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Navarra. Historia

(412-541). Los godos habían Ilegado a las Galias como defensores del Imperio en 412, fundando el Reino de Tolosa aquitana en 419, siempre como aliados y huéspedes del Imperio. Los vascones novempopulanos quedan enmarcados oficialmente en el nuevo reino. Los vascones de valles y montañas quedan probablemente marginados de los sucesos excepto los de la ruta de Roncesvalles. El levantamiento de campesinos en las Galias, llamados bagaudas, se dirige hacia 435 en dirección de los Alpes y llegan también a los Pirineos, que cruzan por Roncesvalles, siguiendo la calzada romana. El año 441 les combate el general romano Asturio y dos años después, en 443, el conde Merobaudes en las cercanías de Arakil que se suele identificar por Huarte-Arakil y también con Aracelli, en las cercanías de Corella. En 449 los suevos, establecidos en la Península Ibérica, invaden y saquean las dos Vasconias, de uno y otro lado del Pirineo. En 449 reaparecen los bagaudas. En 457 el rey Teodorico II de Tolosa cruza Roncesvalles en busca de Requiario, rey suevo, alcanzándole en Astorga, donde es vencido y degollado. Desaparece un enemigo peligroso. En 461 los visigodos ocupan la Novempopulania vascona y conquistan Pamplona en 477. Pero el suceso transcendental ha de ser la llegada de los francos a las fronteras de Vasconia. En la batalla de Vouillé del año 507 muere Alarico II y desaparece el famoso Reino de Tolosa. Los francos han triunfado. La capital goda entonces se traslada a Toledo y los francos llegan a tomar Pamplona en 541.

(541-711). La lucha a dos frentes, por el N. con los francos y por el S. con los godos, unifica el esfuerzo militar de los vascones septentrionales. El suceso más memorable es la gran invasión vascona sobre las llanuras aquitanas -de población vascoparlante (Novempopulania)- en 587. El Turonense cuenta cómo los vascones rebeldes irrumpen de las montañas, descendiendo a las llanuras, arrasando viñas y campos, incendiando las casas y llevándose consigo ganados y prisioneros. También dice que el duque Ostrobaldo combatía a menudo a los vascones pero con escaso éxito. En 602 surge el Ducado de Vasconia como creación franca y como base militar contra los vascones rebeldes, bajo el mando del duque Genial. En 621 los vascones aprovechan el comienzo de un nuevo reinado godo para llevar a cabo desde las tierras de Pamplona una gran incursión armada por la provincia tarraconense, pero vencidos por Suintila, el nuevo rey godo, éste les despoja del botín capturado y les obliga a replegarse hacia Pamplona además de tener que construir la ciudad fortificada de Oligito (Olite) como fortaleza de contención por esta parte como Vitoriaco servía para el mismo fin pero por el lado alavés.

En 626 el obispo Senoc colabora con los vascones en su lucha contra el duque franco de Vasconia, Aigino. Las luchas contra Cariberto y luego contra Dagoberto, dueño de Aquitania (630), son constantes. En 635 los vascones arrasan el Reino de Aquitania provocando la reacción de los francos. Con la sublevación de Froya contra el rey godo Recisvinto, los vascones de la parte navarra invaden la Tarraconense hasta las cercanías de Zaragoza pasándola a sangre y fuego. Hacia 660 se independizan Vasconia y Aquitania unidas bajo el duque Félix, con mando "en todas las ciudades hasta los montes Pirineos y sobre las gentes vasconas". Muerto Félix aparece como nuevo duque de vascones y aquitanos Lupo I hacia 670. Hacia 681 se debió perder Pamplona en poder de los godos ya que los obispos de Calahorra y de Pamplona acuden a los concilios todelanos de ese año y al de 683. Es verosímil que el vascón Lupo hacia 684 hubiera recuperado ambas ciudades vasconas aunque para el 688 Calahorra ya figura de nuevo bajo los godos.

(711). A Lupo I le sucede el duque Eudón el Grande que es quien debe hacer frente a los musulmanes cuando invaden Hispania y luego Vasconia (711), año en que el rey godo Rodrigo se hallaba luchando contra Pamplona. Tres años mas tarde, en 714, llegan los invasores a la Ribera del Ebro pero un magnate de la comarca tudelana, el conde Casio, llega a un compromiso con los musulmanes, se hace cliente de Damasco y se establece así una zona de transición entre aquéllos y los cristianos. De ahí nace la comarca culturalmente musulmana de los Banu Kasi, unida por vínculos políticos, familiares y económicos con el resto de Navarra. Debemos a Lévi-Provencal (Histoire...) los elementos para reconstruir las vicisitudes de los Banu Kasi partiendo de un texto de Ibn. Hazm. Posteriormente se ha publicado la traducción del texto de Al-'Udri varias veces citada por Fernando de la Granja: en ella va muy completa la historia del linaje (pp. 24-43, núms. 27-82). La Ribera pasa a formar parte de la Marca Superior musulmana. Ver Banu Kasi.

(711-824). Roncesvalles (778). La invasión musulmana del 711 iba a repercutir vitalmente sobre la Vasconia de Eudón y en particular sobre Pamplona que es ocupada por los nuevos invasores en 718. Los godos se refugian en las montañas asturianas dando lugar a la creación de un foco eficaz de resistencia. El derrumbe de la Hispania goda dejó al descubierto frente a los musulmanes las Llanuras y valles meridionales de Vasconia. En 732 se da el primer paso agareno por Roncesvalles. Abd-al-Rahman al-Gafeki, con Pamplona como base de operaciones, cruza el Pirineo presentándose delante de Burdeos donde vence a Eudón y sus vascones. Esta derrota da lugar a que Eudón y el franco Carlos Martell se unieran y esperaran al común enemigo delante de Poitiers. Después de una semana de terrible lucha y aprovechando la oscuridad de la noche los musulmanes emprenden precipitada retirada. Las tradiciones roncalesas nos hablan de un Abd al-Rahman vencido y muerto en Olast, cerca de Leire, cuando volvía derrotado de Francia.

