Poetas

Múgica Celaya, Rafael

Celaya ha tenido en la vida cultural española un periodo que acotaremos en tres décadas: 1950-1960-1970. Su palabra, su poesía y su sentido civil marcaron un jalón de la poesía castellana y puede decirse con razón que su poesía influyó en una manera nueva de decir y estar en su tiempo. Celaya fue el principal promotor de lo que, al andar, se denominaría poesía social, que no es sino la traducción histórica de una manera de estar atento a la realidad. Su poesía, leída, cantada, invocada y sentida, corrió en el decenio de los sesenta, en aquella década creadora singular, de boca en boca, como si en su decir y repetir sus versos, a una con los de los demás creadores (Celaya se encargó en remarcar que somos en los demás), estuvieran construyendo una nueva esperanza. No pasó algo distinto en el resto del mundo en aquel tiempo. Los poetas, los intelectuales fueron poniendo nombre al discurso histórico. En el caso español, unos desde el exilio exterior, entre el éxodo y el llanto, y otros, como Celaya, en el exilio interior. Celaya, cierto, no estuvo solo.

Celaya es un autor atento a la realidad histórica, tanto en sus obras (ensayo, poesía, narrativa, teatro, crítica), como en la promoción de proyectos de extensión cultural. Cuando en 1945 finaliza la guerra mundial, y nada prevé un posible cambio social y político, recluido en San Sebastián, Celaya se propone y propone salir a la luz: hacer la empresa cultural que se requiere. Así, en 1947, decide crear la colección de poesía "Norte", Cuadernos de Poesía en su nominación, verdaderos libros, en los que se llegó a publicar a un conjunto importante de poetas europeos. Un año después, en 1948, en San Sebastián, participa en el grupo fundador de la revista "Egan", publicación bilingüe (euskara y castellano) que tanta importancia habría de tener en el desarrollo de la literatura vasca.