Concepto

Estudios feministas y de género en Euskal Herria

En los años siguientes a la aparición de Mujer Vasca la producción académica feminista se va articulando en torno a un nuevo objetivo: desvelar los elementos que inciden en la perpetuación de la desigualdad y deconstruir -un concepto que rápidamente pasa a ser imprescindible en la literatura feminista- los mecanismos culturales implicados en la invisibilización de las estructuras responsables de tal desigualdad. El sistema de género, como sistema de poder, va quedando progresivamente al descubierto. A ello contribuyen muchos de los estudios realizados a partir de la mitad de los años 1980.

Podríamos situar los primeros pasos en esta nueva etapa en torno a 1987, año en el que se publica La mujer y la palabra, un libro colectivo firmado por algunas de las componentes del grupo que había elaborado Mujer Vasca. El libro aporta reflexiones en torno a la incidencia de la religión en la vida de las mujeres; el proceso de modernización y los cambios que viven las mujeres vascas; la relación entre género y arte; concluyendo con un capítulo dedicado a enumerar temáticas de interés emergentes y esbozar hipótesis de investigación (VV.AA, 1987).

En general, los años ochenta constituyen un momento de efervescencia en el movimiento feminista vasco en el que la reflexión y el impulso a los valores y la crítica feminista comienzan a dar sus frutos. Un hito importante en esta evolución vendrá dado, nuevamente, por la celebración en 1984 de las II Jornadas de Leioa2.

En el trayecto hacia los años noventa se irán definiendo áreas de interés y líneas de investigación que contribuirán a trazar un primer mapa del feminismo académico contemporáneo. En él se vislumbran preocupaciones concretas y se dan los primeros pasos hacia una progresiva especialización. No se trata ya de luchar contra los mitos, sino de conformar una agenda propia en la que ubicar aquellas cuestiones conectadas a las preocupaciones del momento.

A continuación mencionaremos brevemente algunas de estas áreas (emergentes en su día -años 90- y hoy ya en vías de consolidación) junto a una serie de personas y grupos referentes que han venido trabajando en su desarrollo. En este caso no existe ningún ánimo de exhaustividad3 sino más bien la intención de citar algunos nombres ilustrativos de la labor desempeñada en diferentes disciplinas o ámbitos de interés.

El primero de los ámbitos a señalar es el relacionado con la historia, disciplina realmente relevante en el desarrollo de los estudios de género dentro de la academia vasca. Distintas autoras han venido desarrollando -y desarrollan hoy- una interesante labor orientada al cuestionamiento (desde el prisma de género) de conceptos, teorías y metodologías convencionales, ligadas fundamentalmente a la historia contemporánea. Pioneras en esta labor serían autoras como Pilar Pérez-Fuentes, Lola Valverde y Mercedes Ugalde.

Pilar Pérez-Fuentes ha proyectado una mirada de género sobre la industrialización del País Vasco y ha puesto de relieve la generización de los mercados de trabajo en el comienzo de la modernización y la formalización de la invisibilidad femenina en los mismos. Su obra Vivir y morir en las minas: estrategias familiares y relaciones de género en la primera industrialización vizcaína (1877-1913) publicada en 1993 marcó sin duda un hito en la historiografía contemporánea en el País Vasco. Además entre sus trabajos más recientes habría que citar "Ganadores de pan" y "amas de casa": otra mirada sobre la industrialización vasca (2003). Por su parte, Lola Valverde ha trabajado en la evolución de los sistemas familiares en el País Vasco, teniendo como punto de mira fundamental la infancia y las mujeres. Así mismo, Mercedes Ugalde constituye un referente indiscutible en el análisis de la actuación de las mujeres en el nacionalismo vasco. Su tesis doctoral publicada en 1993 con el título de Mujeres y nacionalismo vasco: génesis y desarrollo de Emakume Abertzale Batza (1906-1936) constituye un esfuerzo por analizar el discurso y las prácticas del nacionalismo vasco de inicios del siglo XX bajo el prisma del género. La importancia que la ideología nacionalista tiene en nuestro contexto convierte este libro en una obra nuclear, imprescindible para entender el devenir y el presente de las mujeres en Euskal Herria.