En 753 los musulmanes mandan un destacamento contra los "vascones de Pamplona" que habían sacudido el yugo agareno. En 768 los francos desmembran Vasconia -nombre que va quedando acantonado al norte de los Pirineos- quedando los vascones septentrionales como una de tantas tierras desligada y a su suerte. En 778 tiene lugar la famosa batalla de Roncesvalles cuando los francos de Carlo Magno intentan someter la cuenca del Ebro (Marca Superior) de acuerdo con los jefes locales musulmanes. Había movilizado el Emperador todas las fuerzas de sus reinos, incluidos los lombardos, recién sometidos, los aquitanos, sojuzgados bajo Hunaldo, y los bávaros que era gente nada segura. Dividida la gran armada en dos, una debería venir desde Barcelona y la otra desde Roncesvalles para reunirse ambas en Zaragoza y tomar posesión de la plaza. El paso del Pirineo navarro fue normal y la entrada en Pamplona sin contratiempos.

Pero, Zaragoza no quiso entregarse, según lo estipulado con Suleiman Ibn al-Arabi y se resistió lo suficiente para no rendirse. Al-Hussain, dueño de la ciudad, no cumplió su palabra. Fracasa el intento. Durante el asedio llegó a Carlos la noticia de la rebelión de los sajones. Ante este inesperado acontecimiento levantó el asedio a Zaragoza e inició el regreso a su patria a través de Roncesvalles. Desde abril, fecha de su llegada, hasta agosto, en que se retira, ha mediado el tiempo suficiente para preparar una concentración de vascones capaz de hacer frente al poderoso ejército. Lleva de rehenes a ciertos jefes musulmanes. En el camino, mediante un ataque sorpresivo, rescatan los agarenos al caudillo Ibn al-Arabi. Pamplona fue destruida por los invasores francos. El 15 de agosto de 778 se daba por fin la gran batalla de Roncesvalles hábilmente organizada en emboscadas sucesivas. El ejército franco fue destruido, sobre todo la retaguardia, salvándose justo Carlo Magno de la matanza. Una concentración parecida tuvo lugar no muchos años más tarde, en 843, para la defensa de Pamplona concurriendo los de Alava y AI-Kilé junto a los demás vascones occidentales y orientales. Por primera vez se llama a Pamplona, otra vez en manos nativas, "fortaleza de los navarros".

(781-824), segundo y tercer Roncesvalles. Los Banu Kasi de la Ribera y los vascones de Pamplona se mantenían, juntos, en actitud levantisca frente a ambas potencias. A eso se debe que Abd al-Rahman I emprenda en 781 una expedición de castigo con el fin de someter a los jefes rebeldes musulmanes y luego a los vascones. La expedición, tal como la narran los cronistas árabes, parece coherente: marchó a Calahorra, tomó Viguera, cruzó el Ebro por Bareia (Logroño) entró en el país de Ximeno el Fuerte (Xertanis) y se adelantó al país de Ibn Belaskot (Belaskoáin?) devastando luego Pamplona. Simultáneamente Carlo Magno creaba el reino de Aquitania con objeto de que sirviera de base para combatir a los vascones. En Pamplona no había unanimidad. Unos preferían llevarse a bien con los musulmanes, otros con los francos y los más optaban por la independencia. Reflejo de este estado de cosas es el tumulto de los pamploneses en 799 matando al jefe de Pamplona Mutarrif Ibn Muza, hermano uterino del que iba a ser famoso Eneko Arista. Iruña se emancipa definitivamente del poder omeya. En 803, Banu Kasis y norvascones se apoderan de Tudela.

Esta alianza ha cambiado la anterior situación en un intento franco de constituir el Ebro por frontera, pero los vascones meridionales se muestran levantiscos y rebeldes. En 812, cuando Ludovico Pío celebra la Asamblea anual en Tolosa aquitana le llega la noticia de que se ha rebelado parte de Vasconia sujeta anteriormente a capitación. Es la comarca de Pamplona y aledaños. El ejército franco se pone en marcha en pleno verano. Después de devastar el país de Aquis, Dax y cercanías, su ejército avanza hacia Orreaga. Franquea el Pirineo, desciende sobre Pamplona y, tomadas las disposiciones pertinentes, emprende la vuelta por el mismo lugar. Escarmentado por el desastre del 778, esta vez lleva como rehenes a mujeres y niños apresados en Pamplona y por el camino. Los vascones, que se hallaban apostados, deben renunciar a la lucha aunque un vascón impulsivo se adelante, provocativo, se apoderan de él y lo ahorcan en presencia del enemigo. Tal fue el segundo Roncesvalles. La reacción de los vascones la dirige ahora un nuevo caudillo, Eneko Arista, que comienza por expulsar a los francos de la región de Jaca, asociado a un personaje llamado Garsea "Malo".

