Concept

Evolución electoral y sistemas de partido en Euskal Herria

La abstención se sitúa en un 33,1% como media de las nueve convocatorias electorales (Gráfico 3); la máxima se dio en 1994 con un 40,3% y la mínima en 2001 con un 21%. En cuanto al espacio nacionalista, este tiene en todas las convocatorias electorales una media de 38,7% de votos sobre el censo electoral, obteniendo su pico más alto en 1986, con un 46,7% del electorado, y el más bajo en 1994, con un 32,8%. Y si observamos el espacio no nacionalista, la media de este durante las nueve convocatorias es de un 23,2% del electorado, con el mejor resultado en el 2001 con un 31,9% del electorado y el peor, en 1980 con un 16,2%. Finalmente, el espacio federalista, que como tal surge en 1994 (con el nacimiento de IU/EB), tiene una media para las cinco convocatorias electorales en las que tiene repercusión del 3,8% del electorado, con un máximo en 1994 del 5,3% y un mínimo en 2009 del 2,0%.

Gráfico 3
Evolución electoral al Parlamento vasco de la abstención, las fuerzas nacionalistas, federalistas y estatalistas con respecto al % de votos obtenidos sobre el censo electoral

Gráfico 3

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Gobierno Vasco

Haciendo una interpretación global de la serie temporal, una de las conclusiones más claras es la tendencia afianzada hacia el recorte en la distancia electoral entre el espacio nacionalista y el no nacionalista (Gráfico 4). La media de la distancia en % de voto sobre el censo en las últimas nueve convocatorias es de 15,5%. Las dos primeras convocatoria electorales la distancia se mantiene similar, entorno al 21-22%. La primera convocatoria tiene un nivel de abstención muy alto, debido a la novedad, y en la segunda, ya se perfila un repunte en la participación. Pero el dato clave es el de 1986, tras la ruptura del PNV, esta convocatoria electoral representa el momento de realineamiento y toma de posiciones de los partidos nacionalista en competencia (PNV, HB, EA y EE), y por ello, abre un ciclo de alta participación por la movilización electoral nacionalista, que como era de esperar, arroja el mejor resultado electoral de la historia de este espacio y la mayor distancia entre los dos espacios en competencia con un 25,9%. Abrumadora mayoría nacionalista que se refleja en el reparto de escaños también (Gráfico 5), 52 diputados nacionalista frente a los 23 de las fuerzas de ámbito estatal. Al año siguiente, en las elecciones municipales y forales esta tendencia se reafirmó con unos resultados igualmente espectaculares para los nacionalistas. Pero a partir de ese momento, la tendencia empieza a cambiar. No es un cambio brusco, pero si constante. Los partidos de ámbito estatal desde 1990 comienzan a comerle terreno a los nacionalistas, tendencia que ha seguido vigente en la convocatoria electoral del 2009.

Gráfico 4
Evolución de la distancia electoral entre el espacio nacionalista y el no nacionalista en porcentaje sobre el censo

Gráfico 4

Fuente: elaboración propia

En las elecciones de 1990, con un nivel de abstención muy alto, el espacio no nacionalista recuperó las posiciones del panorama electoral de 1984, para dar un auténtico golpe de mano en las elecciones autonómicas de 1994 y en las forales de 1995. Ambas marcan un punto de inflexión porque el espacio nacionalista deja de doblar en votos la capacidad electoral del espacio no nacionalista. Entre otros motivos, la desaparición de Euskadiko Ezkerra como partido nacionalista en competencia podría ser uno de los motivos. El efecto, como era lógico, es una bajada importante en el peso cuantitativo y cualitativo del nacionalismo, máxime cuando la posición de EE en el sistema de partidos pasa a ser ocupada en gran parte por la irrupción de IU-EB en el panorama vasco, un partido de ámbito estatal y muy próximo a los planteamientos que había estado defendiendo EE. Pero aún sumando la fuerza electoral de IU-EB a los del espacio nacionalista, como ocurre en el Gráfico 5, se observa perfectamente que las fuerzas favorables al derecho a la autodeterminación tienen el peor de los resultados hasta entonces, con una reducción importante de sus escaños a 47.

