Vinculado desde hace varias décadas a la jurisdicción de Gernika-Lumo, actualmente es municipio independiente, de carácter rural y escasa extensión. Está dividido en varias barriadas: Barroeta, Barrutia, Belendiz, Elexalde, Gorozika, Loiola, Monte, Uarka, Zabala y Zubieta.
El primer templo de interés es Santo Tomás de Arrazua, una iglesia de nivel incuestionable y estilo renacentista en su origen, que en posteriores intervenciones ha ido adquiriendo mayor monumentalidad, aunque perdiendo su personalidad inicial. Cuenta en su exterior con pórtico que recorre todo su perímetro, al igual que los estribos y torre a los pies. Se podría tratar como hallenkirche o Iglesia de salón, ya que todas sus naves a la misma altura le dan esa característica, pero un análisis más exhaustivo indica que tras la cubrición interior en 1817 pudo adquirir este rasgo distintivo ausente en su concepción original. Sea como fuere el interior es lo más destacado de un templo que tras la creación del coro, a los pies, en 1772 por Juan de Iturburu, en buena sillería y sobre pilares y arcos carpanel, pudo comenzar la articulación columnaria en orden toscano realizada décadas después unida a bóvedas baídas y mayor número de vanos. . Para saber más visite el artículo dedicado a este templo en la enciclopedia.
Cuenta esta anteiglesia con un total de cinco ermitas. En el barrio de Belendiz se encuentra San Pelayo, rectangular y con cabecera recta marcada en planta, es de mampostería salvo esquinales y destacan su acceso en arco apuntado y la espadaña sobre él, de un vano de medio punto, rematada con pináculos piramidales y cruz, de la que parten dos espolones que enmarca el vano que se encuentra debajo. La Ermita de San Lorenzo, también en Belendiz, es un templo sencillo que sigue las líneas de los edificios eremíticos de la comarca pero con una clara impronta renacentista dada su cronología. Esta enlucida, cuenta con pórtico sobre pies derechos e su entrada, cubierta a cuatro aguas y presenta en su interior un interesante elemento denominado "zerue", que a modo de retablo y en forma de bóveda en madera alberga altar e imagen del patrón. San Pedro sigue la misma estructura pero con acceso en dintel y de estilo barroco, y completan Santa Marina, en Gorozika y San Emeterio y Celedonio, sin interés arquitectónico. Es digna de destacar la capilla neorrománica del Cementerio, construida en el siglo XIX siguiendo las tendencias historicistas del momento.
Dos casas-torre sobreviven aunque muy retocadas al paso del tiempo. La torre de Belendiz articulada en dos alturas, cubierta a cuatro vertientes y de planta rectangular tiene a destacar dos vanos geminados en arco apuntado de estética gótico-renacentista que la hacen conservar parte de su tradición antigua, perdida en el piso bajo por un añadido marcado en planta con vanos adintelados regularizados de tradición moderna. A la casa-torre de Barrutia en el año 1822 una reconstrucción la privó en gran medida de su aspecto original, renacentista, como se puede ver en su escudo de armas.
Poco se puede decir de la casa de tipo culto, salvo dos ejemplos de estilo neoclásico, la casa Gandarias y la casa cural de la parroquia, con las características típicas de este periodo en zonas rurales: amplitud de volumen, dos alturas y camarote, tejado a cuatro aguas, vanos adintelados, sillería en las zonas importantes o imposta marcando alturas, todo ello enmarcado en una sobriedad extremada.
