Concepto

Folclore vasco

La acuñación del término, que venía a suplir, en aquellos inicios, al existente de Antigüedades populares, preparaba su camino en favor de convertirse en ciencia, y así fue difundida y materializada durante un tiempo, como consta en la primera ocasión (edición de 1825) que aparece en el Diccionario de la Real Academia Española: "Folklore. (voz inglesa) m. Ciencia que estudia las manifestaciones colectivas producidas entre el pueblo en la esfera de las artes, costumbres, creencias, etc.", para llegar al día de hoy, en la jerga popular con matizaciones, pero manteniéndose, con una cierta uniformidad a ambos criterios en la última edición de 2006: "Folclore. Del ingl. Folklore: 1. m. Conjunto de creencias, costumbres, artesanías, etc., tradicionales de un pueblo. 2. m. Ciencia que estudia estas materias".

En lo que respecta al encuadre sistemático, han existido diversos posicionamientos para establecer los ámbitos del Folclore y la Etnografía como elementos que constan, a su vez, de apartados coincidentes, pero también con formulaciones claramente diferenciadoras y compartimentadas. Tal es así que, algunos de los más prestigiosos antropólogos, han defendido una supuesta materialización sujeta al apartado etnográfico y un fundamento psicológico en el que se incluye el aspecto intangible al Folclore.

El debate ha estado servido durante cierto tiempo y, de hecho, continúa en su propósito de discernir qué es lo que ocupa cada uno. Si bien no se tiene certeza acerca de los límites y espacio, esa ambigüedad también sirve para no facultar a folcloristas y etnógrafos. Los unos sin un sistema convenido y unilateral, mientras que, algunos de los segundos, se mantienen fieles a ciertos esquemas estructurados en el pasado y vigentes, hasta cierto punto, en la actualidad.

En el año 2001, como vía paralela y oficializada, se comienzan a inventariar ciertas "Obras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad", promoviendo su mantenimiento para, primeramente, constituir a nivel mundial la salvaguarda y, obteniendo como colofón, la defensa institucional del Patrimonio Cultural Inmaterial, mediante un apoyo económico del que se debe hacer cargo la institución correspondiente.

Esta fórmula de revitalización, en cierta forma, desea suplantar -según los propios defensores de la misma- a la expresión Folclore, matizando el deterioro sufrido por el incentivo que abarca ésta. Se puede decir que, al día de hoy, se intenta promover, incentivar y proclamar como Patrimonio aquello que antes no exigía de unas reglas para su explotación y sí para su representación.

No obstante, ante ese deseo de división producido por ambos estamentos del Patrimonio Cultural tangible e intangible, se hace necesario entender que ambos están tan estrechamente ligados que, en la mayoría de las ocasiones, no hay uno sin el otro.

Es evidente que no merece la pena diferenciar entre Folclore y Etnografía a menos que la sistematización del trabajo a ciertos niveles y en determinados lugares no hayan seguido caminos paralelos; tanto en relación a la calidad del trabajo realizado, como a la información obtenida. Es más, tal y como se tiene entendido en ciertos círculos, el Folclore abarcaría las danzas y músicas tradicionales, principalmente, y una serie de tradiciones generalmente ligadas a ciertos colectivos que las realizan a nivel local o en determinados espectáculos.

De hecho, la Etnografía, como método cualitativo, cumple las funciones necesarias para ser el apoyo indisoluble de la Etnología. Es más, generalmente se trata de uno de los primeros pasos, que condiciona el resto de apartados a seguir. Es fundamento de estudio y descriptiva en sus apreciaciones.

Kepa Fdez. de Larrinoa, mucho más explícito, puntualiza que, por cuanto se refiere a la metodología y su campo de acción, se debe entender que:

"En antropología la palabra etnografía posee dos significados. Uno se refiere a la experiencia de trabajo de campo, es decir, a la convivencia con las personas estudiadas (...) El segundo significado señala la memoria escrita final..." 2.

A lo largo de la historia, el etnógrafo, a veces, ha ejercido su labor junto a la de antropólogo y, en otras ocasiones, únicamente se ha dedicado a la recogida sobre el terreno. De entre las muchas evidencias de los investigadores a caballo entre la Etnografía y la Antropología, destacamos a Michael Haberlandt cuando estipula lo siguiente:

"El concepto fundamental de la Etnografía, como ciencia descriptiva de los pueblos, apenas da lugar a discrepancias, como tampoco el concepto de pueblo, que es una colectividad humana con una cierta unidad de cultura tradicional (...) Pero también tiene por objeto investigar, de un modo comparativo (...) las manifestaciones de los pueblos (...) lo que constituye el objeto de la Etnología..." 3.

Como puede observarse, a nivel académico, el término Folclore mantiene dos aspectos fundamentales desde su inicio. Uno de ellos, con el paso del tiempo desaparecido; el de ciencia. Sin embargo, otro no determinado, con el cual se siente asimilado una parte de la sociedad, la práctica del mismo, o lo que es más evidente: la "práctica del hecho tradicional", marcada antaño por la transmisión del mismo, principalmente, por vía oral.

De esta diversidad de campos que abarca, aquí se van a exponer la gran mayoría y, también, se delimitarán otros, mostrando un cierto desequilibrio en su tratamiento, el cual va en relación a la importancia en que se tiene asumido a ciertos niveles de investigación y relación social.

2 FDEZ. DE LARRINOA. 2005 (1998), p. 69.

3 HABERLANDT. 1924, p. 11.