Tras la doble muerte en junio de 1968 de un Guardia Civil y del joven líder de la V Asamblea Txabi Etxebarrieta, ETA mató en agosto al policía de la comisaría de Irún y conocido torturador Melitón Manzanas. El Gobierno decretó un Estado de excepción que suspendía las escasas garantías constitucionales del franquismo; la situación de excepcionalidad duró intermitentemente hasta la muerte de Franco. La situación generó la formación de una nueva comunidad nacionalista (objetivo perseguido por ETA), pero de naturaleza anti-represiva; lo que facilitó la integración en ella de los inmigrantes mediante su participación en las luchas contra el Régimen.
El juicio de Burgos celebrado en diciembre de 1970 contra 14 miembros de ETA y dos sacerdotes, que pretendía ser un escarmiento contra el nuevo nacionalismo, se convirtió en una requisitoria general contra el franquismo. Al convertirse los acusados en símbolos del anti-franquismo, una fuerte solidaridad se produjo en el Estado español y en el mundo; en el País Vasco la sociedad clandestina ganó la calle, enfrentándose abiertamente en ella a las fuerzas del orden.
La llamada "dirección del interior" convocó en agosto de 1970 la VI Asamblea a fin de hacer de ETA un partido leninista con el proletariado industrial a la cabeza, Asamblea que fue declarada ilegítima por una coalición de grupos liderada por el Frente Militar. En 1971, tras reivindicar a los condenados del juicio de Burgos, esta ETA se consolidó sobre la VI Asamblea, la cual, dividida en 1972 entre "mayoritarios" y minoritarios", desapareció poco más tarde.
La ETA "militar" de los primeros años 70, hija del Juicio de Burgos, quedó impregnada del carácter radical y utópico del nuevo nacionalismo que aquél había cristalizado. La rama juvenil del PNV, EGI, entró en masa en la ETA del Frente Militar. Los modelos que ETA se proponía imitar dejaron de ser los tercermundistas de origen rural, y pasaron a ser los de la guerrilla urbana (tupamaros de Uruguay, palestinos, irlandeses...)
Un grupo de personas, los miembros del Frente Militar de ETA, empezaron a transformarse en el "ideal de grupo" de la nueva comunidad anti-represiva vasca. Años de disputas contra los "liquidacionistas" les habían predispuesto contra la palabra hablada -o escrita- y a favor de la elocuencia armada.
Desde principios de 1973 se enfrentaron de nuevo en el seno de ETA dos concepciones sobre el significado de la lucha armada: el Frente Obrero sostenía que ésta debía servir de complemento a la lucha de masas, mientras que el Frente Militar defendía su autonomía total. Las teorías de Regis Debray sobre el "foco revolucionario" y las obras de los teóricos de la guerrilla urbana Abraham Guillen y Marighela sugirieron una vía de solución al enfrentamiento entre Frentes mediante la creación de una única estructura organizativa político-militar.
El atentado que costó la vida en diciembre de 1973 al segundo del régimen franquista, el almirante Carrero Blanco, reforzó clamorosamente al Frente Militar, el cual alcanzó la cima de su popularidad. Durante el año 1974, el Frente Obrero se separó de ETA, constituyéndose en partido político con el nombre de LAIA y creando unas Comisiones Obreras Abertzales que fueron el embrión del futuro sindicato LAB.