Es el caserío el tipo de fábrica que más predicamento tiene en los municipios de corte agrícola-ganadero como es el caso de Arratzu. Del estilo gótico-renacentista de fines del XV y principios del XVI dos ejemplares perviven con identidad propia: Gaizko, con acceso original apuntado y Dolaretxe, ambos en Belendiz. Este último, cercano a la torre de Belendiz, recoge su forma constructiva de amplios y consistentes muros con algún vano original en aspillera y apuntado en su muro posterior, característico de la época. Es a partir de este momento cuando en todo el territorio se desata la actividad constructiva con nuevos edificios menos consistentes y reseñables, pero buscando versatilidad y economía. Arratzu no es ajena a este proceso y entre los siglos XVII y XVIII se construyen gran cantidad de ellos con un armazón de madera característico. A este respecto es Loiola el barrio que mayor número de ejemplares aporta, aunque son reseñables también Mintei Erdikoa, Mendeume y Telletxe. Ya dentro de la estética barroca con soportal en arco y escapando de la estructura lígnea de épocas anteriores a mediados del siglo XVIII se comienza a realizar un tipo de caserío de mayor calidad constructiva y con prestamos evidentes de la arquitectura culta. Mintei Bekoa y Telletxondo son dos buenos ejemplo de estos modelos, aunque aún persistía el trabajo en madera para algunas zonas sustentantes como el soportal y el cuerpo central, como se puede ver en Zubieta e Iturburu (con columna sustentante con fecha en el soportal) o Intxaurraundi y Berroeta, estos últimos ejemplares a tener en cuenta dada su buena conservación y excelente calidad, el primero de muros perimetrales en magnífica sillería y cornisa sobre jabalcones y el segundo en mampuesto, pero ambos con relleno de ladrillo en el entramado de madera superior.
Existen dos presas sobre el río Golako, Uerka y Gaztañaerrota, ambas de mampostería y rectas, y el Puente de Arzubia, gótico-renacentista, como marca su único ojo en arco ligeramente apuntado, está trabajado en sillería y sillarejo, cuenta con estribos en su arranque y es alomado. Tiene en su punto alto un bajorrelieve tallado que marca la división entre Arratzu y Mendata.
Bibliografía
Arregi Azpeitia, G.: Ermitas de Bizkaia. Vol. I, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1987, 524 pp. Barrio Loza, J. A.(dir.): Bizkaia: Arqueología, urbanismo y arquitectura histórica. Vol. II. Markina-Ondarroa/Gernika-Bermeo/Plentzia-Mungia, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1989. Ibarra y Berge, J.: Catalogo de Monumentos de Vizcaya, Bilbao, Junta de Cultura Vasca, 1958, 2 v. Lasuen Solozabal, B.: Puentes Antiguos de Bizkaia, Bilbao, BBK, 1990, 116 pp. Zabala Uriarte, A. (dir.): Monumentos de Bizkaia, Vol. II. Uribe-Busturialdea-Lea-Artibai, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1987, 375 pp. VV.AA.: Presas de Bizkaia, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1990, 115 pp.
Manu CASTAÑO GARCÍA
El primer templo de interés es Santo Tomás de Arrazua, una iglesia de nivel incuestionable y estilo renacentista en su origen, que en posteriores intervenciones ha ido adquiriendo mayor monumentalidad, aunque perdiendo su personalidad inicial. Cuenta en su exterior con pórtico que recorre todo su perímetro, al igual que los estribos y torre a los pies. Se podría tratar como hallenkirche o Iglesia de salón, ya que todas sus naves a la misma altura le dan esa característica, pero un análisis más exhaustivo indica que tras la cubrición interior en 1817 pudo adquirir este rasgo distintivo ausente en su concepción original. Sea como fuere el interior es lo más destacado de un templo que tras la creación del coro, a los pies, en 1772 por Juan de Iturburu, en buena sillería y sobre pilares y arcos carpanel, pudo comenzar la articulación columnaria en orden toscano realizada décadas después unida a bóvedas baídas y mayor número de vanos. . Para saber más visite el artículo dedicado a este templo en la enciclopedia.
