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Fábricas de Armas

Las primeras noticias relativas a la fabricación de armas de fuego en el País Vasco corresponden a finales del siglo XV y comienzos del XVI. Estas primeras referencias atañen a pedidos y encargos realizados por la Corona para sus campañas militares o para la dotación de guarniciones de sus territorios de ultramar. Las espingardas, escopetas y arcabuces, armas de fuego portátiles todas ellas, comenzaron a compartir espacio en los contratos junto a las armas blancas o piezas de artillería como las lombardas, falconetes y cerbatanas.

Diversas disposiciones contemporáneas a estos primeros encargos establecían la preeminencia de la Corona como contratante y compradora de armas de todo tipo en el País Vasco frente a los intereses de los comerciantes privados. La existencia de estas evidencias documentales, unidas a la constatación de la utilización de armas de fuego durante los conflictos banderizos en el País Vasco o por soldados guipuzcoanos participantes en la Guerra de Granada (1482-1492), hacen sospechar que la fabricación de este tipo de armas contaba ya con cierta tradición en esta región.

La manufactura de armas experimentó, además, una marcada especialización regional. Así, la producción de armas de fuego tendió a localizarse en el entorno de la localidad guipuzcoana de Placencia de las Armas (Eibar, Elgoibar, Ermua, Bergara y Mondragón), mientras que la fabricación de lanzas y picas se concentró en Elorrio (Bizkaia), aunque existen referencias a su elaboración en Elgeta y Oñati. La producción de otras armas blancas contaba igualmente con núcleos de importancia como Durango y Bilbao, en Bizkaia, o Arrasate y Tolosa, en Gipuzkoa. En el transcurso del siglo XVI los centros armeros guipuzcoanos comenzaron a intensificar su producción en detrimento de los vizcaínos, que a excepción de los dedicados a las picas, se adentraron en un proceso de lenta decadencia.

La localización de la producción de armas en torno al valle del Deba ofrecía ciertas ventajas debido al fácil acceso a las materias primas como el agua, la madera y el hierro de calidad. Otros municipios vieron también vinculadas sus actividades, aunque fuera indirectamente, al suministro de armamento para la corona. Varios de ellos se dedicaron a la explotación forestal de sus montes, no sólo para el suministro de carbón vegetal, sino que efectuaron la plantación específica de nogales para las culatas y frascos de pólvora y fresnos para las picas (Ataun), mientras que otros ofrecían servicios de transporte (Aretxabaleta, Eskoriatza y Leintz-Gatzaga). El transporte de las armas se efectuaba, generalmente, a través del puerto fluvial de Alzola (Elgoibar) lugar de tránsito del que partían las armas en pequeñas embarcaciones hacia el puerto de Deba donde esperaban los navíos encargados de trasladarlas a su destino.

Las operaciones de adquisición de armamento para los ejércitos reales se efectuaban mediante asientos formalizados entre la Corona y comerciantes privados, los denominados asentistas. Estos intermediarios negociaban posteriormente con los armeros los plazos para la entrega de las armas, financiaban la adquisición de materias primas y establecían el procedimiento que debía seguirse en su fabricación. La recepción de las armas y el cumplimiento de las condiciones y niveles de calidad estipulados era verificada por un veedor de designación real. Los asientos formalizados durante la segunda mitad del siglo XVI permiten estimar la producción durante aquel período en unas 400.000 armas excluyendo de éstas las destinadas al mercado privado.

La revuelta de los moriscos de Granada (1568-1571), que coincidió en el tiempo con el inicio de la rebelión de los Países Bajos (1568) y el momento álgido del enfrentamiento con el Imperio Otomano en el Mediterráneo (Lepanto, 1571), dejó en evidencia la debilidad del sistema de defensa interior y la preocupante escasez de armamento de todo tipo en la península, que exigió la importación de un gran número de arcabuces para su sometimiento. La corona decidió entonces llevar a cabo una reforma general de su política de defensa, incluyendo el método seguido hasta entonces en el suministro de armas.