Territorios

Zuberoa. Historia

  • Retorno de Zuberoa a Francia

El 14 de enero de 1480, Guy de Arpajon recibió de Luis XI la castellanía de Mauléon y el gobierno de Zuberoa, cargos que conservó hasta 1498, bajo el reino de Carlos VIII. Bernard de Naveilles le sucedió en esas funciones (Jaurgain et Ritter, Loc. cit.). Pese a todos los juramentos, a todas las promesas hechas sobre el Evangelio, los incidentes habían vuelto a estallar entre los bandos, y el 12 de junio de 1497 vernos a: "Roger, señor de Gramont, de Haux y de Olhaiby, y a Francisco de Gramont, su hijo mayor, por una parte, y a Juan, señor de Espès en Zuberoa, aliado del señor de Luxe, por otra parte, considerando todas las muertes, excesos y pillajes que tenían lugar entre ellos, sus compañeros y linajes", firmar un tratado de paz (Loc. cit.). Pero Zuberoa iba a conocer todavía a un nuevo dueño (Courteault, Op. cit.). Luis XII, que había sucedido en el trono de Francia a Carlos VIII, ofreció, en 1506, Mauléon y el vizcondado de Zuberoa a su sobrino Gastón de Foix, al que había criado y al que tenía gran afecto. Este reivindicaba el trono de Navarra; Zuberoa podía ser una buena etapa para su empresa. Por otra parte, encontramos en esa época, como capitán-castellano de Mauléon, a Roger de Béarn, que había sido antes lugarteniente de la compañía de Gastón de Foix, y que participó con él en la batalla de Rávena (Jaurgain, 1885). Pero Gastón de Foix murió, con las armas en la mano, en el curso de esa misma batalla, el 11 de abril de 1512, a la edad de 23 años. Zuberoa volvió entonces definitivamente a Francia (Courteault, 1926). Sin embargo, la fecha de esta unión no es segura. En efecto, Menjoulet la sitúa en 1510. Por otra parte, parece que para 1509 Zuberoa dependía ya del rey de Francia puesto que, el 26 de junio de este año, Bernardo de Bordenave, lugarteniente de Zuberoa del Senescal de Lannes, recibió cartas del rey relacionadas con el procedimiento (Jaurgain, 1908).

  • Francisco I; la guerra franco-española

El mismo año 1512, en el que Zuberoa fue incorporada definitivamente a Francia, fue también el de la usurpación de Navarra por Fernando de Aragón, esposo de Isabel la Católica. Ver Navarra. La invasión de Navarra desencadenó un período de agitaciones y hostilidades en todo el País Vasco. En 1513 una tregua dejaba al rey Juan de Albret la Baja Navarra, salvo San Juan de Pie de Puerto. Poco después, dos nuevos actores, que llegarían a ser feroces adversarios, entraban en escena: Francisco I sucedía a Luis XII en 1515 y Carlos V a Fernando de Aragón en 1516.

  • La traición de Luxe

Las hostilidades entre franceses y navarros, por una parte, y españoles o Imperiales, por otra, comenzaron en 1521. Después de haber ocupado San Juan de Pie de Puerto y conquistado toda la Alta Navarra, los franceses fueron finalmente rechazados por los españoles, con lo que se perdió Navarra. En 1523, un ejército español comandado por el príncipe de Orange invadió Laburdi y Zuberoa, saqueando ésta. El señor de Luxe, que no había recibido en el ejército navarro un destino a la medida de su ambición, se pasó a los españoles y participó con ellos, el 3 de diciembre, en la toma del castillo de Mauléon, cuyo capitán-castellano era a la sazón Menaud de Béarn. Como premio de su traición obtuvo la custodia y el gobierno de Zuberoa en nombre del rey Católico, y las tropas del príncipe de Orange se retiraron (Jaurgain, 1908). Juan de Luxe se fue del castillo de Mauléon hacia Navidades de 1524, dejando su custodia a Johannot d'Eliceiry. Este, sabedor de que los franceses se preparaban a asediarlo, abandonó la plaza. Enrique de Albret, rey de Navarra, hizo arrasar el castillo de Luxe y confiscó sus bienes. Finalmente, Juan de Luxe obtuvo en 1527 de Francisco I la abrogación de la medida (Jaurgain, Loc. cit.). Es en estas fechas cuando Pierre de Ruthie sucedió a Menaud de Béarn en el cargo de castellano de Mauléon y de gobernador de Zuberoa.

  • Los Ruthie

El tal Pierre de Ruthie era originario de Aussurucq, donde poseía el castillo de su nombre (alias Urrutia). Se destacó de tal manera en Francia al servicio de Luis XII y de Francisco I que, tras haber sido admitido en 1507 en el grupo de los cien gentilhombres del hotel del rey y provisto en 1527 de los cargos de capitán del castillo nuevo de Bayona y de capitán-castellano de Mauléon y gobernador de Zuberoa, había sido nombrado escudero primero de la pequeña escudería del rey, lugarteniente de la montería y capitán de Saint-Germain-en-Laye (Jaurgain, Loc. cit.). Además, Francisco I le había donado una suma de 20.000 libras para recompensarle por sus servicios. Peyrot adquirió el señorío de Cheverny, cerca de Blois, que era entonces algo así como la segunda capital de Francia. Al no tener posteridad, Peyrot de Ruthie donó a su sobrino Bernard de Ruthie, capellán del rey, el 18 de junio de 1542, el señorío de Cheverny, formulando el deseo de que recayera, tras la muerte de Bernard, en su otro sobrino, Jean de Tardets, a condición de que su primer hijo adoptara el nombre y las armas de los Ruthie. Peyrot murió poco después. Ese mismo año de 1542, Jean de Tardets sucedió a su tío en los cargos de capitán-castellano de Mauléon y gobernador de Zuberoa, que ejerció hasta su muerte, a fines de 1549 (Jaurgain, 1884). Dejaba por heredero un hijo todavía menor, Tristán, que, según los deseos de Peyrot, había adoptado el apellido Ruthie. Sus tutores vendieron en 1551 el señorío de Cheverny a Diana de Poitiers, duquesa de Valentinois y favorita de Enrique II. En contrapartida, Tristán recibió la potestad del Domec de Chéraute, el señorío de Gestas, la casa noble de Casamayor de Troisvilles y los feudos, molinos y diezmos de la de Berteréche de Menditte. Tristán de Ruthie se convirtió con ello en uno de los más poderosos señores de Zuberoa.

Hauzeco anderia
Urrutian khorpitzez;
Hor du bere buria,
Campoan da bihotzez.

-Nor du bere maitia?
Nahi nuke eghia.
Gincoac nohi badu,
Hilzia ukhenendu.

-Goure jaun Urrutia,
Khechian bethi zia;
Erradazu zertaco.
Ni enuzu campoco.

-Hurrunt cite ni ganic,
Eztit zure beharric.
Bazoaza campora
Adar ene bilzera.

-Jauna, holaco lanac
Hauzeco anderiac
Eztitizu ikasi;
Hen doazu ihesi.-

Elhe hoiec ahotic
Jalkitzen zielaric,
Urrutiac bilhoti
Therresta du ibili.

-Gincoa, zer bizia!
Oi! jaun Urrutia,
Ni Hauzeco etchian
Nunduzun bai bakian.

Hounat jin behar nizun,
Ene zorthia zuzun,
Bihotz min ukheiteco,
Zure khecherazteco.

Oghen gabe zu, bethi
Minzo zitzaist gogorki.
Othoi, zure beghiac
Utz ditzala khechiac.

Goizian goiz jaikiric,
Goiz ophilac eghinic,
Hauzeco anderia,
Lehia dun handia.

Zareta bat burian,
Camporat jalkitzian,
Mous d'Urrutiac zian
Baratu bai bidian.

-Noun zabiltza hain goizic,
Jaureghia huxturic?
Galthatzen du Urrutic,
Beghiac oldarturic.

-Jauna, ikhousten duzu,
Nahi balin baduzu,
Noat orai nabilan
Zareta hau burian.-

Gente eskeliari
Emaiteco sokhorri,
Madama Urrutiac
Hartu zutien bidiac.

Ophilez zaria beitzen
Betheric gente prauben.
Urrutiac zarian
Eskia ezarri zian.

Ophilac ordu hartan
Jin zirien haillicotan.
Urrutiac behala
Uste trompatu zela.

-Ehuleco etchera
Zoaza bilberaztera?
-Jauna, ikhousten duzu...
Orai zuc badakizu...

-Parca izadazut arren,
Bekhaitz enuzu izanen:
Emazte houn zirela,
Orai badit nic proba.

Una de las leyendas suletinas, a propósito del señor de Ruthie, recogidas por F. Michel.

Mous Urrutia leihotic, ni aldiz campoti.
Bihotza erdiratu zeitan so eztibateki:
Uduri ziren haren beguiec izar zirela zeluti.

-Ene charmagarria, huillan duzu eliza:
Zombait aldiz jinen zira harat meza enzutera;
Beguiz keiña eguinen dugu, ezin minzatcen baguira.

Españolaco bidia, ala, bide luzia!
Guibelialat so guin eta, hasperena ardura;
Maitettoaz orhit eta nigarra beguiala.

Hortzac chouri, beguiac belch, ene maitia, zeren ez?
Mundu oroc diozie ni nizala traidore:
Orai aren erra dazu hala nizan, bai al' ez.

-Aristirico ekhiac zerena dizu erdia,
Zure eta ene amodioaz plañiduzu mundia,
Mudu ororen ichilic maite izan behar guia.

Canción suletina relativa al señor de Ruthie, recogida por F. Michel.

  • Redacción del Fuero

En los primeros años del reinado de Francisco I, Zuberoa no conoció más que guerras. El 5 de marzo de 1520, el rey de Francia ordenó redactar los Códigos que regían el derecho en todas las partes de su reino. El 7 de octubre del mismo año, los Estados de Zuberoa o Corte de Ordre comenzaron a deliberar y, al cabo de dos semanas, la redacción del Fuero estaba terminada. En el apartado "Organización foral" hemos ofrecido la visión que de éstas nos proporciona el Fuero de Zuberoa. Se trata de una sociedad esencialmente pastoril y rural, apegada a la tierra que cultiva, dividida en grupos bien constituidos. La célula base de la misma es la familia, en el sentido extenso de la palabra, y su pieza clave la casa.

  • La Reforma

En el s. XVI, en toda la cristiandad se experimentó la necesidad de una reforma moral y espiritual de la Iglesia. Tanto en Francia como en los Países Bajos e Italia, los humanistas como Lefèvre d'Etaples y Erasmo se volvían hacia la filosofía antigua. Habiendo proyectado el estudio del griego y del hebreo nueva luz sobre los textos bíblicos, los humanistas cristianos proclamaron la necesidad de la vuelta a las escrituras. En Alemania, Lutero se alzó, en 1517, contra la Santa Sede. En el seno de la Iglesia, diversos espíritus preclaros trataron de reformarla; así el obispo de Meaux asistido por sus discípulos, entre los cuales Gérard Roussel, futuro obispo de Olorón (Bailly, 1960). Francisco I, simpatizante al principio, se mostró severo tras la condena de la Reforma por la Sorbona y el Parlamento de París, y los jefes protestantes tuvieron que huir. Hallaron refugio en torno a la hermana de Francisco I, Margarita de Angulema, reina de Navarra por su matrimonio con Enrique en 1527. Los recibía en Nérac o en Pau, donde residía la Corte de Navarra. Nérac se convirtió, así, en el refugio del humanismo cristiano antes de devenir un centro reformista y uno de los lugares caracterizados del Protestantismo (Laffargue, 1979). Allí fue donde Lefèvre d'Etaples conoció a Calvino en 1534 y donde murió dos años después.

  • Gérard Roussel

Zuberoa no permaneció al margen de esta gran corriente de Reforma religiosa que agitaba a toda Francia y que debía, desgraciadamente, desembocar en las guerras de religión. Fue, incluso, la parte de Vasconia más penetrada por las nuevas ideas, sin duda por su ubicación entre el Béarn y la Baja Navarra, cuyos soberanos las adoptaron, pero, sobre todo, por su pertenencia a la diócesis de Olorón. Margarita de Angulema, reina de Navarra, cuyas cualidades de corazón y de alma todo el mundo reconoce, supo apreciar las de Gérard Roussel. Este, unía a un deseo sincero de reforma una voluntad cierta de no separarse de la Iglesia de Roma, cosa que Calvino, por otra parte, no le perdonará. "Hay que limpiar la casa de Dios pero sin destruirla" solía decir (Arotçarena, 1965). Incluso sus enemigos reconocerán que sus costumbres eran irreprochables, y algunos llegarán hasta a echárselo en cara. Menjoulet (Loc. cit.) dice de él: "Predicaba a menudo, asistía con piedad a los oficios de su cabildo y hacía grandes limosnas a los pobres. Austero en sus costumbres, era de una gravedad antigua y sabía inspirar tanta confianza como respeto, tanto más cuanto en sus discursos públicos no dejaba nunca de condenar a Zwinglio y a Calvino, los dos jefes de la Reforma."

  • El asunto Maytie

También se achaca a G. Roussel cierta influencia sobre sus diocesanos, pero, en Zuberoa, algunos contestaron su autoridad, incluso llevando su deseo de reforma hasta la ruptura con la Iglesia, mientras que otros, más conservadores, lo acusaban de ser favorable a las ideas nuevas. Un incidente, que pone de manifiesto el acaloramiento de los espíritus en Mauléon en esa época, nos lo relata en su diario Pierris de Casalivetery (Jaurgain, 1908), notario real de la villa, y testigo del hecho. En 1546, habiendo venido a predicar la Cuaresma a la iglesia parroquial de San Juan de Berraute de Mauléon un franciscano de Orthez, contra la voluntad del obispo, éste le prohibió, bajo pena de excomunión, que siguiera predicando en adelante sin su autorización. Entonces algunos rudos parroquianos manifestaron su mal talante sacando el púlpito de la iglesia y abandonándolo en el cementerio. Los autores de esta acción, Arnaud de Gentiu, Bernard de Balester, Jean de Lissabe y Pierre Arnaud de Maytie, así como el mismo religioso, fueron sumariados por orden del procurador general del rey en Burdeos. Por desgracia, el testigo no nos informa sobre el contenido de la prédica ni tampoco del objeto de la cólera de los mauleoneses. Este religioso ¿proclamaba ideas protestantes? En cuyo caso, el interdicto pronunciado por G. Roussel muestra que no compartía estas ideas. O, al contrario, denunciaba al obispo, y, en este caso, ¿contra quién iba dirigido el pésimo humor de los mauleoneses, contra el religioso o contra el obispo? El caso es que los enemigos de Roussel inventaron más adelante una leyenda según la cual, uno de los protagonistas, Pierre Arnaud de Maytie habría abatido a hachazos el púlpito en el cual se hallaba...el obispo en persona. Este habría muerto, algo después, como consecuencia de las heridas causadas por la caída.

