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NÁJERA

Alfonso el Batallador restablece el Reino. Con el casamiento de Alfonso I, rey de Pamplona y de Aragón con la infanta de Castilla Urraca, se produce una situación unificadora, que culmina con la ruptura entre ambos esposos y la aparición de facciones a favor de Urraca en las que se halla Diego de López de Haro, señor de Vizcaya y Nájera, de Grañón, Buradón, Haro y Alava. Estas facciones deseaban extender su dominio a la Bureba y la Rioja. Sus protagonistas Gómez González y don Pedro Gutiérrez de Lara presentían, como dice Moret, que «pelearían (riojanos y burebanos) con coraje y brío por conservarse miembros de aquel cuerpo al que les unía la lengua, los lazos de parentesco y la tradición». El primer paso fue atraerse al señor de Vizcaya y Nájera ya nombrado, Diego López de Haro. Las fuerzas de Alfonso el Batallador habían ocupado Nájera, que vale tanto como decir Rioja, ya en 1112, poniéndole como gobernador a Fortuño Garcés Caissal. Ahora, en 1116, venía el Batallador con los obispos de Palencia, Huesca, Barbastro, Pamplona, Nájera y los señores de Funes, Calahorra, Nájera, Cerezo, Marañón y otros. Triunfó el rey de Pamplona y Aragón. Rioja, desde 1112, volvía a ser parte del Reino, después de 36 años de dominación castellana. Los facciosos, ahora seguidores de Alfonso VII, hijo de Urraca, invaden la Rioja, llegando a proclamar rey al pretendientes en Nájera. Era el año 1117. El rey de Pamplona y Aragón reacciona inmediatamente y recupera la Rioja. El señor de Vizcaya y Nájera abandonó la facción de Urraca y se puso al servicio del Rey.