierto sentido, de Pablo Antoñana y hacen una literatura que sirve de puente con la generación última en la que destacan los Chivite, Vitoria, Gaztambide, etc. Ramón Irigoyen es seguramente el poeta navarro más conocido fuera de Navarra dentro de esta generación. Juan Ramón Corpas es otro escritor singular, ganador del "Ciudad de Irún" de cuentos, que tiene un lugar en el ámbito de la literatura navarra. Iñaki Ochoa de Olza (Iñaki Desormais) ha publicado varios libros de poemas y ganado el 1.er premio del Min. de Ed. y Ciencia de 1986 y 1987. Cabe destacar, la variedad de expresiones dentro del arte que se dan en Navarra, la riqueza de esta expresión, la creciente presencia de estos artistas fuera de nuestras fronteras, el ascenso de la expresión en euskera, con nombres como J. A. Irigaray, Patxi e Iñaki Zabaleta sobre todo, y la continuidad de generaciones que no se traduce en un mantenimiento escueto de la tradición sino que se convierte en una renovación de la expresión artística. [Ref. "Turismo en Navarra", inv. 1986].
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Navarra no solamente ha tenido gran oportunidad histórico-jurídica a través de los siglos, sino también ha ocupado un lugar importante en la literatura, consecuencia de su distinguido puesto en la historia. Su privilegiada posición entre Francia y España y sus dinastías reales emparentadas con los reyes de estas dos naciones han hecho que acusara su presencia fuertemente en la literatura francesa y española. Por otra parte, el camino de Santiago, que atravesaba el reino navarro, camino de religión, pero también camino de cultura y de razas, influyó en dar a conocer Navarra en toda Europa. Por eso es muy interesante recoger a través de los siglos los textos literarios que hacen alusión a Navarra con sus hombres, sus paisajes, sus reyes y su historia.
- Primeros escritos
El texto literario más antiguo de la Edad Media, que habla extensamente de Navarra (o mejor de Pamplona) es el Códice de Roda. El códice es navarro y sabemos que estaba en Nájera, en el siglo XI. Deduce Lacarra que fue copiado en un lugar de Navarra. Nos interesa principalmente el texto de alabanza a Pamplona, que es una carta del emperador Honorio a la guarnición de Pamplona. Lacarra cree que esta alabanza a Pamplona pudiera ser de la época visigoda. Las numerosas reminiscencias de la Sagrada Escritura descubren la intervención de una pluma monacal. El llamado Codex calixtinus, escrito hacia 1140, es el primer testimonio literario extenso sobre Navarra. Nos interesa sobre todo la Guía de peregrinos, la parte de más valor, y los datos que recoge el peregrino francés Aymeric Picaud. Hemos de agradecerle, a pesar de las diatribas tremendas contra los navarros y los vascos, una detallada y pintoresca descripción de aquellos tiempos.
- Epica castellana, galaico-portuguesa y francesa
Podríamos estudiar la presencia de Navarra en la Epica Castellana, comenzando desde el Mío Cid, en donde aparece Navarra en cuatro pasajes. En El conde Fernán González aparece el rey García de Navarra que pone en prisión al conde. También aparecerá Navarra en El Romanz del infante García y en La gesta de los hijos de Sancho el Mayor. Como es natural, Navarra estará presente en la Chanson de Roland con la célebre batalla de Roncesvalles. Se han localizado algunos topónimos navarros, en la ruta de Carlomagno a Zaragoza, en este poema. Nos encontramos con dos poemas provenzales del siglo XIII que tratan de Navarra: La canción de la cruzada, de Guillermo de Tudela, y, sobre todo, La guerra civil de Pamplona (1276-7277), de Anelier; este último poema nos describe las luchas entre francos y navarros.
El lenguaje es el usado por los trovadores con vulgarismos e incorrecciones. Pero sobre todo Navarra aparece en tres géneros literarios muy propios de la Edad Media francesa: Las canciones de gesta, Los trovadores y "Les romans courtois". Navarra en esta época tiene más relación con Francia que con los reinos españoles.