  • La represión

En Francia, las nuevas ideas ganaban terreno sin cesar: la represión fue la única respuesta del poder político. En su ordenanza del 6 de junio de 1560, Francisco I se declaraba resuelto a "extirpar los malos errores" y comenzó la caza a los "luteranos" (así se llamaba a los innovadores) (Bailly, 1960). No se trataba sólo de ejercer el rigor contra las manifestaciones heréticas: había que desalojar la herejía para destruirla. Francisco I, que había dado a menudo la impresión de compartir las nuevas ideas, ordenó una guerra de exterminio. Sentía amenazado su poder; los que se alzaban contra la Iglesia bien podían levantarse también contra la Monarquía. A los castigos y suplicios individuales se añadieron ejecuciones colectivas. En 1546, en Meaux, uno de los primeros centros del humanismo, 60 herejes fueron detenidos y 14 de ellos quemados vivos en la plaza del Mercado (Bailly, Loc. cit.).

  • Los comienzos de la Reforma en Zuberoa

El mismo año 1546, se llevaron a cabo varias investigaciones sobre mauleoneses sospechosos de herejía y, en el mes de junio, un eclesiástico, Pierris de Rospide, prebendado, fue detenido por Jehan de Casalar, lugarteniente particular de la senescalía de Dax (Jaurgain, 1908). Vemos, pues, que la Reforma habría penetrado tempranamente en Zuberoa, antes incluso que, en Béarn, Juana de Albret profesara la fe calvinista. Sin embargo, poseemos poca información sobre las primeras manifestaciones protestantes en Zuberoa. En lo que concierne al Béarn, el historiador Pierre de Salefranche las data en 1545 y las sitúa en Olorón. El 14 de abril de 1547, Francisco I había escrito al primer presidente del Parlamento de Burdeos para quejarse de la poca diligencia que demostraba en la extirpación de los errores y en el castigo de los culpables. Con el advenimiento de Enrique II de Francia, el mismo año, la lucha contra la Reforma iba a amplificarse al mismo tiempo que una corriente reformista se propagaba por todo el reino y alcanzaba al Béarn y a Zuberoa.

  • Primeros procesos contra los protestantes

Si la actitud de Francisco I hacia la Reforma había sido bastante fluctuante, la de su sucesor, Enrique II, fue constante. Desde el año de su advenimiento (1547) hasta el de su muerte (1559), la lucha contra los protestantes fue sin cuartel. Pero, cuanto más implacable la persecución, mayor era el progreso de la Reforma en todo el reino. En Zuberoa, desde 1549, Jean de Tardets, capitán-castellano de Mauléon, entablaba un proceso contra los adeptos a la Reforma, y el 27 de noviembre el Parlamento de Burdeos pronunciaba un fallo ordenando el envío ante él de "todos los procesos incoados contra los herejes del país de Zuberoa" (Arch. Dep. Gironda). La alta justicia de Zuberoa pertenecía, en efecto, a la Corte de Licharre, presidida por el capitán-castellano, dependiente del Parlamento de Burdeos. Barcus y Villeneuve de Tardets poseían una jurisdicción particular ejercida por los "jurats" reales, lo mismo que la villa de Mauléon, donde se contaban seis "jurats" y un alcalde, el baile (Menjoulet, Loc. cit.). El 21 de diciembre del mismo año moría la reina de Navarra, Margarita de Angulema, que había contribuido, por medio de su adhesión al humanismo, al nacimiento de la Reforma en sus Estados y en todo el Sud-Oeste.

  • Primeras condenas

El 7 de mayo de 1550, el Parlamento de Burdeos daba un primer veredicto contra un gentilhombre suletino: Arnaud de Belsunce, señor y abad laico de Barcus, que era condenado por contumacia a "hacer retracción pública ante la iglesia parroquial de Mauléon, en camisa, cabeza y pies desnudos, con un velón ardiente en sus manos" (Ritter, 1951). El mismo día, Arnaud de Johanne, hermano del lugarteniente civil y criminal del rey en Zuberoa, era condenado también él en rebeldía, a "una multa de 1.000 libras y al fuego". Al día siguiente, dos mujeres eran condenadas, la primera, Jeanne de Hunsmart, a abjurar de la herejía ante el oficial de Mauléon, y a pagar una multa de 25 libras, la segunda, Guérautine de Pétrops, era condenada por contumacia a hacer pública retractación ante la iglesia de Mauléon y a morir en la hoguera (Ritter, Loc. cit.).

  • Nuevas condenas

Finalmente, el 30 de mayo, fue una verdadera tromba la que se abatió sobre los luteranos suletinos. Nueve de ellos eran condenados: Gratian Carriconde y Olivier Oliverry a la abjuración pública ante la iglesia de Mauléon, Pierre de La Salle, escolar, y Gratian de Etcheverry, sacerdote, al fuego y a una multa de 1.000 libras, Jean de Aguerreberry a ser apaleado y azotado por el ejecutor de Mauléon, al destierro de por vida y a 500 libras de multa, Me Arnaud de Iriart, notario, a 500 libras de multa, Bernard Duignet, al ser azotado en los cantones y encrucijadas acostumbradas de Mauléon y a 200 libras de multa, Pierre Rospide, que apeló, a la abjuración pública y a 200 libras, y finalmente Enecot de Sponde al látigo, al destierro en perpetuidad y a 500 libras (Ritter, Loc. cit.). La tromba, sin embargo, fue conocida de antemano ya que ninguno de los condenados compareció puesto que habían huido.

  • Apelación al rey

El celo que desplegaba el capitán-castellano de Mauléon en perseguir a los herejes no estaba, sin duda, basado sólo en preocupaciones de ortodoxia religiosa; la delación era ya rentable. A su muerte en 1550, su viuda, Juana de Espès, prosiguió la tarea del difunto y, movida por el mismo celo, dirigía una petición al Parlamento de Burdeos. En ésta exponía que su marido y ella misma, habían practicado diligencias activas contra los protestantes, que éstos habían sido condenados, además de a penas corporales, a diversas multas para el rey. Ella reclamaba lo que se le debía, a saber, el cuarto de las multas recaudadas, recompensa ofrecida a "los denunciadores y persecutores" (Etcheverry, 1931). Pero, todas estas condenas habían sido en rebeldía. Cabe pensar que la justicia de Mauléon les era más favorable que la de Burdeos ya que todos ellos habían conseguido escapar del apresamiento. Apelaron ante el rey por el veredicto del Parlamento, pero, esta vez, 8 inculpados más engrosan los 13 ya citados. Eran: Jehan de Lavedan, Jehan de Johanne, Fortaner Diorsabel, cura, Arnaud de Jaureguiberry, Pierre de Majoraly, Guicharnaud d'Ohix, Jean de Muret y Guichamaud de Casa mayor. Como los primeros, pertenecían todos a la nobleza, al clero o a la burguesía mauleonesa. Es probable que, en Zuberoa, fuera del medio urbano, los campesinos que no hablaban más que el euskera se hubieran mantenido al margen de las nuevas doctrinas, predicadas en gascón o en francés.

  • Arbitraje del obispo Roussel

A la postre, el 12 de diciembre de 1550 envió Enrique II a los suplicantes ante el obispo de Olorón a fin de que se reconciliaran con la Iglesia. Gérard Roussel nombró a dos sacerdotes suletinos, Jehan de Etchebarne y Guicharnaud de Harrielguy, que recibieron, en el trascurso de una ceremonia, la retractación de los inculpados. Los delegados del obispo enviaron el atestado de abjuración al Parlamento de Burdeos el 4 de diciembre de 1551. Pero, el procurador general se extrañó de la clemencia de la Iglesia y exigió que se le enviaran los expedientes de los tres acusados: Arnaud de Belsunce, Gratian de Carriconde y Oliver Oliverry. No se conoce el desenlace del asunto (Etcheverry, 1931).

  • Advenimiento de Juana de Albret

G. Roussel murió en 1555 y fue reemplazado en la sede episcopal de Olorón por Claude Régin, consejero de Enrique de Albret. Este último murió el mismo año y Juana de Albret prestó juramento ante los Estados del Béarn, junto con su esposo, Antonio de Borbón. Los nuevos soberanos no iban a tardar en pasar de una simpatía acogedora hacia la Reforma a una adhesión total al protestantismo que durará, por lo que respecta a Juana, toda su vida. Esto no fue indiferente para Zuberoa, enclavada entre los Estados de la reina hugonote, con Béarn al Este y Baja Navarra al Oeste. Además, si el país de Zuberoa dependía en lo temporal del rey de Francia, en lo espiritual dependía del obispado de Olorón, en Béarn.

  • Juan de Belsunce, gobernador

En 1560, el mismo Bertrand de Haramburu, capitán-castellano de Mauléon, incurrió en sospechas de herejía, por lo que protestó firmemente contra la acusación (Ritter, 1951). Murió el mismo año y fue reemplazado, en su cargo de capitán de Mauléon y gobernador de Zuberoa, por su cuñado, Jean IV de Belsunce, vizconde de Macaye. Este, que pertenecía a una de las más ilustres familias de la Baja Navarra, adoptó la religión reformada y fue, en Zuberoa, el más fiel sostén de Juana de Albret y del futuro Enrique IV. También en el mismo año, la reina de Navarra hizo, en Navidades, profesión de fe pública calvinista y, tras la muerte de Antonio de Borbón muerto en el sitio de Rouen en 1562, el protestantismo pasó a ser religión de Estado en Béarn y Navarra.

  • Enecot de Sponde

Cuando Juana de Albret solicitó de Calvino, en 1563, el envío de ministros protestantes para enseñar la Reforma a sus súbditos, es a un mauleonés, Enecot de Sponde, a quien encargó esta misión en Ginebra. Este Enecot de Sponde es aquél que, tras haber sido condenado en 1550 al destierro por el Parlamento de Guyena, había entrado al servicio de los soberanos de Navarra y había llegado a ser consejero de Estado y secretario de Juana de Albret. Murió en 1594 en Saint-Palais, asesinado por los liguistas (Etcheverry, 1938). Entre los nuevos pastores, Calvino envió cierto número de suletinos que habían ido a estudiar teología en Suiza: Jean de Etchart, Senz de Tartas, Fierre de Landetcheverry y Jacques de Bustanoby.

  • Revueltas en Olorón

En diciembre de 1563, Juana de Albret quiso imponer un ministro protestante en la catedral de Olorón y obligar al cabildo a retirarse. Se produjo entonces una revuelta dirigida por un canónigo, Guilhem d'Abbadie. Este era suletino, cura de Barcus y aliado, por su hermano, a Arnaud de Belsunce, señor de la abadía de Barcus, que había sido condenado por herejía (Jaurgain,1884-5). Los revoltosos, al no recibir ningún socorro, se sometieron y sus jefes fueron conducidos prisioneros a Pau, donde se les dejó libres poco después (Menjoulet, Loc. cit.). En 1566, la reina de Navarra envió desde París, donde se hallaba a la sazón residiendo en la Corte de Catalina de Médicis, unas ordenanzas limitadoras de los derechos de la Iglesia católica y que favorecían a los protestantes. Una gran agitación se produjo en Béarn y nuevos incidentes estallaron en Olorón.

  • Liga en Baja Navarra

En Francia, el odio entre católicos y protestantes se profundizaba y las matanzas cometidas en nombre de la religión eran numerosas, por una y otra parte. En febrero de 1567, la reina de Navarra obtuvo la autorización de volver a sus Estados, después de tres años de ausencia. En la Baja Navarra se había constituido una liga católica cuyo objetivo declarado era el de expulsar a la religión reformada (Menjoulet, Loc. cit.). A su cabeza se hallaba Carlos, barón de Luxe y señor de Tardets, cuñado de Belsunce. Como Antonio de Gramont estaba a la cabeza del partido protestante, encontramos otra vez, so capa de religión, la vieja rivalidad entre las dos casa de Luxe y de Gramont. Zuberoa no podía mantenerse al margen de las revueltas que agitaban a sus vecinos. En Mauléon, numerosos notables habían sido conquistados por la nueva religión y ya hemos visto cómo el gobernador en persona, Jean de Belsunce, era hugonote. En las aldeas, al contrario, los campesinos habían permanecido fieles a la religión católica, que estaban prestos a defender.

