Zerbitzuak

CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE GUIPÚZCOA (1896-1990)

Ahorro 1940-1990.

Terminada la guerra, la C.A.P. se encontró con varios problemas que tuvo que resolver con urgencia: recuperar los valores y documentos que habían salido de la provincia al caer San Sebastián en 1936; reabrir las sucursales suprimidas al ser disuelto el cuerpo de miqueletes; regularizar las cuentas que habían tenido movimientos fuera de la provincia; .depurar. a su personal y contratar nuevos empleados. En 1937, y tras un largo pleito en Francia, fueron repatriados dichos valores y documentos; la reapertura de las sucursales se fue realizando paulatinamente: en 1940 eran ya 34; en 1945 se duplicaban y se abría una oficina en Madrid; en 1975 tenía 95 sucursales en la provincia y una en Madrid; y en 1989, 124, dos de ellas en Madrid, una en Barcelona y otra en Vitoria-Gasteiz. También al comienzo de esta nueva etapa hubo de adaptarse a una nueva situación legal que modificó sus relaciones con la Diputación, su política de préstamos y Obra Social.

AñoLibretasSaldo (pesetas)
1940
1941
1942
1945
1950
1955
1960
1965
1967
278.540
269.717
198.163
224.170
273.697
305.384
368.930
426.807
455.366
189.836.125,42
189.412.364,09
202.207.091,48
311.453.252,50
639.890.091,16
1.308.446.032,42
2.697.988.510,99
6.709.891.544,08
9.456.259.388,67

El ahorro, como puede apreciarse en la tabla anterior, sufrió un pequeño bache en 1941. El año 1945 fue el de mayor excedente de ingresos registrado en la Caja y así fue sucediendo en años sucesivos, y eso ocurría en una época de atonía económica y de dura recuperación de las secuelas de la guerra. El período desarrollista iniciado en los años cincuenta, alcanzó su cénit en los sesenta, duplicando los saldos del ahorro cada cinco años. Fue también el momento en que comenzó la mecanización y el proceso de datos, que iría modernizándose y adaptándose a los continuos avances del sector informático. En los setenta, llegaría la llamada crisis del petróleo (1973) que coincidió con la muerte de Franco (1975), la llegada de la democracia y los cambios políticos que ambas circunstancias produjeron, con una nueva autoridad -la del Gobierno Autónomo Vasco- y la recuperación de su especial relación con la Diputación. Como fondo, una seria reconversión industrial (que propició el aumento del paro) y una inflación galopante.

Por otra parte, y en lo referente a créditos, se siguieron concediendo préstamos a la Diputación y a los Ayuntamientos, de acuerdo con las nuevas normas legales; a la Comisión de Agricultura y Ganadería para la ayuda a las pequeñas propiedades agrícolas; para la reconstrucción de lo destruido durante la guerra y la repoblación forestal. Además de préstamos destinados a la compra de barcos pesqueros; introducción de mejoras en lasinfraestructuras portuarias; adquisición de caseríos (1940); y subvención de los certámenes agropecuarios (1942). Durante los años cincuenta y sesenta no se abandonaron las ayudas al sector primario, pero se incrementaría notablemente el apoyo al desarrollo industrial.

Por lo que a la construcción de vivienda se refiere, la C.A.P. colaboró con la Obra Sindical del Hogar para la edificación de unas 3.500 entre 1955-1956. Las dos Cajas guipuzcoanas participaron en la compra de terrenos y construcción del barrio de Amara Nuevo. Con la creación de la Constructora Benéfica Provincial (1968), se trató de reforzar la política de promoción de viviendas y el número de créditos destinados a su adquisición iría en aumento durante el período desarrollista. También la mejora y construcción de nuevas infraestructuras (carreteras, ferrocarril, autobuses, aeropuerto de Hondarribia, autopista Bilbao-Behobia, construcción del Instituto Masculino de Amara) contaron con el apoyo de esta Caja y de la Municipal.

Conforme la legislación lo fue permitiendo y las circunstancias demandándolo, la C.A.P. comienza a dedicar un amplio porcentaje de sus recursos financieros al apoyo a la industria por medio de créditos, suscripciones y participaciones; y a las pequeñas y medianas empresas con una política crediticia preferente, compitiendo con los Bancos en ese terreno. Con esa política se pretendía relanzar la economía, crear nuevos puestos de trabajo y ayudar así indirectamente a sus tradicionales clientes, a los que se siguió prestando los servicios habituales.

La introducción y adaptación de las nuevas tecnologías al trabajo cotidiano de esta Entidad se produjo en la última etapa de este período, cambiando la fisonomía de las oficinas y modificando las normas de uso de los servicios de la Caja: mecanización, ordenadores, tarjetas, cajeros automáticos, etc.