Concepto

Sublevación de Froya

Los vascos conquistan Zaragoza a los musulmanes. El año 1118 tiene lugar la conquista de Zaragoza por el rey de Pamplona y Aragón, Alfonso I el Batallador. Indudablemente la conquista de Zaragoza era vital para la seguridad de la frontera sur de los reinos de Pamplona y Aragón y una posterior toma de la región de Tudela. El Batallador se había decidido. Tomaría Zaragoza pero después de una detenida preparación militar que le asegurara el éxito. No olvidaba tampoco que la ciudad se hallaba en la orilla derecha del Ebro y bien defendida de sólidas murallas de origen romano. Quería, además, dar el carácter de cruzada a la empresa trayendo contingentes de los países de Aquitania y Gascuña al otro lado del Pirineo.

De este modo se convertía en una avanzada europea frente al poderío musulmán. Gestionó la contribución de vasallos y parientes ultra-pirenaicos con gran éxito ya que acudieron entre otros Gastón, vizconde de Bearne; Rotrón, conde de Alperche con sus normandos; Centullo, conde de Bigorra; Pedro, vizconde de Cabarret; el obispo de Léscar, Guy de Lons; Arnaldo, vizconde de Labedán; Bernardo, conde de Commingues; Auger, vizconde de Miramont, etc. Gastón de Bearne y su hermano Céntulo de Bigorra llegaban el 8 de julio de 1117 a las puertas de Zaragoza para reconocer las murallas y defensas de la ciudad. A principios de 1118 el concilio reunido en Tolosa aquitana aprobaba la expedición concediendo los beneficios de la cruzada a cuantos participasen en ella. Asistieron al concilio los arzobispos de Arles y Auch y los obispos de Barbastro, Bayona, Léscar y Pamplona. Reunidos los expedicionarios en Ayerbe, se encaminaron hacia Zaragoza conquistando de paso Almudévar, Gurrea de Gállego y Zuera, llegando a los aledaños de la ciudad el 22 de mayo de 1118. Traían consigo altas torres de madera montadas sobre ruedas, máquinas tonantes y otros ingenios bélicos experimentados en las cruzadas a Tierra Santa.

El obispo de Huesca, Esteban, puso a disposición de los expedicionarios los tesoros de su iglesia. Un hijo del vizconde de Lapurdi, antes de entrar en el claustro, se empeña en asistir a la toma de Zaragoza. Para hacerse con recursos vende la mitad de la iglesia de Garris. Se dan otros ejemplos similares ante el entusiasmo provocado por la expedición. Se evalúa el número de combatientes, la mayoría jinetes y arqueros, en 50.000, aunque la cifra parece exagerada. El asedio comienza a partir del 22 de mayo de 1118. Los zaragozanos musulmanes hicieron una salida fuera de la ciudad cruzando el río por el puente de madera que allí mismo existía. La retirada fue desastrosa ya que los sitiadores lograron prender fuego al puente que ardió por entero. A fines de mayo o principios de junio de 1118 llegaba Alfonso I el Batallador para incorporarse a las tropas y dirigir el asedio. Entretanto Ibn Mazdali, gobernador de Granada, había acudido en socorro haciendo su aparición en Tarazona en cuyas cercanías se trabó un encarnizado combate a su favor. Despejada de enemigos Tarazona pasó a Tudela donde pernoctó casi todo el verano de 1118, la reforzó y dejó una guarnición adecuada mientras él con sus tropas más escogidas se dirigía a Zaragoza y lograba entrar en ella.

Poco más tarde, apenas mes y medio, fallecía Ibn Mazdali dejando la ciudad en la mayor consternación. La noticia llegó a las filas enemigas. Los sitiados solicitaron una tregua prometiendo la entrega de la ciudad si no se recibían socorros en un plazo determinado, fórmula que encajaba perfectamente en las costumbres de la época. No se sabe si llegó por fin el socorro pedido. Se dice que el 6 de diciembre Alfonso I vencía a los almorávides expedicionarios. El 18 de diciembre ya Alfonso I tomaba el alcázar de la Aljafería. Al día siguiente, 19 de diciembre, hacía su entrada en Zaragoza tomando posesión del palacio de gobierno y oficinas reales. El Rey nombró señor de Zaragoza a Gastón de Bearne, la figura más destacada de la expedición. Aparte de los señores aquitanos y gascones antes mencionados hay que señalar al Señor de Vizcaya Diego López de Haro y a Ladrón, conde de Alava y Rioja. Otros concurrentes fueron los señores de Estella, Calahorra, Nájera, Leet, Marañón, Punicastro y Turrillas, sin contar diversos señores de los demás reinos y señoríos. Labayru dice que en la conquista de Zaragoza se distinguieron, además de Diego López de Haro, señor de Vizcaya, Ladrón, señor de Alava y Garzi Gonzalo, señor de Ayala. Otro de los episodios se refiere en concreto a los navarros que aportillaron la muralla y lograron entrar en la ciudad. En conmemoración del hecho se levantó en las cercanías de la brecha la iglesia de San Miguel de los Navarros.