Concept

Inspección educativa en Euskal Herria

En el primer tercio del siglo XX el Gobierno irá ampliando las plantillas de la inspección, creando plazas de auxiliares y la Inspección femenina. Las corporaciones municipales, a la vista de esta política solicitaron del gobierno la creación de plazas dependientes de los Ayuntamientos para ejercer la función inspectora, ante la necesidad cada vez más apremiante de vigilar y crear más escuelas. En este sentido, se manifestarían los Alcaldes de Vitoria, San Sebastián y Bilbao reunidos en Bilbao, en 1913, con motivo de celebrar la conferencia sobre el pago de las necesidades de primera enseñanza. Allí afirman que "a fin de que las escuelas no queden desatendidas y huérfanas de inspección, dadas las deficientes condiciones en que se realiza la del Estado", se les posibilite establecer una inspección municipal para las escuelas que estaban a su cargo. Los Ayuntamientos de las capitales de las provincias vascongadas dirigirán dicho escrito al Ministerio solicitando lo acordado en la mentada reunión, siendo atendida su petición, de acuerdo con la normativa aprobada en 1913.

De la misma forma, aunque por motivos diferentes, se dirigió al Ministerio la Diputación Foral y Provincial de Navarra para solicitar el establecimiento de una plaza de inspector municipal, el 27 de agosto de 1914 de acuerdo ya con la nueva disposición del R.D. de 5 de mayo de 1913 por el cual se establecía la inspección Municipal, aunque para que el nombramiento se llevase a efecto se requería autorización por parte del Ministerio. Así con fecha 20 de noviembre de 1914 se autorizaría la inspección municipal en Navarra.

Con esta normativa, el ayuntamiento de San Sebastián, por ejemplo, descargaba de la Junta Local de las tareas de inspección y vigilancia que hasta entonces venía ejerciendo, sin que pudiesen entrar en competencia con los inspectores profesionales, según estipula la misma disposición. También Bilbao poseerá un inspector municipal de primera enseñanza, además, el inspector jefe, otro de zona y una inspectora. A partir de este momento las provincias vascas conseguían organizar la inspección de acuerdo a una división territorial, adecuada a cada uno de los territorios. De esta forma la eficacia inspectora quedará garantizada para el futuro que, a pesar de los cambios políticos, no serán sustanciales hasta después del franquismo.

Además de esta inspección municipal, las diputaciones de Gipuzkoa y Bizkaia mantuvieron su propia inspección provincial para controlar las denominadas escuelas rurales (en los pueblos guipuzcoanos, durante la Segunda Republica), a cargo de Josefina Oloriz y de barriada (en las zonas rurales de Bizkaia desde 1923) y que fueron inspeccionadas por Luis Elizalde.