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GIPUZKOA (ECONOMÍA)

Sector secundario.

La industria genera más de la mitad del producto bruto provincial y emplea al 54,3 % de los activos. Estas cifras expresan por sí solas la magnitud alcanzada por el sector y cuyas características más importantes podrían definirse en varios puntos:

- Por su relevancia y significación constituyen la base económica principal guipuzcoana. - Aunque se mantiene una cierta diversidad de producción, destaca sobre todos el de "transformados metálicos". - La dimensión de las empresas denota un claro predominio de la pequeña y mediana empresa. - Existe una gran dispersión en la localidad industrial que afecta a numerosos municipios, y aunque destaca la comarca de San Sebastián en el litoral, la implantación industrial presenta numerosos ejemplos en el interior, remontando los valles fluviales.

Evolución de la actividad industrial. La inexistencia de materias primas y las dificultades en producción de energía no fueron obstáculo para el desarrollo de una actividad industrial como la que ha conocido Guipúzcoa. Basada en la tradición fabril de las ferrerías que marcó su vocación metalúrgica y canalizada en torno a la fabricación de armas e instrumentos de ferretería, respondió tempranamente a la revolución industrial del siglo XIX al contar con una iniciativa de carácter individual especialmente dinámica que supo aprovechar la coyuntura favorable al respecto. El punto de arranque industrial podría situarse en 1841, fecha en que se produce el traslado de aduanas desde el Ebro al litoral. A partir de entonces y de modo progresivo se crearán en diferentes puntos instalaciones en el campo de la siderurgia (fundición y afinación del hierro batido en Beasain, 1855, San Pedro de Elgóibar, 1877, Altos Hornos de Vergara, 1900), metalurgia no férrea (Rentería), industria de transformación (Unión Cerrajera de Mondragón), o se renuevan las ya existentes (industria armera en la cuenca del Deva). En el subsector metalúrgico la siderurgia es un poco excepcional; al carecer de yacimientos y tener que depender de su abastecimiento desde Vizcaya tiende preferentemente al desarrollo de la metalurgia ligera y más diversificada sectorialmente. Paralelamente desarrolla la industria textil y papelera la primera representada por la algodonera San Antonio en Vergara, Brunet en Lasarte, o la Guipuzcoana de Andoain, y respecto a la de papel, fuertemente condicionada por la existencia de numerosos molinos papeleros en la cuenca del Oria, va a despegar con la instalación en Tolosa de la primera fábrica de papel continuo "La Esperanza" en 1842, a la que seguirán nuevas creaciones siguiendo el curso del Oria así como en Hernani, Legazpia y Rentería (Papelera Española, 1902). La industria del mueble, aunque con carácter artesanal, vendrá a sumarse a las anteriores con localización preferente en Zarauz y cuenca del Urola. Hasta la guerra del 36 se asiste a la consolidación del proceso, que tomará nuevo auge en la etapa 1940-1960, período en que la autarquía y el proteccionismo oficial favorecieron la creación de numerosas forjas, talleres y pequeños establecimientos, algunos de los cuales logran alcanzar una gran magnitud ligando la siderurgia y metalurgia de transformación a nombres como Esteban y Pedro Orbegozo, Luzuriaga, Aristrain, Etxeberria, etc. En los últimos veinte años, etapa que desemboca en la actual crisis económica, se asiste a la reestructuración y modernización de la industria guipuzcoana, que, si bien le permite salir y competir en los mercados extranjeros, le coloca ahora en una posición especialmente crítica por su atomización, dificultades de financiación, problemas de competitividad, por los nuevos costes generados con el incremento de los precios energéticos, viéndose de nuevo necesitada de una reestructutación profunda.

