Las favorables condiciones con las que históricamente ha contado el País Vasco para la fabricación de hierro tuvieron como consecuencia, como en otros lugares de Europa, una larga tradición en la fabricación de armas de todo tipo. La producción medieval de armas blancas, tanto ofensivas (espadas, lanzas, dardos y ballestas) como defensivas (escudos y armaduras), evolucionó durante la Edad Moderna hacia la fabricación de armas de fuego. La demanda procedente de la monarquía española, necesitada de importantes cantidades de armamento para hacer frente a su política imperial, fomentó el desarrollo de esta actividad con la que un buen número de municipios guipuzcoanos y vizcainos cimentaron una estrecha vinculación que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX.