Udalak

URDIAIN


Urbanismo y construcciones civiles

Urdiain cuenta con un núcleo urbano compacto. Se distinguen dos barrios, uno alto o Goienkalde, y otro inferior llamado Barrenkalde. Últimamente, no obstante, el casco urbano ha ido extendiéndose hacia el norte, ocupando las tierras llanas. Las casas no suelen tener un nombre específico, como es habitual en Navarra, sino que se les identifica con el del propietario (por ejemplo, la casa de Sabino Pozueta). Abundan los inmuebles de gran porte, con bloques cúbicos cubiertos con tejados a dos aguas y fachada en hastial. Es relativamente habitual que algunas de ellas lleven dos arcos de entrada simétricos, correspondiendo cada uno a una vivienda. Son frecuentes las inscripciones y fachadas blasonadas, con apellidos como Ondarra, Zigordia, Goicoechea-Echeberria o Galarza, y fechas que se encuadran casi siempre entre los siglos XVII y XVIII. Falta en cambio el antiguo palacio de cabo de armería de Urdiain, (L.A.R.N. nº 258), que presentaba campo con seis lobos pasantes. Ya Caro Baroja subrayó la riqueza de los herrajes, cerraduras, clavos y aldabas de las puertas del lugar.

En el extremo oriental del pueblo hay una amplia plaza, en la que los miembros de la familia Ondarra erigieron varias de sus casas. Ondarra Zaharra es un bloque de desarrollo horizontal, con dos alturas y desván, y acusa una importante ampliación de sillería en uno de sus lados. Va con gran tejado a dos aguas y la fachada, enlucida, se abre mediante ventanas cuadrangulares y balcones modernos. El acceso consta de arco de medio punto sin moldurar. Encima, un escudo bastante desfigurado, con yelmo, leones tenantes y mascarón. En el campo, dos osos enfrentados bajo una concha. Lleva la inscripción: ARMAS DE ONDARRA. Junto a ella, otras casas de sabor popular y aires dieciochescos, con dos niveles más "ganbara". Cerrando la misma plaza por el norte, una serie de casas se alinean formando calle. Destacan dos viviendas abiertas mediante arcos de medio punto simétricos, rematados con ventanas que llevan dinteles labrados. Se lee el nombre de Diego Miguel de Ondarra y una fecha: 1809. Cerrando la plaza por el este, otra casa de gran tamaño y cuatro alturas, que lleva un alto zócalo de piedra de buena sillería, que afecta también al enmarque de los vanos y a los sillares esquineros. Se abre mediante arco de medio punto y ventanas de formato cuadrangular. Sobre una de ellas hay labrada una cruz y una inscripción, en la que de nuevo se cita a Diego Miguel de Ondarra, esta vez con la fecha 1786. Lleva esta casa un escudo similar al ya antes descrito en Ondarra Zaharra. El zaguán se ha decorado con antiguos enseres, tales como una "kutxa" de madera, calderas de bronce, hoces, "eskilas", calentadores y otras herramientas, todas procedentes de la propia casa.

Saliendo de esta plaza por la calle Iturtxulo hay una fuente con "aska" y lavadero, coronada por un arco de medio punto y frontón triangular.

En un plano más elevado que la propia iglesia se encuentra la casa parroquial, con una fachada de sillares bien escuadrados y gran tejado a dos aguas sobre jabalcones. Se abre mediante arco de medio punto sin moldurar y ventanas cuadrangulares. Muy cerca, en una amplia plaza, encontramos otra casa del mismo tipo, a la que se ha cegado el portal central al dividirla en dos viviendas, cada una con su acceso adintelado. Originalmente se abría mediante arco de medio punto, en cuya clave aún hoy se aprecia una cabeza humana con nimbo, de factura tosca e inscripción: AÑO DE 1773. ESTA CASA ES DE JOAQUIN JOSE DE ZIGORDIA. Por encima hay un segundo nivel con vanos cuadrangulares y balcón moderno. En un antepecho se ha labrado una rueda, y dos brazos abiertos a modo de los de un Crucificado. Entre ellos se distinguen símbolos de la Pasión, como clavos, mazos, tenazas y escaleras. En el dintel de otro vano vemos una inscripción en el que se repiten informaciones: ESTA CASA HIZO AZER IUACHIN IOSSEP DE ZIGORDIA Y MARIA FRANCISCA DE ONDARRA. AÑO DE 1773. Va acompañada de un calvario y el anagrama de Cristo IHS. Por encima se aprecia un escudo sobre cartela de cueros, bordeado por un cordón ovalado. Va cuartelado, los tres primeros con dos calderos cada uno y el cuarto con un toro. Otra casa, de gran formato, tres alturas más ático y tejado a dos aguas, muy restaurada, luce el mismo escudo, con ángeles tenantes y mascarón. Cerrando otro frente, un caserón similar, con fachada parcialmente en sillar y dos arcos de entrada simétricos.

Cerca, una fuente con fecha de 1906, rodeada por un banco de piedra, lleva "aska" circular, pilar prismático y jarrón superior. La casa situada a su derecha ostenta el anagrama IHS e inscripción: ESTA CASA ES DE MIGUEL DE ONDARRA MENOR. AÑO DE 1769. Se aprecia también un escudo rococó con las armas familiares.