Por otra parte, Francia, libre de guerras con los árabes, va a desarrollar una abundante literatura muy peculiar, en sus refinadas cortes. En esa literatura medieval francesa nos encontramos muy frecuentemente con Tudela, famosa por su riqueza y fertilidad; Estella con sus castillos roqueros y sus montañas defensivas; Pamplona con sus reyes y sus familias linajudas; Roncesvalles con la evocación de su famosa batalla; Navarra, en general, con sus vinos, sus paisajes, sus reyes, sus valientes guerreros y sus nobles ilustres. También encontramos alusiones a Navarra en la poesía galaico-portuguesa, tanto en las Cantigas de escarnio, como en las Cantigas de amigo. En ellas aparece Tudela, con su rey moro, Pamplona con sus nobles, Estella con su burgo navarro, Olite, en donde está un tal Xemeno al que no recomienda ir el juglar, porque la distancia es grande y el yantar será pequeño. Se hace también alusión a las tocas de las mujeres de Estella.
- Dante
En la parte del Infierno, de la Divina Comedia, aparece como el principal personaje del canto XXII, el navarro Giampolo (Juan Pablo). Era uno de esos baratijeros o pícaros que vivió al servicio del rey Teobaldo II de Navarra. Su madre era una señora muy distinguida de Navarra que lo había engendrado de un "ribaldo", pícaro, bribón. Este canto está dedicado a los que en las cortes de los príncipes habían traficado con su favor. Hay otra alusión muy importante en Dante, cuando dice que Navarra será feliz si sabe defenderse con el monte que le rodea. Dante de exaltado espíritu nacionalista, recomienda a Navarra que se defienda contra Francia con los Pirineos. No son precisamente unos montes que rodeaban al reino de Navarra. Por eso la notación de Dante no es exacta. Esta alusión aparece en la tercera parte, el Paraíso.
- Siglo de oro español
Es fácil espigar el tema de Navarra en la poesía española de los Siglos de Oro. Así veríamos algunos ejemplos, en Los claros navarros de España, de Fernán Pérez de Guzmán, en donde aparece Iñigo Arista, Sancho Abarca, y prodiga grandes alabanzas a Rodrigo Ximénez de Rada; en el Cancionero de Sebastián de Horozco; en un soneto de Góngora con ocasión de su visita al obispo de Pamplona, Antonio de Venegas; en un famoso soneto de Quevedo, en el que da a Navarra "justicia y maña"; en el mismo autor, en una décima El Padre Nuestro glosado y en la sátira Valles Ronces (Roncesvalles), en la que ataca a los franceses y a los poemas épicos que tienen por tema la batalla de Roncesvalles; El Bernardo o Victoria de Roncesvalles, de Bernardo Balbuena. Podríamos citar numerosos romances relativos a las crónicas y tradiciones históricas del reino de Navarra. Romances con el tema de Bernardo del Carpio; romances del ciclo del Cid y de don García; romances referentes a la historia del reino de Navarra y otros romances sobre Roncesvalles y temas diversos
La batalla de Pamplona aparece descrita en varios poemas barrocos sobre San Ignacio de Loyola, como San Ignacio de Cantabria, de Pedro de Oña; San Ignacio de Loyola, de Hernando Domínguez Camargo; El gran capitán de Dios, San Ignacio de Loyola, de José Antonio Butrón y Múgica, etc. También encontramos a Navarra en varios poemas dedicados a San Francisco Javier, como las Xaveriadas de Bernardo Monzón; El Oriental Planeta, de Carlos Sigüenza y Góngora, pariente de nuestro gran poeta. Igualmente hace acto de presencia Navarra frecuentemente en la prosa de los Siglos de Oro. Desde el Canciller Ayala, Antonio de Nebrija, Antonio de Eslava, Fray Antonio de Guevara, Margarita de Navarra, el bufón de Carlos V Francesillo de Zúñiga, Pedro de Medina, Cristóbal de Villalón, etc. Baltasar Gracián, en El Criticón, recoge referencias a Navarra y a los navarros. Considera a los navarros y, a los vascos en general, cortos de palabra. En el Quijote, el Caballero del Bosque se gloria de que todos los caballeros de Navarra le habían confesado por la más hermosa a su dama de Vandalia. Novela picaresca. Navarra aparece con frecuencia en la novela picaresca. Muchos de estos pícaros pasan por Navarra y sus autores nos dan detalles muy curiosos de este reino. En La Pícara Justina, de López de Ubeda, Navarra no entra en el itinerario del pícaro. Pero encontramos alusiones muy interesantes a Pamplona, referidas a su aspecto bélico.
