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ASIA

Misión vasca y colonización portuguesa en Goa. Para la relación entre misioneros y nativos y, andando el tiempo, con los colonizadores y mercaderes véase el art. Misiones. Viajes de Francisco Javier. Xabier es una figura de la historia universal. No olvidemos tampoco que era el navarro, un estudiante universitario y nada menos que de la Universidad de París. Su viaje a Oriente puede desglosarse en tres partes: I.° París-Roma-Goa, pasando por el Cabo de Buena Esperanza, haciendo escala en Mozambique, Melinde e isla Socotora; 2.° India (Cambaya), a Maluco, y 3.° Goa a Japón y Goa a Cantón. Xabier se proponía crear nuevas cristiandades en China, Japón y la India y todavía, poco antes de morir, soñaba en viajar desde la China a Jerusalén. Dice en carta del 9 de abril de 1552, fechada en Goa: "Dios nos junte en el cielo, y si ha de ser de su mayor gloria, también aquí en la vida. En cuanto a mí toca, me basta que me lo manden, que nada me costaría hacerlo por obediencia. Me aseguran todos que se puede pasar a Jerusalén desde la China. Si hallase ser esto verdad, haré a ese país las leguas que dista y los meses de camino que hay». Esto da idea de las penalidades de los viajes y de los peligros frecuentes por las intrincadas complicaciones de la administración colonial. Cuando Xabier llegó a Goa los misioneros portugueses no actuaban con espíritu puramente evangélico. Basaldúa denuncia el hecho: «La bandera de Cristo se utiliza, una vez más, como antifaz de la bandera imperialista». Esta apreciación sobre las misiones asiáticas no es solamente rechazada por vascos. Monseñor Olichon es bien expresivo: «tiranizar = portugalizar, pues los misioneros exigen a sus neófitos, no solamente que abandonen la casta, sino que adopten sus costumbres, su lengua y aun sus nombres; llegan incluso a imponer, injuria suprema entonces, el uso de la carne; tras la esclavitud y el saqueo, la desnacionalización». Por el contrario Xabier, se rebela contra tan inhumano atropello que atenta al derecho natural y proclama sin temor al escándalo y a los fariseos que en torno suyo se rasgan las vestiduras: «no cambiéis lo que hay si no fuere pecado» (testimonio del P. Gaspar sobre Xabier). No calla, no oculta su protesta. Lo hace contra los portugueses, que cautivan indígenas recién convertidos, según sus propias palabras, «prendiendo y deshonrando». En carta dirigida a Juan III se expresa audaz y claro. Transcribimos el texto porque merece la pena; dice así la carta del santo vasco: «Para cumplir, pues, con mi deber y para descargo de mi propia conciencia (enero 1545) digo y certifico a V. M., que si desea promover y dilatar nuestra santa fe en esta región de las Indias, si quiere que los nuevos convertidos no vuelvan atrás, perseguidos como andan y amedrentados con vejámenes e injurias de todo género por los ministros de V. M. principalmente». Más adelante insiste sobre la acusación: «Porque si no, se expone V. M. a oir de los labios del Señor irritado cuando le llame a juicio (y esto sucederá cuando menos lo piense sin esperanza de poderlo eludir). ¿Por qué, dirá, no castigaste a aquellos de tus ministros que revestidos de tu autoridad me hacían a mí la guerra en la India? Ya sabríais castigarlos severamente si los hallases menos fieles y solícitos en la cobranza de los bienes del fisco. ¡Ah!, paréceme que estoy oyendo las voces que desde estas regiones se elevan hasta el cielo; voces de la India querellándose que V. M. es escaso y mezquino con ella; pues sacando de su seno tantas riquezas con que llenar su real erario, apenas si dedica la más insignificante parte para socorro de sus necesidades que es lo que más importa e interesa». Viendo las ofensas que se hacían a las gentes solía caer en tribulaciones de alma exclamando: «Yo estoy tan cansado de vivir, que juzgo mejor morir por favorecer a nuestra ley y fe, viendo tantas ofensas como veo hacer sin remediarlas».