Kontzeptua

El movimiento socialista en la historia vasca contemporánea

Desde el final de la guerra y hasta la muerte del general Franco el movimiento socialista histórico tuvo muy poca presencia en la actividad del movimiento de oposición antifranquista. Las divisiones internas en el seno del PSOE y de la UGT continuaron tras la derrota y durante el exilio mientras en el interior la represión actuaba sin descanso. Respecto al pasado y bajo la longeva dictadura fueron produciéndose profundos cambios que condicionaron la futura actividad política. La transformación socioeconómica iniciada a mediados de la década de los cincuenta había alterado el paisaje rural de las provincias vascas del interior e impulsado la reactivación de los viejos núcleos industriales. Una nueva clase obrera fue configurándose en el país, carente, por otra parte, de un cordón umbilical que le relacionara con la cultura obrera del primer tercio del siglo, masacrada en la guerra de 1936. Internacionalmente, el socialismo que venía representando la histórica Segunda Internacional desapareció en 1940 sustituida por la Internacional Socialista (1951). Las nuevas señas de identidad socialista se fijaron en la consecución del denominado socialismo democrático, aceptándose la economía capitalista de mercado y evitando la lucha de clases abierta. Su objetivo era la consecución de reformas sociales básicas, mediante el empleo de métodos pacíficos, y su generalización a toda la población. El marxismo como referente ideológico clave fue sustituido por la defensa del denominado socialismo democrático.

A la definición de ese nuevo modelo político socialdemócrata se añadió, en el Estado español, el fin de la exclusiva del socialismo por parte del PSOE. Viejas y nuevas organizaciones tanto sindicales como políticas, nacidas o reorganizadas durante la dictadura franquista, se identificaron con el ideal socialista. Socialista se declaró la histórica organización sindical ELA en 1963, sin renunciar a su ideología nacionalista. También lo fueron la Unión Sindical Obrera, nacida en 1960, y las recién nacidas Comisiones Obreras, como también lo fue LAB (Langile Abertzaleen Batzordeak, surgido en 1975). Socialistas fueron ESBA (Euskadiko Sozialisten Batasuna), ETA (Euskadi ta Askatasuna) a partir de su Vª Asamblea celebrada en 1967, el partido carlista (EKA), EHAS transformado en 1975 con Eusko Sozialistak en HASI (Herriko Alderdi Sozialista Iraultzailea), EIA (Euskal Iraultzarako Alderdia), ESEI (Euskadiko Sozialista Elkartze Indarra), LAIA (Langile Abertzal Iraultzaileen Alderdia) y ESB (Euskal Sozialisten Biltzarra) que con HASI y ANV formaron en 1978 Herri Batasuna; también las organizaciones marxistas de ámbito general tenían en la consecución del socialismo su horizonte estratégico, así el PCE y los partidos a su izquierda ubicados ya en el trotskismo, el maoísmo o en el marxismo-leninismo, LKI (Liga Komunista Iraultzailea), EMK (Euskadiko Mugimendu Komunista), ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores) y PTE (Partido del Trabajo de España, luego PT de Euskadi). En la intensa eclosión de los movimientos de masas en las cuatro provincias desde principios de los años setenta se destacaron un sinfín de partidos y organizaciones políticas y sindicales que se reclamaban de la ideología socialista. También de forma progresiva las organizaciones obreras vascas abrazaron los ideales vasquistas o/y nacionalistas, lo que mostraba que el histórico desentendimiento entre obrerismo y nacionalismo, entre cuestión social obrera y cuestión nacional vasca, comenzaba a ser superada.

Los inicios de la transición política clarificaron el panorama político. El PSOE, que había renacido en un momento en el que la lucha antifranquista estaba protagonizada por ese conglomerado de organizaciones clandestinas y muy activas, tuvo un importante e inesperado buen resultado en las primeras elecciones generales de 1977 bajo la bandera de la defensa del socialismo, del reconocimiento de la nacionalidad vasca y del Estado federal. El recién creado Partido Socialista de Euskadi en el seno del PSOE reconoció en su programa electoral el hecho nacional de las cuatro provincias vascas, la ikurriña, la cooficialidad del euskera y del castellano, la amnistía de los presos políticos vascos, la autodeterminación de los pueblos y la autonomía de Euskadi en un Estado federal. Esta definición estratégica duró poco y en su segundo congreso (1979) rectificó su anterior política vasquista.

El PSE, sin embargo, perdió fuerza electoral hasta octubre de 1982 debido a la competencia con las otras marcas que se reclamaban del ideal socialista, fundamentalmente las coaliciones Herri Batasuna y Euskadiko Ezkerra, y al desencanto político generalizado en un contexto de extrema crisis económica y de activa lucha armada. El PSOE en 1979 abandonó sus señas históricas de identidad como partido marxista y de clase y, tras lograr la mayoría absoluta en 1982, abrazó la economía capitalista de mercado, se abrió ideológicamente a sectores de centro y puso en marcha una política de generalización de servicios sociales en sanidad, pensiones y educación, que combinó con estrictas medidas políticas socioliberales.

El PSE gobernó en coalición con el PNV (1986-1998) con el telón de fondo de adoptar una política común frente a la violencia de ETA y las organizaciones políticas de la izquierda abertzale. En 1991 pasó a denominarse PSE-EE tras la absorción por el PSE de sectores de Euskadiko Ezkerra. Su electorado le ha aupado como segundo partido en Vascongadas tras el PNV en buena parte de las citas electorales y en el año 2009, tras unas elecciones en las que la izquierda abertzale había sido ilegalizada, logró la lehendakaritza mediante un pacto con el Partido Popular. La posterior participación de todas las fuerzas políticas vascas en las elecciones celebradas en el 2012 ha resituado al PSE-EE como tercera fuerza política en Vascongadas. Por su parte, el PSOE en Navarra tras dejar de formar parte del PSE formó el PSN-PSOE (1984). Presidió el Gobierno de Navarra en dos ocasiones (1984-1991; 1995-1996). Los importantes casos de corrupción mandaron al partido a la oposición y lo sumieron en una larga crisis. Su estrategia desde entonces ha sido la de colaborar parlamentariamente y en el gobierno con la derecha navarrista negándose a cualquier acuerdo de gobierno con las fuerzas nacionalistas vascas (Nafarroa Bai; Geroa Bai, Bildu).