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GEOGRAFÍA (REGIONES NATURALES)

Región de la cadena pirenaica: Auñamendi. Los doscientos kilómetros de cimas y collados que forman nuestro Pirineo, y dividen al país en dos vertientes, son de una variedad y belleza asombrosas. Para comprender su situación debemos subir a la cima del Auñamendi (Anie), a esta grandiosa atalaya que se eleva entre escombreras desoladas hasta los 2.506 m. de altitud. Una vez arriba, cerca de los límites de Bearne, Zuberoa y Navarra, pongámonos de cara a Euskalerria, frente a la escala de montañas que desde los acantilados del Cantábrico suben pujando hasta nosotros. Desde aquí podemos hacer un recuento de nuestros gigantes: la pirámide terrosa y solitaria de Arlas, la alargada mole del Añilarra que levanta su cabezota muy cerca; los también próximos Iror Erregue Maia y Budoguia; las redondeces grises, más alejadas, de Ezkaurre y al oeste, el centinela avanzado, piramidal y solitario en su categoría, el pico de Ori. Todos estos grandiosos montes de más de dos mil metros, con algunos acólitos que bajan a mil novecientos o mil ochocientos, Txamantxoia, Lakartxela, Lakora, Otsogarrigañe, Barazea, Oritxipi y otros, son los guardianes de esta extraordinaria región de Basaburia (Zuberoa) y Erronkari-Salazar (Navarra), pequeña comarca que encierra quizá los contrastes geográficos más bellos y violentos de Europa. Desde el pico de Ori, enclavado en Salazar (Navarra) y Larrau (Zuberoa), la cadena pirenaica desciende paulatinamente y ya no volverá a alcanzar los 2.000 m. dentro del País Vasco. Tras los montes Orion, Arnustegui y Orzanzurieta, el collado de Ibañeta. Después los hitos de Adi y Sayua para descender otra vez en Belate. Este collado boscoso es la puerta del Baztán. Los montes vuelven a levantar sus cabezas en Izarbill y Aizola, pero la bajan en Huizi y Azpiroz, para alzarse de nuevo en Aralar, con Irumugarrieta, Balerdi, Txindoki, Ganbo, Putxerri y Artxueta. Desde alguna de sus puntas podremos abarcar llanuras, valles y montes de toda Euskalerria. La serie de montañas cubiertas de bosques y praderas, coronadas de altivas peñas, culminan -ya en Guipúzcoa- en Aitzgorri, con un maravilloso balcón sobre Zegama. Este bello y áspero cresterío se va monte abajo, se fuga como un rebaño pétreo, con trabajados vellones, hasta la campa de Urbía. Y allí txabolas, redondos y ahumados quesos, mansas ovejas, perros de mal genio, pastores de euskéricos acentos y manos duras. Y al sonido de una humilde eskila -allá arriba- contesta el de su hermana mayor, la campana de Nuestra Señora de Aránzazu en la hondonada rocosa.De Aratz a Gorbea.- Cerca de las mugas de Navarra, Guipúzcoa y Alava, pero en esta última, se eleva el puntiagudo Aratz. Este tramo, desde aquí al Gorbea, está salpicado de picos, largas sierras, collados de fina hierba, bosques de hayas y rocas que se elevan sobre el verdor. Por las sierras de Aránzazu y Elguea, contemplamos a un lado la llanada alavesa sembrada de pueblos, con el espejo de sus embalses hacia el oeste. Por el otro lado el dédalo montañoso de Guipúzcoa, el festón de plata del Cantábrico -difícil de ver- y las humaredas fabriles que suben de las hondonadas. En el collado de Arlaban nos detendremos un buen rato, pues allí el paisaje alavés es indescriptible. El inmenso azul del lago festoneado de orillas que se ven aquí verdes, más allá grises, en la lejanía aceradas y brumosas, con alguna silueta parroquial embozada en su oscura capa. Monte arriba otra vez y bordeamos el valle de Aramaiona. La divisoria de aguas pasa por Urkiola. El tejado que cubre el templo de los santos Antonios vierte sus aguas al Cantábrico y al Mediterráneo. El cresterío rocoso se dirige hacia el Gorbea, donde se eleva a más de mil quinientos metros. De sus cumbres se ve gran parte de Vizcaya y casi toda Alava, zonas de Guipúzcoa y la enrevesada geografía burgalesa-santanderina. De Gorbea seguimos por la divisoria, por la cabecera del río Bayas, descendemos las gradas de Altube hasta el puerto del mismo nombre. Rozamos Izarra y por la cabecera del valle de Arrastaria llegamos a las fuentes del Nervión. Una serie de lomas y picos nos señala el puerto de Orduña, el Txarlazo (927 m.), Iturrigorri (1.066 m.), Unguino (l.094 m.), Eskutxi (l.178 m.), para enlazar con la región de Arceniega (A) y las Encartaciones (V). La cordillera pirenaica vasca es una dilatada región natural, cuna de privilegiados valles a ambos lados de la divisoria de aguas.