Es también curiosa la referida a los puentes de Navarra, noticia muy importante para los peregrinos de Santiago. En La vida del escudero Marcos Obregón, de Vicente Espinel, Navarra entra en el itinerario geográfico del pícaro. De Navarra no nos cuenta ningún percance desagradable, lo que prueba que le trataron bien los navarros. En El donado hablador Alonso, mozo de muchos amos, Navarra forma parte esencial del escenario del protagonista. Es interesante lo que escribe sobre el uso del don, en Navarra. Otras novelas picarescas, en las que hace acto de presencia Navarra, son algunas de Castillo Solórzano. Salas Barbadillo es otro autor de novelas picarescas. Pasó una larga temporada en Tudela. Y en su novela Corrección de vicios, habla del frontón y el juego de pelota en Tudela, y una corrida en la plaza de esta ciudad. Finalmente, en Vida y hechos de Estebanillo González, compuesta por él mismo, Navarra entrará en el itinerario de este pícaro. De Tudela exalta: las excelentes frutas de su huerta, las sabrosas anguilas del Ebro y el buen vino de su región. Lope de Vega y la dramática.
Es notoria la predilección de Lope por Navarra, debido a que estuvo, como secretario, en la casa del duque de Alba, Diego Álvarez de Toledo, casado con Brianda de Beaumont, navarra, hija del IV conde de Lerín. Para agradar a doña Brianda hace poesías y comedias con tema navarro. Así, entre otras comedias de tema navarro, escribirá El maestro de danzar, con el escenario y personajes de Tudela; El príncipe despeñado, sobre el tema de Sancho IV de Peñalén, uno de los mejores dramas de Lope, según Menéndez Pelayo; El testimonio vengado, sobre la calumnia de adulterio que levantan los hijos a su madre doña Mayor, esposa de Sancho el Mayor. Y no regatea los elogios a esta tierra, cuando se le presenta ocasión. Nos encontramos también con el tema de Navarra en las obras dramáticas de Luis Vélez de Guevara, como Reinar después de morir, Los hijos de la barbuda; de Ruiz de Alarcón, Los pechos privilegiados; de Agustín Moreto, Cómo se vengan los nobles; de Tirso de Molina, La romera de Santiago.
- Libros de viajes
Son de gran interés por las noticias y juicios que nos dan de la región de Navarra las memorias o libros de viaje que nos dejaron los extranjeros, durante los siglo XVI, XVII y XVIII, fruto de sus visitas a España y consecuentemente a Navarra.
- Prosa y novela, desde el siglo XVIII
José Francisco de Isla, en la Memoria que le encargó la Diputación sobre la aclamación de Navarra a Fernando VI, titulada, Día grande de Navarra, hizo una hiperbólica alabanza de esta región. Los navarros cayeron en la cuenta, un poco tarde, de su velada sátira. Manuel José Quintana redactó una biografía de El Príncipe de Viana, de gran calidad. Gustavo Adolfo Bécquer estuvo en Navarra y escribió sobre Roncesvalles y el castillo de Olite. En Fitero tomó sus fuentes de inspiración para El Miserere y La cueva de la mora. Pedro Antonio Alarcón, en El sombrero de tres picos, el rey de los cuentos españoles, crea a la protagonista, doña Frasquita, una navarra de Estella. En Benito Pérez Galdós y Menéndez Pelayo hay numerosas alusiones a Navarra y los navarros. Camilo José Cela hace un recorrido por tierras navarras en su libro de viajes Del Miño al Bidasoa.