Gráfico 5
Evolución del reparto de escaños en el Parlamento vasco entre las fuerzas políticas favorables al derecho a la autodeterminación y las contrarias

Gráfico 5

Fuente: elaboración propia

En febrero de 1998 los socialistas abandonaron la coalición gubernamental con el PNV y EA, y a finales del mismo año el resultado electoral arrojó una tendencia electoral centrifugada a los extremos. Los partidos que salieron reforzados fueron EH (Izquierda Abertzale) y PP. En general, el ascenso de los estatalistas fue el más alto hasta el momento. Pero en está ocasión el nacionalismo vasco también consiguió crecer, al igual que lo ha hecho cada vez que ha subido la participación, y por ello se ralentizó ostensiblemente su retroceso relativo. Ralentización que se acentuó en el 2001, en está convocatoria electoral la política de adversarios llegó a su punto álgido en la disputa por el poder y por ello la movilización electoral fue la más alta de las citas al Parlamento vasco.

En el año 2005 se relajaron los datos de la participación, aunque manteniéndose todavía una movilización electoral significativa, en la que se confirmó una vez más la tendencia a la baja del espacio nacionalista en su distancia con los no nacionalistas, y además, con un recorte significativo también del peso electoral de los federalistas que actuaban como aliados de los nacionalistas. Como consecuencia de todo ello, el gráfico 5 apunta una tendencia a la reducción del número de diputados favorable a la autodeterminación que finalmente ha quedado invertido en las elecciones del 2009. En estas últimas elecciones han sido tres escaños de diferencia favorable a las opciones que están en contra de la autodeterminación. Esta nueva situación, se explica por tres factores: por una parte la distancia entre el voto nacionalistas y estatalista ha vuelto a recortarse quedando en un 6,7% del censo favorable a los nacionalistas; parte de esta diferencia es voto nulo no contabilizado para el reparto de escaños; y finalmente, la sobre representación de Álava favorece al voto estatalista.

Finalmente, este análisis de la evolución electoral lo acabaré con una referencia al comportamiento electoral en el eje izquierda - derecha (Gráfico 6). Una dimensión que en la política de pactos gubernamentales está en un segundo plano.

Gráfico 6
Evolución del reparto de escaños en el Parlamento vasco entre partidos de izquierdas y de derechas

Gráfico 6

Fuente: elaboración propia

Hasta la ruptura del PNV y el surgimiento de un partido con una sensibilidad de centro-izquierda de su seno, la mayoría estaba en manos de las opciones electorales de derecha. Precisamente, en 1986, el año de la ruptura, los partidos con una sensibilidad de izquierda lograron el mejor resultado de la historia con 54 diputados. Pero en aquella ocasión, como tras las elecciones de 1990, a pesar de la clara mayoría no hubo coalición de izquierda, elemento que es demostrativo de la importancia de segundo orden de esta dimensión6. En 1994 los partidos de sensibilidad de derecha logran un diputado más que los de izquierda, debido al ascenso de Unidad Alavesa y el PP, en detrimento del declive socialista dentro del espacio no nacionalista. Está tendencia se reafirmó en 1998. Y en 2001, además del declive del PSE, el bajón electoral de la Izquierda Abertzale llevó el panorama electoral a una relación de fuerzas más favorables a los partidos de centro-derecha. En 2005 volvió a haber un nuevo reordenamiento y recuperación electoral del PSE y la Izquierda Abertzale, por ello, después de quince años de mayoría de diputados conservadores, volvieron a ser mayoría en el Parlamento vasco con los diputados de sensibilidad de izquierdas. Finalmente, en el 2009 ganan las fuerzas con sensibilidad de derecha, favorecidos por la ilegalización de las candidaturas electorales de la Izquierda Abertzale.

6La importancia de cada eje de conflicto se ordena de una manera muy sencilla atendiendo a qué criterio se impone en la formación de coaliciones políticas, la cercanía en el eje nacionalista o la cercanía en el clásico. Más respecto a la metodología en Lijphart, A., Las democracias contemporáneas. Ariel, Barcelona, pág. 143-164.