En 814 muere Carlo Magno y reina en Aquitania el rey Pipino, con pretensiones sobre Vasconia. Entretanto rige Pamplona un personaje pro-franco llamado Velasco. Rota la tregua francomusulmana tiene lugar la batalla del río Orón en 816 contra la marca occidental de Vasconia. La batalla es contra Velasco, señor de Pamplona, en las cercanías de Miranda de Ebro al S. de Alava. La lucha fue muy porfiada y peligrosa en las orillas del río Orón que sale de Pancorbo para desembocar en el Ebro. La Vasconia pamplonesa tuvo el auxilio de los asturianos. Por estos años también tiene lugar una memorable alianza Pamplona-Jaca-Tudela y, desde luego, Alava. El año 822 sube al trono Abd al-Rahman II. Dejando a un lado la expedición musulmana de Djemik, en Alava, merece la pena señalar el tercer Roncesvalles del 824 donde son derrotados los francos cuando volvían, acabado ya el cometido encomendado. En la derrota franca cayeron prisioneros los condes Eblo y Aznar. Los vencedores fueron los jefes vascones Eneko Arista, Garsea "Malo" y el Banu Kasi ribereño Musa ben Musa. El resultado trajo tras de sí importantes acontecimientos, uno de ellos la fundación del Reino de Pamplona.

Folio de los "Annales Anianenses" donde se relata la expedición de Carlomagno y la subsiguiente emboscada de Roncesvalles:

...Anno DCCLXXVIII. congregans Carolus rex exercitum magnum, ingressus est in Spania, et conquisivit civitatem Pampelonam, et ibi Taurus Saracenorum rex venit ad eum, et tradidit ei civitates quas habuit, et dedit et obsides, fratrem suum et filium. Et inde perrexit usque Caesar Augustam. Et dum in illis partibus moraretur, commissum est bellum fortissimum die Dominica, et ceciderunt Sarraceni multa millia, et de hora nona factus est sol hora secunda. Et iterum Saxones perfida gens mentiens fidem, egressi de finibus suis, venerunt usque ad Rhenum fluvium succendendo omnia atque vastando; et cum reverterentur cum praeda magna pervenit nuncius ad Carolum regem adhuc in Spania degentem. Cum enim assiduo, et pene continuo cum Saronibus bello certaretur dispositis per congrua confiniorum loca praesidiis. Hispaniam quam maximo porerat belli appuratu udgreditur; saltuque Pyrinei superato, omnibus quae adierat oppidis adque castellis in deditionem acceptis, salvo et incolomi exercitu revertitur, praeter quod in ipso Pyrinei jugo Wasconicam perfidiam paraumper in redeundo contigit experiri. Nam cum agmine longo...

(Biblioteca Nacional de París).

(824-905). Todos los historiadores modernos están de acuerdo de que el primer rey de Pamplona fue Enneko Ennekones (824-852), denominado "Arista", coronado hacia el 824 a raíz de la victoria de Roncesvalles de dicho año. Arista, en grafía moderna, Aritza, que vale tanto como "El Roble" o "El Fuerte". Ibn Haiyan le llama Wannako al-Bascunis, "El Vascón". Tanto por el sobrenombre del Códice de Meyá como por el de Ibn Haiyan se señala su filiación vascona. Su parentesco con los Banu Kasi de Tudela le resguarda, en ocasiones, de los ataques musulmanes. En 843 Abd al-Rahman II ataca Pamplona y con ese motivo se deja ver cuál era el área de influencia del nuevo rey ya que acudieron a la defensa de la capital, no solamente los pamploneses, sino también Muza de Tudela, los de Alava y Al kilé, los Sarataniyyin (Cuenca del río Zertani; actual Deba?) y los Yilliqiyyin a Galiqiyyin, que se interpreta por los galescos o de la Galia Comata, en este caso los vascos más cercanos de Guipúzcoa y Lapurdi.

Se suele señalar el año 848 como el de la llegada a Pamplona de San Eulogio de Córdoba y el de su visita a los monasterios, principalmente el de San Zacarías que dice "resplandecía en todo el occcidente". El 850 el Reino de Pamplona y Muza de Tudela hacen juntos las paces con Carlos el Calvo rey de Francia y de Aquitania. El año 852, último de su vida, celebra solemnemente el traslado de los cuerpos de las vírgenes Nunilo y Alodia al monasterio de Leire. La entrada a reinar de García I Iñiguez (852-882), acerca el Reino hacia la alianza con los asturianos, lo que le permitirá hacer frente a los omeyas en sus triples ataques contra Asturias, Alava y Pamplona. En 859-860 tiene lugar la segunda batalla de Albelda contra Muza que termina en victoria cristiana. En la batalla de Aibar muere el Rey (882). Su sucesor Fortuño el Monje (882-905) acaba renunciando al trono y retirándose al monasterio de Leire. El nombre del conde de Alava -Bela Ximénez aparece en la Crónica Albeldense por primera vez.

Mientras el reino de Pamplona se consolida, hay una zona de Navarra, de temprana romanización, que permanece ocupada por los árabes. Caro Baroja apunta la poca atención que ha merecido a los estudiosos el fenómeno del "mozarabismo meridional" y la cuestión de la "continuidad social", lingüística y cultural de unos territorios que abarcan la merindad de Tudela, de Tafalla y S. de Olite así como la zona de la merindad de Estella más cercana al Ebro. Según Caro "la población mozárabe existió como tal y en algunos puntos parece haber tenido cierta importancia, incluso haber resistido al Islam vencedor". Otra parte de la población habría abrazado la nueva religión conservando así sus derechos, pero no habría habido "una sola familia que pudiera decir que tenía ascendencia puramente árabe". Resto de romance mozárabe vascón serían, según Caro, la pérdida de o final en casos como Olite (Oligitum=Olito) o Cascante (Cascantum=Cascanto).

