Musicales

Zortziko

En sentido genérico hoy en día el zortziko es, fundamentalmente, una canción o pieza musical en un ritmo muy concreto, que se escribe en compás de 5/8 y con puntillos en la mayor parte de los casos, aproximadamente de esta manera:

Las canciones de este tipo son muy abundantes: entre las más conocidas podemos citar Gernikako arbola, de José María Iparraguirre, Maite, de Pablo Sorozábal, Maitetxu mía, de Francisco Alonso, o La del pañuelo rojo, de Avelino Aguirre, por no poner más ejemplos.

Con todo, hoy en día también, la palabra zortziko presenta otros significados distintos en el ámbito de la música y la danza: diferentes bailes que se realizan especialmente en Navarra, con ritmo binario y escritas en compás de 2/4: zortziko de Lanz, zortziko de Baztán, y otros.

Otros zortzikos tienen un ritmo diferente, y normalmente se escriben en compás de 6/8: es el caso, por ejemplo, del Ume eder bat de Iparraguirre o del Donostiako hiru damatxo, de autor anónimo.

Y el término zortziko, por supuesto, tiene otro significado en el bertsolarismo: el de estrofa de ocho versos, con dos tipos diferentes: el mayor, con versos de diez y ocho sílabas, y el menor, que los tiene de siete y seis. Por extensión, reciben el mismo nombre las melodías con las que se cantan esas estrofas, y que de alguna manera también las conforman.

Se puede decir que todos estos significados, muy diferentes en apariencia, tienen una estrecha relación entre ellos si los contemplamos desde una perspectiva histórica.

Las primeras referencias concretas son muy modernas, casi del siglo XIX: de un lado, por supuesto, el Gipuzkoako dantza gogoangarriak de Juan Ignacio de Iztueta, publicado en 1824 y de otro los llamados papeles Humboldt (XX 1994). Este investigador alemán pidió melodías y letras tradicionales vascas, y un autor anónimo (se ha estimado que podría ser Juan Antonio Moguel) le preparó junto con ellas unas descripciones muy precisas sobre música vasca. En esos documentos, se califica al zortziko a nivel europeo de "cantinela privatiba de ese País" y a la vez se mencionan las dificultades que había para escribirlo. A juicio de su autor, en efecto, la escritura en 6/8 era mejor que la del 2/4 pero "ni aun así acertara el musico extranjero, a darle la expresion con que lo caracteriza el vascongado, bien que se escriba con la exactitud que exige el canto". Así pues, ya desde los primeros testimonios nos encontramos con las características que van a definir la existencia misma del zortziko: un elemento considerado como muy característico para la música y la cultura vasca, y ello por su ritmo original, peculiar y difícil.

En aquella época, como es sabido, la estética musical occidental se basaba en la simetría: en tiempos de la Ilustración la Naturaleza era contemplada desde un punto de vista racional y en ella se cumplían leyes matemáticas como la de la simetría. El ritmo debía de ser simétrico, pero el del zortziko, al igual que ocurre con los de otras músicas vascas, no lo era. Para el anónimo autor de los papeles Humboldt, por ejemplo, el tambor que acompañaba al "silvo marcaba el movimiento" con un ritmo peculiar que hacía "muy mal efecto", pero que ayudaba "a los naturales del Pais hechos a aquel".

Sin embargo Iztueta (1824:48), en su famoso libro, define dos tipos de zortziko según su compás: los de saltos en compás de 6/8, que seguramente son los mismos que aparecen en los papeles Humboldt y, por otro lado, los de 2/4, que llama zortzikos de comienzo. Con todo, Iztueta insiste más en la medida de los puntos, o compases, y parece que en su mente la característica fundamental del zortziko debe ser la de tener frases de ocho compases. En la estética musical de la época de la Ilustración, también las frases musicales debían de ser simétricas y regulares, y parece que para Iztueta las melodías que tenían esas frases regulares eran zortzikos y las que las tenían irregulares, por contra, melodías viejas.



Basándose en la obra de Iztueta, algunos musicólogos y folkloristas han ampliado el concepto de zortziko y de esta manera, todas las melodías con frases de ocho compases serían zortzikos, incluyendo hasta el fandango y el arin-arin. Sin embargo, estas frases regulares han sido las más normales en la mayoría de las danzas occidentales desde la Edad Media hasta nuestros días, y se constituyeron en norma en la música erudita preclásica y clásica del siglo XVIII. Esta estructura es tan usual que tiene incluso un nombre definitorio, el de frase cuadrada, y convierten en raras aunque sin llegar a ser verdaderas excepciones por su fraseo irregular a las melodías viejas. Siguiendo ese criterio, por tanto, una gran cantidad de melodías de todo el mundo y de cualquier época serían zortzikos.

Sin embargo, Iztueta (1824: 104-106) menciona en un momento dado que en su juventud todos los zortzikos tenían versos conforme a una estrofa concreta: un zortziko txikia. Y el propio Humboldt en su famoso Diario (1924:120-121) resalta también la importancia de la estrofa por habérselo contado así en su trabajo de campo. Ésta es en este momento la etimología más probable de zortziko, aunque hace ya mucho que la estructura de la frase y sobre todo el ritmo sean de hecho más importantes. Con todo, puede afirmarse que a lo largo de la historia la mayor parte de los zortzikos con letra han utilizado la estrofa de zortziko txikia.