Concept

Literatura vasca en el siglo XX. 1900-1975

En la trayectoria que sigue la novela vasca tras la Guerra Civil, a partir del año 50 podrá observarse un declive del paradigma de la novela costumbrista. En los años 40 aún se mantienen vivas algunas de las características de la novela tradicional. Sin embargo, en 1946 y en la revista Herria Jean Pierre Iratxet publica Antton. Tras ella aparecen las novelas ya citadas de Joseba Andoni Irazusta y la de José Eizagirre. Pero la renovación parte de la obra de Jon Etxaide, quien comenzó en la senda de la narración de leyendas pero que en 1955 publicó Joanak Joan [Lo pasado pasado está], una obra basada en la vida del bersolari Pierre Topet Etxahun. En ese trabajo se rompe con el mundo idílico en el que se basaban las novelas costumbristas, aunque Jon Etxaide mantiene una ideología cristiana que hace que el personaje se salve al final de la novela. Ese mismo año, José Antonio Loidi publica la novela policiaca Hamabost egun Urgainen [Quince días en Urgain]. Aún así, en todas ellas los personajes no muestran un conflicto con el mundo que les rodea aunque vivan una situación dura y difícil. No hay una revuelta contra la sociedad. La novela de la emigración, la novela histórica y la novela policiaca no rompen con el mundo ideológico establecido en la novela tradicional. Quizás una excepción podría ser la novela Laztantxo eta Betargi (1956) de Sebero Altube que trata de manera dura el tema de la Guerra Civil, pero este trabajo quedó fuera del sistema literario vasco.

Fue José Luis Álvarez Emparanza, Txillardegi (1929) quien rompió el paradigma de la narrativa tradicional con su novela Leturiaren egunkari ezkutua [El diarió secreto de Leturia] (1957), la cual se considera la primera novela vasca por utilizar un personaje conflictivo. Su protagonista Leturia vive lleno de dudas y es un hijo humilde del existencialismo francés. Txillardegi utilizó algunos elementos de la novela de Paul Sartre y Albert Camus, aunque no aparece lejano al pensamiento de Miguel de Unamuno. En la obra, escrita como un diario, Txillardegi realiza el retrato de un personaje que transita de las contradicciones interiores a la búsqueda de la felicidad. Pero hay que reconocer que la construcción del personaje no es la única novedad presente en esta novela. La novela se situó en una ciudad, utilizó la realidad urbana para construir el espacio, se basó en la primera persona para la narración, trabajó la focalización interior y utilizó el simbolismo para ambientar la crisis del personaje. Txillardegi publicó otras novelas años más tarde. En una primera época publicó novelas basadas en el estudio psicológico de los personajes y así los nombres de los protagonistas son el título de la novela: Peru Leartzako (1960) y Elsa Scheelen (1969), el retrato de una infelíz mujer que no puede decidir entre dos amores. Posteriormente, el escritor prefirió una estética simbolista: Haizeaz bestaldetik [Al otro lado del viento] (1979). Y en un tercer momento reflejó la situación del País Vasco contemporáneo: Exkixu (1988) y Labartzari agur [Adiós a Labartza] (2005). En la novela Putzu (1999) ha retratado la época de las Carlistadas.