En los escritores de la Generación del 98 está presente Navarra. Así, en Miguel de Unamuno, con paisajes y personajes navarros; en Valle-Inclán, con el escenario navarro de Los cruzados de la causa, sobre las guerras carlistas, y en Voces de Gesta, de ambiente navarro; poema declamado por él, en Pamplona; en Pío Baroja que vivió su niñez en Pamplona y escribió varias de sus novelas con escenario navarro. También harán alusión a Navarra Antonio Machado y Ortega y Gasset. Prosa y novela extranjeras. Voltaire, en La princesse de Babylone, habla de los vascones de los Pirineos que son los navarros, alabando su valentía, agilidad y afición al canto. Próspero Merimée hará protagonista de su novela Carmen a una gitana navarra de Etxalar. Víctor Hugo estuvo en Pamplona y nos ha dejado una interesante descripción de los monumentos de esta ciudad. Hemingway escribió su célebre novela Fiesta, en la que aparece una amplia descripción de los Sanfermines.
- Obras dramáticas, desde el siglo XVIII
Miguel de Burgos, escribe, en 1807, Vasconia salvada, cuyo argumento es la victoria de Iñigo Arista contra el moro. Luis de Montes estrena, en 1851, su obra dramática, Los cuentos de la Reina navarra. Francisco Iribarne escribe en 1865 el drama histórico Blanca de Navarra y unos años más tarde, La conquista de Tudela. En 1843, Zorrilla estrenará su obra dramática, El caballo del rey don Sancho, en torno a la leyenda de los hijos del rey Sancho el Mayor, de Navarra, calumniadores de su madre. La obra dramática de Sor Simona, de Pérez Galdós, tendrá un tema esencialmente navarro. Eduardo Marquina estrena El Gran Capitán, con Gonzalo de Córdoba, protagonista, y Pedro Navarro, antagonista, natural de Navarra.
Finalmente, hay tres obras contemporáneas de tema navarro: El cerco, de Claudio de la Torre, con el tema de los agotes; Edicto de gracia, de José María Camps, premio Lope de Vega, sobre un akelarre navarro y su proceso; y Celos del aire, de José López Rubio, con la acción en el Pirineo navarro. Entre las óperas y Zarzuelas podemos citar a La dama del rey, de Emilio Arrieta; El molinero de Subiza (cerca de Pamplona), con música de Cristóbal de Oudrid; La bruja, con música de Ruperto Chapí. La muerte del ruiseñor, de Contreras y López de Sáes, una comedia con el tema de la vida de Gayarre. El divino impaciente es la comedia célebre de Pemán, sobre San Francisco Javier, que tuvo tanto éxito. Entre las obras dramáticas francesas con tema navarro está la comedia de Molière, Don García de Navarra ou le Prince Jaloux; La Princesse de Navarre, comedia en verso de Voltaire; La navarraise, ópera de Massenet; La reine morte, célebre drama de Montherlant, en el que aparece la infanta navarra y su hermano.
