Concept

Minueto - Alkate Soinua

Con todo, los minuetos son muy abundantes en los repertorios de los tamborileros de finales del siglo XIX y principios del XX. La revista Txistulari, órgano de la Asociación de Txistularis del País Vasco, ha publicado tres de ellos. El primero es el de Fernando Ansorena Izaguirre (Ansorena Miner 1996), y tiene fecha de 1885: en ese repertorio aparecen un total de seiscientas treinta piezas. Entre ellas encontramos treinta y nueve minués, que suponen más de un 6% del repertorio total. En cuanto a la cantidad, el minueto ocupa el sexto lugar entre los géneros, después de valses y habaneras -los más abundantes con gran diferencia-, y también de zortzikos en 6/8, contrapases y contradanzas en 2/4. El número de contradanzas en 6/8 y de jotas es también muy parecido. En los otros dos cuadernos (Ansorena Miner 1990; Apezetxea Aguirre 1991), posteriores a éste, sin embargo, la cantidad disminuye mucho, siendo el porcentaje del conjunto de sólo un 1,8. Estos minuetos mantienen en general las características técnicas de mediados del siglo XVIII, pero normalmente no siguen el esquema clásico con trio. El modo de interpretación que nos ha llegado por tradición nos pide en muchos casos ralentizar la velocidad del minueto clásico, pongamos más o menos a negra=76 o incluso más lento, sobre todo en los ejemplos en los que abundan las fusas o tresillos de semicorcheas.

Por otro lado, hay una referencia muy concreta pero de gran interés en las duras oposiciones para entrar en la banda de tamborileros municipal de San Sebastián que se celebraron en 1859, estudiadas por José María Rodríguez Ibabe (1979:9-10). El primer ejercicio de las mismas consistió en la interpretación de unas obras pertenecientes a unos géneros concretos. Podemos considerar el listado de esos géneros como el de los más usuales entre los tamborileros del momento: minué, zortziko, fandango, contradanza, karrika dantza, contrapás y algún aire antiguo que tenga estudiado. Unos años más tarde, en 1884, en los Juegos Florales de San Sebastián se premiaba con una escribanía de níquel al autor del mejor arreglo hecho para dos silbos y dos silbatos [sic] sobre música exclusivamente bascongada, o bien tomada de los clásicos Haydn ó Mozart (Euskal Erria, t. 11, 1884, pp. 330-9).

La intención de los organizadores era clara, y así lo manifestaron al año siguiente, cuando , a pesar de que aparentemente desierta, repitieron la convocatoria: popularizar en el país basco aquellas composiciones de musica clásica que por su sencillez y semejanza con la de estas provincias podian ser facilmente comprendidas y ejecutadas por toda suerte de gentes. (Euskal Erria, t. 12, 1885, p. 344), citando expresamente muchos minuetos de Haydn y Mozart. En ese año, en efecto, se presentó un trabajo bajo el nombre de El silbo vasco=Mendelssohn, pero sólo se le concedió el accésit ya que en su opinión obras de ese tipo, aunque fueran muy apropiadas para txistus y silbotes,. difícilmente pueden ser populares en nuestro país.

Por otro lado, Azcue, en su Cancionero, recopiló ocho minuetos, todos ellos, como es lógico, en el apartado de danzas sin palabras. En tres casos, dos de ellos de Vera y el tercero de Guetaria, (I, 408 eta 422-3) se cita expresamente que la melodía se utilizaba para acompañar al ayuntamiento a la iglesia. Ni en estos cuadernos ni en el cancionero de Azcue, como se ve, aparece la etiqueta alkate-soinua. Sin embargo, tanto la costumbre como por lo menos una melodía de ese nombre debían estar muy extendidas en 1927, cuando se fundó la Asociación de Txistularis del País Vasco. En las primeras páginas de su revista, aparecidas un año más tarde, y por tanto en plena dictadura de Primo de Rivera, los txistularis utilizaban un artículo de nombre alkate-soñua para colocarse a las órdenes de gobernadores civiles, diputaciones y alcaldes vascos. Y en el mismo número, aparecen entre las primeras partituras dos versiones del alkate-soinua más conocido, una para dos txistus y otra para dos txistus y silbote obligado firmadas por Eduardo de Gorosarri. He aquí una versión de esta melodía:

Tradicionalmente este minueto se interpreta de un modo especialmente lento y ceremonioso, a velocidad de aproximadamente negra=40. En las partituras de la primera época de la revista Txistulari, publicadas entre 1928 y 1936, aparecieron doce minuetos (entre ellos la mayor parte de los que se publicaron en el cancionero de Azcue), menos que fandangos, arin-arin, biribilketa, zortzikos y danzas. Además del alkate-soñua que acabamos de mencionar, también apareció el del cuaderno de Iztueta y Albéniz y otro con el nombre de Durangoko alkate soñua, "alkate soñua de Durango". En general, suponen una cantidad apreciable (más del 9 %). Y después de la guerra, en 1955, en el primer número de la segunda época, e inmediatamente después de una melodía tan emblemática como Agur jaunak apareció de nuevo el Alkate-soñua más conocido, en esta ocasión con adaptación de Luis Urteaga.

De forma parecida a lo que ocurre con el contrapás, el que fuera txistulari municipal de San Sebastián Isidro Ansorena, muy consciente de la utilización protocolaria del txistu, por ejemplo en su segundo curso de su método de txistu (1954: s.p.) incluye tres minuetos, pero el padre Olazarán (1970), en su método, más preocupado por el txistu popular, no sólo no trae ningún ejemplo del mismo, sino que ni siquiera lo menciona.