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MUJER (HISTORIA: MODERNA Y CONTEMPORÁNEA)

La mujer en el período franquista. El País Vasco y el período comprendido entre 1939 y 1975 son el lugar y el tiempo elegidos para acercarse a la Historia de la mujer. Este período coincidió con el fin de una guerra civil que situó entre los vencidos a gran parte de la población vasca; durante todo este tiempo existió un régimen político dictatorial; a partir de los años cincuenta comenzó una transformación económico-social muy importante. Todo ello influyó en la vida de las mujeres vascas, sobre todo en dos facetas: la política (oposición, indiferencia o aceptación del franquismo, generalmente en comunión con la postura familiar), y la económica (mejor nivel de vida y mayor posibilidad de promoción educativa y laboral). Por otra parte, el franquismo tuvo una política femenina muy claramente definida dentro de lo considerado como tradición secular española, con una imposición y control ideológico encomendados a la Sección Femenina de la Falange (véase Acceso a la política). Es pues un período muy interesante para acercarse a la Historia de la mujer. En él pueden apreciarse muy bien algunos de los factores que más directamente afectan a las mujeres -guerra, posguerra, aceleración industrial y económica, emigración...-, estableciéndose una curiosa ósmosis entre la realidad político-social-económica y el vivir cotidiano de la mujer, en apariencia tan alejados.

En 1940 vivían en el País Vasco (Vascongadas y Navarra) 642.242 mujeres. Esta población femenina estaba compuesta por varias generaciones, de diversa procedencia social y con multitud de situaciones vitales diferentes. Sin embargo, había algo que las unía: el modelo de mujer aceptado por la sociedad. La mujer en la sociedad vasca era la "etxeko-andre", la señora de la casa, y la madre; lo que coincidía con el modelo oficial propuesto por el franquismo. La guerra había dejado hondas huellas en la sociedad vasca, la unanimidad política era más oficial que real, se mantenían ciertos cauces de oposición al régimen en los que algunas mujeres tuvieron un protagonismo muy importante. La participación política más acentuada se dio entre mujeres que trabajaron en los dos bandos de la guerra civil -tradicionalistas y falangistas, en uno; nacionalistas, en el otro-. Paradójicamente todas coincidían bastante en el ideal de mujer, el matrimonio y la maternidad eran las metas a alcanzar. Pese a ello, estas mujeres habían roto con muchos de los esquemas tradicionales al intervenir en el campo de la política de una forma activa. Eran educadas para ser madres y esposas y esto se aprecia muy bien en las estadísticas oficiales de educación. La enseñanza primaria -y no siempre- era considerada suficiente para las niñas. Las de las capas más acomodadas recibían clases de "cultura general" o enseñanzas de adorno como música o pintura. En 1940 la población escolar era de 114.153 varones y de 98.642 mujeres; el porcentaje femenino en bachiller era del 39,6; los porcentajes en las enseñanzas de tipo profesional y en la Universidad eran insignificantes, únicamente en las escuelas normales y en los conservatorios de música se aprecian significativos porcentajes de población femenina. Ser maestra era un trabajo muy "femenino" y la música era un bonito barniz para la mujer. Educación oficial y trabajo extradoméstico estaban y están íntimamente relacionados. Si su trabajo más propio era ser esposa y madre y para ello se la educaba, es lógico que la mayoría no trabajase fuera de casa. No obstante, se sabía que algunas tenían que hacerlo por necesidad; de hecho en el País Vasco siempre habían trabajado en los campos, en los muelles, en el pequeño comercio... , no tanto en la industria, ya que la propia de la región (metalúrgica, química, maderera y naval) apenas les brindaban puestos de trabajo (en 1930 trabajaban en ellas 110.118 hombres y 5.511 mujeres). En 1940 la tasa de población activa femenina era del 16,3 %; se concentraba en las siguientes ramas:

Servicio doméstico28.57588,5% m.3.70711,5% h.
Agricultura11.5407,5% m.141.93592,5% h.
Todo tipo de industria7.9246,3% m.117.74893,7% h.
Religiosas7.49253,9% m.6.40146,1% h.
Confección Textil7.25075,8% m.2.30524,2% h.
Comercio4.35115,5% m.23.70484,5% h.