A estos nombres habría que añadir los de Nerea Aresti, Mercedes Narbaiza y Miren Llona, historiadoras de una nueva generación que están contribuyendo decisivamente a la consolidación de una historiografía contemporánea con prisma de género. Así, Nerea Aresti ha trabajado en el estudio de los ideales de feminidad y masculinidad en la época contemporánea dirigiendo investigaciones que han tenido un importante eco -también a nivel internacional- en los debates sobre las identidades de género. Por su parte, Mercedes Arbaiza ha realizado avances significativos en la aplicación de la perspectiva cultural al campo de los hechos económicos (trabajo, "social choice"), mostrando que la supuesta objetividad de lo económico está atravesada o cobra significado dentro de un marco discursivo concreto. Igualmente las contribuciones de Miren Llona han supuesto una renovación en el panorama historiográfico por el tratamiento dado a las fuentes orales en el estudio de la construcción de las identidades colectivas en el País Vasco. En su obra, la perspectiva de género, la de clase y la nacional se estudian de forma interrelacionada, ofreciendo una mirada global del proceso de formación de las identidades contemporáneas.

Finalmente, en el ámbito de la historia antigua habría que mencionar el trabajo de Ana Iriarte Goñi, referente indiscutible en los estudios sobre la antigüedad clásica con perspectiva de género.

Un segundo ámbito de desarrollo académico feminista aparece vinculado a la mirada crítica lanzada sobre la cultura vasca. La antropología social ha sido la disciplina más directamente implicada en el análisis de este ámbito que, a lo largo de las últimas décadas ha sido abordado a través de diferentes objetos de estudio. Así, Carmen Larrañaga estudia en profundidad el ámbito del bersolarismo como reducto de masculinidad. Por su parte, Jone M. Hernández propone en su tesis doctoral una mirada a las relaciones entre lengua e identidad basada precisamente en teorías feministas provenientes de la antropología lingüística anglosajona. La también antropóloga Carmen Díez ha trabajado sobre temas muy diversos vinculados a la sociedad y la cultura vasca (mundo laboral, maternidad y cuidados, deporte y socialización), pero el interés por cuestiones relacionadas con los mitos y las tradiciones como elementos nucleares en la reproducción de las desigualdades de género, han sido una constante en su obra. Un ejemplo de este interés lo encontramos en el artículo publicado en 1999 y en el que Díez plantea una reinterpretación del mito de Mari inspirado en un modelo de androginia.

La tradición y el ritual son temas recurrentes en el trabajo de otra antropóloga: Maggie Bullen. Ya en 1997 comienza a publicar escritos en los que analiza en profundidad el conflicto desatado en torno a los Alardes de Hondarribia e Irun, un tema presente en otro artículo de este mismo volumen firmado por la propia Bullen y la citada Carmen Díez. Previamente otras/os investigadoras/es venían también reflexionando sobre el espacio y el tiempo festivo y el papel que desde el mismo se ha venido asignando a las mujeres. Así, antes incluso de 1990 Rosa Andrieu publicaba junto a Karmele Vázquez el artículo "Mujeres, fiestas y reivindicaciones". Por su parte el antropólogo Kepa Fernández de Larrinoa dedicó en los años 1990 diferentes textos al análisis de las fiestas, las danzas o el carvanal, explorando en algunos de ellos el papel atribuido a las mujeres en distintos eventos y manifestaciones festivas (especialmente en el teatro de carnaval en el valle de Soule, Zuberoa). Además, al referirnos a la cultura vasca, también en el ámbito geográfico de Iparralde4, encontramos los trabajos de la antropóloga inglesa Sandra Ott, especialmente el dedicado al análisis del pastoreo en la comunidad de Santa Grazi (Zuberoa), una investigación a partir de la cual la autora desarrolló una interesante reflexión sobre el concepto de "indarra" (fuerza) aplicado posteriormente en diferentes trabajos de investigación feminista. Por último, debe añadirse al panorama de la antropología y el estudio de la cultura vasca desde Iparralde los nombres de tres autoras más: Terexa Lekumberri, Anuntxi Arana y Anne Marie Lagarde. La primera de ellas es autora de una tesis doctoral que bajo el título Femmes basques et société contemporaine - rupture et continuité- fue presentada en 1990. Se trata de un estudio desarrollado en el valle de Baigorri en el que la antropóloga de Ortzaize (Baja Navarra) indagó sobre la percepción que las mujeres de la zona tenían a cerca de los cambios sociales y culturales acontencidos en su entorno. Por su parte, Anuntxi Arana (nacida en Araba pero residente en Lapurdi) ha venido desarrollando su labor investigadora preferentemente en dos ámbitos: el estudio de la mitología vasca (ámbito en el que realizó su tesis doctoral) y el uso sexista del lenguaje. Finalmente, Anne Marie Lagarde destaca por su trabajo en el ámbito de la antropología lingüística dedicado fundamentalmente al análisis del igualitarismo vasco desde una perspectiva social y lingüística. En este sentido, habría que destacar su tesis doctoral, publicada en el año 2003 con el título de Les basques. Société traditionelle et symétrie des sexes, en la que la autora ahonda en la utilización del toka-noka como indicadores del sexo de la persona interlocutora.

