Monarquía y Nobleza

Íñigo Íñiguez Arista (versión de 1986)

Por el occidente de su pequeño reino aparecen todos los años peligrosas aceifas de los musulmanes contra los alaveses en difícil situación entre asturianos, francos y banukasis. Así fue p. ejemplo la incursión musulmana del 838. Por otra parte, Pamplona se hallaba a merced de las oscilaciones de alianza o rebeldía de los banukasis con respecto a Córdoba. En 842, como respuesta a la actitud de rebeldía de Muza, el emir envía una gran fuerza militar con la orden de aniquilar al caudillo rebelde. El general Harit, cumpliendo las órdenes, ataca en Borja conquistándola. Acto seguido ataca a Tudela, que capitula, abandonando Muza la ciudad y trasladándose a Arnedo y luego a Zaragoza, pero el caudillo banukasi busca la ayuda de su pariente el rey de Pamplona. El resultado de esta alianza fue fulminante. Las tropas de Harit invaden el Reino de Pamplona cayendo en la emboscada de Balma (Sesma) y son derrotadas hasta el punto de caer prisionero el propio general musulmán. Fue el estreno bélico del nuevo Reino. Las consecuencias eran de esperar. El mismo año, en mayo, Abd al Rahman II se tomaba ya venganza. Eneko «Arista» estrenaba reino y diplomacia, guerra y paz. En mayo caía Pamplona en su poder. Se trata indudablemente de un escarmiento para que los vascos no se entrometan en los asuntos del emirato. Hasta mayo del 843 los pamploneses vivieron en paz. Rota ésta, los musulmanes invaden y ocupan las tierras banukasis (Tudela) y se presentan delante de Pamplona. El momento es gravísimo y da lugar a la primera gran coalición de todos los vascones meridionales, hecho que delata la idea integradora de Eneko «Arista». Dice Ibn Haiyan: Para oponerse a las algaras de su caballería salieron Musa ibn Musa v su aliado Garsiya ibn Wannako [García Iñiguez], rey de los vascones, con los contingentes nutridos que pudieron reunir entre los Pamploneses, los Sarataniyyin, los Yillikiyyin, las gentes de Alaba y al-Kila, y otros. Dice el mismo autor que los musulmanes salieron victoriosos y que el rey Eneko huyó herido de la matanza. Es de destacar que tomaran parte en la contienda los de Alava y Al-Kila y los pueblos Sarataniyyin (XertanisDecherri? Deyo), los Yilliskiyyin (Yallaskiyyin, Vasconia galo-comata) y todavía habla de otros. Nos hallamos en presencia de una batalla de gran envergadura en la que luchan todos los vascos alrededor de su rey Eneko «Arista». Se concertó la paz incluidos el aman de Yannako ibn Wanniko [Eneko Enekez], reconociéndole sus tierras y con la condición de que pagaría setecientos dinares anuales de capitación. En este aman entró también Garsiya al-Sirtan. Otro de los acontecimientos del reinado de Eneko «Arista» es el viaje de San Eulogio de Córdoba a los monasterios del Reino de Pamplona entre 840 y 848 quien, aunque no nombre al rey, dice a los monjes que tienen la suerte de hallarse bajo un «príncipe que honra a Jesucristo». La política religiosa deja ver un florecimiento de los monasterios y sus bibliotecas y estudios. La política diplomática con Carlos el Calvo, rey de Francia y de Aquitania, culmina en 850 cuando se presentan en Berberie (Oise) embajadores de los duques navarros Induo y Micio solicitando la paz y portando abundantes y valiosos obsequios. La acogida de El Calvo fue afable, concediéndoles la paz solicitada. Los medievalistas han interpretado estos nombres identificando a Induo con Eneko y a Mizio con Muza de Tudela. Lo que da que pensar es por qué motivo firmaban la paz si no hay ninguna noticia de guerra en tierras ultrapirenaicas, aunque en 843 se hallaban coaligados los vascones de esas tierras con Eneko «Arista». En 851 tenía lugar la primera batalla de Albelda, gran triunfo de Muza sobre los yalaskiyyin, vascones ducales, que llegaban a sus dominios por la parte de Alava y el Ebro. Eneko «Arista» permaneció a la expectativa.