- Poesía, desde el siglo XVIII
Espronceda dedica una oda elegíaca A la muerte de Joaquín De Pablo (Chapalangarra), natural de Lodosa. Trueba compone algunas de sus poesías a Navarra en su obra, El libro de los Cantares, y en El cura de Montellano. Campoamor, en la Jornada Sexta, del Drama universal, en verso, El pecado de la envidia, trata de Leonor de Navarra que cuenta cómo mató a su hermana Blanca, por envidia de los derechos al trono de Navarra. Ramón de Basterra hará una exaltación de los Pirineos navarros. Manuel Machado dedica una poesía a las Margaritas navarras. Juan Ramón Jiménez, en sus Rimas, en su poesía El castillo, se refiere a las ruinas de un viejo castillo importante en la historia del antiguo reino navarro. En Anochecer en los Pirineos, se refiere a los Pirineos navarros. Eduardo Marquina, en Tierras de España, en la parte Renovación, nos da su visión más inspirada de Roncesvalles. También dedica su poesía a Sancho el Mayor. José María Pemán, en su poema La Bestia y el Angel, dedica unos Exámetros en loor de los soldados navarros. Y en Ojos de color de cielo hará alusión a Navarra. Finalmente, dedicarán versos a Navarra Alfredo Marquerie, Agustín de Foxá, Manuel de Góngora y Miguel Hernández.
IEA- Siglo XVI-XVIII
La documentación existente en los diferentes archivos refleja que Navarra gozó de tradición teatral ya desde antiguo. El Reino de Navarra fue pródigo en juglares, trovadores y otros artistas durante la Edad Media, no en vano en el siglo XIII uno de sus reyes fue el rey trovador Teobaldo I de Navarra y IV de Champagne (1234-1253). Así pues cuando el teatro toma carta de ciudadanía en la España del siglo XVI, Navarra también disfruta de un teatro similar al de España. Al principio este teatro consistía en autos que se representaban generalmente en la festividad del Corpus y en las fiestas patronales de cada localidad. En Pamplona las representaciones teatrales tienen lugar en la festividad del Corpus y en las fiestas de siglo Fermín; en Tudela en las fiestas de Santa Ana, Santiago y siglo Pedro de agosto, en Tafalla para las fiestas de la Virgen de agosto, y en realidad por los datos de archivo sabemos que también en muchas más ciudades y pueblos de Navarra estaba extendida esta costumbre. Si nos atenemos a las Sinodales del obispo Rojas y Sandoval de 1591, existía también la costumbre de hacer representaciones en las iglesias y ermitas a donde iban clérigos y seglares a "velar" de noche, ya que las citadas sinodales deciden prohibir expresamente esas actividades, excluyendo de esas prohibiciones las representaciones del Corpus, siempre que fueran honestas y pasaran por el beneplácito del Obispo o del Vicario general.
Los textos teatrales los escribían clérigos existentes en las ciudades o pueblos, (en el caso de Pamplona y Tudela solía encargarse de este menester el maestro de gramática o latinidad) y los actores solían ser o bien habitantes del pueblo o los estudiantes de los estudios de latinidad en el caso de las dos grandes ciudades navarras mencionadas; uno de los clérigos más destacados fue el maestro Melchor Enrico de Tudela que desde 1541 a 1580 regocijó a la ciudad con las comedias y autos que escribió para ser representados por sus alumnos con motivo de las fiestas de Santa Ana. Conforme avanza el siglo XVI se va dando un cambio en la organización teatral española y el teatro adquiere un carácter comercial que redundará en la organización de los comediantes y en su profesionalización como actores. Navarra participa también de este cambio y a partir de 1570 empiezan ya a venir las compañías profesionales y las de la legua a representar autos y comedias en las fechas señaladas anteriormente. Existen datos de la presencia de estas compañías en Pamplona, Tudela, Estella, Lodosa, Corella, Lerín, Alfaro, etc. lo que es un indicio de que esta actividad teatral no es exclusiva de las ciudades más grandes como son Tudela y Pamplona, sino que se extendía a pueblos grandes y pequeños dependiendo, eso sí, de las posibilidades económicas de cada uno de ellos, ya que las compañías no actúan sin un previo contrato que les garantice su sustento y generalmente firmado con el Ayuntamiento de cada localidad.
