Otra de sus actividades más celebradas recae en los proyectos relacionados con la decoración de interiores. Algunos de los más importantes se los enumeró al periodista Fernando Vadillo en una entrevista para Vida Vasca: Círculo de Bellas Artes y Hotel Nacional de Madrid; Centro Asturiano, de La Habana; Círculo Ecuestre, de Barcelona; Hotel Alfonso XIII, de Sevilla, etcétera. "Con ellos he alternado la litografía y la pintura mural, en la que he logrado mis mayores éxitos tal vez, como por ejemplo en la ejecución de un San Huberto, en el Tennis Club, de Pamplona, el cual me ha encargado decore las paredes al igual que hice, en cerámica, en el Restaurante Antonia, de Vitoria", confirma Obdulio al periodista.
Precisamente el mural cerámico diseñado en 1941 (por Cerámica Alavesa de Salvatierra) para el comedor del Restaurante La Antonia, en el Alto de Armentia, junto a la antigua N-1, fue una de sus obras más reputadas. Acorde con la función gastronómica del sitio, representó a muy diferentes personajes históricos, mitológicos y literarios, todos ellos famosos por su apetito: Noé, hijo de Matusalén; Baco, hijo de Zeus; Heliogábalo, emperador romano sustituto de Caracalla; Falstaff, etéreo personaje cómico salido de la fértil imaginación de Shakespeare; Sancho Panza, inmortal escudero; Grambrinus, el "rey de la cerveza"; Gargantúa y su padre Pantagruel; José Bonaparte, bautizado por los españoles durante la Guerra de Independencia como "Pepe Botella"... y Celedón.
Desaparecido el Parador de La Antonia en 1978, los murales cerámicos se conservan fragmentados y diseminados por diferentes lugares. Otro destacado mural cerámico de este autor, accesible al público, es Fiesta en Galarreta, ubicado en el vestíbulo principal de la Caja Vital, en la calle Independencia de la capital gasteiztarra. También pintó un retablo de esmaltes cerámicos para la Casa Museo del conquistador Simón Bolívar, en Caracas.
Como quiera que Obdulio López de Uralde supo ganarse con su seriedad y responsabilidad el afecto de los clientes, los encargos profesionales se agolpaban sobre la mesa de trabajo: esta circunstancia explica que apenas dispusiera de tiempo para desplegar las dotes pictóricas que tanto anhelaba mostrar en público. Quienes le conocieron y le trataron han comentado que ese exasperante sentido de la profesionalidad eclipsó su natural discurrir como pintor.
Un dato irrefutable: como pintor de óleos realizó únicamente una sola exposición individual. Fue durante la primera quincena de agosto de 1948 en los Salones de la Caja Municipal, en la calle Olaguíbel. Exhibió casi una treintena de obras, la mayoría paisajes de Vitoria y de la provincia. Vendió prácticamente la totalidad de lo expuesto.