Lexikoa

VERDUGO

Funciones del verdugo. Es el responsable de ejecutar sobre los transgresores de la norma la violencia institucional derivada del poder político. Dentro de la arquitectura penal medieval, moderna y primera Edad Contemporánea encontramos que los tipos de castigos que requerían del concurso del verdugo eran: la pena capital en sus diversas variantes; la mutilación de miembros, como orejas, manos o pies; el enclavamiento de miembros, como lengua o mano; las marcas en el cuerpo, como la cruz en la frente y en las mejillas con que el Fuero de Avellaneda (1394) y Encartaciones (1503) reprimían la bigamia; los azotes; la conducción del reo al destierro y a la vergüenza pública. Igualmente era el verdugo uno de los que formaban la comitiva que conducía al condenado camino del cadalso. Cuando había que ir en busca de un fugitivo de la justicia a otra localidad, se encomendaba al verdugo, entre otros, esta tarea. En la Edad Media y Moderna estaba previsto por el procedimiento penal la aplicación de la tortura en la fase probatoria como medio de provocar la confesión. El verdugo era la persona encargada de someter al acusado a la tortura judicial. La correcta administración de las sentencias y del tormento era fiscalizada, como en el caso de Vitoria, por el alguacil mayor, que, en palabras del cronista Fray Juan de Victoria, "asiste a los tormentos, hace que los verdugos ni excedan ni falten de lo sentenciado y van con ellos hasta que la justicia está acabada, ejecutándola hasta el fin. Hace castigar a los verdugos si exceden o no quieren ejecutar las sentencias". También enajenaba los bienes de los encartados, como se indicaba en el contrato entre la villa de Marquina y Juan de Amoroto en 1512. Al margen de estas funciones ligadas a lo que las Juntas de la Hermandad alavesa denominaban en 1524 "executar las justiçias", el verdugo también desempeñaba el oficio de pregonero público, comunicando a la comunidad vecinal las disposiciones adoptadas por las autoridades. Es más, el oficio de pregonero se encontraba inevitablemente asociado al de verdugo, siendo en consecuencia fuente de constantes conflictos y quebraderos de cabeza para las autoridades a la hora de proveer el oficio de pregonero. Pero sobre este particular nos ocuparemos más adelante. En algunas villas al verdugo se le encomendaban otras tareas además de las ya mencionadas de ejecutor de la justicia y pregonero público, como en el caso de Lekeitio, según se desprende del contrato realizado con Juan de Mendaro y García Posadillo en 1528: "allende dello sea belador como lo es [...]. Yten que sea guarda e jurado en la dicha villa asy para el seruicio de la justicia como para guardar de las heredades [en agosto]". Por el arancel de 1652 de Bayona sabemos que el verdugo debía encargarse de arrojar al río todos los perros y gatos que encontrara muertos en las calles.