Zerbitzuak

CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE GUIPÚZCOA (1896-1990)

Previsión (1900-1945).

Las inquietudes sociales de Tomás Balbás hicieron posible que una pequeña provincia, eso sí, con amplía autonomía económica, subvencionara con 600.000 pesetas la creación de la primera .Caja de Retiros para la Vejez. en España. Se la ubicó en un departamento creado al efecto, el de .previsión.; lo mismo que la .Mutualidad Maternal., fundada en 1903, con otras 300.000 pesetas aportadas por la Diputación. Ninguna de estas dos iniciativas alcanzó el éxito que merecía. No obstante, eso sirvió para que Balbás se convenciera de la necesidad de establecer seguros obligatorios y para que participara activamente primero con el Instituto de Reformas Sociales y, a partir de 1908, con el Instituto Nacional de Previsión (I.N.P.), con el que se establecieron diversos convenios que permitieron a la Caja trabajar en colaboración con este Instituto.

Instaurado el Seguro Obligatorio de Vejez (1921) la Caja y el I.N.P. tuvieron serías divergencias (véase CAJAS DE AHORRO EN VASCONIA; SEGURIDAD SOCIAL) que impidieron a los gestores delegados y al Director de la Caja trabajar con libertad de acción. Ese contencioso cortó la buena marcha que había tenido la implantación del seguro obligatorio en su etapa voluntaria (1917-1921) y el cobro de las cuotas de los ya inscritos. En 1926 se firmó un nuevo convenio y, a partir de ese momento, se trató de recuperar el tiempo perdido y de vencer la resistencia patronal. Para los mayores de 45 años, que quedaban fuera del seguro, se estableció un sistema de bonificación al llegar a la edad de jubilación y se intentó estimular, sin demasiado éxito, las aportaciones para el régimen de mejora y los seguros de libertad subsidiada.

Promedio de recaudación de la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa 1930-1935

Retiro obrero
Régimen de mejoras
Libertad subsidiada
Dotes infantiles
Seguro de maternidad
1.074.449,12
10.622,05
625.285,00
224.081,58
140.294,06

En 1940 esta Caja pagaba las pensiones de 266 personas (Archivo INSALUD, I.N.P. carpeta 17-1).

En 1935 se había conseguido una afiliación bastante aceptable al seguro obligatorio de vejez en el sector industrial y entre los pocos trabajadores agrícolas existentes en la provincia; regular entre los del mar; y dudosa entre las trabajadoras y trabajadores a domicilio y a destajo.

Las ideas expuestas por Balbás al crear la Mutualidad Maternal estaban en la base en la que se apoyó el Subsidio de Maternidad (1921-1931), compromiso al que se vio obligado el Estado al firmar los convenios con la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.). Este subsidio fue muy bien acogido por las mujeres, pese a lo limitado de sus prestaciones; sin embargo, el Seguro de Maternidad (1931) contó con la oposición de muchas, que no veían con buenos ojos que les rebajaran un salario de por sí escaso para el pago de este seguro, que fue el primero con triple cotización: patronal, obrera y estatal. Con el paso del tiempo, y gracias a la propaganda y a las ventajas evidentes de las beneficiarias, logró una aceptable afiliación (18.000 mujeres a finales de 1933). De 1931 a 1935 se pagaron 322.609,35 pesetas en concepto de descanso y lactancia, y 50.036,90 en asistencia sanitaria.

Los convenios con la O.I.T. también están detrás del Seguro Obligatorio de accidentes de trabajo (1933), que por primera vez responsabilizó a los patronos de los accidentes que sufrieran los trabajadores en su puesto laboral, obligándoles a satisfacer una pensión o renta diferida en caso de accidente. El seguro contra el paro era una antigua demanda de los trabajadores que no llegó hasta 1933, y en forma de subsidio. No atendió más que a una pequeñísima parte de ellos. En ese caso, y por estar afiliados a los pósitos, los más beneficiarios fueron los pescadores.

