Monarquía y Nobleza

Íñigo Íñiguez Arista (versión de 1986)

Es indudable pero no consta documentalmente. Solamente se sabe que hacía diez años que el conde Aznar había sido despojado de su condado de Aragón por el yerno de Eneko Arista, Garsea «Malo». El año 824 llegan los condes francos Eblo y Aznar a Roncesvalles en plan de imponer la autoridad imperial y al mando de un ejército de francos y vascones sometidos. Cruzan el Pirineo, entran en Pamplona y toman medidas para asegurar la dominación imperial en el sur de Vasconia, es decir desde el Pirineo a Tudela. El cronista franco no da explicaciones sobre las intenciones de los condes diciéndonos solamente que cumplieron su misión en Pamplona. Nada se sabe de lo que allí hicieron o trataron pero lo cierto es que vuelven a repasar el paso ya famoso de Roncesvalles en ese mismo año 824. Al llegar al puerto de Zisa caen en una gran emboscada de los montañeses acaudillados, ya, indudablemente, por Eneko «Arista», Garsea «Malo» y Muza ben Kasi. Los «Annales Regii» dicen: 824. Aeblus et Asinarius comites cum copiis Wasconum ad Pampilonam missi, cum peracto iam sibi iniuncto negotio reverterentur, in ipso Pirinei iugo perfidia montanorum in insidias deducti ac circumventi, capti sunt, et copiae quas secum habuere paene usque ad internicionem deletae: et Aeblus quidem Cordubam missus, Asinarius vero misericordia eorum qui eum ceperant, quasi qui consanguineus eorum esset, domum redire permissus est.» Eblo y Asinario [Aznar] condes enviados a Pamplona con un gran ejército de vascones, como se volvieran ya acabado el negocio que se les había encomendado, en la misma cumbre del Pirineo, por perfidia de los montañeses, cayeron en la emboscada y, rodeados, fueron presos y el ejército que llevaban degollado casi sin quedar hombre. A Eblo lo enviaron a Córdoba [de parte de Musa], pero a Aznar, por compasión de los que le prendieron, como pariente de ellos [de Eneko Arista y Garsea «Malo»] le fue dada licencia para volver a su casa». De este hecho de armas data una férrea alianza de los tres personajes bajo la jefatura de Eneko «Arista», quien supo aliar a los jefes vascones y Banu Kasis en intrincada red de alianzas matrimoniales. Desde este momento se puede ya hablar del Reino de Pamplona que tanta resonancia iba a tener en la historia.