Sin renunciar a la crítica a distintos elementos de la cultura y la sociedad vascas, en las últimas dos décadas la antropología feminista desarrollada en el contexto vasco ha venido incorporando nuevos ámbitos de análisis y reflexión. Entre ellos destaca el surgido de la intersección de distintas cuestiones relacionadas con el cuerpo como son la salud, la sexualidad y la reproducción, además de temáticas vinculadas a las emociones o el amor. Se trata de una encrucijada de inquietudes y planteamientos diversos, complejos y sugerentes, cuyo carácter emergente los convierte en territorios en permanente debate. En un esfuerzo por sintetizar algunos de los ejes principales que guían estos trabajos podríamos distinguir dos tendencias centrales.

La primera de ellas apunta a un tipo de investigación en la que el cuerpo se convierte en objeto prioritario de análisis y debate: es observado y analizado como lugar de prácticas sociales y punto de partida para la elaboración de discursos e imágenes sociales vinculadas a la construcción de identidades y prácticas. Una muestra de esta línea de investigación serían los trabajos realizados hasta la fecha por Mari Luz Esteban en relación a la salud, especialmente relevantes en tanto en cuanto han contribuido al impulso y consolidación de la antropología feminista de la salud en el Estado español, o los que se han venido realizando en torno a la maternidad (Carmen Díez Mintegui, Elixabete Imaz) e, incluso, los elaborados por Carmen Díez Mintegui y Jone M. Hernández en relación al mundo del deporte.

Una segunda tendencia relevante ligada al cuerpo y sus diversas encrucijadas es la precedida por algunas publicaciones de Lourdes Méndez (2002) en torno a la relación cuerpo-arte-estética y Teresa del Valle (1997) y que cabría vincular a lo que se conoce como teoría del cuerpo, una propuesta innovadora que convierte al cuerpo no tanto en objeto como en sujeto de la investigación, el cuerpo como "entidad consciente, experiencial, actuante e interpretadora", una perspectiva desde la que se persigue trascender la idea de un análisis ligado exclusivamente a la salud, la sexualidad o la identidad, para abordar las relaciones entre estructura social y práctica. Un tipo de planteamiento que demanda revisiones tanto epistemológicas como metodológicas5 de la antropología en particular y de las ciencias sociales en general6. Este giro en la investigación antropológica ha influido también en el surgimiento de otra línea de investigación, la del estudio de las emociones y el amor (Mari Luz Esteban)7.

Para concluir con este repaso a la producción feminista desarrollada desde los años noventa en el contexto de la antropología vasca cabría destacar el trabajo de dos antropólogas -Paloma Fernández-Rasines y Beatriz Moral- quienes a pesar de haber completado su trabajo de campo en áreas geográficas alejadas del contexto vasco (Ecuador y Micronesia respectivamente) han realizado interesantes contribuciones al estudio del parentesco, la maternidad, el cuerpo y la sexualidad desde la teoría y la crítica feminista.

Otra disciplina que a partir de los años noventa comienza a generar interesantes aportaciones al conocimiento feminista académico es la Sociología, ámbito en el que con el paso de los años han ido perfilándose diferentes grupos de trabajo y líneas de investigación. Una de las académicas e investigadoras pioneras es Begoña Arregi, autora estrechamente vinculada al ámbito de la sociología de la población desde los años ochenta. Actualmente sigue investigando en torno a esta misma temática junto a una nueva generación de investigadoras como Marta Luxan o Unai Martín Roncero. Otro nombre relevante dentro de la sociología vasca sería el de Mila Amurrio, quien desde los años 90 viene realizando interesantes aportaciones, en relación fundamentalmente, a dos áreas. Una tiene que ver con la teorización en torno a nociones clave en el pensamiento feminista como el "género". Otra guardaría relación con el estudio del papel de las mujeres en el nacionalismo vasco y, en concreto, su presencia en el ámbito de la educación. Un tema este último que también ha preocupado y ocupado a otras académicas de las ciencias sociales como es el caso de Idoia Fernández (desde las Ciencias de la Educación).