Pese a que las estadísticas no son muy fiables a la hora de mostrarnos el trabajo de la mujer, en muchas ocasiones no cuantificado al estar oculto en trabajos de tipo familiar o no declarado, sí muestran claramente la tendencia hacia los oficios considerados femeninos y las diferencias con los varones. En 1975 el panorama había cambiado, al menos en la apariencia externa y en la idea de lo que la mujer es en la sociedad. Muchas de las opiniones mantenidas en 1940 eran ya rechazadas (aunque se hiciera más en el plano intelectual que real), y el nivel de vida era más alto, la mayoría de las mujeres vivían mejor que sus madres y abuelas. La población femenina ascendía a 1.522.484; un buen número de estas mujeres no había nacido en el País Vasco, sino que llegaba en busca de trabajo o con sus maridos, en el proceso inmigratorio que impulsó la industrialización. La población activa femenina representaba el 26,4 %, y se mantenían las mismas tendencias:

Servicios64% m.36% h.
Comerciantes y vendedores50,6% m.49,4% h.
Personal administrativo39,4% m.60,6% h.
Agricultura31% m.69% h.
Profesionales y técnicos27,8% m.72,2% h.
Funcionarios Superiores y Directores de empresas15,2% m.84,8% h.
Industria y transporte9,6% m.90,4% h.

.Puede decirse que no fue tanto la industrialización vasca lo que estimuló la oferta de empleo femenino, como el proceso de urbanización y la demanda de servicios que se produjo al tiempo. Tampoco hay que olvidar que la legislación española no permitió el trabajo de la mujer casada hasta 1962; traba que se mantuvo en el grupo Cooperativo de Mondragón hasta 1974 (Ley de 19-IV-1974 sobre Cooperativas), lo que dio origen a la creación de una cooperativa exclusivamente femenina, "Auzo Lagun". La igualdad total legislativa no se alcanzó hasta 1976 con la Ley de Relaciones Laborales. En los años de intenso crecimiento económico se vivió una situación contradictoria. Las mujeres tenían más posibilidades de trabajar al haber mayor demanda en el mercado de trabajo, pero al ser más alto el nivel de vida no se precisaba tanto su aportación a la economía familiar, sin olvidar que se mantenía toda la mentalidad contraria al trabajo de la mujer casada. La norma fue dejar de trabajar al casarse o tener el primer hijo, incluso muchas jóvenes solteras no llegaron a entrar en el mercado laboral. Posteriormente, a causa de la crisis económica de 1973, las mujeres casadas pusieron más interés en no perder su puesto de trabajo y comenzó a apreciarse que el nivel educativo influía en la decisión: a mayor nivel más posibilidades de mantener el empleo y más interés personal en ejercer su profesión. El mayor logro de esos años fue la incorporación a todos los niveles de la enseñanza oficial. Deusto mantuvo sus puertas cerradas a la mujer hasta 1959. En 1975 había ya porcentajes similares en la enseñanza básica y en el bachiller, y la incorporación a la Universidad era muy importante. Seguían existiendo estudios femeninos y esto se aprecia fácilmente en las enseñanzas profesionales y universitarias. Pese a todo el balance de estos años es, en lo que a la educación de la mujer se refiere, altamente positivo. En 1970 los porcentajes de alumnos/las en las Universidades vasca era, en las Facultades que se citan, los siguientes:


PorcentajesTotalFilosofíaFarmaciaMedicinaCiencias
 V.M.V.M.V.M.V.M.V.M.
U. Bilbao7921----71296238
U. Deusto67334357------
U. Navarra61393961396276245545

