Villes

Irun

Dedicada a Santa María del Juncal, y 8 parroquias de barrio, arciprestazgo de Irun, obispado de San Sebastián. Ermitas de Sto. Cristo de Artiga, Sta. Cruz de Elizatxo, San Antón, Sta. Elena, San Isidro, San Marcial y San Román. Convento de trinitarios. Parroquias, 1983. Parroquia de Ntra. Sra. de Aránzazu, Barrio de Ventas. Parroquia de San Gabriel y Santa Gema, Estación. Parroquia de la Sagrada Familia, Avenida de Gipuzkoa. Parroquia del Sagrado Corazón, Barrio Behobia. Parroquia de San Juan Bautista, Polig. Letxumborro. Parroquia de San Juan Bautista de la Salle, Barrio Lapize. Parroquia de Santa María del Juncal, Escuelas, Avenida Navarra, Avenida Salís. Parroquia del Santo Cristo de Artiga, Darío de Regoyos.

A principios de siglo, hacia 1916, había en Irun ocho asociaciones religiosas; cuatro de mujeres: Siervas de Jesús, para asistencia a los enfermos; Siervas de María, para la enseñanza, Religiosas de la Sagrada Familia, enseñanza; y Hermanas de la Caridad. Había también cuatro de varones: Hermanos de la Doctrina Cristiana, enseñanza; Betharramitas, ministerios; Corazonistas. ministerios, y Jesuitas establecidos en Martin Dozenea, que ocupaban las Apostolinas del Sagrado Corazón. Actualmente subsisten estas: Hermanos de la Doctrina Cristiana, noviciado y colegio. Padres Pasionistas, residencia y culto. Carmelitas Misioneras Terciarias Descalzas, vida contemplativa. Orden de Nuestra Señora (Compañía de María), vida contemplativa y colegio. Hijas de la Caridad, Hospital-Asilo. Hijas de la Caridad (hábito gris), colegio y dispensario. Hijas de la Cruz, noviciado. Hijas de la Unión Apostólica (Pía Unión), servicio parroquial. Siervas de Jesús de la Caridad, asistencia a enfermos.

Fue arciprestazgo menor del antiguo obispado de Bayona y después de Pamplona. Estuvo unida a la matriz de Hondarribia de manera que ambas se hallaban servidas por un capellán mayor y tres beneficiados que residían en aquella ciudad. Aumentada con el tiempo la población de Irun, se vio la dificultad de que se atendiese desde Hondarribia; ya por razón de la distancia; ya también porque, siendo plaza de armas, quedaba cerrada de noche. En vista de estos inconvenientes, el papa Pío II mandó que uno de los beneficiados de Hondarribia sirviese la iglesia de Irun con residencia en ella. No siendo tampoco bastante eficaz esta providencia. Paulo III dividió ambas parroquias, estableciendo en Irun un cura párroco propio con título de rector (26 de junio de 1545). Nombró al propio tiempo por primer rector de esta nueva parroquia al bachiller Miguel de Astigar, natural de la misma villa. Hondarribia no se allanó con estas determinaciones, que eran un principio de la separación de Irun y, al contrario, promovió un pleito ante el consejo real contra la validez de las bulas pontificias cuya retención pretendía.

Por fin llegó a hacerse una concordia entre las partes contendientes, fechada en Valladolid a 29 de setiembre de 1551, siendo apoderado de Hondarribia su alcalde Juan de Gamboa y de Irún su rector D. Miguel de Astigar, en cuya virtud debía hacerse un hórreo común de los frutos decimales de ambas feligresías. Este hórreo debía dividirse en veintitrés porciones, después de sacada la correspondiente al obispo; de las que el cabildo de Irun debía percibir nueve y el de Hondarribia las otras catorce. Con respecto a las primicias no se hizo novedad; pues se dispuso que cada iglesia llevase las que había acostumbrado. Se convino así mismo en que los vecinos de Irun hiciesen la presentación del vicario y beneficiados, pero que los nombrados tuviesen que presentarse ante el ayuntamiento de Hondarribia, como hasta entonces, para pedir al obispo la institución canónica. El cabildo de Irun, conforme a estos tratados, tenía que entregar a la iglesia catedral de Bayona la cuarta parte de los frutos decimales que le correspondían, como lo verificó mientras el arciprestazgo menor perteneció al obispado de dicha ciudad.

Cuando se agregó al de Pamplona, parece que este derecho se adjudicó a la colegiata de Roncesvalles. con la cual el cabildo de Irun hizo un convenio, fijando dicha carga en 451 y medio reales anuales. Pero aun esta obligación desapareció desde la supresión de los diezmos por la ley general del reino. En memoria de la victoria de San Marcial el capitán general Don Beltrán de la Cueva mandó erigir una ermita con la advocación del Santo en cuyo día se consiguió. Por la misma razón los vecinos de esta villa hicieron voto de subir ambos cabildos secular y eclesiástico en procesión a ella todos los años el mismo día.