Lexique

MUSTERIENSE

Los grupos humanos y la ocupación de los territorios. Durante el dilato período musteriense hay una ocupación bastante densa de todo el frente atlántico del Sudoeste europeo: desde el Garona hasta Asturias. Con yacimientos de ocupación dilatada tanto al aire libre (así Bouheben en las Landas) como en cuevas (El Conde en Asturias, Castillo, Morín o el Pendo en Cantabria, Lezetxiki, Axlor u Olha I en Euskal Herria...). Es este fenómeno común al amplio territorio del N. de Africa, Europa central y meridional y Próximo y Medio Oriental en el Paleolítico Medio: asociado a la expansión del Homo sapiens y de sus formas culturales. Aquellos grupos humanos responden de lleno al modelo de sociedad recolectora o depredadora. Se dedican a la caza de diversas especies (sobre todo de mamíferos) y recogen del entorno diversos productos vegetales o minerales: esas actividades básicas les consiguen el alimento necesario y las materias primas suficientes para la elaboración de diversos utensilios e instrumentos. Es, pues, evidente la limitación impuesta a las expresiones culturales y a la misma demografía del grupo humano por las condiciones casi nunca realmente suficientes y que llegan a agotarse del territorio en que se habita. De ahí que se pueda pensar, en lógica, en una reunión de aquellas gentes en, grupos no amplios, con una bastante escasa densidad de población en el conjunto de un país pero con cierta tendencia a su concentración en determinadas zonas más favorables. Habrá, en fin, una voluntad de asentamiento quebrada repetidas veces por necesidades perentorias de aprovisionamiento en otros lugares relativamente alejados. De forma que en esta dialéctica asentamiento-migración se han ido acumulando los estratos de ocupación de nuestros yacimientos musterienses: potentes en su conjunto pero interrumpidos con cierta frecuencia por tramos estériles, de abandono.