Implantación. El primer convento se estableció en Pamplona, en 1606, bajo el patrocinio del potentado iruñarra, originario de Lesaca, D. Gabriel de Amasa, colocándose la primera piedra el lunes santo del año 1607. Amasa estableció un patronato para velar por la fundación, institución que ha funcionado hasta nuestros días. Posteriormente se fundaron los conventos de Errenteria, Gipuzkoa, en 1612; Tudela, Navarra, en 1613 y Bayona, Laburdi, en 1615. Este debe su implantación a la infanta Isabel de Navarra y Francia, hija de Enrique IV y esposa de Felipe IV de España, que suplicó la misma a la Corporación de la ciudad, que miraba con repugnancia la instalación de más órdenes religiosas en la ciudad. El convento se erigió en el emplazamiento de la antigua iglesia de Santo Tomás de los dominicos. Le siguieron implantaciones de comunidades en Peralta, 1625, Cintruénigo, 1634, Los Arcos, 1648, Viana, 1657 y Tafalla, 1658. El segundo retoño guipuzcoano fue el de Hondarribia, en 1667, ya que la implantación en San Sebastián fracasó (1612). El resto de las fundaciones tiene lugar, hasta las expulsiones, en Lerín, 1730, Vera, 1731, Valtierra, 1738, fracasando Elizondo, en 1728.