La actividad teatral de la fiesta del Corpus se sigue manteniendo como actividad pública pagada por el ayuntamiento aunque a finales del siglo XVI Tudela y Pamplona, siguiendo el ejemplo de ciudades como Madrid, Sevilla y Valencia, deciden también sumarse a la nueva modalidad teatral consistente en disponer de un edificio cerrado donde se representaban las comedias y para cuyo acceso era necesario el pago previo de una entrada. Este hecho lo aprovecharon diversas instituciones benéficas para ayudar al sostenimiento de las mismas. En Tudela ya en 1597 los administradores del hospital de Nuestra Señora de Gracia habían decidido ayudar al mantenimiento de su obra benéfica habilitando el patio de dicho hospital como lugar apto para la representación de las comedias, patio que funcionará hasta 1622 fecha en que los administradores del hospital, dadas las malas condiciones del mismo, decidieron comprar unas casas situadas en la hoy conocida calle de la Merced (frente al actual mercado de abastos) para, previo derribo de las mismas, construir allí la Casa y Patio de las Comedias que funcionó desde 1623 hasta 1715 en que de nuevo se construyeron casas en el solar ocupado por el segundo edificio teatral de Tudela.
En Pamplona, será la Institución de los niños de la Doctrina Cristiana la que decida utilizar el teatro como medio de paliar sus necesidades económicas. Los primeros datos que hemos encontrado de su existencia se remontan a 1608, año en que ya estaba funcionando la Casa y Patio de las comedias propiedad de la citada institución y ubicada en la confluencia de las calles Lindachiquía y Comedias coincidiendo con los actuales n.° 12, 14 y 16 de la calle Comedias. Esta Casa y patio de comedias sufrió una serie de reparaciones y reconstrucciones que tenían que ver muchas veces con el aumento de la demanda, por parte del público, de más espacio teatral sobre todo a partir de 1646. Por fin, en 1664 el Ayuntamiento de la ciudad se planteó la necesidad de remodelar de forma más profunda el teatro debido sobre todo a las quejas presentadas por los comediantes; después de esta remodelación continuó prestando su servicio a los aficionados hasta 1841 fecha en que se construyó el nuevo teatro Principal, dado el mal estado y lo limitado de tamaño que resultaba el antiguo. Los dos teatros, el de Tudela y el de Pamplona, eran de estructura rectangular, con un patio pequeño empedrado, como eran los patios de la ciudad, donde estaba el tablado (escenario) y rodeado de aposentos donde se ubicaban las autoridades de la ciudad; en el caso de Tudela eran dos los aposentos oficiales: uno para la autoridad civil, el Ayuntamiento, y otro para la eclesiástica, el Cabildo.
En el caso de Pamplona eran 7 los aposentos ocupados por las diversas autoridades. El Ayuntamiento, que ocupaba el mejor aposento, el Virrey, los Jueces, la Diputación, los Consultores, el Consejo Real y los Canónigos. El resto de los aposentos eran alquilados por las clases nobles y los más poderosos de las ciudades ya que el costo de las entradas para ese tipo de localidades era bastante elevado. En Pamplona, hombres y mujeres de la clase social más acomodada ocupan juntos esos aposentos privilegiados, sin embargo, en Tudela los hombres y las mujeres están separados y se colocan en aposentos diferentes (unos a la derecha y otros a la izquierda del tablado). El público masculino de menos recursos ocupa el patio ya sea de pie o sentado -si paga un suplemento- y las mujeres de pocos recursos ocupan un aposento destinado a ese fin conocido con el nombre de cazuela y al que se accede por distinta puerta.
Por lo tanto, nuestros patios de comedias, al igual que los del resto de España, representan un microcosmos de lo que es la sociedad del momento donde todos disfrutan juntos del espectáculo pero cada uno desde el lugar asignado a la clase social a la que pertenece. La organización de los dos teatros corre a cargo de la Institución de la que depende estando siempre presente el Ayuntamiento de la ciudad junto a la Institución benéfica. Sin embargo, Tudela, a diferencia de Pamplona, durante varios años arrienda el teatro a personas privadas que organizan y sacan rentabilidad de los espectáculos previo pago de una cantidad estipulada por los administradores del hospital en concepto de alquiler anual. Nuestros teatros se ven visitados por compañías de teatro importantes de las que recorren la geografía nacional. En ellos se ofrecen representaciones de las comedias propias del teatro español del Siglo de Oro y además actúan títeres, volatines, incluso alguna vez, hay espectáculos de danza, juegos de manos, etc. Algunas de las compañías que nos visitan son la de Luis de Vergara, Pedro la Rosa, Margarita Zuazo, entre otras que es imposible enumerar.
