Elkarteak

Euskal-Erria

Es, pues, en el decenio 1876-1886 cuando se decantan las posiciones cara al problema político vasco entre liberales de una u otra obediencia. Entre estas dos fechas, Unión Vascongada (o Unión Vasco-Navarra como se le denomina indistintamente) va siendo desertada poco a poco por los elementos más comprometidos con planteamientos generales a nivel de estado; la sociedad adquiere, conforme se radicaliza, una mayor diferenciación mientras tiende a reconciliar al país con la fórmula pluripartidista y laica que rige el occidente europeo: la democracia liberal.

Sin embargo, los resultados electorales no sonríen en unas urnas aherrojadas por el dirigismo electoral del régimen basado en una red de notables locales que imponen su ley en cada distrito por medio de influencias y palancas económicas sobre el inquilinato rural vasco. La única excepción a este mecanismo inexorable es Ricardo Becerro de Bengoa, antiguo colaborador de "La Paz", ahora republicano zorrillista, que vence por escasos 50 votos al veterano canovista Sebastián Abreu y Cerain en las elecciones de 1886 por el distrito de Vitoria. (Los torpedeos a su proclamación como candidato son incontables: 8 protestas por escrito y dos verbales: dos sobre la constitución ilegal de la Comisión del Censo, otra sobre la validez de la votación, otra escrita y dos verbales sobre la admisión de las actas de Baños de Ebro, Barriobusto y Bernedo y otras dos sobre la legalidad de la votación de Berganzo y Lanciego, Actas electorales y documentos complementarios, Arch. Cortes españolas).

Ningún euskalerriaco obtendrá ya actas de diputado a Cortes teniendo que contentarse el grupo con participar, con mediano éxito, en las elecciones locales municipales y provinciales de Vizcaya. Fenecidas la Revistas Euskaras de Pamplona y Vitoria (1880 y 1883) sólo un periódico, La Unión Vasco-Navarra, mantendrá la cohesión del grupo hasta la muerte de Sagarmínaga en 1894. La línea política de este periódico es parecida a la que mantiene en Navarra El Arga (1879-1881) y, a continuación, El Lauburu (1882-1886). En lo meramente cultural, es la revista Euskal-Erria de San Sebastián (1880-1918) la que cubre este hiato entre la supresión foral y el nacionalismo aranista. La relación de los candidatos a diputados provinciales de 1880 ofrece una interesante muestra de quién es quién en el mundo euskalerriaco: Benigno Salazar, Mario Adán de Yarza, José Ramón Aresti, Ramón Bergé y Guardamino, Miguel Urréchaga, José Ramón Lámbarri, Juan Pertica, Aureliano Galarza, Federico Areitio, Joaquín Abasolo, Antonio Rivero, Pedro Iturriagagoitia, Manuel M.ª Arrótegui y José Power (de los cuales uno sólo salió elegido, B. Salazar, que, a su vez, presidió la Diputación durante dos ejercicios).

En Navarra, la figura de Arturo Campión ocupa con su robusta personalidad gran parte del ámbito fuerista. En esta provincia la ruptura con los liberales de obediencia gubernamental acaece en 1880 con ocasión de las elecciones provinciales que enfrentan a un éuskaro (variante navarra de euskalerriaco) y al liberal fusionista José M.ª Gastón, que, tras reñida lucha y falsificación electoral, derrotó al primero. Desde este momento el Gobierno Civilde Pamplona declara una sorda guerra a los fueristas que, aun así, consiguen copar el Ayuntamiento de la ciudad en las primeras elecciones municipales y obtener buenos resultados en las provinciales [Cfr. Campión: Confer. cit., p. 41-42]. "A la segregación de los elementos liberales -comenta Campión [Campión: Op. cit., p. 43) respondió una nueva posición del fuerismo; reemplazóse al periódico El Arga con el periódico Lauburu, cuyo lema era Dios y Fueros; acentuóse la nota católica y la nota autonomista." "La parte más sensata e ilustrada del carlismo apoyaba con toda su alma esta política, comprendiendo que cuanto era viable de su antiguo credo, 10 compendiaba ella." [Campión: Op, cit., p. 44). Pero la aparición, en 1886, de El Tradicionalista frustra este acercamiento local entre carlistas y euskaros en Navarra; el nuevo periódico reagrupó y metió en vereda a los seguidores del pretendiente hasta la escisión integrista de 1888.