Ya se ha señalado anteriormente la existencia de una "educación" propiciada y dirigida por la Sección Femenina de la Falange. Educación que estuvo muy dentro de la norma de lo "femenino". Obligatoriamente desde 1944, en los colegios, institutos o en las llamadas Escuelas de Hogar, se daban clases de cocina, labores, economía doméstica, bailes, política..., aprobar estas asignaturas era necesario para obtener el certificado del Servicio Social. (Todas las españolas que no estuvieran exentas concedían al Estado un período variable de tiempo -máximo de seis meses- de "prestación" en comedores, guarderías, oficinas, etc. , y recibían una "formación" política y de enseñanzas del hogar). Con el tiempo éste pasó a ser un mero trámite, necesario para algunos empleos, para obtener el pasaporte o el carnet de conducir. En cuanto al control ideológico, no parece que las mujeres de Sección Femenina tuvieran un gran éxito. Convencieron únicamente a las ya convencidas. Al final del franquismo se apreciaba en la población femenina vasca una mayor concienciación política que en otras zonas de España. Aunque esto no se traducía en una mayor participación en la política activa. Lo mismo que en 1940 la mayor presencia de mujeres se daba entre las que permanecían fieles al régimen y las que colaboraban con los grupos de oposición al mismo. A finales de los años sesenta, y al amparo de la Ley de Asociaciones de 1964, se fueron creando en las tres capitales vascongadas las Asociaciones de Amas de Casa. Fueron impulsadas por la Sección Femenina, aunque se independizaron muy pronto. Su mayor mérito fue la incorporación de un buen número de mujeres a actividades semi-públicas, y su principal objetivo lograr una especie de mutualidad para el ama de casa que posibilitara un sistema de pensiones de jubilación o invalidez. Todos los proyectos presentados fueron rechazados por los diferentes ministros. Mayor éxito alcanzaron en la defensa del consumidor; de hecho fueron las primeras en abordar este problema. El resto de sus actividades se movía dentro de la tradición cultural femenina -cocina, pintura, corte y confección, euskera, conferencias...-. También las asociaciones de padres o de vecinos sirvieron para que algunas mujeres se acercasen a los ámbitos públicos, aunque aquí su protagonismo fue menor. En los años sesenta, comenzaron su labor algunos grupos feministas (ver: FEMINISMO) y asociaciones de tipo exclusivamente cultural o asistencial, como las asociaciones de viudas y, sobre todo, las de mujeres separadas. Las mujeres han padecido las circunstancias externas, lo considerado público, sin participar en ello. Lo que quizá influye en una postura ahistórica. Recuerdan más la guerra por los familiares que perdieron la vida en ella, o el exilio al que tuvieron que seguir al padre o al marido, que por las circunstancias que la motivaron; la posguerra es un recuerdo de carencias; la prosperidad económica, un arreglarse las cosas... Las actividades femeninas consideradas más propias eran antes: lavar, guisar, planchar, cuidar a los niños, a los ancianos o a los enfermos... y seguían siéndolo en 1975. Ya no se iba a lavar al río, se lavaba en una lavadora; no se guisaba en un hogar a ras del suelo, o en una cocina de leña o de carbón, se hacía en una cocina a gas o eléctrica; no se planchaba con una plancha de hierro, sino con una de vapor... No hay demasiadas diferencias entre lo que hacían antes las mujeres y lo que hacen ahora, pero sí ha cambiado la actitud frente a estos trabajos. Antes las mujeres creían estar haciendo lo que tenían que hacer y se sentían todo lo satisfechas que les permitía el vivir cotidiano, mientras que al final de este período las mujeres ya no estaban tan seguras de ello. El cambio no acompasado de los modos de vida y de las mentalidades tuvo como consecuencia que algunas mujeres educadas para ser exclusivamente esposas y madres, llegasen a pensar que sus vidas no habían tenido mucho sentido realizando tan solo esa labor, y otras, con trabajos extradomésticos, agobiadas con su doble jornada de trabajo -dentro y fuera de casa- pudieran llegar a pensar que no atendían adecuadamente a su familia. Durante esos años se habló otra vez en muchas ocasiones de la existencia de un matriarcado vasco. Es un tema de debate en el que hay más unanimidad entre los hombres a favor del sí que entre las mujeres. Esta hipótesis surgió a partir de los estudios históricos y antropológicos de Caro Baroja, en los que señalaba la existencia de un derecho matrilineal en los pueblos del norte peninsular. La idea pasó del mundo científico al popular, y desde 1945 fue aceptada o discutida por unos y otros. Se discutía, sobre todo, que perviviese en el siglo XX, no que hubiera existido en un lejano pasado. Quizás lo más importante de este tema sea la utilización que se le dio, totalmente fuera del interés propiamente científico o del que pudiese haber tenido para la mujer vasca. Véase MATRIARCADO.

Ascensión MARTÍNEZ