El departamento de previsión de la Caja estuvo encargado de los "Homenajes a la Vejez", de los .Homenajes a la Vejez del Marino. y de las .Mutualidades infantiles.. Los primeros fueron idea de Francisco Moragas, Director de la Caja de Pensiones de Barcelona, que los instituyó en 1915 en San Sadurní de Noya. Eran una obra benéfica, pero también un medio de promocionar los seguros de vejez, pues ponía en evidencia la situación en la que se encontraban quienes llegaban a viejos sin dinero y sin pensión de ningún tipo, lo que se pensaba podía estimular a los obreros a ahorrar a largo plazo. Además, ayudaban a todos los que por su edad habían quedado fuera del seguro obligatorio. En 1921 se celebró el primero de estos Homenajes en Gipuzkoa y, a partir de 1927, fueron anuales. De 1928 a 1935 se concedieron 1.325 pensiones para las que la C.A.P. aportó 1.341.998,10 pesetas y el resto hasta los 2.236.615,80 la Diputación, los Ayuntamientos, el I.N.P. y particulares. De 1936 a 1938 no se celebraron a causa de la guerra, pero continuaron a partir de 1939.

Los .Homenajes a la Vejez del Marino. fueron creados a propuesta de la Caja Central de Crédito Marítimo y aprobados por Real Orden (9-4-1926). El primero de ellos se celebró en Gipuzkoa en 1927, con una dotación de 40.000 pesetas (10.000 del I.N.P., 10.000 de la Caja y el resto de donativos y colectas). Desde su fundación hasta 1936, se concedieron pensiones a 102 pescadores, por un importe de 197.871 pesetas. Este tipo de Homenajes se mantuvo en un nivel más bajo que los generales. En 1929 se organizó en Burdeos el Homenaje a la Vejez del Emigrante Español, en el que participaron económicamente la C.A.P. guipuzcoana y la vizcaina.

Las Mutualidades infantiles, catequistas y escolares, tenían como fin la enseñanza y difusión del ahorro y la previsión entre la población infantil y juvenil de ambos sexos. Consiguieron un gran número de socios, a los que se consideró como los ahorradores y los mutualistas del futuro. En 1935 había en Gipuzkoa 5.138 libretas abiertas en mutualidades escolares y 18.889 en catequísticas, con un fondo total de ingresos de 2.144.258,33 pesetas.

Otras actividades del departamento de previsión fueron el pago de los subsidios a las familias numerosas, la gestión del sistema de Clases Pasivas de la Diputación, la Mutualidad de Empleados de la Caja y el pago de los haberes al magisterio guipuzcoano. La Caja realizó algunas operaciones de difícil clasificación, y una de ellas fue el pago, desde 1913, de los emolumentos de los maestros y las maestras, con el fin de que pudieran cobrar regularmente y sin retrasos. También en este caso fueron los miqueletes los encargados de efectuar los pagos.

Una vez finalizada la guerra y aprobado el subsidio de vejez en 1939, cambiaron las relaciones con el Instituto y fue necesario firmar un nuevo convenio en 1941; tras la puesta en marcha del Seguro Obligatorio de Enfermedad (14-12-1942), el I.N.P. informó de que iba a abrir sus propias Delegaciones provinciales, la C.A.P. intentó resistir, alegando su larga historia en el terreno de la previsión social. Finalmente, claudicó en 1943 y en 1945 firmó otro convenio relativo a los seguros voluntarios e infantiles, en muy buenas condiciones teniendo en cuenta la nueva política del I.N.P. (Martínez, 1996: pp. 474-507).

El trabajo en este departamento de la Caja formó a una serie de hombres en un área nueva y que fue para todos productiva. En primer lugar habría que destacar el protagonismo de Tomás Balbás, pero también el de los sucesivos Directores: José Segurola y José Beñarán; el de los dos gestores delegados del INP, empleados al tiempo de la C.A.M. y del Instituto, Gregorio Múgica y Fidel Martínez de Urbina; y el del que fue jefe de Previsión de la C.A.M. y, posteriormente, Subdirector y Director de la Caja de Ahorros Vizcaina, José Gainzarain.