Léxico

RED FLUVIAL

Gipuzkoa. Gipuzkoa se constituye en la cuenca de un conjunto de ríos independientes entre sí y que de modo general mantienen desde su nacimiento una dirección en sentido casi meridiano, y por tanto perpendicular a los ejes estructurales fundamentales. Se han sobreimpuesto a la estructura creando a resultas de ello valles de formas angostas, de trazado difícil pero fundamentales en la configuración final del territorio. Los ríos guipuzcoanos son cortos; el más largo, el Oria, no alcanza los 66 Km. de longitud, pero a pesar de ello presentan módulos elevados por inscribirse plenamente en una zona de clima oceánico de abundantes precipitaciones. En todos ellos el curso alto ofrece acusados rasgos de torrencialidad, ya que nacen a gran altitud y en un corto trecho descienden a niveles no superiores a 200 m.

El Deba nace en el extremo suroccidental de Gipuzkoa, a más de 900 m. de altitud, en la sierra de Elgea. En realidad se constituye por la unión de diversos arroyos que proceden de otras tantas surgencias kársticas. Tiene 57 Km. de longitud y una cuenca de 543,1 Km², parte de la cual (el 10 % aproximadamente) se distribuye entre Araba y Bizkaia. Hasta Mondragón se mueve con una acusada pendiente presentando valores superiores al 2 %.

A la altura de San Prudencio se le une por la margen derecha el río Oñate procedente del Aitzgorri, unido ya al río de Aranzazu. En este tramo, el río corre encajado, formando un valle estrecho, rasgo que le caracterizará en la casi totalidad de su recorrido.

Por la margen izquierda recibe varios arroyos nacidos en los montes que forman la divisoria con los ríos vizcaínos: Epele y Angiozar desde el Udalaitz, el Ubera de Elgeta y el Ego a través de Eibar; y en Bergara, por la margen derecha, tributa el arroyo Antzuola. Desde Elgoibar el valle gana poco en amplitud, si bien continúa manteniendo vertientes abruptas, entre las cuales el río dibuja varios meandros hasta Alzola. Poco después vuelve a encajarse más, pegado a la ladera del Arno, desde donde enfila hacia su desembocadura convertido en estuario en los dos últimos kilómetros.

El Urola, en un recorrido de 51,5 Km., acumula una cuenca vertiente de 320 Km². Esta se presenta particularmente estrecha hasta Zumarraga, debido a fenómenos de captura realizados por los afluentes del Oria y Deva en beneficio de estos últimos. El río se forma en la vertiente septentrional de la sierra de Aitzgorri, mediante la reunión de corrientes superficiales que tienen su origen en pequeñas surgencias kársticas. Hasta Villarreal corre encajado formando cluses; allí abandona la dirección Sur-Norte y tuerce hacia el Noroeste para describir un arco hasta Azkoitia. Desde este punto se mueve en sentido Oeste-Este hasta Azpeitia, formando una hermosa llanura aluvial al pie del Izarraitz, a través del diapiro de Azpeitia. A partir de este punto inicia su curso bajo, retomando la dirección inicial y en él recibe la casi totalidad de sus afluentes.

Antes de abandonar Azpeitia se le une el Urrestilla procedente del monte Izaspi, poco después el Lasao y la regata Golzibar, esta última en Zestoa y por la margen izquierda. En el tramo final el río se mueve sobre un lecho recubierto de sedimentos sobre los que traza un conjunto de meandros, mientras le llegan los últimos afluentes.

Entre el Urola y el Oria se interpone formando la línea divisoria de aguas el monte Ernio y su prolongación septentrional el Pagoeta. Desde aquí el arroyo Alzolaras o Granada Erreka se dirige hacia el Urola; otros como el Asteasu lo harán hacia el Oria, en tanto que un tercer grupo de arroyos mantienen su cuenca independiente y desaguan directamente al mar a través de la vega de Zarautz.

El río Oria, por su longitud (66 Km.) y tamaño de la cuenca, se constituye en la principal arteria guipuzcoana. Tiene su cabecera en la sierra de Aitzgorri, a escasa distancia de la del Urola, y como en él, han intervenido surgencias kársticas. Corre encajado, formando un valle estrecho que corta las unidades estructurales en sentido transversal, y sólo en contados tramos logra horizontes más amplios, al coincidir con zonas de materiales blandos como en la depresión margosa de Beasain-Zumarraga, o en la de Villabona-Andoain. Al llegar a Lasarte toma una dirección estructural, es decir, Este-Oeste y se abre paso fácilmente al pie del Mendizorrotz, describiendo una serie de meandros, mientras recibe por su margen izquierda los arroyos procedentes del Pagoeta y del Hernio. Sale hacia el mar, aprovechando las formas deprimidas del sector occidental del Mendizorrotz, ya transformado en ría-estuario, en cuyo fondo se instalan la villa y el puerto de Orio. La cuenca del Oria, que abarca 856 Km², se distribuye de forma desigual entre ambas márgenes; por la derecha recibe la mayor parte de sus afluentes, con módulos muy elevados por proceder de áreas de intensa precipitación.

Aguas abajo de Segura recibe al Ursuaran, que desciende de Etxegarate; entre Beasain y Alegia se le unen los derrames de la sierra de Aralar (Agaunza, Zaldibia, Amezketa), en Tolosa el Araxes y el Zelai y finalmente en Andoain el río Leizaran, que drena una subcuenca de 122,8 Km². Los afluentes de la margen izquierda son cortos y de módulos más modestos, destacando entre todos el Estanda, en cuya cabecera hay una intensa labor erosiva en detrimento de la cuenca del Urola, y el Asteasu, que desagua en Villabona; los demás son regatas de pequeñas dimensiones y de escasa participación en el derrame global.

