Lexique

MANZANA

Cultivo del manzano. El clima óptimo sería templado, húmedo y algo nublado. Precisa cierto frío invernal así como temperaturas moderadamente elevadas en primavera. En las zonas con elevadas temperaturas veraniegas sólo es rentable el cultivo de variedades de maduración temprana (Landetxo, transparente blanca...). Estas exigencias climáticas varían según las especies; por ejemplo, la variedad «Errexil Sagarra» o Reineta de Régil precisa tanto de frío invernal que no madura al pasar de su zona autóctona (zona del Urola hasta Régil) a zonas más templadas. Necesita insolación moderada y bastante humedad en el terreno. En las zonas de lluvias escasas o irregulares es necesaria la irrigación (preferiblemente por aspersión). Crecen en diversas clases de suelo pero prefieren los terrenos que permitan la penetración profunda del agua hasta las raíces. La siembra se efectúa en febrero o marzo en surcos distanciados entre sí de 18 a 20 centímetros, debiendo quedar enterradas las semillas por lo menos a 30 cm. La semilla se obtiene dejando pudrir las manzanas escogidas y separando luego las pepitas. Es necesario efectuar escardas para facilitar la salida de las plantas. En los meses de noviembre o diciembre se trasplantan al vivero a tresbolillo. Los injertos se efectúan en el vivero y se puede realizar cuando los árboles llevan un año de trasplantados aunque es prudente esperar a que tengan ya dos años. Se suele emplear para el injerto el espino blanco. La distancia entre los manzanos de forma arbórea en los cultivo extensivos varía entre 6 y 12 metros. En los primeros años de plantación se aprovecha el terreno con el cultivo de forrajes, patatas, judías... hasta que la sombra y las raíces de los manzanos impidan estos cultivos. También suelen intercalarse entre los manzanos otros árboles de forma arbustiva como los melocotoneros. La recolección del fruto debe ser efectuada a mano, si las manzanas están dedicadas al consumo directo, teniendo cuidado de no golpearlas pues los puntos tocados se ennegrecen con rapidez, el fruto se vuelve insípido y se pudre con facilidad. Si la manzana está destinada a la producción de sidra, la recolección puede hacerse con el procedimiento del vareo. La época de recolección debe ser cuando el froto está maduro o próximo a madurar, las manzanas de invierno pueden dejarse en el árbol hasta la caída de la hoja si el tiempo lo permite, en caso de helada debe recogerse inmediatamente. La conservación de la manzana que no va a ser consumida en el momento de la recogida es una tarea delicada por la naturaleza del fruto. Debe guardarse en un sitio frío, en penumbra y con ventilación suave para evitar que la excesiva luz o el viento aceleren la maduración. El manzano empieza a dar fruto a los 5 ó 6 años de plantado, llegando a ser productivo hasta un máximo de 30 años. Es frecuente que la producción no sea abundante dos años consecutivos. Es el problema de la vecería del manzano que dificulta la obtención de rendimientos regulares y ha sido motivo del abandono por muchos agricultores del cultivo de éste. Un método de regularizar y equilibrar la producción sería suprimir o «aclarar» parte de flores y frutos en los años de cosecha, junto a podas bien hechas y abonados oportunos. José Trueba, ingeniero jefe de la Jefatura Agronómica de Vizcaya, estudió el problema en la década de los 50 proponiendo como solución parcial para atenuar este fenómeno dar preferencia a las variedades que no florecen hasta la aparición de las primeras hojas en las que la vecería era menos acentuada. Enfermedades y plagas del manzano: En primer lugar podríamos citar el «Moteado», enfermedad que aparece sobre todo en primaveras muy lluviosas o en zonas de humedad permanente. Se presenta en forma de manchas oscuras atacando a hojas y frutos. Provoca la caída prematura de los frutos tempranos y la formación de costras ásperas que se agrietan en los frutos mayores. Afecta especialmente a la variedad «Golden Delicious». El «Chancro» es otra temible enfermedad que ataca a la piel del manzano que se desprende a tiras y deseca las ramas jóvenes. Su aparición se debe a una excesiva humedad en el ambiente y en la tierra. Es frecuente en las zonas muy arcillosas. Afecta mucho a las variedades «Reineta del Canadá» y a la «Reina de Reinetas». La «Monilia» se inicia con una pequeña herida, el mal va apareciendo en forma de círculos que van pudriendo el fruto dejándolo seco y arrugado. Afecta mucho a la «Reineta de Caux». El tratamiento para estas tres enfermedades es el mismo teniendo carácter preventivo. Cuando ha caído un tercio de las hojas se riega con urea mojando tanto las hojas del árbol como las del suelo. El tratamiento se continúa con oxicloruro de cobre. El «Oidio.» provoca la aparición en las hojas de un polvillo blanco que las curva. Se combate con fungicidas. La «Podredumbre del Cuello» provoca la pérdida de vitalidad del árbol que adquiere un tono rojizo apareciendo manchas de color oscuro en el cuello. Produce por exceso de humedad (suelo poco permeable), tierra demasiado arcillosa o plantación demasiado profunda. Para combatirla se descubre el pie del árbol y se embadurna con oxicloruro de cobre regándose luego con un producto a base de captan. «Bitter Pit» son puntos con la piel comprimida que se introducen en el fruto. Parece que se deben a carencia de calcio por lo que se tratan mediante la pulverización con cloruro de calcio o con nitrato de calcio. En cuanto a las plagas una de las más importantes es la del «gusano de la fruta», el «gusano del tronco» o «zeuzera» ataca a las ramas y ramillas debilitándolas y provocando su caída bajo la fuerza del viento o bajo el peso de la fruta. Los pulgones atacan a los brotes en crecimiento y a las hojas. El «pulgón lanígero» segrega una borra algodonosa que lo protege de los insecticidas de contacto que se puedan utilizar. Facilita la aparición del Chancro. El mejor método de combatirlo es la introducción del «Aphelinus Mali». Las arañas rojas atacan a las hojas debilitándolas y dificultando la función clorofílica.