  • Disturbios en Saint-Palais y en Mauléon

Este mismo año de 1567, la víspera de Pentecostés, Guillermo d'Abbadie, cura de Barcus del que hemos hecho mención, juntó en Zuberoa un grupo de gentes armadas y se dirigió a Béarn a unirse a los súbditos de la reina de Navarra que se habían alzado (Jaurgain, 1884-5). Por su parte, los liguistas navarros se juntaron a final de año en Saint-Palais e hicieron arrestar a los ministros protestantes (Menjoulet, Loc. cit.). Juana de Albret envió al procurador general Juan de Etchart para que tratara de calmar los espíritus, y confió la custodia de Garris, que era a la sazón la sede de la justicia soberana, al capitán La Lanne, otro cuñado de Belsunce. El 18 de enero de 1568, los suletinos se sublevaron a toque de rebato y marcharon, armados, a Baja Navarra, pese a la prohibición del gobernador del vizcondado, a unirse a los liguistas católicos alzados contra su reina. En Garris, La Lanne se rindió después de dos días de asedio y fue llevado prisionero a Tardets (Jaurgain, 1884-5). Juana de Albret reaccionó al momento enviando un cuerpo de tropa, con el príncipe Enrique, de 14 años, y Antonio de Gramont, a la cabeza. Los rebeldes navarros huyeron y se refugiaron en las montañas de Valcarlos (Menjoulet, Loc. cit.). Los suletinos fueron expulsados de la Baja Navarra el 26 de enero y, para vengarse de su fracaso, se dirigieron a Montory, que pertenecía a los Gramont, saquearon y robaron el pueblo llevándose consigo los rebaños. La anarquía persistió durante un mes en Zuberoa, donde la reina no podía intervenir sin incurrir en el descontento del rey de Francia. Habiéndose refugiado los habitantes de Montory en el Béarn, los saqueadores aprovecharon para ir allí y robar ganado que llevaron a Tardets, donde se lo repartieron. De paso, mataron a un "jurat" de Montory que se negó a cambiar de religión (Jaurgain, 1884-5). Catalina de Médicis envió entonces a Zuberoa un emisario, M. de la Mothe, para poner fin a la agitación. A su llegada a Mauléon, el enviado de la reina madre convocó a los gentilhombres del país y a los oficiales de la reina, y, el 7 de marzo, de 500 a 600 hombres armados se reunieron en Mauléon y pidieron que el gobernador se les uniera. Habiéndose negado éste a ello, varios tiros de arcabuz fueron disparados hacia el castillo y se profirieron amenazas de muerte contra el gobernador y los lugartenientes de toga corta y de toga larga. La multitud subió a la villa donde saqueó varias casas, entre ellas la de Johanne. La Mothe pidió a los insurgentes el cese de las violencias, cosa a la que se atuvieron los gentilhombres (Jaurgain, Loc. cit.).

  • Arbitraje de La Ferrière

En Francia, un tratado ponía fin a la guerra civil y, el 23 de marzo, se firmó la paz entre católicos y protestantes en Longjumeau. El 23 de abril siguiente, Juan de Belsunce hizo publicar en Mauléon el edicto de pacificación pero el sargento real encargado de hacerlo recibió amenazas: se le dijo que católicos bien armados habían venido al mercado resueltos a matar a aquél que osara publicarlo (Jaurgain, Loc. cit.). En mayo, llegó a Mauléon Luis de La Ferrière, enviado por M. de La Mothe para hacer respetar el edicto y, el 2 de junio, en el trascurso de los Estados de Zuberoa, escuchó los agravios de unos y otros. Los protestantes evocaron los hechos ya relatados, y los católicos se quejaron de los oficiales de justicia que pertenecían a la religión reformada: Belsunce, gobernador del territorio, Louis de Tardets, lugarteniente de toga corta, Jean de Johanne, lugarteniente de toga larga (que presidía la Corte de Licharre en ausencia del gobernador), Enecot de Sponde, procurador general del rey, y Pierre de Majoraly, su sustituto. Luis de La Ferrière, a fin de calmar los espíritus, reemplazó a Johanne por Sanz d'Arraing, baile de Mauléon, y a Majoraly por Me Jean du Domec, lo cual daba satisfacción a los católicos, sin que los hugonotes recibieran una reparación de los daños sufridos ni fueran castigados los instigadores de la revuelta (Jaurgain, 1884-5). Desgraciadamente, la paz no iba a durar mocho y Zuberoa aún tendría que sufrir cruelmente con la loca guerra de religión que no tardaría en renacer. Ver Protestantismo.

  • Preludio de la guerra

Pese a la paz de Longjumeau firmada entre católicos y protestantes, la agitación no dejaba de crecer en los dos campos. Temiendo ser arrestados, Condé y Coligny se encerraron, el 23 de agosto de 1568, en la fortaleza protestante de La Rochela. Juana de Albret, que no se sentía en seguridad en el Béarn, se unió a ellos con sus hijos en setiembre, dejando como lugarteniente general del país al barón d'Arros. El 18 de octubre, Carlos IX, so pretexto de que su tía, Juana de Albret, se hallaba en manos de los hugonotes, ordenó el embargo de sus bienes en Francia y encargó a Charles de Luxe que tomara posesión, en su nombre, de la Baja Navarra y Zuberoa, y preparara la invasión del Béarn. Por su parte, d'Arros esperaba un ataque de gran envergadura (Laborde, 1941; Menjoulet, Loc. cit.).

  • Luxe se apodera de Mauléon

Ese mismo mes de octubre de 1568, tras haber tomado posesión de la Baja Navarra, Charles de Luxe se apoderó del castillo de Mauléon "sin consideración a su cuñado Belsunce que era su gobernador" (Bordenave, 1873), que se hallaba a la sazón en La Rochela en el séquito del príncipe Enrique. Amo de Zuberoa, estableció un puesto avanzado en Osserain, frontera entre Baja Navarra y Béarn, donde Gramont, brazo derecho de Arros, acudió a desalojarlo en enero de 1569. Este año 1569 iba a ser desastroso para Zuberoa. El 4 de marzo el duque de Anjou, futuro Enrique III, dio orden al vizconde de Terride de someter Béarn. Por su parte, Luxe y sus tropas católicas navarras y suletinas lo invadieron y cometieron toda clase de violencias y pillajes. Los católicos bearneses se apoderaron de Olorón, Luxe de Nay, mientras Domezain tomaba Sauveterre que puso a saco. Impotente ante la invasión de su país, d'Arros se vio obligado a atrincherarse en Navarrenx. Terride ocupó en poco tiempo todo Béarn, restableció el culto católico, prohibió el reformado y, apoyado por las tropas de Luxe, emprendió el cerco de Navarrenx, que comenzó el 24 de mayo (Laborde, Op. cit.).

  • La ofensiva de Montgomméry

Fue entonces cuando Juana de Albret reaccionó y confió al conde de Montgomméry, el 10 de julio de 1569, la misión de rechazar a los invasores y socorrer a d'Arros. A la cabeza de un ejército, Montgomméry abandonó Castres el 27 de julio, entró en el condado de Foix que le proporcionó soldados fieles a la reina y, quemando etapas, entró el 6 de agosto en Béarn. El 8 se dirigió hacia Navarrenx que Terride abandonaba después de un cerco de tres meses (Laborde, Op. cit.). Terride mandó llevar su artillería a Orthez, Olorón y Mauléon (Bordenave, Op. cit.) pero Montgomméry no le dio tregua y, el 15 de agosto, lo desalojó del castillo de Moncada de Orthez donde se había refugiado. Finalmente, el 23 de agosto, Montgomméry entraba en Pau, la capital de Béarn (Menjoulet, Loc. cit.). Luxe y Domezain se refugiaron en Zuberoa, donde los soldados de Montgomméry los persiguieron, devastaron el país e incendiaron numerosas iglesias. Charles de Luxe fue expulsado de Mauléon, que fue saqueada e incendiada, y la custodia del castillo fue confiada al capitán hugonote Pierre d'Aramits.

  • Nuevas tentativas de Luxe

Retirado en su castillo de Tardets, Luxe no abandonaba la lucha y preparaba su revancha. Para comenzar lanzó un ataque contra San Juan de Pie de Puerto, fiel a la reina de Navarra, pero tuvo que replegarse a Zuberoa. Reunió entonces sus tropas en Barcus a fin de atacar el Béarn y se apoderó de Sainte-Marie de donde fue desalojado por d'Arros. Una vez más, Luxe se retiró a la Baja Navarra, no sin intentar de paso de apoderarse de Mauléon, que el capitán d'Aramits defendió con denuedo. En el curso de estos combates, los bearneses incendiaron la villa otra vez. En una carta a la reina de Navarra, Enecot de Sponde lo deplora y pregunta

"por qué han hecho quemar el dicho castillo y villa de Mauléon en lugar de poner en ellos una guarnición, como se acordó en el consejo..."

(Communay, 1885).

  • La catedral de Mauléon

Nuevas adversidades esperaban todavía a los suletinos en 1570. El 6 de enero, Carlos IX otorgó a Luxe el cargo de lugarteniente general del rey en Zuberoa y los combates se reanudaron. El nuevo gobernador se apoderó del castillo de Mauléon y expulsó del mismo a Aramits y a sus soldados (Jaurgain, 1884-5). El 28 de enero, Bernard d'Arros promulgó una ordenanza aboliendo en el Béarn la práctica de la religión católica. El obispo de Olorón, Claude Régin, y los canónigos de su cabildo se refugiaron entonces en la parte de la diócesis aún libre, Zuberoa. Y es así cómo, durante una treintena de años, el cabildo celebró sus oficios en la capilla de Nuestra Señora de la Villa Alta, promovida para las circunstancias al rango de catedral (Laborde, Loc. cit.). En julio, los bearneses hicieron una incursión en Zuberoa. Penetraron hasta Domezain con la intención de apoderarse de las cosechas, pero los campesinos se armaron, mataron a cierto número y los obligaron a volverse (Menjoulet, Op. cit.). Al final, el 8 de agosto de 1570, fue concertada la paz de Saint-Germain que ponía fin a la tercera guerra civil. Juana de Albret volvió al Béarn en otoño de 1571 y acordó una amnistía a los jefes católicos, sin exceptuar a Charles de Luxe. En noviembre abandonó su reino para ir a París a formalizar la boda de su hijo Enrique con Margarita de Valois, hermana de Carlos IX, matrimonio que debía de simbolizar la reconciliación religiosa. Allí fue donde le sorprendió la muerte, el 9 de junio de 1572.

  • Tras la muerte de Juana de Albret

Zuberoa iba a conocer por fin algunos años de tranquilidad, cosa que no puede decirse de toda Francia. El 24 de agosto de 1572 tuvo lugar en París la terrible matanza de San Bartolomé. Enrique de Navarra, cuñado del rey, sólo pudo escapar merced a la consideración que se tuvo de la sangre de Francia que corría por sus venas y a su juventud, y prometiendo convertirse a la religión católica, pero numerosos señores bearneses que le acompañaban fueron asesinados. Se sabe que la provincia no se salvó, pero en Zuberoa los protestantes no fueron molestados. Finalmente, Carlos IX murió el 31 de mayo de 1574 y su hermano, el duque de Anjou, le sucedió bajo el nombre de Enrique III. Estos años de paz fueron turbados, sin embargo, por una incursión bearnesa a Mauléon en 1583. La tropa invadió la villa de noche, se dirigió a la casa que ocupaba el obispo Claude Régin, se apoderó de su dinero, saqueó sus estancias y regresó al Béarn. Claude Régin, que había podido huir, al no sentirse seguro en Mauléon, se retiró a Vendôme, que pertenecía al rey de Navarra. Es allí donde pidió, no sin humor, que en lugar de llamársele "obispo de Olorón" se lo denominara "episcopus dolorum" (obispo de los dolores). Más tarde volvió a Mauléon (Menjoulet, Op. cit.) y se le ve conceder, en 1590, el priorato de Ordiarp a Arnaud de Maytie. Murió en 1592 y su corazón fue depositado, siguiendo su voluntad, en la capilla de Nuestra Señora de Mauléon que había sido su catedral durante 30 años.

  • Los hugonotes expulsados del país

Bajo la presión de la Liga y de los Guisa, Enrique III derogó en 1585 todos los anteriores edictos de pacificación y decretaba el aniquilamiento de la religión reformada. Los protestantes eran conminados a convertirse o a abandonar el reino en el plazo de seis meses. Gérard de Béla, al que había sido otorgado el cargo de baile real de Zuberoa por Enrique III en 1577, se negó a abjurar, fue obligado a abandonar su cargo y, como los otros protestantes de Zuberoa, a expatriarse en el Béarn (Clément-Simon, 1894-5). Pero, el rey de Navarra, como lugarteniente general de Guyena, ordenó a Jean de Belsunce y a Gérard de Béla, ambos desposeídos, uno como gobernador y el otro como baile, que se reintegraran en el ejercicio de sus cargos, incluso por medio de la fuerza. Es así cómo alzaron tropas y, el 2 de febrero de 1587, atacaron, con la ayuda de Jean de La Lanne, la villa de Mauléon expulsando a Charles de Luxe que se retiró a Ochagabía (Alta Navarra). Menaud d'Arraing, que era entonces lugarteniente de toga larga en la Corte de Licharre y amigo de Luxe, compartió su exilio y su desgracia.

  • El gobierno de Jean de Belsunce

Jean IV de Belsunce recobró pues su gobierno y designó a Gérard de Béla, baile a la sazón de Mauléon, su lugarteniente general de toga larga en Zuberoa. Tuvo que decretar impuestos para reparar el castillo y las fortificaciones de Mauléon que habían sido destruidos durante las guerras precedentes y para el mantenimiento de una fuerte guarnición. Esto no le ganó la amistad de los suletinos y algunos lo acusaron de comportarse como en país conquistado, máxime siendo protestante en un territorio de mayoría católica. No hacía, sin embargo, más que cumplir las órdenes de Enrique de Navarra, gobernador de Guyena y pronto rey de Francia. En efecto, habiendo sido asesinado Enrique III en 1589 por un monje armado por la Liga, Enrique de Navarra le sucedió bajo el nombre de Enrique IV. La España de Felipe II representaba un peligro para Francia y había que vigilar las fronteras. Pero el mantenimiento de las guarniciones corría a cargo del país, lo que contravenía los Fueros de Zuberoa "País exento desde siempre de toda imposición". Por desgracia, las finanzas de Enrique IV no le permitían respetar estos derechos, lo cual no fue óbice para que los confirmara por cartas patentes del 22 de diciembre de 1593. De ahí las dificultades del cargo de gobernador y los conflictos que enfrentaron a Belsunce y los suletinos hasta su muerte acaecida en 1594 (Etcheverry, 1941).

  • Los últimos sobresaltos

En 1593, Enrique IV abjuró de la religión reformada y se convirtió al catolicismo, lo cual no se tradujo en un enfriamiento de las pasiones religiosas. En Mauléon, Belsunce y su lugarteniente Béla expulsaron a los canónigos de la pequeña catedral de N. Señora instalando en ella a ministros protestantes. Arnaud de Maytie, que había sido nombrado canónigo el año anterior, llevó al gobernador ante los tribunales. Condenado por la Corte de Licharre, apeló al Parlamento de Burdeos que devolvió al cabildo la iglesia de la Villa Alta (Menjoulet, Op. cit.). Por su parte, los liguistas no cejaron. En 1594 el capitán Du Lau se lanzó sobre la Baja Navarra a la cabeza de 500 o 600 hombres de caballería. Saint-Palais, sede de la cancillería, fue saqueada y, en esas circunstancias murió degollado Enecot de Sponde, ex consejero de Juana de Albret.