Localización industrial. La dispersión industrial corre paralela a la urbana. Toda Guipúzcoa muestra la huella de instalaciones industriales, constituyendo una región tirbano-industrial bastante homogénea, aunque pueden individualizarse varias comarcas en las que se aprecia cierta especialización.
La primera de ellas es la comarca de San Sebastián; aquí la capitalidad, junto con el valor estratégico del puerto de Pasajes y la proximidad de la frontera, han influido para configurar un espacio en el que todos los subsectores están representados: metalurgia básica, química, papelera, alimentación...
La cuenca del Deva, que cuenta con la tradición fabril más larga, ha seguido un desarrollo basado en el subsector metalúrgico (aceros, sector armero, máquina herramienta) seguido del textil, apoyados en centros como Eibar, Vergara, Elgóibar, Soraluce y más recientemente Mondragón que conoce un desarrollo importante a partir sobre todo de 1956 con la creación de las cooperativas.
La cuenca del Urola ofrece dos focos industriales: el alto Urola -Legazpia, Urretxu y Zumárraga- con predominio de la metalurgia, y, aguas abajo, Azpeitia y Azcoitia con larga tradición en los sectores del mueble, textil y más modernamente metalurgia.
Valle del Oria: todo el río es una cadena de establecimientos fabriles; primero fue la industria papelera y casi paralelamente la metalurgia, a ellas se une pronto la textil y más recientemente la química, sobre un gran número de centros -Beasain, Lazcano, Tolosa, Andoain, etc: enlazando con el área metropolitana de San Sebastián.
Existen además pequeños focos industriales en la zona costera como Zarauz, Deva, Motrico, ligados a sectores tradicionales y en particular al mueble y las conservas de pescado.

Localización por subsectores.

Metalurgia: Es el subsector que mayor dispersión presenta, pudiendo destacarse varios centros importantes. Eibar muestra una orientación hacia la producción armera, bicicletas, industria auxiliar del automóvil y máquina herramienta; en San Sebastián dominan las empresas de material eléctrico, contadores y ascensores. Mondragón se orienta a la fabricación de electrodomésticos y de componentes electrónicos; la industria naval está centrada en torno al puerto de Pasajes, donde además destaca la fundición y la producción de material eléctrico; Elgóibar comparte con Eibar la capitalidad en la producción de máquina herramienta. Beasain destaca en la construcción de material ferroviario. Legazpia, en la producción de aceros, y en fin otras tantas ciudades más que seria largo enumerar.

El subsector papel está mucho más polarizado. Tolosa es el centro por excelencia seguido de San Sebastián, Hernani y Renteria.

Irún, Lasarte-Usúrbil, San Sebastián y Hernani son los centros de localización preferente de la industria química con una notoria gama de producción que va desde la fabricación de neumáticos hasta jabones, ácidos y productos farmacéuticos. Tampoco hay dispersión en la industria de la alimentación que se concentra especialmente en San Sebastián y más lejos en Irún, Oñate y localidades costeras. San Sebastián y Vergara junto con Andoain y Rentería ostentan la localización de la industria textil que también está representada en Urnieta y Tolosa. Esto en relación a los subsectores más desarrollados, porque sería muy largo un tratamiento exhaustivo de todos; lo mismo si quisiéramos hacer un catálogo de todos los centros industriales que en Guipúzcoa son más de veinte.

Centros de investigación tecnológica.Son cuatro los centros de este tipo existentes en Guipúzcoa que se sitúa con ellos a la cabeza de la investigación en el País Vasco. Vinculada al grupo cooperativo de Mondragón está Ikerlan, avanzada en informática, Tekniker aparece en torno a la Escuela de Armería y fabricantes de máquina-herramienta del bajo Deba, sobre todo Eibar y Elgóibar. Inasmet agrupa a una serie de fundidores guipuzcoanos. El Centro de Investigaciones Técnicas, apoyado por la CAP, aparece como un apéndice de la Escuela Superior de Ingenieros de la Universidad de Navarra situada en San Sebastián. Todas ellas subvienen a las necesidades de las empresas guipuzcoanas y son subvencionadas por la Diputación.