En Tudela la Casa y Patio de comedias está en funcionamiento sin interrupción hasta 1695 año en que comienza a declinar la actividad teatral hasta que en 1715 se cierra el teatro volviendo a encontrar de nuevo espectáculos en 1740 en diversos lugares de la ciudad que se habilitan como espacio teatral. En Pamplona hay actividad hasta 1721, fecha en que, con motivo de la amenaza de la peste de Marsella, el Ayuntamiento hizo un voto a Dios de no hacer jamás comedias si la peste no llegaba. Esta decisión tuvo serios problemas en los que tuvo que intervenir hasta el papa de Roma y por fin la ciudad logró ver de nuevo comedias en 1729, continuando la actividad teatral en ese edificio a lo largo de todo el siglo XVIII y la mitad del siglo XIX. Durante el siglo XVIII los espectáculos representados en el teatro pamplonés siguen siendo en gran medida las comedias del siglo de oro fundamentalmente las de ciclo calderoniano, aunque también se representan entremeses y sainetes más propios de los autores del siglo XVIII y a finales de este siglo adquieren importancia la ópera italiana y diversos espectáculos musicales que continuarán a co- mienzos del siglo XIX.
En Tudela también acuden compañías de comedias y además comienza con fuerza otro tipo de espectáculos como máquinas reales, sombras chinescas, que continuarán a lo largo del siglo XIX. Junto a toda la actividad teatral de las Casas de comedias existía la organizada por los jesuitas en sus respectivos colegios de Pamplona y Tudela hasta el siglo XVIII en que fueron expulsados; también se seguía haciendo teatro fuera de las Casas y Patios de comedias, con ocasión de diferentes festividades religiosas o civiles, incluso se realizan gran cantidad de actividades parateatrales: danzas, gigantes, sierpes (tarascas), encamisadas, juegos de cañas, toros, estafermos, etc. con ocasión de cualquier acontecimiento civil o religioso.
Además, por algunos procesos y prohibiciones, sabemos que existía una gran cantidad de actividades parateatrales con ocasión de carnaval y otra serie de actividades populares que diferían de unas zonas a otras de Navarra y de las que es difícil encontrar rastro por no estar reseñadas en los archivos donde se recoge generalmente la actividad "oficial". Navarra en el siglo XVII y XVIII también contó con algunos oriundos del Reino que se hicieron cómicos y deambularon por la geografía nacional como miembros de diversas compañías, según señala la Genealogía, origen y noticias de los comediantes de España (Edic. de Varey y Shergold). Entre ellos mencionaremos a Diego Carrillo, cuyo verdadero nombre era Prudencio de Florenzia, natural de Viana, Joseph de Zabaleta, de Navarra que acabó sus días en Tudela como corneta de la santa iglesia, Juan García, de Larraga, Pedro Labe, cuyo nombre verdadero es Pedro de Chauri y Ciriza, del Valle de Ronkal, Jusepa de Sesma de Corella y el número más elevado pertenece a la ciudad de Tudela de donde son: Bernardo de Eredia, Esteban de Olmedo, Francisco Aragón, Francisco León, Alonso González, Manuel de Lavaña, Miguel Bela y Pedro Ros.