Pese a la implantación de nombres de lugar árabes, la toponimia anterior a la árabe prima como testimonio de una continuidad que se refleja, luego, en los documentos de restauración de monasterios y sedes, ya entrada la Reconquista. Los fenómenos de la vida material -agricultura por ejemplo- recuerdan, sin embargo, la importancia de estos siglos de dominio político-cultural del Islam. Lévi-Provençal (Histoire de l'Espagne musulmane, I, p. 154) habla de asentamientos de bereberes más o menos aislados, a lo largo del valle del Ebro; de unos grupos árabes aristocráticos más compactos y de los indígenas islamizados, todos con un sentimiento de hostilidad al poder de Córdoba, ya a fines del siglo VIII. La lucha entre los linajes y agnaciones de un lado y el poder califal y burocrático de otro, aparece -según Caro- clara.

Existieron dos zonas fronterizas no sólo militares sino también psicológicas (los musulmanes no gustaban de la fragosidad del norte). Caro Baroja (1971, I, 137) las delimita así:

"Una más antigua que, por el este, estaría marcada por los pueblos del límite meridional de la merindad de Sangüesa (Peña, Cáseda, Gallipienzo...) por Ujué y San Martín de Unx... que luego haría acaso una curva hacia el norte. (por encima de Tafalla) y que aún bajaría otra vez hacia el sur, por las tierras montuosas de la Solana. La razón para establecer esta línea la hallo en el hecho de que la cabeza de una merindad navarra, la más moderna de todas, o sea la de Olite, tiene un nombre muy significativo en vasco, recogido por varios historiadores, aunque no del todo bien interpretado. En efecto, Olite se llamó también "Erriberri", es decir, "Tierra nueva" y sabido es el valor que tiene este concepto de "nuevo" frente al de "viejo" en la Reconquista: en términos muy grandes en Castilla, en Cataluña en términos más reducidos. Lo "nuevo" aquí es mucho más pequeño. La segunda línea posterior nos la marcaban las Bárdenas, teatro de varios conflictos, según los historiadores árabes y el hecho de que los árabes mismos dominaron pueblos como Caparroso, Valtierra, Falces, y aún, acaso, Carcastillo hasta muy tarde: pero conquistados, de todas formas, antes que Tudela: el núcleo más famoso".

Características de este primer siglo de monarquía. Tomamos de J. M. Lacarra, máximo historiador moderno de Navarra, el siguiente comentario (Príncipe del Viana, n.º 92-93, 1963):

"Ya en su origen la monarquía de Pamplona se presenta como algo distinto -por su espíritu- de los demás Estados cristianos que surgen tras la invasión musulmana. Mientras que, de una parte, los reyes de Asturias se consideran como continuadores de los reyes de Toledo y esperan que de su esfuerzo bélico venga la salvación de España (Hispaniae salus), y, de otra, los condes catalanes no serán sino la proyección peninsular del gran imperio de Carlomagno, los reyes de Pamplona no son ni continuadores de Toledo -contra cuyos reyes lucharon los pamploneses hasta el último momento-, ni vasallos de Carlomagno, contra cuyo imperio combatieron con insistencia bien notoria. En los dos siglos que siguen a la invasión no aspiran los navarros a reconquistar, sino a afirmar su independencia, como lo venían haciendo siglos atrás. Les veremos apoyarse en los francos para ir contra los moros, y en éstos para derrotar a aquéllos, pero sin someterse a ninguna soberanía política extraña. Sólo a partir del siglo X -articulado el Estado con unas instituciones que llamaríamos "modernas"- entra el reino pirenaico en el concierto de los Estados peninsulares, y se contagia del mismo deseo que animaba a los asturianos de "reconquistar" tierras para la Cristiandad, ideales éstos que de Navarra pasarán a Aragón, territorio que contaba con una estructura estatal aún menos precisa".

(905). Expansión. Con el retiro de Fortún Garcés sube al trono Sancho I Garcés inaugurando una nueva dinastía en Pamplona. Nada podemos afirmar definitivamente, pero el casamiento del príncipe heredero Eneko Fortuniones con Sancha, hermana del nuevo rey, constituye un indicio de que hubo un pacto entre ambas familias. Simultáneamente se daba un golpe de Estado en Castilla entrando en el poder los Núñez. Es de señalar la ruptura con los Banu Kasi de Tudela, la toma de la fortaleza de Deio, baluarte musulmán, y toda la tierra del Deierri (907). Tres años más tarde, en 910, hasta el 912, reanuda el avance hacia el Ebro en dirección a Logroño, barriendo de enemigos toda la comarca de Los Arcos, Sansol, Torres y Viana. En su fulminante marcha se apodera de villas tan importantes como Mendabia, Lodosa, Cárcar, San Adrián, Azagra y Milagro. El 912 los vascones navarros cruzan el Ebro y entran en la Rioja, apoderándose de Logroño, Alcanadre, Ausejo, Calahorra, Alfaro y otras plazas ya cercanas a Tudela. Caen Falces y Caparroso.

La derrota de Banu Kusi es fulminante y la dinastía va a desaparecer. No podía el joven califa Abd al-Rahmán III ver con buenos ojos la expansión de los vascones cristianos. La nueva política cristiana une a vascones y asturianos que, juntos, en 918, irrumpen en el Califato unos, hacia Talavera y, otros hacia las cercanías de Nájera y Tudela. Ahora caen en poder de Sancho I Garcés la mezquita del arrabal de Valtierra, Calahorra (2.ª vez), Arnedo y Viguera. El Califa decide castigar al expansivo reino de Pamplona con la famosa expedición de Muez y su batalla de Valdejunquera o Yunkadia convertida en 920 en derrota cristiana. En este estado de cosas se incorpora al Reino el condado de Aragone, hacia 921, agrandando el poderío vascón.

