Concept

Joyeros

El joyero obtiene estos materiales fundiendo y dando forma a pequeños trozos de oro. Para ello los coloca en el interior de un crisol o pequeña cazoleta de material cerámico reforzado con un armazón metálico y con un mango del mismo material y los calienta proyectando sobre ellos la llama de un soplete, en los últimos años de gas y anteriormente de alcohol. Conseguida la fusión del metal lo vierte manualmente en la rielera eligiendo la acanaladura del tamaño más aproximado al objeto que quiere obtener. Una vez enfriado el metal, se obtienen pequeños panes, tochos o "rieles" de oro de forma alargada y sección semicircular, a los que el artesano elimina las irregularidades que pueden presentar en su superficie golpeándolo con el martillo sobre la ranura más adecuada del tas.

A continuación lo va adelgazando y estirando hasta conseguir el hilo deseado, lo que se obtiene haciendo pasar entre los dos rodillos enfrentados del laminador de banco mientras los hace girar a mano por medio de una manivela. Tras hacerlo pasar por varios de los acanaladuras existentes en los rodillos, cada vez más estrechas, el oro queda alargado y con un espesor del orden de 1,5 milímetros.

Finalmente, lo reduce a diámetros menores, haciéndolo pasar repetidas veces por los orificios, cada uno de menor diámetro que el anterior, de una "hilera" o placa de acero, que sujeta en un tornillo a la mesa, mientras estira del extremo del hilo por medio de unos alicates. Para esta labor dispone de diversas hileras con orificios de diámetros calibrados desde 4 a 0,1 milímetros.

Asimismo dispone de hileras con orificios de sección cuadrada y semicircular, que utiliza para obtener tiras de oro con esta forma, principalmente utilizadas para la elaboración de anillos y alianzas. De forma similar, fundiendo cantidades mayores de oro y plata en la rielera y laminándolos en el cilindro o banco de laminar chapa, obtiene planchas de estos materiales de los espesores y dimensiones necesarios.

A estos materiales, hilo y láminas, seguidamente les da las formas y dimensiones convenientes, curvando o estirando con ligeros golpes sobre cualquiera de las ranuras del tas, pequeño yunque de acero de forma cuadrangular, de 8 centímetros de lado y 15 de largo, provisto en sus cuatro caras de ranuras de diversas formas, o sobre el tas de embutir, pieza similar, provista de cavidades semicirculares, sobre el que golpea con el embutidor (cilindro con una esfera en uno de sus extremos), de madera de boj (los grandes) y de acero (los menores), o sobre el pequeño yunque o bigornia de joyero, de unos quince centímetros de altura, provisto de una base de madera.

Una vez que el joyero haya conseguido dar la forma deseada a las diversas piezas que van a formar parte de la joya que tiene "in mente", procede a unirlas, lo que en unos casos lleva a cabo por soldadura. Para ello utiliza un metal de aportación (aleación de oro o plata que funde a temperatura inferior al resto), colocado entre, o sobre las dos partes a unir. Una vez fundido y enfriado, los adhiere firmemente.

Para ello, corta con la tijera pequeños trozos de esta aleación, los "payones", de láminas que adquiere en el mercado, y con un pincel los coloca en el punto a soldar, al mismo tiempo que lo moja con borax (para evitar la formación de óxido durante la operación), para seguidamente calentarlo hasta la fusión, utilizando una llama muy fina de un soplete de gas, actualmente oxhídrico. En el caso de tener que efectuar otras soldaduras muy próximas a la anterior, utiliza aleaciones que funden a temperatura inferior, para evitar dañar la unión primeramente ejecutada.

En otros casos, une las piezas por remachado, con alambre de oro o plata que atraviesa las piezas por los orificios que efectúa a mano, utilizando el "violín" o taladro manual de vaivén, para remachar finalmente los extremos con pequeños golpes de martillo. También, y según la joya, puede unir las piezas por medio de un tornillo que él mismo construye, a partir de un hilo de oro o de plata, también de su elaboración, que rosca a mano con una pequeña terraja.