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CHAMBRE DE COMMERCE ET D'INDUSTRIE DE BAYONNE

La Cámara durante el antiguo régimen. Una vez en el lugar, los miembros de la Cámara se pusieron en relación con diversos personajes y sobre todo con el señor de Laborde, diputado de comercio en París. La Cámara de Comercio de Burdeos les felicitó a propósito de una memoria que prepararan sobre el comercio de la Martinica, y en este mismo año de 1726, encargaron al señor de Laborde, de París, que hiciera estampar las fichas y medallas que debía llevar el exergo de la compañía. Como faltaban fondos, debían cotizar entre ellos para realizar el pago. Durante toda la extensión del s. XVIII, la Cámara de Comercio de Bayona se dedicó a estudios profundos de todas las cuestiones comerciales que estaban pendientes, y como Bayona era en ese momento un depósito general de mercancías del Norte, se hacían allí todos los comercios. La proximidad de España le abría todos los mercados de este rico reino y principalmente la extracción de metales preciosos que entraban en Francia por Bayona. Además, la ciudad, astillero de construcciones navales para el comercio y para el Estado, puerto de armamento para las Antillas y para el Canadá, para la pesca de la ballena y del bacalao, había tomado una gran extensión y había privilegios que defender, favores que reclamar y pretensiones que rechazar. En 1766 y 1767, el comercio de exportación se había elevado a 15 millones de libras y 11 millones para la importación. La Historia de la Cámara de Comercio, que es también la de la ciudad durante el s. XVIII, es un tema muy complejo que exigiría gran desarrollo. En efecto, las principales cuestiones que la Cámara estudió muy activamente, dieron lugar a trabajos importantes sobre el comercio de las islas, pescas de la ballena y del bacalao, comercio de cueros, tabacos, clavo, sal, armamentos de carrera, trata de negros, comercio con el Canadá, extensión de quiebras, pesos y medidas, comercio de granos, brea, alquitrán, etc. Las cartas patentes de Luis XVI, fechadas en 4 de julio de 1784 que colocaba a Bayona entre el número de los puertos francos, aumentó aún el trabajo de la Cámara de Comercio. Pero todo eso iba a caer con la Revolución.