De nuevo los vascones vuelven a cruzar el Ebro y recobran gran parte de la Rioja perdida durante la anterior campaña poniendo sitio a Nájera (los leoneses) y a Viguera (los vascones). Era ya 923 cuando se rinden ambas plazas. Al año siguiente, Abd al-Rahmán III acomete la campaña asoladora de Pamplona que marca, sin embargo, el ocaso de los muladíes del Ebro (los Banu Kasi son sustituidos). La nueva política ha consolidado y agrandado el Reino de Pamplona y ha instituido la amistad militar con Asturias-León y Castilla adquiriendo el Rey, rango y prestigio, pero envolviendo al Reino en los asuntos peninsulares. Muere en 925 tras haber casado a su hija, Belasquita, con el conde Momo de Alava. Al tiempo de esta famosa expedición del año 924, vemos que Tudela es musulmana, pero que Cárcar, es cristiano, como Peralta. También Falces, pueblos de los que se señalan algunas peculiaridades en textos árabes.

(925-1076). Mediante un proceso político-militar continuado, Sancho el Mayor (1004-1035) reúne durante su reinado bajo su cetro a la que los cronistas de esos siglos llaman wasconum gens, wasconum nationem (Jul. Toletam., Fredegario, Astrónomo). Quien inicia la expansión de reconquista y de integración es, sin duda, Sancho I Garcés, pero ya en su día había aunado todas las fuerzas vascas en defensa de Pamplona Eneko Arista. El proceso, podemos decir, pues, que arranca de la fundación de la monarquía. A Sancho Garcés le sucede en 925 su hermano Ximeno pero como tutor del menor de edad, el infante García, ya que contaba solamente 12 años de edad. Alava integra ya el Reino como condado bajo Ximeno Garcés, según escritura del año 931. Este año ejerce como regente la Reina doña Toda al morir don Ximeno. Es esa misma fecha la princesa pamplonesa doña Sancha casa con Fernán González, conde de Castilla, llevando consigo el condado de Alava. Desde ese momento figura dicho señor como "conde gerente" en Alava y Castilla.

Fernán González mantiene las libertades castellanas y expulsa a los Vela Ximénez de Alava y Bureba, pero es derrotado en Cirueña (959) por el Rey de Pamplona García II Sánchez pasando Alava de nuevo a integrar el reino como lo hubiera estado bajo Ximeno Garcés. El reinado de Sancho II Garcés Abarca (970-994) es de transición en el proceso de unidad política vasca. Se hizo famoso este rey por pasar el Pirineo nevado calzando a su ejército con albarcas. Una princesa pamplonesa, la conocida en medios musulmanes como Subh "la Vascona", aparece casada con el califa al-Hahkam II. También es el tiempo de las luchas contra las huestes del "terrible" Almanzor -asimismo casado con una vascona- que se prolongan al reinado de García III el Tembloroso (994-1004). Este año entra a reinar Sancho III el Mayor (1004-1035) quien culmina el proceso integrador dando forma definitiva al reino de Pamplona. El Califato ha decaído, la reconquista se intensifica en todo el norte peninsular, y la frontera con los musulmanes del bajo Arga y del Aragón, ya en la Ribera, se estabiliza gracias a nuevas fortificaciones. Lo más notable del nuevo rey es la incorporación en 1025 de Sobrarbe y Ribagorza redondeando el viejo condado de Aragune y, sobre todo, su política de acercamiento con la Vasconia (Gascuña) y Barcelona sobre las cuales dice reinar.

Organiza o reorganiza como condados a Guipúzcoa -que aparece por primera vez en la documentación-, Vizcaya y Alava, cuyos condes firman sus escrituras a partir de 1025, 1033 y 1023. Aparecen también los vizcondados de Baztán, Laburdi, Arberoa y Soule (Zuberoa). Asesinado el infante don García de Castilla (1029) ejerce la tutoría Sancho el Mayor, gobernando el condado en nombre de su esposa doña Mayor, hermana del muerto. Su influencia y su poder fue tal que llegó incluso a actuar como pacificador del reino de León. También fue memorable la introducción de la reforma cluniacense en su reino. Como dice Campión, "los orígenes de esta acumulación de señoríos fueron diversos; de ellos, la herencia; de ellos, el cargo de tutor; de ellos, la investidura feudal; de ellos, la reconquista legítima; de ellos, también, la pura fuerza". Cada señorío goza su estatuto jurídico pero distingue amorosamente sus tierras patrimoniales, lo que es propiamente reino vascón. En 1035 se le intitula "Rex Dei gratia".

A su muerte, en ese año, su hijo primogénito, García, le sucede en el trono pero separando a Castilla, que ha de gobernar su hermano Fernando; a Aragón, como reino, para su otro hermano, el bastardo Ramiro; y Sobrarbe y Ribagorza, para Gonzalo. El Reino de Pamplona, desde ese momento, cubre un territorio que va desde las cercanías de Santillana excluida, hasta los límites roncaleses con Aragón, abarcando en su interior las tierras de Castilla Velula, Vizcaya, Duranguesado, Alava, Bureba, Rioja, Guipúzcoa y la Navarra cristiana, incluida la capital. Nacen los reinos de Castilla y de Aragón pero subordinados, en cierto modo, al de Pamplona. Esta situación no podía prosperar. Pronto se originan las desavenencias y se desatan las ambiciones entre ambos reyes segundones y el nuevo rey vascón García IV el de Nájera (1035-1076). Sin embargo, es León quien rompe la paz en 1037 dando lugar a una expedición vascona en auxilio de Castilla. Durante el choque militar muere Bermudo de León pasando la corona a doña Sancha, su hermana, esposa de don Fernando, rey de Castilla.