Sin abandonar la sociología encontramos otros nombres relevantes como los de Txoli Mateos, Ana Irene del Valle, Ane Larrinaga y Elisa Usategui, quienes -de forma más o menos habitual- han compartido y comparten proyectos de investigación y publicaciones junto a la citada Mila Amurrio (el más reciente en torno a los estereotipos de género entre las/os adolescentes vascos, una investigación realizada por Amurrio, del Valle, Larrinaga y Usategi).

Del mismo modo, la sociología vasca ha visto constituirse en los últimos años un grupo de trabajo orientado al estudio de la denominada sociología de la salud, cuyas/os integrantes -entre ellas Isabel Larrañaga, Amaia Bacigalupe, el citado Unai Martín, José María Begiristain o María José Valderrama- están realizando aportaciones significativas al análisis de distintas cuestiones ligadas a la salud de las mujeres (desigualdades sociales en salud desde el prisma de género o calidad de vida de las personas cuidadoras).

Otro ámbito próximo a la Sociología y que también a partir de los años noventa comienza a tomar protagonismo en la investigación feminista es el de las Ciencias Políticas. En este caso sobresale el conocimiento aportado por académicas como Arantxa Elizondo o Eva Martínez. Ambas comenzaron a publicar sus trabajos en los años noventa y hoy continúan siendo un referente en el estudio de la presencia/ausencia de las mujeres en la esfera sociopolítica junto a otras autoras como Ainhoa Novo con quien vienen colaborando dentro de lo que se conoce como Equipo de Estudios de Género del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la UPV-EHU, autor, entre otros de los informes denominados "Cifras sobre la situación de las Mujeres y los Hombres jóvenes en Euskadi" publicados en los últimos años por EMAKUNDE-Instituto Vasco de la Mujer.

La preocupación por la presencia de la mujer en lo público ha tomado en estos años de desarrollo del análisis feminista otro tipo de vertientes, como es el uso del espacio público y, en particular, el uso de la ciudad. Los nombres de Arantza Larizgoitia y Karmele Vázquez sonaban ya a medidos de los ochenta entre las promotoras de este tipo de preocupaciones. Pero además cabría destacar el trabajo realizado por la antropóloga Teresa del Valle, para quien el espacio ha sido una constante en su obra. Un texto referente hoy para el urbanismo feminista como es Andamios para una nueva ciudad: lecturas desde la antropología (publicado en 1997) lleva precisamente su firma.

Otra área de interés emergente es la vinculada a la esfera de la comunicación, el periodismo y el mundo audiovisual. En este caso, Natividad Abril fue una de las primeras investigadoras que ya en los años noventa comenzó a estudiar la presencia de las mujeres en la prensa vasca. Hoy continúa ahondando en la representación de las mujeres (de su trabajo, de las relaciones entre mujeres y hombres, etc.) en este género del periodismo (prensa escrita). El mismo en el que han indagado otras académicas como María Ganzabal o Flora Marín. La primera ha centrado su atención en el examen de la prensa femenina; pero también ha trabajado (precisamente junto a Flora Marín) en el análisis de las imágenes en prensa y su papel vehiculador de distintos estereotipos de género. Rosa Martín, por su parte, ha focalizado sus estudios en las desigualdades de género que afectan a las y los periodistas de la radio y la televisión vascas; un trabajo desarrollado conjuntamente con Milagros Amurrio. Por otra parte, en relación al ámbito de los estudios audiovisuales cabría citar fundamentalmente los trabajos de Casilda de Miguel, quien en colaboración con otras investigadoras, ha llevado a cabo distintos proyectos orientados a analizar la labor creativa de las directoras de cine en el Estado español (durante el decenio 1995-2005) o la identidad de género en la imagen fílmica. Todos ellos desarrollados a lo largo de la primera década del siglo XXI.