El río Urumea inscribe su cuenca de 271,4 Km², a caballo entre los territorios de Navarra y Gipuzkoa, y aproximadamente la mitad del recorrido (longitud 39,5 Km.) lo hace en tierras navarras, corriendo encajado entre los montes de Leiza, Mandoegi e Irakurri, pertenecientes al macizo paleozoico de Cinco Villas. El gran desnivel que tiene que salvar entre el nacimiento y la desembocadura se traduce en un gradiente medio de pendiente superior al 2 %; en el tramo correspondiente al curso alto, estos valores superan al 3,5 %, de ahí su carácter torrencial y la capacidad erosiva que le ha permitido tajar un valle tan profundo y angosto hasta las proximidades de Goizueta. Durante el curso alto recibe numerosos arroyos procedentes de los montes vecinos, pero el mayor aporte lo constituye su principal afluente, el Añarbe, embalsado en Artikutza. Poco después de la confluencia de ambos, en las cercanías de Arano, penetra en Guipúzcoa tras un pequeño tramo de meandros, en los que ha servido de frontera entre las dos provincias. Abriéndose paso entre el monte Onyi y el Urdaburu, abandona el macizo y se dirige, ahora en sentido general Sureste-Noroeste, hacia las tierras más llanas del litoral. Pasa por Hernani, Astigarraga, Loyola y, encauzado en el último tramo, desemboca por San Sebastián, al pie del monte Urgull. Sus aluviones habían ido rellenando extensos sectores del curso bajo, hoy totalmente desecados, y con ellos contribuyó eficazmente a la formación del tómbolo de Urgull, sobre el que se asienta la parte vieja donostiarra, y cierra por el Este la bahía de la Concha.

El Oiartzun se forma con los aportes procedentes de Peñas de Aia y Bianditz. Poco después de su nacimiento pasa a zonas más llanas, dando lugar a un valle abierto a su paso por el diapiro de Txoritokieta-Oiartzun. Aguas abajo de Errenteria, forma una amplia ría, en la que junto a un importante puerto, polarizador de asentamientos industriales, se han desarrollado las localidades de Lezo y Pasaia. Apenas tiene 15 Km. de longitud, pero resulta el segundo río guipuzcoano en módulo relativo, detrás del Urumea, debido al gran volumen de precipitación que se recoge en sus cuencas. El sector navarro que vierte al Cantábrico apenas equivale a una décima parte de la superficie provincial y se corresponde con el cuadrante nor-occidental, que es también la porción más húmeda.

La gran mayoría de los derrames cantábricos forman parte de la red hidrográfica del Bidasoa. A ella escapan los vertidos a través del Urumea y del Oria, más las cabeceras de alguna corriente que escapa hacia Benabarra y Laburdi. La cuenca del Bidasoa abarca 830 Km² y comprende parte del macizo de Quinto Real o Alduides, del macizo de Cinco Villas y los Valles de Santesteban, Bertiz-Arana y Baztan. A lo largo de un recorrido de 70 Km., cambia varias veces de dirección, buscando los puntos más débiles y los accidentes estructurales del macizo. Nace en el pico de Astaté a 1.000 m. de altitud como un arroyo al que se le unen diversos derrames originados en los montes Autza, Gorramendi y Otsondo, y con el nombre de Baztán se introduce en la depresión de igual denominación que recorre en sentido Noreste-Suroeste hasta las proximidades de Irurita, en donde tuerce hacia el Oeste, para variar de nuevo en Santesteban hacia el Norte. Al pasar por Elizondo el nivel del lecho no supera los 200 m.; ha perdido ya el carácter torrencial del curso alto y sustituye el trabajo de excavado, que sólo aparecerá en algunos tramos o en períodos de crecida, por el de sedimentación. En Bertiz-Arana forma una hermosa vega sobre la depresión rellena de depósitos aluviales y recibe los aportes de la regata Zeberia, que desciende de Belate y el arroyo de Bertiz; antes, en Arraiotz, se le ha unido el Artesiaga, tras drenar una parte del macizo de Quinto Real. A partir de la confluencia con el Ezkurra en Santesteban, desarrolla un recorrido a través del macizo de Cinco Villas, en el cual alternan los pasos angostos con secciones más abiertas en base a una intensa erosión diferencial sobre materiales de diferente naturaleza, excava sin dificultad los terrenos blandos del Triásico y Cretácico, o se adapta a las líneas estructurales, como en el tramo de Sunbilla a Bera, donde, alojado en una fractura, realiza una serie de meandros que se repiten casi sin excepción hasta las proximidades de Endarlaza. Toda la cuenca se inscribe en la Navarra húmeda, donde las precipitaciones superan los 1.500 mm. anuales. Ello explica la importancia de su caudal, que se eleva a 35,5 litros/seg. por Km² en Endarlaza, al penetrar en Gipuzkoa. A partir de este punto y hasta la desembocadura en la bahía de Txingudi, sirve de frontera entre los dos estados. Cerca de Irun el valle se abre a la llanura litoral y el río se desliza con dificultad entre los depósitos aluviales, divagando y rodeando isletas que, como la de los Faisanes, accidentan el lecho del río ya convertido en estuario.