  • Los Sponde

Otros dos mauleoneses de la familia Sponde, dos hijos de Enécot, se destacaron en esa época. Jean de Sponde, nacido en Mauléon en 1557 (Etcheverry, 1938), hizo sus estudios en la Universidad de Orthez, luego en Basilea (Suiza). Fue designado lugarteniente general de la senescalía de La Rochela por Enrique IV y, más tarde, relator del rey de Navarra. Después de su conversión en 1593, escribió numerosas obras consagradas a la defensa de la Iglesia católica. Murió en Burdeos el 18 de marzo de 1595, a la edad de 38 años (Boase, 1977). Su hermano, Henry de Sponde, nacido en Mauléon el 6 de enero de 1568, fue bautizado en Saint-Palais siendo su padrino Enrique de Navarra. Como su hermano, hizo sus estudios en Orthez, luego en Ginebra (Suiza). Relator del rey de Navarra tras la muerte de su padre, abjuró del protestantismo, fue ordenado sacerdote y, en 1626, promovido obispo de Pamiers. Dimitió en 1639 a favor de su sobrino Jean de Sponde y m. el 18 de junio de 1643. La casa donde nacieron los dos célebres hermanos había sido construida en Licharre, en el s. XV, por Guicharnaud de Sponde (Lamant et Régnier, 1984), "vezin deu cap deu pont de Mauléon". Confronta, según el Censier de 1516, con la calle y camino que va a Viodos y por la fachada con la calle que lleva a Saint-Jean de Licharre (Jaurgain, 1910).

  • El Edicto de Nantes y la muerte de Enrique IV

Por medio de cartas patentes del 5 de junio de 1595, Enrique IV había nombrado a Jean de Belsunce, 5° de su nombre, sucesor de su padre en el cargo de gobernador de Zuberoa y capitán-castellano de Mauléon. Más diplomático que su padre, el nuevo gobernador hizo reconocer los fueros de Zuberoa, que en adelante se vio exenta de toda imposición. Jean V de Belsunce conservó su cargo hasta el 13 de noviembre de 1610, fecha en la que dimitió de sus funciones a favor de su hijo, Armand de Belsunce, vizconde de Méharin y de Macaye. La tarea de pacificación religiosa, emprendida por Enrique IV, comenzó a rendir frutos y la paz civil se imponía por fin en el reino de Francia. El edicto de Nantes, al garantizar la libertad de conciencia para todos y en todos los sitios, había sido promulgado por el rey el 13 de abril de 1598. Después de haber reconocido los derechos de los protestantes de Francia, Enrique IV firmó, un año después, el 15 de abril de 1599, el edicto de Fontainebleu que restablecía la libertad del culto católico en el Béarn. El nuevo obispo de Olorón, nombrado en 1599, era un mauleonés, Arnaud de Maytie. El cabildo abandonó entonces Sainte-Marie y la pequeña catedral volvió a ser la modesta capilla de la Villa Alta. Algunos años más tarde, el 14 de mayo de 1610, un fanático iluminado, Ravaillac, asesinaba al rey que, tras tantas terribles luchas fratricidas, había por fin conseguido reconciliar entre sí a los franceses. Arnaud de Maytie. El principal artífice de la Contrarreforma en la diócesis de Olorón fue Arnaud de Maytie. N. en Mauléon en 1550, fue ordenado sacerdote en 1585 y obtuvo el priorato de Ordiarp cinco años después. A esta nominación siguieron numerosos pleitos con el monasterio de Roncesvalles, al que pertenecía dicho priorato mientras que el beneficio le había sido acordado por el obispo de Olorón (Dubarat, 1887). Canónigo, luego vicario capitular, sucedió a Claude Régin en 1590 en la sede episcopal de Olorón, por presentación de Charles de Luxe, gobernador a la sazón de Zuberoa. Substrajo la catedral de Santa María de manos de los reformados, devolvió el cabildo a Olorón e hizo una guerra sin descanso a los protestantes. Se consigna incluso que éstos trataron de asesinarlo, afortunadamente sin éxito ya que murió de forma completamente natural en 1622, a la edad de 72 años.

  • La Contrarreforma

Junto con el obispo de Lescar, Maytie obtuvo de Luis XIII el edicto del 25 de junio de 1617, que restablecía completamente el culto católico en Béarn, así como el desembargo de todos los antiguos bienes eclesiásticos. El Consejo soberano de Béarn se negó desde un principio a registrar el edicto. Luis XIII organizó entonces una expedición militar y entró en Pau el 15 de octubre de 1620. Al día siguiente, el edicto de levantamiento de embargo entraba en el registro y, el 20, un edicto real promulgaba la unión de la Baja Navarra y el Béarn a Francia. Según Jaurgain (1908), es Arnaud de Maytie el que mandó edificar en Licharre el magnífico monumento renacentista, el palacio Maytie, que fue ennoblecido en 1778. Según M. Arnaud d'Andurain de Maytie, el palacete fue construido por Pierre de Maytie, el padre del obispo (D'Andurain de Maytie, 1973). Luego, esta espléndida morada pasó, por vía hereditaria, a las familias de Brosser, de Hégoburu, de Méharon y de Andurain. El obispo de Olorón tuvo como coadjutor a su sobrino, Arnaud II de Maytie, que le sucedió en 1623 en la sede episcopal.

  • Los reformados en Zuberoa

Quedaban algunos reformados en Zuberoa en esa primera mitad del s. XVII, principalmente en Mauléon y en Montory, en Sauguis y en Troisvilles. Había un templo protestante en Montory, pero en otras partes el culto protestante se celebraba en casas particulares, en Mauléon en casa del gobernador Belsunce, en Chéraute en casa de los Béla, en Troisvilles en casa de Marie d'Aramits, viuda del señor de Peyré. Se trataba, como hemos visto, esencialmente de familias nobles. Se conoce el nombre del pastor de Mauléon, delegado por los reformados en la Asamblea de Loudun, Jacques de Bustanoby, que será amenazado de muerte, a sus 80 años, por Matalas y salvado por Arnaud de Maytie.

  • Entre los Parlamentos de Burdeos y de Navarra

En 1620, Luis XIII reunió Béarn y Baja Navarra a la Corona de Francia. El edicto de Unión transformó el Consejo soberano de Béarn en Parlamento al que se vinculó la justicia de Mauléon. A partir de ese momento, los Parlamentos de Pau y de Burdeos se disputaron Zuberoa que dependió, desde el punto de vista judicial, tanto de uno como de otro. Jacques de Béla, baile de Mauléon, redactó una memoria a favor del antiguo estado de cosas y obtuvo, el 30 de junio de 1622, un fallo haciendo depender, como en el pasado, a Zuberoa del Parlamento de Burdeos. Pero, el Parlamento de Pau no se dio por vencido y los suletinos sufrieron grandes vejaciones de parte de los bearneses. En 1626, el Parlamento de Navarra (Pau) llegó hasta a decretar diversas órdenes de arresto contra varios suletinos, entre los cuales Arnaud d' Oihenart, síndico general del país de Zuberoa, y Gabriel d'Etchart, procurador del rey (Etcheverry, 1934). Finalmente, en 1628 el Parlamento de Pau aceptó la separación y acabó con los malos procedimientos.

  • Jacques de Béla

Esta pequeña guerra entre Parlamentos nos ha permitido evocar los nombres de dos suletinos que se destacaron en el s. XVII en la defensa de su patria chica: Jacques de Béla y Arnaud d'Oihenart. Jacques de Béla, señor de la casa noble de Othegain de Moncayolle, potestad de Zuberoa, nacido en Mauléon el 15 de febrero de 1586. Hijo de Gérard de Béla, baile real de Mauléon y lugarteniente de toga larga, hugonote ferviente y fiel partidario de Enrique IV, era por parte de madre nieto de Jean de Johanne, también lugarteniente de toga larga de Zuberoa y secretario de Estado de Juana de Albret (Régnier, 1985). Estudió derecho y obtuvo a los 20 años el doctorado en la Universidad de Toulouse. Ingresó como abogado en la Corte de Licharre (1614), consagró su vida a los asuntos públicos y al estudio y fue designado baile real de Mauléon, a la muerte de su padre en 1633. Apasionado de la escritura, compuso un Diccionario y una Gramática vascos que se han perdido. Es el autor de las Tablettes, especie de enciclopedia en orden alfabético de los conocimientos de su época: cuestiones teológicas, morales, médicas y científicas, y del Commentaire de la Coutume de Soule. Fiel, como su padre, a la religión reformada, instaló el templo de Mauléon en la casa de Motines, que había heredado, y mantuvo al pastor durante toda su vida. M. en Mauléon el 18 de mayo de 1667.

  • Arnaud d'Oihénart

Como su contemporáneo Gérard de Béla, Oihenart nacido en Mauléon, estudió derecho, fue abogado y se consagró a los estudios y a los asuntos públicos. N. el 7 de agosto de 1592 en la casa de Pay-Adam, era el segundo hijo de Arnaud de Oihenart, procurador del rey en el país de Zuberoa, y de Juana de Etchart (Jaurgain, 1885). Estudió derecho en Burdeos y obtuvo la licenciatura en 1612. En abril de 1623, fue elegido síndico del Tercer Estado de Zuberoa en la asamblea del Sylviet.

"Mandatario elegido por los Estados, el síndico de Zuberoa era el encargado de velar por el mantenimiento y observancia de los Fueros del país, la buena gestión de las finanzas públicas y la dirección de todos los asuntos de interés general. Debía de someter al Consejo de Estado las peticiones y quejas de los suletinos"

(Jaurgain, Op. cit.).

Arnaud d' Oihenart desempeñó su cargo con la mayor meticulosidad y energía. Defendió a los suletinos contra el Parlamento de Navarra y sus vejaciones, lo cual le valió la detención en Saint-Palais en 1627 aunque pronto fuera dejado en libertad. Oihenart casó con Jeanne d'Erdoy, hija del noble Arnaud, señor de la Salle d'Erdoy de Saint-Palais, viuda de Me Jean de Lostal Maucor. Este matrimonio le otorgó derecho a considerarse noble, señor de las salas de Erdoy, Gainçury y de Cibits, y el privilegio de entrar en los Estados de Navarra. Se afincó entonces en Saint-Palais y fue intendente del conde de Gramont, soberano de Bidache. Oihenart pudo así utilizar el cartulario de Bidache para satisfacer su gusto por las investigaciones históricas. Mantuvo correspondencia con todos los historiadores de Vasconia de su época, escribe tanto en latín como en francés, en euskera como en español. Publicó en 1637 la obra que le hizo célebre bajo el título de Notitia utriusque Vasconiae, historia del P. Vasco, particularmente de Navarra. Era a la sazón autor de poesías y proverbios en lengua vasca. El 13 de octubre de 1641 los Estados de Zuberoa lo enviaron a París, con la finalidad de obtener del Consejo del rey la revocación de la venta del dominio real efectuada al señor de Troisvilles, de la que hablaremos más adelante. Su misión lo retuvo en París tres años y desembocó en un fracaso que debió de experimentar como una terrible humillación. Hizo su testamento el 8 de abril de 1667 y murió el mismo año.

  • M de Troisvilles

Hay otro personaje que imprime fuertemente su huella en Zuberoa en la época de Luis XIII: Arnaud, conde de Troisvilles. Inmortalizado por A. Dumas en su Los tres mosqueteros, el primer conde de Troisvilles (en París se pronunciaba Tréville) se llama, al nacer en 1598, Arnaud de Peyrer y era el hijo de un mercader de Olorón. Este último, Jean de Peyrer, enriquecido en el negocio de recaudador de diezmos del cabildo de Olorón en Zuberoa, había adquirido el 18 de setiembre de 1607, por el precio de 15.000 libras, el dominio de Troisvilles que comprendía las casas nobles de Elissabé y de Casamayor y sus dependencias. Conformemente a los usos de Zuberoa, el nuevo comprador podía disfrutar de los privilegios inherentes a la nobleza, particularmente el de impartir justicia en la Corte de Licharre, y el de asistir, junto con los otros gentilhombres, a los Estados de Zuberoa (Jaurgain, 1910). En cuanto a Arnaud de Troisvilles, ingresado en el regimiento de guardias a la edad de 17 años, se destacó en numerosos combates y obtuvo, en 1629, el cargo de lugarteniente de la compañía de mosqueteros creada en 1622. Finalmente, en marzo de 1633 Luis XIII le otorgó la justicia alta y baja de la parroquia de Troisvilles y. al año siguiente, lo nombró capitán-lugarteniente de mosqueteros de su guardia. Convertido en personaje preeminente de la Corte, quiso serlo también en su país. El 30 de noviembre de 1638, adquirió de Antonio de Gramont, soberano de Bidache, la baronía de Montory, Haux, Laguinge, Restoue y Athérey en Zuberoa.

  • Primeros levantamientos

Bajo Luis XIII, la presión fiscal sobre el pueblo se hizo intolerable y las revueltas populares fueron numerosas en Francia. Zuberoa no fue una excepción y hallamos, incluso y a menudo, curas a la cabeza de estos levantamientos. Sin referirnos al cura de Moncayolle que arrastrará en 1661 a miles de hombres, 30 años antes vemos al cura de Gotein, Arnaud d'Arbide, vicario general de Olorón para Zuberoa, dirigir palabras revolucionarias a su hermano, cura de Chéraute:

"Esto, hermano mío, tomad las armas y haced reunirse a los parroquianos de mi pueblo. Vendrán comisarios para diezmarlos. Hay que defenderse de ellos." "Estando a la entrada del pueblo de Gotein, salieron de una casa a mano derecha entrando en el pueblo, cantidad de hombres y en gran número teniendo arcabuces...bastones con dos mangos, horcas de hierro...conducidos y comandados por el rector de dicho Chéraute"

(Dîmes..., 1902).