Ello da lugar a una unión poderosa de ambos reinos con todas sus consecuencias de ambiciones, a expensas del reino matriz vascón. García el de Nájera casó con doña Estefanía de Barcelona apretando la amistad y los vínculos con el condado catalán; conquistó Calahorra en 1045 y fundó el monasterio de Nájera en 1052. La Rioja pasa a ser parte principal del Reino, sede de reyes y señores, y tierra rica y feraz. La frontera de Montes de Oca, a pocos kilómetros de Burgos, se convierte en un peligro permanente debido a Fernando de Castilla y de León. El conflicto no tarda en estallar dando lugar a la batalla de Atapuerca donde muere el rey de Pamplona víctima de una emboscada traicionera. El proceso desintegrador del Reino ha comenzado. El nuevo rey Sancho el de Peñalén (1054-1076) se encuentra ya con una cuña abierta en la frontera castellano-vascona al caer en manos castellanas una pequeña comarca situada entre los pueblos de La Piedra y Ubierna.

En 1065 muere Fernando de Castilla y le sucede su hijo Sancho. Este hereda el talante agresor de su padre. Ahora coexisten tres reyes Sanchos, el de Aragón, el de Castilla y el de Pamplona. En 1072 muere el rey de Castilla y le sucede Alfonso VI. Entretanto en Aragón y en Castilla subsistía latente la idea de repartirse el reino de Pamplona. En esta situación ocurre lo inesperado para muchos y lo esperado para los conspiradores. Los infantes Ramón y Ermesenda asesinan al rey, su hermano, en una cacería en 1076. El rey castellano acude presuroso pregonándose vengador del crimen pero, en realidad, ocupando el occidente del Reino mientras Sancho I Ramírez de Aragón ocupa la zona oriental con Pamplona. La desmembración se ha consumado, sí, pero el aragonés se hace nombrar rey de Pamplona entretanto el castellano se anexiona la Rioja, Bureba, Alava, Guipúzcoa, Duranguesado y Vizcaya. Además, se constituye un Condado de Navarra: una comarca formada por Pamplona, Monjardín, Tafalla, Falces, Aibar, Leguín y Erro por la cual rinde García Ramírez vasallaje al rey Alfonso VI. El Reino, desmembrado, queda, sin embargo, en forma tal que pueda en su día continuar su marcha histórica propia.

(1076-1112?). La anexión del occidente del reino a Castilla iba a llevar aparejada la contribución de los vascos a todas las empresas castellanas. Por otra parte, la unión en la persona del rey de los reinos de Pamplona y Aragón, les lleva a los pamploneses a numerosas expediciones de reconquista desde una línea que va desde Arguedas hasta Sobrarbe. Esto en el terreno militar; en lo social se produce una verdadera revolución con la repoblación con francos dotados de estatuto especial, de ciudades hasta entonces arcaicamente artesanas, centro sólo de agricultura y ganadería. Florecen las peregrinaciones a Santiago. No bastaba que los poderosos señores castellanos y vizcaínos hubieran entregado la tierra al rey Alfonso VI.

Este, hábil e inteligente, desconfía de los conjurados y traidores, y es, por ese motivo que, sin descuidar sus andanzas militares por tierra de moros, tratará por todos los medios de comprometerlos en una intrincada red de enlaces matrimoniales, cruce de intereses y compromisos políticos. Los avances aragoneses por la cuenca del Cinca siguen adelante. En el largo frente se destacan la reconquista de Ayerbe (1083), Arguedas (1084), Estada (1087) y Monzón (1089). Dos direcciones se abren a los pamploneses y aragoneses, una hacia Lérida y otra, hacia Tortosa. En el cerco de Huesca (1094) muere el rey Sancho I Ramírez y le sucede su hijo Pedro I Sánchez (1094-1104) que prosigue el sitio hasta la caída de la ciudad en su poder. Entre 1096 y 1099 tiene lugar la gran cruzada a Tierra Santa a la que acuden los provenzales, pamploneses, gascones y aquitanos dirigidos por el infante Ramiro de Navarra. Los últimos actos notables del rey fueron la ofensiva hacia Tudela y la toma de Calasanz y Barbastro en el año 1100.

(siglo XII). El nuevo rey Alfonso I el Batallador, (1104-1134), casado con Urraca de Castilla, vio entorpecida su política por las desavenencias conyugales con la reina. Apenas había tomado a los musulmanes Valtierra (1110) y se dirigía hacia Tudela, cuando surge el conflicto entre ambos en 1111, que culmina con el divorcio hacia 1116. Detrás de todo se hallaba toda una conspiración castellano-leonesa. El rey de Pamplona y Aragón, percatado del peligro, prefirió encargar las tenencias y gobiernos de algunas de las principales fortalezas de sus reinos a caballeros pamploneses y aragoneses de total confianza. Hecho ésto encerró a la reina en el Castelar, sobre Zaragoza, una plaza fuerte fundada por su padre a las orillas del Ebro. A raíz de la ruptura y del divorcio se retuvieron Alava, Guipúzcoa, Vizcaya, Bureba, Rioja y Montes de Oca como integrantes del Reino de Pamplona y también Soria, Burgos, Castrojeriz y Carrión de los Condes, sin justo título, a no ser que las capitulaciones de la boda lo autorizaran en cierto modo.

