Sailkatu gabe

GIPUZKOA (HISTORIA: EDAD MEDIA)

Alfonso VIII manda devolver Vizcaya y restituir Guipúzcoa (1204).

Alfonso VIII de Castilla había usurpado el Señorio de Vizcaya a Diego López de Haro, su cómplice en la ocupación de Alava y Guipúzcoa y en la invasión de Laburdi y otras tierras norpirenaicas. Unas plazas cayeron con cierta facilidad, otras, como Bayona, se resistieron, pero al fin de la contienda quedaba el reino vasco desmembrado de su parte occidental. Y le llegó a Alfonso VIII el ocaso de su vida y el momento de otorgar testamento que está fechado el día 8 de diciembre de 1204. Se hallaba en peligro de muerte y le remordia la conciencia. En ese trance ordena que se entregue a Diego López de Haro el Señorío de Vizcaya y al rey de Navarra todo lo que le había ocupado hacia muy pocos años. Sin embargo le cuesta trabajo la restitución: "Prometo también que, si Dios me da salud, restituiré al rey de Navarra todo lo que tengo desde Ponte Araniello (¿Arnedillo?) hasta Fuenterrabia y el castillo de Buradón, el de San Vicente, el de Toro, Marañón, Alcázar, Santa Cruz de Campezu, la villa de Antoñana, la de Atauri y Portilla de Cortes, pues sé que todo esto que digo debe ser del Reino de Navarra y a él pertenece: a condición, sin embargo, de que el rey de Navarra me dé absoluta seguridad de que jamás ha de procurar mi daño ni el de mi hijo". El historiador Labairu comenta este testamento asi: "D. Alfonso, aun temiendo a la muerte, buscaba condiciones para soltar su presa, porque dice que si el rey D. Sancho el Fuerte le diese seguridad de que jamás le dañaría a él o a su hijo, y si aconteciese que él muriese antes que el de Navarra entonces manda que su hijo D. Fernando y la reina D.ª Leonor, su mujer, entreguen al navarro todos los castillos y tierras referidas, recibida seguridad del mismo rey D. Sancho de Navarra, que nunca inferiría daño alguno a su hijo. Sin embargo, apretándole el aguijón del remordimiento por este escarceo moral de su ánimo manifiesta que, sin embargo, si a sus testamentarios los prelados de Toledo y de Segovia, Fray Diego y Goterio o Guterio Ermildo, prior del hospital, les pareciese que debería hacerse la restitución sin semejante previa seguridad de parte del rey de Navarra, se le devuelva todo de un modo absoluto". El ambicioso rey recobró la salud y no cumplió su solemne promesa salvo alguno de los castillos citados. Guipúzcoa quedó integrada en la Corona pero no en el Reino de Castilla.