Estas últimas palabras son del perceptor Passart, que vino a recaudar el diezmo y no pudo cumplir su cometido. Estos diezmos eran imposiciones cobradas al clero, disfrazadas bajo el nombre de "don gratuito". Los caballeros de San Juan de Jerusalem, llamados también Rhodiens, de los que dependía Saint-Jean de Berraute, iglesia parroquial de Mauléon, y su anexa Notre-Dame en la Villa Alta, contribuían aparte y satisfacían una contribución a tanto alzado por todos sus bienes. Hasta la anexión de Béarn en 1620, los obispos de Lescar y de Olorón no tuvieron que pagar nada al rey de Francia y el clero de Zuberoa hizo oídos sordos a toda demanda hasta 1631. Este año el receptor encargado de la recolección se halló, pues, enfrentado a la resistencia de los curas suletinos (Batcave, 1903). En 1646, el clero de Zuberoa no había satisfecho nada y en 1670, en la asamblea del clero de París, los relatores hicieron destacar que Zuberoa, como la Baja Navarra, no han pagado nunca nada y que se negaban totalmente a tomar parte en esa imposición. Zuberoa se mantenía, en el s. XVII, decididamente ajena a las ingerencias procedentes de París o de Versalles.

  • Venta del realengo suletino

Ante las necesidades del erario, se comenzó a vender cargos y oficios cuyos titulares no fueron escogidos en función de sus competencias sino de sus recursos pecuniarios. Finalmente, por medio de un edicto de marzo de 1639, el rey subastó los dominios situados bajo las instancias de los Parlamentos de Burdeos y de Toulouse, especie de "privatización" de la época de los bienes públicos. Este edicto iba a ser origen de grandes desgracias para Zuberoa. A fin de salvaguardar sus libertades, los suletinos se presentaron como adjudicatarios de su vizcondado. Una sentencia del 8 de marzo de 1640 del presidial de Dax fijó la suma debida por la nobleza como contribución a los gastos de diputación relacionados con la compra del dominio de Zuberoa (Etcheverry, 1939). La nobleza suletina, que no era muy rica, tuvo que pedir prestado el montante de su participación al vizconde de Macaye, Jacques de Castenoles, yerno de Armand de Belsunce, el gobernador.

  • Compra del vizcondado por M de Troisvilles

Por su parte, el capitán de mosqueteros, deseando ser el primero de todos en ese país que le había proporcionado la nobleza, pidió la adjudicación, también él, del vizcondado de Zuberoa, el 30 de mayo de 1641, con su justicia alta y baja, su castillo, sus molinos, sus feudos, sus derechos de nominación de los oficios y beneficios, restantes derechos y dependencias, mediante el pago de una suma de 70.000 libras. No cabe duda de que la suma ofrecida por los suletinos era inferior a la propuesta por Troisvilles ya que éste consiguió la adjudicación. Esta alienación del dominio público provocó vivas protestas de los suletinos, lo que significó el comienzo de una lucha encarnizada de los Estados contra el señor de Troisvilles que duraría hasta 1669. Entonces, los Estados de Zuberoa, reunidos el 3 de julio de 1641, resolvieron enviar diputados a París a fin de obtener la revocación de la venta del vizcondado. Entre ellos se encontraba, como hemos visto, Arnaud de Oihenart. Pero el 31 de octubre del mismo año, Troisvilles tomó posesión del vizcondado. Para hacer ostentación de su poder, unió al bailío de Mauléon, cuya sede fue establecida en la casa de Mounès, las otras justicias y parroquias de Zuberoa, a excepción de Licharre y de las que dependían de la justicia de Troisvilles, su "dominio reservado". Finalmente, nombró baile de Mauléon a Me Pierre d'Irigaray.

  • Demolición del castillo de Mauléon

Pero los Estados de Zuberoa no fueron los únicos en manifestar su hostilidad al capitán de Troisvilles y la venta del dominio real. El gobernador, capitán-castellano de Mauléon, Armand de Belsunce, vizconde de Méharin, se negó en redondo a entregar dicho castillo. Luis XIII, por una carta del 27 de setiembre de 1642, ordenó a Belsunce que lo hiciera pero éste no acató la orden. Entonces, el barón de Poyanne, lugarteniente general del rey en Navarra y Béarn, fue a Mauléon el 9 de octubre y ocupó el castillo. El mismo mes, el rey dio orden de demolerlo. El trabajo comenzó el 27 de noviembre y fue efectuado por medio de "corveas del pueblo" empleándose cada día de 350 a 400 hombres. La demolición duró seis meses y su costo fue de 4.274 libras (Démolition..., 1825).

Le seigneur de Poyanne, chevalier des Ordres du Roy, son lieutenant-général au royaume de Navarre et province de Béarn, maréchal de camp de ses armées, gouverneur des villes et châteaux de Dax, Navarrens et St-Sever et commandant au pays de Lannes: Aux Officiers royaux de la Vicomté de Soule suivant le commandement de Sa Majesté à nous fait par sa lettre écrite à St-Germain-en-Laye le 25 fibre dernier passé signé Louis et plus bas... de faire en toute diligence démolir raz pied de terre le château de Mauléon aud. Soule en telle sorte qu'il n'y demeure aucune forteresse ou logement, à prendre les frais de la démolition sur les matériaux, Sa Majesté ayant fait don du surplus au se Safredy, exempt des gardes de son corps. Nous, désirant procéder à l'effet et exécution du commandement de sa dite Majesté avec la diligence qui nous est ordonnée, Vous mandons et enjoignons de nous fournir et faire venir le vingt septième du présent mois et autres jours suivants sans intermission aud, château de Mauléon les habitants des parroisses de lad. Vicomté, notamment les massons et charpentiers et chacun jour tout au tant qu'il s'en pourra employer à faire lad. démolition, avec picqs, palles, palefros, scies, coignées, barres de fer, martaux et autres outils nécessaires à l'effet susdit, ayant égard à la portée de chacune parroisse, sauf à eux de prendre leur désinteressement sur lesd. matériaux qui seront pour ces fins vendus par vous en la sorte que vous jugerez plus propre pour satisfaire aux intentions de S. M. Enjoignons aux officiers, syndics, abbés et jurats desd. parroisses de tiner la main à l'exécution des présentes et tant eux que lesd. habitants obéir aux ordres qu'à ces fins par vous leur seront baillés sur peine de désobéissance et d'en répondre en leurs propres et privés noms. Fait à Dacqs le vingt et unieme du mois de novembre mil six cent quarante deux. Signé Poyan ne et plus bas: Par mandement de mond seigneur: Dupoy.

Il est enjoint aux habitants de St-Grâce de faire trouver mercredi prochain troisième de décembre de l'année courante mil six cent quarante deux au soleil levé au devant du château de Mauléon trente hommes du lieu de St-Grâce avec des barres de fer, marteaux, masses, pics, haches et autres instruments et outils servant à combler les fossés du chateau de Mauléon et démolir iceluy suivant l'intention du Roy et l'ordonnance du Sgr de Poyanne susd. à peine de désobéissance et de répondre du préjudice qui pourrait s'ensuivre contre le service du Roy, tous lesquels vaqueron à ce que dessus trois jours durant et seront compris dans le nombre des trois jours les massons et charpentiers de lad. parroisse lesquels se rendront pareillement aud. jour et suivants avec les outils servant à leur mactier. Fait á Mauléon par Nous, procureur du roy au présent pays a qui l'adresse et l'exécution de lad. ordonnance a été faite en l'absence du sr. liutenant de robbe longue en la cour de Licharre. Le vingt huitieme novembre mil six cent quarante deux. Signé: Detchart et d'Arraing greffier.

Poor continuer le travail du château de Mauléon et afin qu'il puisse être parrachevé au plutôt, suivant l'intention du Roy, les habitants de Ste-Grâce fourniront pour le jeudi 15 du mois de janvier quatorze hommes des plus robustes et versés à démolir, deux masses de fer, deux barres de fer et dix piques ou marteaux lesquels hommes se trouveront avec lesd. outils au point du jour du jeudi au château pour vaquer led. jour et le vendredy el le samedy immédiatement après à la démolition d'iceluy à peine de cinquante livres et de répondre du retardement et préjudice qui pourront arriver contre le service du Roy. Fait à Mauléon le vingt huitième janvier mil sept (sic) cent quarante trois. Signé: d'Etchart et d'Arraing, greffier pris d'office. Je certifie cette copie conforme et l'original.

Le Chevalier de BELA

  • El nuevo conde de Troisvilles

A la muerte de Luis XIII, en mayo de 1643, Troisvilles perdió a su protector pero no su crédito en Corte ya que obtuvo de la regente, en octubre del mismo año, la erección de su tierra de Troisvilles en condado. El nuevo conde se había convertido en el personaje más importante y más odiado del país. Finalmente, en 1660, hará construir, siguiendo los planos de Mansart y en el emplazamiento de la casa noble de Elissabé, el palacio que conocemos hoy en día. Pero antes, Zuberoa iba a conocer aún una veintena de años de agitación ocasionada por el decreto real de 1639, triste herencia del reinado de Luis XIII, 20 años de procesos, hasta el levantamiento sangriento de Matalas en 1661.

  • Los Estados de Zuberoa y Troisvilles ante el Consejo de Estado

Los Estados de Zuberoa habían pedido un préstamo de 60.000 libras y habían enviado a París a Arnaud d'Oihenart, abogado de la Corte del Parlamento de Burdeos, y Pierre de Bonnecaze, síndico del Tercer Estado a fin de que protestaran contra la alienación del dominio real y consiguieran su rescate (Jaurgain, 1910). Sus gestiones desembocaron en un primer éxito: el Consejo de Estado ordenaba la anulación de la venta y el reembolso al señor de Troisvilles de 73.000 libras. Es entonces cuando, por despecho, los partidarios de Troisvilles causaron desórdenes y atacaron a los oficiales reales, en especial al procurador del Rey. Pero el éxito de los suletinos fue de corta duración ya que, no habiendo reunido los diputados a tiempo la suma solicitada, Troisvilles obtuvo, el 13 de abril de 1644, la anulación del auto precedente. La batalla continuó, pues, entre los Estados de Zuberoa y Troisvilles, los primeros en pos de la conservación de su independencia y el segundo en su sueño de convertirse en vizconde de Zuberoa. Para comenzar, un decreto mantuvo a los oficiales reales en sus cargos, con lo que Troisvilles obtuvo el nombramiento de los oficiales de justicia. Entonces, Armand de Belsunce, gobernador de Zuberoa, mandó detener al juez instituido por el conde. Finalmente, este último obtuvo en 1646 la facultad de impartir justicia por sus propios jueces aunque en apelación se fuera ante los de la Corte de Licharre. Como se ve, cada año un nuevo decreto anulaba al precedente y el descontento aumentaba en Zuberoa.

  • El conde de Toulongeon, nuevo gobernador

Los Estados de Zuberoa necesitaban, pues, hallar un protector cuya influencia pudiera contrapesar a la de Troisvilles. Creyeron encontrarlo en la persona del conde de Toulongeon, hermano del duque de Gramont y miembro del Consejo privado del rey. Armand de Belsunce le cedió, en abril de 1646, su cargo de capitán-castellano de Mauléon y de gobernador de Zuberoa. Y la pequeña guerra de la justicia recomenzó esta vez entre Troisvilles y Toulongeon nombrando cada uno a sus oficiales de justicia y haciendo detener a los del adversario, libre el Consejo de Estado de satisfacer o condenar a uno u otro. En 1657, un nuevo auto daba la razón a Troisvilles, añadiendo, sin embargo que los habitantes de Zuberoa podían rescatar el dominio real si así lo deseaban.

  • Los suletinos arruinados por el proceso

Estas querellas de procedimiento, los considerables gastos suscitados por el proceso, la venta del dominio real, habían arruinado a los suletinos. Tenían que abonar los préstamos, pagar el rescate del vizcondado. Además, no tardaron en darse cuenta que su nuevo gobernador les costaba caro. En efecto, éste decidió, en 1648, que había que reconstruir a cuenta del país el castillo que Luis XIII había hecho arrasar. Así, los suletinos, habiendo pagado 4.000 libras por la demolición de su castillo, tenían que costear su reconstrucción. Les debió de parecer una broma pesada. Pero esto no es todo: Toulongeon, que había comprado su cargo de gobernador por 3.120 libras, exigió que el Tercer Estado le abonara la suma anual de 320 libras. Hasta entonces, Armand de Belsunce se había contentado con las rentas del dominio real como emolumentos, pero al ser alienado éste, ya no había rentas. Finalmente Zuberoa se encontró fuertemente endeudada. Según Béla (Clément-Simon, 1894), la nobleza había pagado 84.000 libras y el Tercer Estado tenía que pagar 92.500. En fin, nos dice Louis de Froidour (ed. 1928),

"El Señor conde de Toulongeon no solamente ha hecho restablecer el castillo sino que, además, ha hecho edificar una casa en Licharre en la que se ha montado una bella morada".

Se trata de la casa de Guicharnaud de Sponde, que el gobernador hizo reconstruir en el estilo de Mansard y que vendió el 2 de febrero de 1676 a Armand-Jean II de Troisvilles, al mismo tiempo que el gobierno del vizcondado de Zuberoa (Jaurgain, 1910). Esta casa se llamó luego palacete de Troisvilles, luego de Montréal, antes de pasar a ser Subprefectura y, finalmente, ayuntamiento de Mauléon.

  • Opinión de Louis de Froidour

Testigo imparcial de esa época, Louis de Froidour evoca esta miseria. Designado por Colbert intendente encargado de inspeccionar los bosques, efectuó un viaje a Zuberoa en 1671. Observador fiel, dotado de una gran curiosidad, redactó una memoria en la cual describió el país visitado (1928). A propósito de los acontecimientos evocados, he aquí lo que escribe:

"Dos cosas los han arruinado (a los suletinos): la primera es un préstamo que suscribieron de una suma considerable con la finalidad de reembolsar al señor conde de Troisvilles de la cantidad que éste había pagado para enseñorearse del dominio. El país pleiteó durante mucho tiempo en el Consejo para poder reembolsarlo, sin provecho alguno, como lo han hecho muchas comunidades de esas provincias, para no caer en manos de un señor particular y no tener otro señor que el Rey. Pero aunque hubiera derecho en su demanda, fue rechazado, el desembolso no se hizo, el dinero fue mal empleado y enteramente consumido por los diputados que fueron a París. La segunda causa es que, como los que habían hecho de garantes por el país cuando se efectuó el préstamo, se veían obligados al pago de esta suma, tuvieron que dirigir su recurso contra el mismo país".