A escasos kilómetros del casco urbano de Urdiain, y dentro aún de su término municipal, se levantaba el antiguo castillo real de Irurita. Se alzaba sobre la peña llamada Gazteleko Haitza, muy cerca del antiguo despoblado medieval de Sarabe y de la ermita de Aitziber, que domina desde lo alto. Debió tratarse de un auténtico castillo roquero, con planta topográfica, enclavado para la defensa del camino hacia Ataun. La documentación da noticias de este castillo al menos entre 1294 y 1428. Debió constar de un torreón y una o dos atalayas, unidas por un doble muro que se estiraba por todo el espolón rocoso de la cima. Se ha encontrado sobre su cima el camino de acceso labrado en la roca, así como restos de muros, una habitación excavada en la roca, un aljibe y multitud de clavos de hierro. En el caserío Sarabe se guardan dos grandes proyectiles de piedra o "bolaños", que sin duda proceden del castillo. En la zona les llamaban "Jentileen harriak", porque creían que eran usadas para jugar a pelota por los antiguos gigantes.

Ermitas

El obispo Igual de Soria enumera en 1797 un total de 8 ermitas en su término. Actualmente, toda vez que la de San Pedro es compartida con Altsasu-Alsasua, se pueden visitar las de San Juan Bautista y la de Nuestra Señora de Aitziber.

La ermita de San Juan Bautista se ubica a poca distancia del casco urbano, hacia el norte. Lleva planta rectangular muy sencilla, con puerta en el lado de la epístola y tres ventanitas adinteladas. Luce un retablo barroco de la primera mitad del XVIII, con banco y hornacina flanqueada por columnas salomónicas corintias, en la que se expone la imagen titular de San Juan, de un barroco muy popular.

Más adelante, pasado el caserío Sarabe, último resto del antiguo despoblado medieval homónimo, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Aitziber, epicentro de leyendas locales. Lleva planta rectangular con cabecera poligonal, de tres lados. Va edificada en sillarejo enlucido con cadenas de sillar y cubierta con techumbre de madera. Sobre la puerta, adintelada, hay una pequeña espadaña en la que se lee la inscripción: AITZIBER. La imagen titular se encuentra en la parroquia, pudiéndose aquí ver una copia. Se trata de una talla gótica del segundo cuarto del siglo XIV. María, vestida con túnica y manto, tiene unas bellas facciones, y lleva velo y mano derecha añadidas en fechas posteriores. El Niño, sentado sobre la rodilla izquierda de la Virgen, mueve sus piernas hacia su derecha en un movimiento forzado, pero que contribuye a cerrar la composición. Bendice con la derecha, mientras que en la otra mano lleva un libro.

Parroquia de la Asunción

Aunque su contrato de obra data de 1584, el proceso constructivo se dilató muchísimo en el tiempo, y estuvo acompañado de incidentes, como cuando en 1698 se derrumbó buena parte de la fábrica. Las obras concluyen hacia 1731, cuando se termina el último cuerpo de la torre.

Tiene una sola nave, con cabecera poligonal, en la que se abren sendos nichos cubiertos mediante bóvedas de crucería que apean en ménsulas. La sacristía, de planta trapezoidal, se adosa a la cabecera por el lado de la epístola. A los pies de la nave se ubica el coro alto, que lleva una balaustrada de madera y sotocoro cubierto con lunetos barrocos. El edificio va en buen sillar de color crema claro, y todo el interior va enlucido.

Los tramos de la nave van reforzados exteriormente con estribos, que en las esquinas se proyectan en diagonal. La iluminación viene dada por dos ventanas de perfil apuntado que se abren a la cabecera, más otras dos que se ubican a los pies de la nave. El acceso se abre en el segundo tramo del lado de la epístola.

La cabecera conserva la bóveda estrellada del XVI, cuyos nervios apean en ménsulas decoradas con bolas y besantes. La nave, por contra, lleva una bóveda barroca de lunetos, sobre arcos fajones de medio punto.

Al exterior destaca un pórtico neoclásico sobre arcos de medio punto y pilares. En su interior se cobija la puerta del templo, del siglo XVI, con arco de medio punto sobre columnas que llevan capiteles muy someramente trabajados. Por encima va un frontón triangular, muy desfigurado por la obra del pórtico, y un nicho para una imagen que hoy falta. Bajo los aleros corre una moldura que, en la cabecera, va decorada además con bolas. Culmina la fábrica la torre prismática, en el ángulo suroeste, que alberga las campanas y que va articulada con pilastras y pirámides.

En el presbiterio, además de la talla original de la Virgen de Aitziber a la que ya nos hemos referido antes, hay un retablo mayor romanista del siglo XVII (1624), obra de Miguel de Peruzurquin. Lleva banco, dos cuerpos de cinco calles, tercer cuerpo con tres calles y ático bajo frontón curvo. Las transiciones se suavizan con aletones. En el banco hay tableros con relieves, Ecce Homo, Prendimiento, Jesús ante Caifás y Jesús con la cruz a cuestas. Separan las escenas Evangelistas y Apóstoles. En el primer piso hay imágenes en bulto de San Juan Bautista y San Antón, y relieves con Abrazo ante la Puerta Dorada y Esponsales de San Joaquín y Santa Ana. Sobre ellos, un friso con los Padres de la Iglesia recostados. En el segundo piso, imagen en bulto de San Fermín y San Saturnino, dos relieves de la Anunciación y la Natividad de María, y la Asunción titular. En el tercer piso, talla de San Pedro y sendos relieves con la Presentación de María en el templo y la Visitación. Por encima, el Calvario. El Sagrario es barroco del XVIII, pero armoniza muy bien con el conjunto.

Flanqueando el retablo mayor encontramos dos retablos colaterales, obra de Joseph Rosales. El de la Virgen del Rosario, presidido por la imagen titular, de un barroco muy popular. En el otro colateral, consagrado a San José, hay un San Sebastián renacentista del XVI, de anatomía nerviosa, y un San Miguel barroco del XVIII.

Joseba ASIRON SAEZ (2006)