Bailarak

BAIGORRY, Valle de

La cuestión de la carretera a Arnéguy (1783-1788). Proyectadas a fines del s. XVIII, una carretera a Laburdi y otra al Béarn, con un tramo final a Arnéguy, una ordenanza del intendente Boucheporn de Auch fechada el 23 de junio de 1783, confía la construcción del tramo a Arnéguy a los habitantes del valle de Baigorry mediante el sistema de corvea real. Posteriormente se permutó la obligación de trabajar por el pago equivalente en metálico, pero aun así el valle se negó a hacer ninguna de las dos cosas prefiriendo enzarzarse en pleitos. Así logró ir tirando hasta 1788 en que por orden del intendente, el valle fue conminado a designar un experto para discutir contradictoriamente con los empresarios de la carretera, Harispe y Tuquat. Se eligió a Leusca de Bayona y para la reunión que había de tener lugar en Lasse, a Urdos y Etchepare, «del orden de la nobleza», y a Jean Irigoyen de Leispars y Raymond Aldacourron, «del orden de los labradores». Nueva demora. El subdelegado ordena entonces que los días 29 y 30 de abril se proceda a la adjudicación forzosa del tramo de carretera. Dice Cuzacq que «la Corte General que se reunió el 6 de mayo de 1788 en Saint-Etienne fue una de las más importantes que hayan tenido lugar, según indican los registros». Urdos aconsejó al valle emplear todos los medios legales posibles contra el empresario que para octubre de 1788 ya había realizado parte del trabajo y reclama el pago por el valle. En la Corte General tenida el 3 de noviembre salen a relucir, una tras otra, todas las quejas que el valle, la Baja Navarra, las regiones francesas acumulan contra el último reinado del antiguo régimen: imposiciones forzosas de trabajo (ver Gaxotte: «Histoire de la Revolution Française»), el crecimiento desmedido de los impuestos reales y locales, la emigración diaria, la carestía de los granos, la escasez de bellotas y maíz de aquel año... Agravado todo ello con los problemas específicos del valle: pérdida de los pastos de Quinto Real, falta de caminos en el valle mismo, escasez de madera que trae el cierre de las forjas y ferrerías, etc. Por fin, tras una serie innumerable de pleitos se quedó en pagar 13.000 libras, 15 por «fuego», ineludiblemente.