Conducido a este extremo, el pueblo se sublevó bajo el mando del cura de Moncayolle.

  • Los inicios de Matalas

Según el informe redactado el 9 de julio de 1661 por Jacques de Brosser, lugarteniente de toga larga del país de Zuberoa, y Arnaud de Abbadie Costère, procurador del rey (Verbal del..., A.D.P.A. 3J 82), los habitantes del Tercer Estado, de 4 a 5.000 hombres armados, fueron de parroquia en parroquia, a tambor batiente, haciendo prisioneros y arrasando casas. Los dos oficiales del rey relatan que, el 3 de julio de 1641, los tres órdenes habían decidido enviar 7 u 8 diputados para que consiguieran el préstamo de las sumas necesarias para el rescate del vizcondado, a saber, 80.000 libras a pagar: un cuarto por el clero y la nobleza y tres cuartos por el Tercer Estado. Los trámites se prolongaron varios años puesto que los suletinos habían apelado ante el Parlamento de Burdeos, pero el 8 de abril de 1659, los habitantes del Tercer Estado fueron condenados a pagar las sumas debidas a los acreedores. Como no mostraron la debida diligencia en pagar su deuda y sí un manifiesto espíritu de rebelión, al conde de Toulongeon se le encargó que endureciera la mano para conseguirlo. Fue entonces cuando Bernard de Goyheneche, cura de Moncayolle, apodado Matalas, hizo correr el rumor en el país de que no había que efectuar ese pago y que, incluso, había un fallo de la Cour des Aides que prohibía hacerlo. En el transcurso de una asamblea del pueblo, en el Silviet, el 1 de mayo de 1661, Goyheneche consiguió que lo apoyaran los degans y casi todo el pueblo, a los que persuadió para que no pagaran las deudas y destituyeran al síndico.

  • Matalas justiciero

El 13 de junio, fingiendo saber que lo querían detener, Matalas hizo tocar a rebato en Moncayolle y en las parroquias vecinas. Convocó una nueva asamblea en el curso de la cual prometió al pueblo unas patentes reales que lo eximían de la deuda. Ese mismo mes, Goyheneche pidió que se le hicieran llegar los originales de los informes efectuados contra él, amenazando con quemar varias casas de Mauléon en caso contrario. El obispo de Olorón, que había venido a Zuberoa para tratar de calmar los espíritus, consiguió que se le entregaran los documentos solicitados, que Matalas hizo quemar en cuanto obraron en su poder. El nuevo obispo de Mauléon era un mauleonés, Arnaud François de Maytie, sobrino de Arnaud II, que acababa de ser consagrado obispo el 27 de abril de 1661. Era hijo de Pierre Arnaud de Maytie, lugarteniente de toga larga de Zuberoa, y de Madeleine de Arbide, dama de Lacarre. Su episcopado se iniciaba en un momento dramático para Zuberoa y consta que hizo todo lo que pudo para reinstaurar la paz en su patria chica. En Chéraute, Goyheneche y sus tropas derribaron la casa de Me Pierre d'Arthez, abogado del Parlamento, y el 29 de junio amenazaron con arrasar la prisión de Saint-Palais donde había varios suletinos presos por las deudas del contencioso. Maytie intervino de nuevo y obtuvo la liberación de los presos. Hasta entonces, Goyheneche se había mostrado como el defensor de los campesinos oprimidos, una especie de Robín de los Bosques. Pero, embriagado por sus éxitos, quiso imponer su dictadura sobre los espíritus y se convirtió en campeón de la intolerancia. Comenzó haciendo demoler una casa nueva de Chéraute donde los reformados se reunían para celebrar el culto. Luego, a la cabeza de unos 3.000 hombres, fue a Montory donde hizo reinar el terror obligando a 15 o 16 cabezas de familia a acudir a la iglesia, con una tea en la mano, para jurar que vivirían en adelante en la fe católica so pena de quemar sus casas si se negaban. El informe de los oficiales reales se detiene aquí pero conocemos la continuación por otras fuentes.

  • La dictadura de Matalas

Jaurgain (1910 y 1884) y Menjoulet (Op. cit.) leyeron el manuscrito de Jacques de Béla Journal de l'insurrection des Basques sous la conduite de Matalas. Conocemos por ellos la continuación. Matalas se apoderó de Jacques de Bustanoby, pastor reformado de Mauléon, y quiso tirarlo por el puente de Mauléon cuando intervino el Obispo de Olorón, una vez más, y salvó la vida al infortunado, al que proporcionó refugio en su propia casa. Fortaleciendo su dictadura, Matalas estableció impuestos: cada casa tres libras, Mauléon y el obispo de Olorón 100 libras cada uno. Luego estableció la sede de su gobierno en Tardets y decidió que el mercado que allí se celebraba lo hiciera en adelante en Viodos. El Parlamento de Burdeos envió a M. de Arche, consejero del rey, en calidad de comisario. El obispo, el baile, el procurador del rey y seis degans acudieron a suplicarle que no enviara tropa. Pero en setiembre, Goyheneche ocupaba el domec de Chéraute donde retenía prisioneros, entre otros, a Arnaud d'Elissagary, sacerdote, y Olivier d'Etchecopar, notario real. Finalmente, el lugarteniente general del rey en Guyena envió a M. Calvo a la cabeza de 400 de a caballo a poner fin a la rebelión. Este llegó el 11 de octubre y entabló una primera batalla en el molino de Undurein donde algunos campesinos murieron y fueron hechos prisioneros otros muchos. Al día siguiente hubo un encuentro mucho más importante en Chéraute: alrededor de 150 suletinos murieron a manos de la caballería. Pero dejemos a Froidour, ese gran comisario del Estado francés, relatar esta intervención.

  • La represión

"Don Joseph Calvo residió allí durante un mes, mucho más con el propósito de saquear y hacer sus negocios que con el de prender a Matalas (sic), como hubiera podido hacerlo desde el primer día que entró en Zuberoa. Pienso incluso que hubiera permanecido toda su vida si hubiere encontrado algo de lo que poder subsistir y saquear o si los habitantes de Mauléon, que habían permanecido firmes en servicio del rey y habían reconocido sus maneras de obrar viendo que de esa forma iban a la ruina entera de su patria, no se hubieran resuelto a librarse ellos mismos de esta guerra. Se juntaron muchos habitantes con toda la juventud del lugar y algunos campesinos de los alrededores, que no estaban con las partidas sediciosas, bajo las órdenes del vizconde de Saint-Martin, gentilhombre bearnés que comanda el castillo de Pau y que es el lugarteniente del señor conde de Toulongeon, en el gobierno de Zuberoa, y fueron a atacar a Matalas, que se había retirado en la casa noble de Gentein, que se halla en medio del bosque en el llano. Este, creyendo defenderse mejor, subió primero al primer piso, pero los atacantes, habiéndose apoderado del primero sin pérdida de ningún hombre, habiendo tenido sólo dos heridos, pusieron fuego al suelo y lo obligaron a rendirse con su gente. Lo apresaron, junto con cuatro o cinco más, y dejaron huir al resto. Se le hizo un proceso junto con los otros; fue condenado a ser degollado, un degan a la horca, un sobrino suyo y otro campesino fueron condenados a galeras, y, por este medio, se acabó toda esta guerra, habiendo acordado el Rey amnistía general a las gentes."

  • El fin de Matalas

Matalas, cuyo proceso comenzó el 16 de octubre, fue condenado, el 5 de noviembre, por el Parlamento de Burdeos, a ser decapitado y desmembrado. Su sobrino, Jean de Goyheneche, así como Bernard de Behety y Jean de Cachau, fueron condenados a las galeras a perpetuidad, Roquehort, degan del Val Senestre, a la horca y otros partidarios de Matalas al tormento de la rueda en efigie (Jaurgain, 1884). La ejecución de Goyheneche tuvo lugar el 8 de noviembre de 1661. El cura de Moncayolle fue primero degradado por el obispo de Olorón en la capilla del oratorio de Mauléon e hizo retractación pública. Conducido en una carreta, junto con Roquehort, a las afueras de Licharre, fue ejecutado y su cabeza colocada en una de las puertas de Mauléon. El pueblo se apoderó de ella el 1 de enero de 1662. Arnaud de Maytie, que había hecho tanto por apaciguar los espíritus y evitar las violencias, hizo inhumar el cuerpo de Matalas ante el altar mayor de la iglesia parroquial de San Juan de Berraute (Clément-Simon, 1894). Después de haber tenido que degradarlo como sacerdote, le rendía homenaje póstumo como suletino.

  • Conclusión del contencioso

El levantamiento popular dirigido por Goyheneche fue, pues, la consecuencia y la triste conclusión de los acontecimientos que agitaron Zuberoa durante más de 20 años, cuya causa fue el funesto edicto de 1639 que alienaba el dominio real y vulneraba las libertades de los suletinos. Incontestablemente a Matalas le siguió una multitud de campesinos cuyo grito de guerra fue: Herria, Herria (el Pueblo, el Pueblo). Desgraciadamente les hizo creer que tenía la venia del rey y los arrastró hacia su perdición. Esta sedición tomó la forma de una "jacquerie" dirigida contra los nobles y los ricos, "los que usan sombrero" y, principalmente contra los reformados. Según la opinión incluso de los agentes del poder como Froidour, la represión fue bastante más cruel que la sedición. El proceso de los compañeros de Matalas continuó tras la ejecución de su jefe. Numerosos suletinos habían huido a España, pero los Estados de Zuberoa y el obispo de Olorón solicitaron el perdón de los insurgentes. Luis XIV lo concedió por cartas publicadas en Licharre el 4 de julio de 1662, salvo la memoria de los dos ejecutados y los tres condenados a galeras. De esta forma se acabó este triste episodio pero, como estamos en el reinado del rey Sol, que para brillar necesita mucho oro, ello costó aún 2.000 libras más a los Estados, el precio de las cartas reales.

  • Anulación del decreto de 1639

Los tristes acontecimientos que Zuberoa acababa de conocer no pusieron fin a la querella entre los condes de Troisvilles y de Toulongeon. El 2 de julio de 1662 el gobernador de Zuberoa obtuvo un fallo de la Corte de Licharre por el que se ordenaba que la justicia se impartiera a los habitantes según el Fuero del país y no por los oficiales del conde de Troisvilles. Este último no se dio por vencido, manejó sus influencias en la Corte y, el 29 de noviembre de 1663, un auto del Consejo de Estado mantenía su título del condado de Troisvilles al que vinculaba, además de la justicia de las parroquias de Montory, Haux, Laguinge, Restoue y Athérey, las de Tardets, Abense, Alos, Ossas, Sibas, Etchebar, Lichans y Licq. El mismo fallo prohibía al gobernador de Zuberoa y a sus sucesores así como a los jueces de la Corte de Licharre molestar al conde de Troisvilles en el disfrute de sus rentas y la administración de justicia (Jaurgain, 1910). Vemos cómo, por un simple decreto promulgado en París, Luis XIV podía hacer tabla rasa del Fuero de Zuberoa, respetado durante siglos por sus predecesores tanto ingleses como franceses. En compensación, el conde de Troisvilles debía de pagar al conde de Toulongeon 6.000 libras. Los grandes señores sacaron provecho de ello; no así el resto de los suletinos. Finalmente, en 1669, Luis XIV rescató el dominio real anulando así el fatal edicto de 1639. Zuberoa había conocido 30 años de procesos, miseria, desórdenes, humillaciones, para nada.

  • Zuberoa vista por un testigo del siglo XVII

Durante este tiempo en Versalles, Colbert se interesaba en gran manera por el auge de la marina real y deseaba hallar en Francia la madera necesaria para construir navíos. Por ello hizo visitar los bosques del Pirineo para su explotación intensiva. Froidur, del que ya hemos hablado, gran maestre de aguas y bosques del Languedoc, vino así a Zuberoa en 1671. Hemos evocado ya su opinión sobre la represión que siguió a la revuelta de Matalas. Froidur es un observador que sabe aprehender las características de un país y su memoria sobre Zuberoa (1928) resulta preciosa para conocer la nuestra en el siglo de Luis XIV. Nos da a conocer primeramente que el país está muy poblado y que los suletinos viven en casas de aspecto exterior agradable, hechas de piedra o de mampostería, cubiertas de tablillas. Los caminos que a ellas conducen están bordeados de árboles alineados; estas avenidas complementan la belleza del paisaje. Pero la tierra es pobre y necesita mucha labor y estiércol para hacerla fértil. Se cultivan en ella sobre todo trigo y mijo, alternados, alguna viña y manzanos. La bebida más corriente es la sidra. Los suletinos son muy sobrios y viven principalmente del mijo con el que elaboran una especie de borona amasada con leche. Los productos que merecen citarse son los quesos secos de oveja, los jamones que no duda en clasificar entre los mejores del reino después, sin embargo, de los de Lahontan que son conocidos como "jamones de Bayona". Los únicos medios que poseen los campesinos de ganar dinero es con la venta de algunos bueyes en España, lana de oveja a los tratantes de Olorón y cerdos en España y Bayona. Siembran el lino que necesitan para su uso, y no hay campesino, por mísero que sea, que no tenga una docena de lienzos finos, blancos como la nieve con rayas de hilo verde. La actividad principal consiste, durante el s. XVII, en la cría y es rico el que posee rebaños. Froidour se extiende también largamente sobre el pastoreo.

