Concepto

Patrimonio Cultural

La construcción del patrimonio cultural descansa en gran medida, aunque no de forma exclusiva, en los procesos expertos y técnicos que lo producen y gestionan. Si bien no es la única forma en la que se puede exponer la mediación experta en los procesos de patrimonialización de la cultura, se puede identificar el modo genérico en el que los expertos y técnicos influyen en la creación de un patrimonio cultural mediante los siguiente procesos: inventariado, conservación, interpretación y activación (Muriel, 2013).

El proceso de inventariado es definido como el grupo de mediaciones selectivas y taxonómicas destinadas a identificar, seleccionar, registrar y clasificar los distintos componentes del patrimonio. Su objetivo es dar nombre al objeto patrimonio y singularizarlo. De entre una vasta herencia de elementos socioculturales que son parte de un colectivo, selecciona aquellos que puede ser más relevantes para su definición. Al dar un nombre al patrimonio, le otorga una entidad propia que le permite ser señalado, clasificado y ordenado. Esta labor de inventariado se nutre de dos procedimientos: la investigación (detectando, mediante un recorte, lo que es singular) y la transformación de la realidad en paquetes de información ordenada (creando repositorios de información, como bases de datos, inventarios y catálogos, en los que se ordenan y clasifican los patrimonios en función de diversas variables).

El proceso de conservación es definido como el conjunto de mediaciones preservacionistas que busca cuidar, mantener y, eventualmente, recuperar, los distintos elementos que han sido identificados como parte del patrimonio. El objetivo de la conservación consiste en dar continuidad al objeto patrimonio y preservarlo. Una vez que se han identificado los distintos patrimonios, éstos han de ser conservados de algún modo. Las mediaciones expertas se concentran en la forma de lograr que subsistan independientemente de su naturaleza. Es lo que permite que tanto en el presente como en el futuro el patrimonio esté disponible para los sujetos. Las operaciones de conservación pueden dividirse entre aquellas que tienen en cuenta la parte más material que compone un patrimonio (diagnosticando su estado físico y llevando a cabo las medidas de preservación y restauración) y aquellas que también apuntan a la preservación de sus componentes simbólicos (resignificando simbólicamente su papel en la sociedad en la que se inserta). A esto se le añade, en algunos casos, una protección legal e institucional (incluyendo los patrimonios en inventarios y catálogos oficiales).

La interpretación consiste en el proceso que engloba las mediaciones dedicadas a hacer entendible el patrimonio de un modo sencillo, atractivo y adaptado a los distintos colectivos. El objetivo de esta labor de interpretación es dar sentido al patrimonio para sus propietarios. Demarcados y consolidados, los patrimonios han de ser significados. El esfuerzo del experto se concentra en hacer entender el patrimonio a sus sujetos de un modo atractivo y accesible, convirtiéndolo en un elemento significativo para ellos. Dos son los procedimientos a través de los cuales tiene lugar la interpretación: la determinación de lo que es relevante de un patrimonio (sondeando aquello que posee mayores posibilidades de ser aprehendido por la población) y el modo de contarlo (utilizando una estrategia didáctica).

La activación es el proceso por el que el patrimonio es socializado a través de una puesta en escena que lo conecta a los sujetos que lo hacen suyo. El objetivo es conectar a la sociedad con su patrimonio. Después de ser singularizado, preservado y significado, únicamente resta socializar el patrimonio, dar la posibilidad material de que sea apropiado por la población. Idealmente tres son los modos en los que se produce la activación: dando entidad al patrimonio (imprimiéndole una pátina de autenticidad y haciendo del patrimonio algo atractivo), recreando experiencias relacionadas con el patrimonio (mediante juegos de teatralización y a través de la inmersión total del ciudadano con él) y mediante una estandarización y homologación del patrimonio (facilitando su acceso mediante productos estándar y homologados).

A continuación se enumeran algunas de las principales leyes, cartas y convenciones tanto a nivel internacional como a nivel local.

Cartas y convenciones internacionales: la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural (UNESCO, 1972), la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, 2003), las Directrices prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial (UNESCO, 2005), la Convención sobre el Valor del Patrimonio Cultural para la Sociedad (Consejo de Europa, 2005), la Carta para la Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural (ICOMOS, 2008).

Leyes Euskal Herria: Ley 7/1990, de 3 de julio, de Patrimonio Cultural Vasco (Gobierno Vasco, 1990), Ley Foral 14/2005, de 22 de noviembre, del Patrimonio Cultural de Navarra (Gobierno de Navarra, 2005), Ley 7/2006, de 1 de diciembre, de Museos de Euskadi (Gobierno Vasco, 2006), Ley Foral 10/2009, de 2 de julio, de Museos y Colecciones Museográficas Permanentes de Navarra (Gobierno de Navarra, 2009).