El señor de Vizcaya Diego López siguió una política ambigua que oscila ahora entre doña Urraca y Alfonso I el Batallador, que domina en Grañón, Buradón, Haro, Alava, Vizcaya y Nájera. Termina Diego López al lado del Batallador, participando en la toma de Zaragoza (1118) con el concurso de gascones y aquitanos y de Tudela en 1119 que completa la reconquista de la Ribera navarra. En 1127 pacta Alfonso la llamada Paz de Támara con Alfonso VII Raimúndez, hijo de Urraca, en cuyo pacto se da valor jurídico a la restauración del reino vascón (ver recuadro al final del epígrafe). En 1130 intentó conquistar Bayona que consideraba parte de sus dominios patrimoniales. Son famosas las expediciones del Batallador a Levante y Andalucía, pero en medio de estas y otras andanzas militares, sobreviene el desastre de Fraga en 1134 abortando lo que era un paso para materializar ambiciones mayores. Allí le sobrevino la muerte. Dejaba en su testamento el Reino de Pamplona, tal como lo diseñara el Mayor, a las Ordenes Militares del Temple, Hospital y Santo Sepulcro de Jerusalén. Tan disparatada resolución no podía prosperar de ninguna manera.

Su sucesor, García V Ramírez el Restaurador, (1134-1150) restaura, efectivamente, la dinastía volviéndola a su línea directa. Le proclamaron rey los nobles del Reino y muy significativamente el conde Ladrón, señor de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. Inmediatamente tuvo el apoyo del obispo de Pamplona y el abad de Leire, los dos puntales de la iglesia pamplonesa. Los aragoneses, a su vez, nombraron rey suyo a Ramiro. Por el tratado de Vadoluengo de 1135 se fijaron los límites de ambos reinos. Se reunieron por parte de Aragón, Lexal y Ferriz de Osca (Huesca) y Pedro Atereza; y por parte de Pamplona el citado don Ladrón, Guillermo Azenariz y Semen Azenariz. García Ramírez se halla en difícil situación frente a Alfonso VII de Castilla y prefiere celebrar con él un tratado de paz (1135) rindiéndole vasallaje cuando aquél se titulaba ya Emperador. Lo grave del caso es que, mediante este pacto, las recién reincorporadas Bureba y Rioja, se enajenaban una vez más para formar parte del Reino de Castilla. Solamente Logroño y alguna plaza más se libraron de la cesión. A cambio de estas concesiones se prometía al navarro el "regnum Caesaraugustanum" o de Zaragoza, ajeno y extraño al Reino de Pamplona. Se lo da, pero en el arte del fraude, del engaño, era aquél peritísimo. Inopinadamente arrebata al navarro la Encomienda y se la entrega al rey de Aragón. El Reino de Pamplona se queda sin la Rioja y sin Zaragoza.

En 1136 ambos reyes, aragonés y castellano, se ponen de acuerdo para repartirse el reino vascón. En el tratado de Carrión de 1140 se insiste en el mismo reparto, pero ahora especificando los límites de la zona occidental y oriental con la diferencia de incluir para Castilla la tierra de Estella. Las cosas quedan como estaban gracias a tratados secretos y otras oportunidades.

  • Títulos documentales de García Ramírez

Don García Ramírez se tituló reinar tal como figura en los documentos expedidos por él y que hoy se conocen:

1135: "... rege in Pampilona, et in Alava, et in Vizcaia, et in Ipuzcoa et in Tutela"; 1135: ".... rex in Pampilona, et in Alava. et in Ipuzcoa, et in Bizcaia"; 1139: "...in Pampilona, et Tutela, et Logronio, et Alaua, et Puzchoa et omnibus montañis"; 1140: "... en Pampilona, en Alava, en Vizcaya y en Guipúzcoa"; 1143: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia, et in Ipuzcoa"; 1143:"... in Pampilona et Tutela et Logronio et in Ypuzcoa et Alava et in Omnibus montañis"; 1143: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia, el in Ipuzca"; 1146: "... in Pampilona, et in Alava, et in Bizcaia et in Puçca"; 1147: "... en Pamplona, en Alava, en Bizcaya y en Guipúzcoa"; 1147: "... en Pampilona, et in Alaua, et in Bizcaya et in Ypuzcoa"; 1147: "... in Pampilona, in Alaba, et in Bizcaya et in Ipuzca"; 1149: "... in Pampilona, in Alaba, in Bizcaia et in Ipuzcoa"; 1149: "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaia et in Puzca"; "... in Pampilona, et in Alaba, et in Bizcaya et in Ypuzcoa"; 1150: "... in Pampilona, et in tota Navarra, in Ipuzchoa et in Alaba". La relación de documentos, archivos y titularidades puede consultarse en Guipúzcoa en los albores de su historia, de Gonzalo Martínez Díez, San Sebastián, 1975; y en Nabarra y la unidad política vasca de Anacleto de Ortueta, Barcelona, 1931.

Así las cosas, muere el rey y le sucede Sancho el Sabio (1150-1194). A la muerte del rey de Castilla quedaba ésta en manos del nuevo rey Alfonso VIII, un menor bajo tutela y regencia de las familias Castro y Lara, que no se entendieron desde el primer momento. Complica la situación la unión de portugueses, leoneses y aragoneses frente a los castellanos. Por el mismo tiempo moría el intrigante Ramón Berenguer sucediéndole en Aragón Alfonso II el Casto, también menor de edad y bajo tutela. Los dos permanentes enemigos de Pamplona dejan ahora un respiro a Sancho el Sabio que halla la gran ocasión para recuperar las tierras usurpadas de Bureba y Rioja. Las operaciones comenzaron, previo tratado de paz con Aragón, en 1162 ocupando primeramente Logroño y luego, una tras otra, las diversas plazas riojanas excepto Nájera y Calahorra defendidas por el vizcaíno Lope Díaz de Haro y por el conde Gómez González respectivamente. Por otra parte, el arzobispo don Rodrigo dice que "el rey Alfonso tuvo guerra con su tío materno Sancho de Navarra, y le arrebató Logroño, Navarrete, Entrena, Grañón, Cerezo y Briviesca y casi todo hasta Burgos". Se recuperaban así, aunque a tramos, las tradicionales fronteras de Montes de Oca. Por occidente la frontera engloba a Vizcaya y Alava bajo el conde don Bela. Sancho el Sabio atiende preferentemente a los condados occidentales fundando o dando fueros a Laguardia (Alava) en 1164, a San Sebastián en 1180, a Durango, a Vitoria en 1181, a Antoñana y Bernedo en 1182, a Labraza en 1196 y a San Vicente en 1172. También había concedido fuero a Estella en 1164. En tiempos de este rey se dice por primera vez "Reino de Navarra".