  • Pastoreo y trashumancia

Desde San Juan, nos dice, comienzo de los grandes calores, se envían los rebaños a la montaña donde permanecen hasta las primeras nieves. Hay, cada cierto trecho, unas especies de establos que se denominan kaiolar, donde pastores y rebaños pasan la noche. Sólo algunos gentilhombres tienen derecho a poseerlos, pero todos los pastores pueden ir a ellos mediante un pequeño pago. El rey y los 10 "potestats" tienen derecho a llevar a ellos ganado extranjero. Cuando aparece la nieve, bajan los rebaños a las montañas bajas, luego al llano. En invierno se sacan los rebaños del país y se llevan a Gascuña y las Landas, y en primavera, se los trae otra vez y el ciclo de la trashumancia se reanuda. ¿Es diferente hoy en día? El Dr. Blot podía escribir en 1984:

"El vasco es agricultor desde hace relativamente poco tiempo si tenemos en cuenta su larga tradición pastoril, que se remonta a más de 5.000 años. Toda la cultura vasca hunde así sus raíces en el pastoreo; está impregnada de él, y ese modo de vida ancestral ha sobrevivido, en ciertos lugares, hasta nuestros días casi sin cambios"

  • Carácter y trabajos de los suletinos

Como todos los vascos, los suletinos se muestran enemigos de las novedades, celosos de sus derechos, valerosos y entregados al trabajo. Ello hace que no haya pícaros en toda Zuberoa y que nadie mendigue. Muchos de ellos van a España a trabajar la tierra. Lo mismo hacen en Laburdi donde la mayoría de los hombres, entregados a la pesca, se pasan todo el verano en el mar. Por lo que respecta a la organización social, Froidour nos da a conocer que nada ha cambiado desde el s. XV y que el cuadro presentado por el Fuero sigue vigente. Pese a lo que dice el Fuero de que todos los suletinos son francos, hay diferencia entre la nobleza y el Tercer Estado. Pero, mientras en el resto de las provincias de Francia la nobleza esta vinculada a la sangre y a la persona, aquí es real, es decir, unida a la posesión de ciertas casas nobles. En cuanto al Tercer Estado, éste participa directamente en la vida política ya que todos los habitantes tienen voto deliberativo en la Corte de Ordre.

  • Los agotes ("cagots"), su origen

Pero hay una categoría social de la que no hemos hablado todavía y que sólo se puede evocar con tristeza y vergüenza, son los "cagots" o agotes (en euskera agotak). En la base del sistema social, constituyeron hasta el s. XVIII una clase aparte, al margen de la población local. Los había en Zuberoa, como en el resto de Vasconia, en Béarn, en Gascuña, Navarra y Aragón. Menos numerosos, sin embargo, que en la Baja Navarra, los hallamos en Aïnharp, Chéraute, Ordiarp, L'Hôpital-Saint-Blaise, Domezain etc. (Michel, 1947 a). Su origen es incierto. Francisque Michel y la mayor parte de los autores vascos, como Oihenart y Martín Vizcay, vieron en ellos a los descendientes de los visigodos de España, rechazados por los invasores árabes en el s. VIII, o a francos prisioneros o heridos que se quedaron aquí tras la retirada del duque Arimberto o de Carlomagno. Es cierto que se les describe generalmente como personas altas y rubias, de ojos azules. Una canción suletina de comienzos del s. XIX reza:

"Entre todas las gentes, el "cagot" lleva fama de ser el más hermoso:

"Cabello rubio, piel blanca y ojos azules.
Eres el más hermoso de los pastores que he visto:
Para ser bello ¿Hay que ser necesariamente agote (cagot)?"

(Michel, 1857).

AGOTA

ARÇAINA

Argui ascorian ginic ene arresekila,
Bethi beha entçun nahiz nounbaitic çoure botça.
Ardiac noun utci tuçu? Cerentaco errada
Nigarrez ikhousten deiçut çoure begui ederra?

ARÇAINSA

Ene aitaren ichilic gin nuçu çouregana,
Bihotça erdiaturic, cihauri eraitera
Cambiatu deitadela ardien alhaguia,
Seculacoz defendatu çoureki minçatcia.

ARÇAINA

Gor niça, ala entçun dut? Eranditacia?
Seculacotz gin çaistala adio eraitera?
Etciradia orhitcen guc hitz eman dugula
Lurian bici guireno alcaren maitatcera?

ARÇAINSA

Atço nourbait içan duçu ene aita ametara,
Guc alcar maite dugula aien avertitcera,
Huruntastez alcarganic fitez diten lehia,
Eta eztitian junta casta agotarekila.

ARÇAINA

Agotac badiadila badiçut ençutia;
Çuc eraiten deitadaçu ni ere baniçala
Egundaino ukhen banu demendren leinhuria.
Enunduçun ausarturen beguila sorguitera.

ARÇAINSA

Gentetan den ederrena umen duçu Agota:
Bilho hori, larru çouri eta begui nabarra.
Nic ikhousi arçainetan çu cira ederrena:
Eder içateco, amens Agot içan beharda?

ARÇAINA

Soiçu nuntic eçagutcen dien çoin den Agota:
Lehen soua eguiten çaio hari beharrriala;
Bata handiago diçu, eta aldiz bestia
Biribil eta orotaric bilhoz unguratia.

ARÇAINSA

Hori hala balimbada, haietaric etcira;
Eci çoure beharriac alcar uduri dira.
Agot denac chipiago badu beharri bata,
Aitari eranen diot biac bardin tuçula.

Canción referente a los agotes, en euskara suletino, recogida por Francisque Michel en su obra Le Pays Basque (1857).

  • Condición de los "cagots"

Para otros, fueron leprosos o descendientes de ellos. Se ha creído, en efecto, durante siglos que la lepra era hereditaria. Hoy en día se sabe que esto no es así, pero esta enfermedad que se les atribuía, justificaba su exclusión. Sea lo que sea de ello, esos pequeños grupos alógenos, tal vez de origen diferente, según las épocas, fueron considerados parias y rechazados como apestados cuyo contacto y vista se temía. Se hallaban adscritos a ciertos oficios, carpinteros, tejeros, y generalmente oficios de la madera. Vivían en su propio barrio y no tenían derecho a mezclarse con el resto. Entraban por una portezuela de la iglesia, que les estaba destinada, así como una aguabenditera aparte. Incluso en el cementerio, se les reservaba una zona especial. Se llegó hasta a designarles las fuentes de las que abastecerse de agua. Veamos lo que escribió Oihenart sobre ellos en 1637:

"se cuenta que son leprosos y contagiosos, que en su cara y en sus acciones aparece una cosa que los hace miserables y odiosos y que su aliento hiede. No creo nada de ello y me temo que esta opinión esté más basada en prejuicios populares que en hechos ciertos y verificados. No niego que sean objeto de desprecio público y que se les considere, en su propia patria, como extranjeros, de tal forma que no tienen acceso ni a cargos ni a honores públicos. Tampoco pueden disfrutar de las cosas comunes a los otros habitantes de la aldea. Se les prohíbe no sólo el casamiento y toda relación con los otros sino también, bajo pena de azotes, el salir descalzos y sin exhibir un pedazo de tela roja sobre su ropa".

Todo esto recuerda la condición impuesta a los judíos por los nazis y el porte de la estrella amarilla.

  • Rehabilitación de los "cagots"

Pese a esto, los agotes conservaron siempre su dignidad y no cejaron en la reclamación de sus derechos a la justicia. En 1514, los agotes de Navarra apelaron al Papa León X que, tras unas diligencias, les dio la razón. Pero los vascos se resistieron encarnizadamente a los poderes político y religioso que querían acabar con esta discriminación. Hemos visto cómo la política de Luis XIV y la sed de oro de sus ministros arruinaron Zuberoa y redujeron considerablemente su independencia. Paradójicamente, es bajo su reinado y gracias a Colbert, siempre necesitado de dinero, cuando los agotes obtuvieron el reconocimiento de sus derechos cívicos. En 1684, a propuesta de Du Bois de Baillet, intendente de Béarn, el rey les propuso su franqueza a cambio de dos luises por persona liberada. Los más ricos pagaron por los más pobres. En 1688, el Parlamento de Pau les abrió los cargos públicos y todos los oficios, permitió los matrimonios mixtos y la libertad de habitación. La hostilidad de la población persistió pero, poco a poco, los vascos acabaron por adoptar a quienes el poder político había rehabilitado (Reicher, 1958).

  • Los gitanos (bohémiens, buhameak)

Por desgracia, no eran los agotes los únicos parias de Vasconia; hubo otra categoría social que conoció una suerte tan miserable y cuyos individuos fueron totalmente excluidos de la comunidad indígena: los gitanos. El que su problema fuera menos grave que el de los agotes, se debía a que era más reciente. En efecto, los gitanos aparecieron en Vasconia en el s. XV; procedían sin duda de España de donde fueron expulsados en 1492. Inspiraron inmediatamente hostilidad y desprecio a las poblaciones locales, en particular a causa de su manera de vivir muy diferente a la de los vascos. Contrariamente a los agotes, no reivindicaron nunca su pertenencia al país, y no deseaban ser asimilados. Dedicándose a la cestería y a la calderería, echaban mano a menudo de la mendicidad y las mujeres practicaban la quiromancia. Pero la gente decía que vivían de hurtos y de ocio. En el s. XVI, Francisco I expulsó a los gitanos de Zuberoa y de Laburdi. Se refugiaron entonces en Baja Navarra, de la cual retornaron a Zuberoa algunos. En 1721 los Estados de Zuberoa promulgaron disposiciones contra ellos (Actas, T. I, f° 7). Se prohibía ofrecerles hospitalidad y, además, los habitantes de cada aldea tenían que reunirse a toque de campana para perseguir a los gitanos y expulsarlos del país. Finalmente, debían de ser conducidos, a cuenta de la parroquia, a la cárcel del castillo de Pau. Más tarde, serían expulsados de nuevo en masa, en 1802, y deportados a Africa del Norte. El recuerdo de los gitanos ha permanecido presente en la maskarada suletina. Tras los personajes tradicionales, que representan la sociedad vasca, viene el buhamejaun, o señor de los gitanos, acompañado de su tribu. "Lleva un fusil, un fardel y un sable, como si debiera soltar mandobles por doquier y saquearlo todo" (Sallaverry, 1899).

  • Continuación de la Contrarreforma

La Contrarreforma emprendida por el obispo de Olorón, Arnaud I de Maytie (1599-1622), fue continuada por sus sucesores, su sobrino Arnaud II de Maytie (1622-1646) y, después de dos obispos cuyos episcopados fueron muy breves, por el sobrino de este último, Arnaud III François de Maytie (1660-1681). De esta forma, tres mauleoneses de la misma familia ocuparon la sede episcopal de Olorón en el siglo XVII. Gran cantidad de iglesias habían sido saqueadas y en parte quemadas durante las guerras de religión del siglo XVI. La obra de estos prelados consistió en animar a su reconstrucción. De esta época datan esas tribunas en las que, según costumbre, se colocan los hombres durante los oficios, y todos esos magníficos retablos dorados que adornan hasta la más modesta iglesia suletina. Asimismo los campanarios-calvario, tan característicos de las iglesias de Zuberoa. Con sus tres puntas coronadas de tres cruces, se les ha llamado durante mucho tiempo "campanarios trinitarios". E. Lamben (Goyheneche,1959) propuso que era más adecuado llamarlos "campanario-calvario". En efecto, la cruz no ha sido nunca el símbolo de la Trinidad sino de la Crucifixión, y, por otra parte, al ser más alta la del centro, es imposible concebir que una de las personas de la Trinidad tenga preeminencia sobre las otras. Por el contrario, siempre se ha representado, en la escena del Gólgota, la cruz de Cristo más alta que las de los dos ladrones que fueron martirizados a la vez que El. Arnaud II de Maytie restableció también la antigua colegiata de Sainte-Engrâce que las tropas calvinistas del capitán Sénégas habían intentado incendiar. El mobiliario y los archivos habían ardido pero la iglesia, merced a la solidez de sus muros y al espesor de su bóveda, había resistido a las llamas. El obispo designó para ella 12 canónigos y un abad.

  • Fundación del convento de Mauléon

Prosiguiendo la obra de sus predecesores, Arnaud III François de Maytie fundó el convento de Mauléon. Los mauleoneses deseaban desde hacía mucho ver establecerse a los capuchinos entre ellos y, en conformidad con la deliberación que sostuvieron en el ayuntamiento, habían solicitado al obispo de Olorón que les diera satisfacción. Este no se podía negar y marchó a París para obtener las correspondientes cartas patentes del rey. El 3 de mayo de 1669, los capuchinos de Pau plantaron la cruz en Mauléon "y todo el país testimonió querer contribuir a la construcción de una iglesia y un convento con una caridad increíble" ("E.H.R.B.", 1901). El convento fue edificado en la orilla derecha del Saison, al pie de una cuesta que asciende hacia la Villa Alta, camino de Chéraute, en el lugar que hoy ocupa el colegio de San Francisco. En su testamento hecho en Barcus el 2 de diciembre de 1678, el marqués de Moneins legó una suma de 750 libras a los capuchinos de Mauléon para la construcción de su iglesia (Jaurgain, 1884-5). En cuanto a Maytie, éste legó a su muerte su biblioteca y su retrato. Los capuchinos ocuparon el convento hasta la Revolución, en que fue confiscado y los frailes dispersos.

  • La brujería

La vida religiosa en el siglo XVII no estaba exenta de rasgos de paganismo en las mentalidades. Esto no escapó a Froidour que escribe: "Los suletinos son muy devotos, pero, si creemos a los capuchinos que se han establecido hace poco en Mauléon, hay cantidad de brujos y brujas" (Op. cit.). Se conoce la oleada de brujería que recorrió toda Vasconia, el Norte y el Sur, en esa época, pero se insiste especialmente sobre los dramáticos procesos de Laburdi en los que destacó el siniestro De Lancre. Sin embargo, Zuberoa también conoció esas desgracias. Ya en 1599, la Corte de Licharre tuvo que tratar el caso de dos mujeres acusadas de hechicería (Veyrin, Op. cit.). El contagio se produjo en todo el país. Las denuncias llovieron y los odios particulares se concretizaron en calumnias y delaciones.

"El temor a los suplicios causaba tal impresión que los presuntos brujos se presentaban para confesarse culpables y solicitar los exorcismos de la Iglesia, tratando de substraerse, por medio de la absolución de un sacerdote, de la severidad de la justicia civil"

(Menjoulet, Loc. cit.).

Afortunadamente para Zuberoa, el pueblo tuvo que vérselas no con un obseso como Lancre sino con un ser ilustrado y bueno, Athanase de Belapeyre, vicario general de Olorón y por tanto de Zuberoa. Pertenecía a la familia Béla, de la que ya hemos hablado, varios de cuyos miembros destacaron en la historia de Zuberoa.