Cuenta esta anteiglesia con un total de cinco ermitas. En el barrio de Belendiz se encuentra San Pelayo, rectangular y con cabecera recta marcada en planta, es de mampostería salvo esquinales y destacan su acceso en arco apuntado y la espadaña sobre él, de un vano de medio punto, rematada con pináculos piramidales y cruz, de la que parten dos espolones que enmarca el vano que se encuentra debajo. La Ermita de San Lorenzo, también en Belendiz, es un templo sencillo que sigue las líneas de los edificios eremíticos de la comarca pero con una clara impronta renacentista dada su cronología. Esta enlucida, cuenta con pórtico sobre pies derechos e su entrada, cubierta a cuatro aguas y presenta en su interior un interesante elemento denominado "zerue", que a modo de retablo y en forma de bóveda en madera alberga altar e imagen del patrón. San Pedro sigue la misma estructura pero con acceso en dintel y de estilo barroco, y completan Santa Marina, en Gorozika y San Emeterio y Celedonio, sin interés arquitectónico. Es digna de destacar la capilla neorrománica del Cementerio, construida en el siglo XIX siguiendo las tendencias historicistas del momento.
Dos casas-torre sobreviven aunque muy retocadas al paso del tiempo. La torre de Belendiz articulada en dos alturas, cubierta a cuatro vertientes y de planta rectangular tiene a destacar dos vanos geminados en arco apuntado de estética gótico-renacentista que la hacen conservar parte de su tradición antigua, perdida en el piso bajo por un añadido marcado en planta con vanos adintelados regularizados de tradición moderna. A la casa-torre de Barrutia en el año 1822 una reconstrucción la privó en gran medida de su aspecto original, renacentista, como se puede ver en su escudo de armas.
Poco se puede decir de la casa de tipo culto, salvo dos ejemplos de estilo neoclásico, la casa Gandarias y la casa cural de la parroquia, con las características típicas de este periodo en zonas rurales: amplitud de volumen, dos alturas y camarote, tejado a cuatro aguas, vanos adintelados, sillería en las zonas importantes o imposta marcando alturas, todo ello enmarcado en una sobriedad extremada.
Es el caserío el tipo de fábrica que más predicamento tiene en los municipios de corte agrícola-ganadero como es el caso de Arratzu. Del estilo gótico-renacentista de fines del XV y principios del XVI dos ejemplares perviven con identidad propia: Gaizko, con acceso original apuntado y Dolaretxe, ambos en Belendiz. Este último, cercano a la torre de Belendiz, recoge su forma constructiva de amplios y consistentes muros con algún vano original en aspillera y apuntado en su muro posterior, característico de la época. Es a partir de este momento cuando en todo el territorio se desata la actividad constructiva con nuevos edificios menos consistentes y reseñables, pero buscando versatilidad y economía. Arratzu no es ajena a este proceso y entre los siglos XVII y XVIII se construyen gran cantidad de ellos con un armazón de madera característico. A este respecto es Loiola el barrio que mayor número de ejemplares aporta, aunque son reseñables también Mintei Erdikoa, Mendeume y Telletxe. Ya dentro de la estética barroca con soportal en arco y escapando de la estructura lígnea de épocas anteriores a mediados del siglo XVIII se comienza a realizar un tipo de caserío de mayor calidad constructiva y con prestamos evidentes de la arquitectura culta. Mintei Bekoa y Telletxondo son dos buenos ejemplo de estos modelos, aunque aún persistía el trabajo en madera para algunas zonas sustentantes como el soportal y el cuerpo central, como se puede ver en Zubieta e Iturburu (con columna sustentante con fecha en el soportal) o Intxaurraundi y Berroeta, estos últimos ejemplares a tener en cuenta dada su buena conservación y excelente calidad, el primero de muros perimetrales en magnífica sillería y cornisa sobre jabalcones y el segundo en mampuesto, pero ambos con relleno de ladrillo en el entramado de madera superior.
Existen dos presas sobre el río Golako, Uerka y Gaztañaerrota, ambas de mampostería y rectas, y el Puente de Arzubia, gótico-renacentista, como marca su único ojo en arco ligeramente apuntado, está trabajado en sillería y sillarejo, cuenta con estribos en su arranque y es alomado. Tiene en su punto alto un bajorrelieve tallado que marca la división entre Arratzu y Mendata.
Bibliografía
Manu CASTAÑO GARCÍA