(1127) Según la Chronica lmperatoris Alfonso el Batallador, rey de Pamplona y de Aragón, ofreció a Alfonso VII devolverle "omne tuum regnum, sicut fuit patrum tuorum", pero es la Crónica Pinatense, en vista del texto del pacto de Támara, desaparecido posteriormente, hace una glosa del mismo que se constituye en fuente:

"para que en adelante no surgiere ninguna disensión entre ambos reinos, se decidió qué tierra era Reino de Navarra, es decir, desde el río Ebro hasta cerca de la ciudad de Burgos, que el rey Sancho de Castilla había arrebatado con violencia a su pariente el rey Sancho de Navarra (Sancho de Peñalén), hijo del rey García Ramírez (García Sánchez el de Nájera). De lo cual se extendieron documentos entre ambos reyes y reinos de Castilla y Navarra y cada uno de ellos recibió cartas suas firmatas et bene vallatas. Entonces Alfonso de Aragón entregó toda la tierra de Castilla a Alfonso de Castilla, y en adelante no quiso que se le llamara emperador, sino rey de Aragón, Pamplona y Navarra".

"Et ne ulterius aliqua distentio oriretur inter ipsa regna, fuit facta decisio que terra erat de regno Nauarre, uidelicet de riuo Iberi usque circa ciuitatem de Burgos, quam uiolenter Sanctius rex Castelle eripuerat a posse Sancti Remiri. Et inde fuerunt facta instrumenta inter ipsos reges et regna Castelle et Nauarre, et uterque ipsorum recepit cartas suas firmatas et bene uallatas. Et Alfonsus de Aragonia tradidit absolute totam illam terram Castelle, que pro ipso tenebatur, Alfonso de Castella, et deinde noluit quod uocaretur Imperatur, nisi rex Aragonum, Pampilone et Nauarre."

(Crónica de San Juan de la Peña. Edic. Ubieto, Valencia, 1961, pp. 78-79.)

Moret:

"...ambos reyes se redujeron a lo que era razón y reconoció cada cual el derecho del otro: el de Aragón apartándose de la pretensión a los reinos de Castilla y de León... y el de Castilla, reconociendo la usurpación violenta y por hecho de armas de las tierras de Rioja, de Alava y Castilla la Vieja, propias de la corona de Pamplona y apartándose de la pretensión de ellas".

(Moret, Anales de Navarra, t. III, p. 224, edic. Tolosa.)

Lacarra:

"Naturalmente no todas las tierras que habían constituido el reino de Alfonso VI pasaron inmediatamente a poder de su nieto Alfonso VII. Parece que éste renunciaba a todas las adquisiciones hechas por Castilla a lo largo del siglo XI en la frontera de Navarra, restaurándose los viejos límites navarros según quedaron a la muerte de Sancho el Mayor, hasta cerca de la ciudad de Burgos".

(Lacarra, Historia de Navarra, III**, p. 320.)

Menéndez Pidal coincide con Lacarra al decir que el rey de León renunciaba a todas las adquisiciones hechas por Castilla a costa de Navarra, tanto por Alfonso VI (1076) como por Sancho el Fuerte (1067), restaurando los viejos límites navarros según quedaron a la muerte de Sancho el Mayor.

Pérdida de Vizcaya y adquisición de la Baja Navarra (1179-1196). Los Señores de Vizcaya practicaban en esas fechas una política fluctuante entre Castilla y Navarra. En 1175 Alfonso VIII se hallaba en el apogeo de su juventud y acometividad. Sucesivas y metódicas ocupaciones militares castellanas tuvieron lugar en 1163 (Rioja), en 1167 (Bureba), en 1175 (Encartaciones y Vizcaya) y en 1179 (al O. de Miranda). El tratado de 1179 entre ambos reyes, castellano y aragonés, es de paz perpetua declarando "traidor y alevoso mentiroso contra la fe pública, y perjuro" a quien lo violare. A pesar de ello, el pacto no era otra cosa que una plataforma para el golpe definitivo que se desarrolla bajo el reinado de Sancho el Fuerte (1194-1234). Todavía bajo Sancho el Sabio tiene lugar la tercera cruzada (1189-1192) a Tierra Santa en compañía de ingleses, francos y aquitanos. El Reino de Navarra no tiene fronteras con Francia porque se interponen Wasconia y Aquitania bajo el inglés Ricardo Corazón de León, casado con Berenguela, hermana de Sancho el Fuerte. Esta vinculación familiar suaviza la relación entre navarros e ingleses hasta el punto de que hacia 1196, o algo antes o más tarde, Ricardo cediera la soberanía de los valles de Baigorri, Arberoa y Osses, reconociendo, además, la navarra sobre Cize. La asimilación al reino de estas tierras da lugar a que la castellanía de San Juan Pie de Puerto extienda sus tentáculos político-administrativos a dichos valles y tierras desligándolos de Dax y de Tartas.

BEL