"Acudían a mí, pálidos, temblorosos... no atreviéndose a decir que no eran criminales y yo tenía que persuadirles de su inocencia"

(Menjoulet, Loc. cit.).

Finalmente el rey intervino y, por un decreto del 19 de octubre de 1671, año de la visita de Froidour a Zuberoa, anuló todos los procedimientos de brujería, hizo poner en libertad a los que estaban presos; al amainar el miedo, las denuncias cesaron y llegó la calma.

  • Cambios institucionales

Pese a continuar gobernándose por su Fuero, la administración de Zuberoa experimentó diversos cambios tendentes a una mayor centralización (vide supra "Organización foral".

  • El armorial de 1696

Embriagado por sus victorias, Luis XIV no dejaba de enzarzarse en guerras; la de la liga de Ausburgo estaba acabando de arruinar las finanzas de Francia. Se necesitaba dinero a cualquier precio y, estando el pueblo agobiado de impuestos, no se sabía qué inventar para conseguirlo. Se ideó entonces lo del Armorial. En 1696 un edicto real obligó a todos los que poseían un blasón a hacerlo registrar mediante el pago de 20 libras por cabeza. Con la finalidad de que el beneficio fuera mayor, se invitó a los oficiales encargados del registro de escudos de armas a concederlos a todos aquéllos que

"por su nacimiento, sus cargos o empleos, sus servicios o virtudes tuvieran derecho a ostentarlos". "Registro obligatorio, por una parte, y facultad de conferir armerías a todo aquél que tuviera una situación social algo elevada...esto iba a conducir a la imposición del registro a una multitud de gentes que no tenían armería y se preocupaba bien poco de tenerla"

(Labrouche, 1883).

Habiéndose colocado Zuberoa bajo la jurisdicción del Parlamento de Navarra, en noviembre de 1691, permaneciendo aún bajo la dependencia de la Generalidad de Burdeos para las finanzas, los suletinos se vieron obligados a registrarse en el Armorial de Béarn. La resistencia de los bearneses a este registro fue mayor que en otras partes. De 637 blasones que comprende el Armorial de Béarn, 118 fueron declarados y 519 impuestos por oficio (Dufaut de Maluquer et Jaurgain, 1887 y 1888). En cuanto a los suletinos, éstos mostraron una vez más su espíritu de independencia. Ni un solo noble o burgués hizo registrar sus escudos y apenas encontramos cuatro suletinos en el Armorial, todos blasonados de oficio: tres como canónigos de Santa María de Olorón y el cuarto como procurador del rey en la senescalía de Baja Navarra (Op. cit.). Aquéllos que contaron con la vanidad de los franceses para llenar las arcas del Estado fracasaron totalmente en Zuberoa. Hay que decir que el edicto de 1696, que preconizaba el registro de las armerías individuales, era contrario al Fuero de Zuberoa ya que la nobleza suletina estaba vinculada a la tierra, no a las personas. De esta forma era la casa la que poseía las armerías y la que daba a su propietario el derecho de ostentarlas, así como el de entrar en los Estados. Al negarse a registrar sus armas, la nobleza suletina indicaba claramente que no reconocía a nadie el de trastornar sus viejas instituciones.

  • Fundación del hospital de Mauléon

A comienzos del siglo XVIII no existía en Zuberoa ningún edificio que recogiera a los enfermos. El hospital de San Juan de Berraute de Mauléon, así como el de Ordiarp, fundados en la Edad Media para acoger a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, estaban en ruinas. Sin embargo, las rentas del de Ordiarp no eran nada despreciables ya que se elevaban entonces a 3 o 4.000 libras anuales (Dubarat, 1887), pero su administración se hallaba en manos incapaces o sin escrúpulos que las desviaban de su destino principal: la ayuda a los pobres. El síndico de Zuberoa se interesó por ello y dirigió en 1708 una petición al rey para que nombrara administradores encargados de verificar las cuentas del hospital. El 25 de febrero de 1709 dio el rey su venia favorable y se constituyó una comisión. Comprendía a: el obispo de Olorón, el gobernador de Zuberoa o el lugarteniente de toga larga, el procurador del rey, el prior de Ordiarp, más dos diputados de Ordiarp y uno de cada parroquia donde se percibían las rentas de la encomienda. Los nuevos administradores constataron que el hospital de Ordiarp estaba tan deteriorado que no podía recibir enfermos. Había que construir, pues, uno nuevo. Decidieron hacerlo en Mauléon, al parecerles el lugar más propicio para recibir enfermos de toda Zuberoa, y el rey aprobó este cambio por cartas patentes del 7 de enero de 1715.

  • Proceso contra el hospital y la diócesis de Bayona

Hemos visto ya que, en sus inicios, la encomienda de Ordiarp dependía del hospital de Roncesvalles. En el transcurso de las incesantes luchas entre Francia y España, los bienes de la abadía de Roncesvalles y los de la diócesis de Bayona estaban amenazados o confiscados. Se llegó a un acuerdo entre los dos países en 1712 y la encomienda de Ordiarp fue cedida a la diócesis de Bayona. Esta se encontró con que tenía dos propietarios, uno efectivo, el hospital de Mauléon, el otro nominal, la diócesis de Bayona. Siendo la percepción de rentas, para la Iglesia del momento, una preocupación más importante que el alivio de los pobres, la diócesis de Bayona emprendió contra el hospital de Mauléon un proceso que duró una quincena de años. Finalmente, un fallo definitivo pronunciado por Luis XV, el 11 de mayo de 1733, mantuvo al hospital de Mauléon en la posesión y el disfrute de los bienes de Ordiarp. Hagamos constar que, hasta la Revolución, el hospital vivirá principalmente de estas rentas. El nuevo edificio adoptó el nombre de Hospital General de Mauléon. Con el paso del tiempo ha llegado a ser hospicio, asilo de ancianos, hospital de nuevo, pero siempre en el lugar de su creación, entre el camino de Tardets y el Saison, cerca de la iglesia parroquial de entonces, San Juan de Berraute. Los nuevos edificios no se acabaron hasta 1737 y el cuidado de los enfermos fue confiado a religiosas, hermanas de la Sabiduría primero, y a partir de 1775 hermanas de la congregación de Nevers, que han permanecido así en Mauléon cerca de dos siglos.

  • Reestructuración y declive de los Estados

Entre 1730 y 1733 varias reales órdenes contraforales disminuyeron el poder del Tercer Estado en beneficio de la Nobleza y del intendente, socavando la foralidad de Zuberoa (vide supra. "Organización foral").

  • Mauléon en 1759

Mauléon comprendía ya en el siglo XVIII dos barrios principales; la Villa Alta, o parte antigua, y la Villa Baja, o barrio del puente. El mercado tenía lugar todos los martes en la Villa Alta, lo que no gustaba a los habitantes de la Baja. Una investigación (A.D.P.A., C 122) efectuada en 1759 por M. Sallenave de Pau, por encargo del Intendente de la Generalidad, sobre las pretensiones de los habitantes de la Villa Baja, ponía de manifiesto que deseaban que el mercado se efectuara allí cada semana o, al menos, cada 15 días, y que hubiera dos ferias anuales. Este informe resulta interesante ya que nos ofrece un cuadro del Mauléon de 1759. En su descripción de la villa, Sallenave evoca

"un barrio situado en la loma de una montaña, en lo alto de la cual hay un viejo castillo muy deteriorado, y otro a la orilla del río, junto al cual está la comunidad de Licharre de la que está separado sólo por una cruz situada en medio de una plazoleta (la "Croix Blanche"). En esta plazoleta de Licharre se hallan el palacete, del señor de Trois-Villes (hoy ayuntamiento de la ciudad), y una casona perteneciente al señor de Méharon (el palacio Maytie), lugarteniente de toga larga de la Corte de Licharre. Mauléon y Licharre están separadas por un puente de piedra sobre el río llamado Suson (sic.)."

Hasta 1755, el acceso a la Villa Alta no era fácil. Sólo conducía a ella una rampa empedrada muy tosca y larga. A partir de esa fecha se abrió una nueva calzada, al otro extremo de la villa, que lleva directamente a una gran plaza donde se celebran los mercados. Hay también una plaza muy amplia, rodeada de las principales casas, en medio de la cual mana una abundante fuente. En el siglo XVIII los habitantes de la Villa Alta eran más numerosos que los de la Baja, pero, estos últimos eran más acomodados y estaban sometidos a más imposiciones. Podemos constatar que ciertos elementos de la sociedad mauleonesa se remontan bien lejos...

  • Zuberoa y los obispos de Olorón

Las relaciones entre Zuberoa y los obispos de Olorón no fueron siempre excelentes, excepto cuando la sede mauleonesa estuvo ocupada por mauleoneses, los Maytie, de 1598 a 1681. San Juan de Berraute, la iglesia parroquial de Mauléon, pertenecía a la orden de Malta al igual que sus anexas de Libarrenx y Larrebieu. En 1709, Joseph de Révol, obispo de Olorón, al hacer la visita de sus parroquias, ordenó que se le efectuaran reparaciones. Los caballeros apelaron contra esta orden y a ello siguió un largo proceso (Menjoulet, Op. cit.). Ese mismo obispo emprendió, en 1708, la fundación de un seminario para la formación de sacerdotes de su diócesis. A fin de procurarle fondos, unió la colegial de Sainte-Engrâce al nuevo establecimiento. Dos plazas gratuitas serían reservadas en el seminario a los estudiantes de Zuberoa, uno de los cuales debía de ser preferentemente de la parroquia de Sainte-Engrâce. Naturalmente, todos los canónigos no estuvieron de acuerdo con estas medidas, menos aún la comuna de Sainte-Engrâce y...hubo un nuevo proceso. Ganó el obispo y en 1724 la colegial suletina y el Gran Seminario fueron unidos. Hubo, más tarde, un nuevo proceso entre el seminario de Olorón y la comuna de Sainte-Engrâce y ésta halló un defensor encarnizado en la persona de Jean-Philippe de Béla, procedente de esta ilustre familia de Zuberoa. Béla y Sainte-Engrâce tuvieron que inclinarse y las rentas de la colegial continuaron alimentando el presupuesto del seminario (Op. cit.).

  • El caballero de Béla

Pero, volvamos a Jean-Philippe de Béla que conoció una vida de las más aventureras. Nacido en Mauléon el 8 de julio de 1709, fue bautizado en la capilla de San Juan de Licharre el 11 del mismo mes. Tuvo como padrino a Philippe de Béla, barón de Chéraute, y por madrina a Jeanne d'Abense. Era hijo de Jacques de Béla, abogado en el Parlamento, y de Constance de Hudelot, y tataranieto de Jacques de Béla, autor de las Tablettes y del Commentaire de la Coutume de la Soule, que ya conocemos (Regnier, 1985). Béla dejó Mauléon a la edad de 18 años, el 15 de noviembre de 1727, para enrolarse en el ejército, en el destacamento de la Artillería Real estacionado en Grenoble. Luego fue a Suecia, como lugarteniente de ingenieros, y entró en el servicio del rey Estanislao de Polonia. Conoció una vida militar muy movida, fue nombrado caballero de San Luis el 15 de enero de 1741, de ahí su nombre de caballero Béla, y también chambelán de Estanislao, duque de Lorena. En 1745 recibió la orden de crear un regimiento compuesto de vascos, lo que llegó a ser el Royal Cantabre. Como consecuencia de un duelo y diversas calumnias, Jean-Philipe fue detenido durante seis meses y el Royal Cantabre disuelto en 1749. El caballero de Béla volvió entonces al país. Adquirió la casa noble del Domecq de Libarrenx, entró en los Estados de Zuberoa, el 27 de abril de 1767, y en los Estados del Béarn el 12 de enero de 1778 por la abadía laica de Hours. Compró igualmente una casa en Sainte-Engrâce, lo que le valió el nombramiento de síndico de la comunidad de esta parroquia. Entonces consagró lo mejor de su tiempo al estudio de su país. Escribió sus Mémoires militaires, publicadas en 1876 por Ducéré, una historia del regimiento Royal Cantabre, pero su obra principal es la Histoire des Basques, en tres volúmenes (Manusc. Bibl. Nationale Paris). Bajo el Terror, Béla fue apresado y m. en París el 15 de marzo de 1796, a la edad de 87 años. V. SANADON, Barthelemy Jean Baptiste.

  • Fundación del colegio de Mauléon

Un hermano del caballero Béla, Jean de Béla-Lassalle también iba a destacarse por su amor a la patria chica. El 8 de setiembre de 1775 murió en París legando a los Estados de Zuberoa una renta anual de más de 10.000 libras a percibir del ayuntamiento de París, destinada a sostener un colegio de niños y una casa de educación para niñas a levantar en Mauléon (Larrieu, 1891). Los Estados aceptaron este legado y, sin tardanza, se ocuparon de la cuestión. Se había comenzado, en 1772, la construcción de una casa para el gobernador (antiguo convento de las dominicas). Mientras tanto, el palacio de Mont-Real (actual Ayuntamiento) se puso en venta, se compró para el gobernador y se atribuyó al futuro colegio la nueva construcción. La renta, sin embargo, sólo recayó en los Estados de Zuberoa tras la muerte de los tres usufructuarios, entre los cuales el caballero Béla (Ithurbide, 1934). Se llegó al acuerdo el 1 de abril de 1788 de confiar la educación de los niños a los barnabitas de Lescar y la de las niñas a las hermanas de Nevers. Los barnabitas no se pusieron de acuerdo con los Estados y la fundación fue aún diferida. Pese a ello se hacía sentir la necesidad de un colegio que Zuberoa reclamará en sus cuadernos de agravios. Los Estados decidieron entonces establecer dos rectores de humanidades (latín y griego), con una paga de 600 libras cada uno, y un maestro de escritura, los tres alojados en el colegio. Se otorgaba asimismo una suma de 200 libras a las hermanas de Nevers para la educación gratuita de niñas. Sabemos, por una carta del distrito de Mauléon del 19 de enero de 1792, que el colegio funcionaba en esa fecha (Batcave, 1897). Esta carta era contestación a una petición de informe de la Asamblea Legislativa de noviembre de 1791, tendente a conocer del estado de la enseñanza en Francia.

Jean-Marie REGNIER