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- El teatro contemporáneo
La Casa de Comedias de Pamplona contaba en el siglo XIX con trece palcos en el primer piso, y diez palcos en el segundo. La Casa de Comedias, pues, a principios del siglo XIX estaba reformada, ya que el número y ubicación de los palcos (en dos pisos) no corresponde con la relación original del siglo XVII, que se mantiene sin cambios sustanciales durante el XVIII. En el período de 1830 a 1840, las compañías que lo visitan, según recoge José M.ª Corella (TCP n.° 116), entre otras, son: la de Marcos Serrano; la de José dos Reis Malabar, "Profesor de juegos y equilibrios indianos y de fantasmagoría", la de Pedro Lecnner, alemán, cantor tirolés; la de Antonio Cerbi, de Badajoz, con juegos de física recreativa, canto y baile; la de Madamme Julien, italiana, con su primer bajo y caricato; la de Francisco Charlen y "troupe" gimnástica; la de Alejo Jiménez (que iniciando las representaciones en enero de 1831 se le autoriza a continuarlas "hasta fin del año cómico actual"); la de Antonio Solís; la de Juan Raseti; y la de "tres italianos cantores que han llegado a esta ciudad con sus funciones de canto". Las funciones de teatro comenzaban entre las seis y media y las ocho de la tarde.
El año 1840, en el solar del monasterio de Carmelitas Descalzas, se construye el Teatro Principal, que viene a sustituir a la histórica y antigua Casa de Comedias. Se inaugura el Teatro Principal -luego Gayarre- el 4 de julio de 1841 con la comedia Un vaso de agua. El 21 de marzo de 1931 las necesidades urbanísticas y de expansión de Pamplona obligan a cerrar el Teatro Gayarre y demolerlo para dar paso a la actual Avenida de Carlos III el Noble. La función de cierre corre a cargo de un grupo de señoritas de la ciudad y del Orfeón pamplonés. El 2 de mayo de 1932 abre sus puertas el nuevo Teatro Gayarre, situado en el solar número 3 de la nueva Avenida. El siglo XIX le trae a Pamplona un nuevo teatro, aparte del Gayarre. Es el Coliseo Olimpia, que abre sus puertas el 6 de julio de 1923 con la compañía de Eugenia Zúffoli. Se estrena La Montería, y gusta al público. Entre fines del siglo XIX y principios del XX hubo en Pamplona otros dos teatros más. Eran el Teatro-Circo La barta y el Teatro-Cine Eslava. En nuestros días, en el campo de la actividad teatral destaca sin duda la tarea del Teatro Estable de Navarra, ganador en 1986 del Primer premio del Festival Internacional de Sitges con su obra "Abismo". Esta compañía, que compagina sus actuaciones con el mantenimiento de un laboratorio de actores sostuvo ese año tres montajes. Junto a ella, el veterano "Lebrel Blanco", "Esperpento", "La Guindaleta", "Txingurritegi" y otros, en Pamplona, actúan regularmente con obras tales como "1789", "Las hermanas de Búfalo Bill", "La señorita Julia", etc. Fuera de Pamplona se mantiene una tradición teatral más discreta aunque importante. "Tertulia", en Tudela, "Kilkarrak", en Estella o "Gabaltzeka", en Tafalla, son algunos de los más destacados. La Escuela Navarra de Teatro, proyecto auspiciado por el Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra y que comenzó a funcionar en 1986, va siendo un elemento de apoyo y de difusión para el teatro fundamental en Navarra. (Ref. "Turismo en Navarra", inv. 1986).
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El nombre de Montxo Armendáriz, director de la película "Tasio", ha saltado en 1985 a los grandes foros cinematográficos como la revelación de un joven director de cine, así como el de la actriz Amaia Lasa. A su lado, el colectivo "Las películas de la madrugada" y realizadores como Paco Avizanda, Luis Cortés, Enrique Urdánoz, Koldo Lasa o Miguel Franco, mantienen la actividad artística en el terreno del cine y del vídeo. La fotografía navarra, a través de Koldo Chamorro, Pío Guerendiáin, Carlos Cánovas, Javier Labarga y Jorge Nagore, entre otros, ocupa un lugar preferente en el panorama español.
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