Igualmente, habría que citar a la economía entre las disciplinas que en las últimas décadas han incorporado a sus propuestas epistemológicas, teóricas y metodológicas el análisis feminista. Felisa Chinchetru inicialmente y posteriormente académicas como Arantxa Rodríguez (hoy vinculada mayormente al ámbito del urbanismo), Mertxe Larrañaga, Yolanda Jubeto, Idoye Zabala, Mª José Martínez, Elena Martínez y Mª Luz de la Cal (todas ellas en el área de Economía Aplicada8) son algunas de las investigadoras que han contribuido a consolidar una mirada crítica sobre diferentes aspectos relacionados con la dimensión económica de la realidad vasca. Entre los campos abordados por las economistas feministas vascas figurarían: el análisis del trabajo productivo y reproductivo, los presupuestos públicos con un enfoque de género, las estrategias de conciliación y las políticas y/o prácticas vinculadas al desarrollo.

Precisamente, ligado a este último tema cabría apuntar la demanda articulada por mujeres que desempeñaban y desempeñan su labor investigadora en el mundo de la cooperación y el desarrollo, en relación a la necesidad de incorporar una mirada feminista o de género en los programas y estrategias diseñadas por Organizaciones No Gubernamentales y entidades públicas. En el contexto vasco Clara Murguialday, cuyos trabajos en esta línea se remontan a finales de los años ochenta, constituye un referente importante.

Del mismo modo, a partir de la segunda mitad de los años noventa, ven la luz investigaciones orientadas al análisis de colectivos específicos de mujeres en situación de exclusión social. Como ejemplo, valga el trabajo realizado por la socióloga Amaia Barandica en 1996 sobre mujeres inmigrantes en Navarra. Igualmente, a finales de los años noventa el Equipo Barañí (del que formaba parte la antropóloga Elixabete Imaz) realizó una investigación sobre la reiterada criminalización las mujeres gitanas.

Aprovechando la mención a Navarra, cabría citar también el trabajo realizado entre 1997-1999 por un grupo de investigación dirigido por la socióloga Blanca Fernández Viguera (profesora de la Universidad Pública de Navarra -UPNA/NUP-) y cuyo objetivo era ahondar en la situación de las mujeres navarras al amparo de un proyecto denominado "Situación social de las mujeres en Navarra: evolución y tendencias de cambio (1975-1996)".9

Otras aportaciones destacables al desarrollo del feminismo académico provienen de la teoría del derecho feminista. En este caso autoras como Arantxa Campos (en una aproximación desde la filosofía) o María Angeles Barrére (con sus trabajos en torno al derecho antidiscriminatorio) habrían contribuido -ya desde los años noventa- con reflexiones de gran relevancia en la comprensión y definición de algunos de los conceptos centrales de la teoría feminista como son las nociones de discriminación, igualdad de oportunidades, acción positiva o la violencia contra las mujeres. Igualmente, Jasone Astola se suma a este tipo de trabajos críticos aportando una interesante revisión feminista al derecho constitucional. Más vinculada al derecho civil aparece la obra de Itziar Alkorta quien en los últimos años ha venido trabajando en torno a los derechos reproductivos de las mujeres. Por último habría que citar a Maite Lafourcade10, especialista en el campo del derecho privado vasco, y entre cuyas obras destaca su tesis doctoral Les contrats de mariage en Labourd sous le règne de Louis XVI. Étude juridique et sociologique publicada por la Universidad del País Vasco. Maite Lafourcade fue galardonada en el año 2006 con el premio Eusko Ikaskuntza-Euskadiko Kutxa.

Girando la mirada hacia el ámbito de las humanidades cabría subrayar las aportaciones al feminismo académico desde el ámbito del arte y la literatura. Paloma Ramírez Escudero y fundamentalmente Lourdes Méndez habían trabajado previamente distintas cuestiones vinculadas a la esfera artística, pero, será a partir de los años noventa cuando se amplíe el espectro de autoras y temáticas. Teresa Begiristain y Xesqui Castañer también son referencia a la hora de acercarnos al mundo del arte desde una visión feminista o de género. En el caso de la literatura, el trabajo de Linda White supone una aportación interesante al análisis de la literatura vasca escrita por mujeres, una labor a la posteriormente se ha unido, entre otras autoras, Maria José Olaziregi11. En el ámbito de Iparralde habría que señalar la figura de Marikita Tambourin (conocida también como Mari Ameztoi), cuya obra alterna la literatura y la etnografía. Esta escritora de Baigorri, poeta y colaboradora de distintos medios periodísticos, ha indagado además en el papel de las mujeres en la sociedad vasca tradicional, su importancia en el caserío o en la transmisión cultural a través de las canciones u otras formas de oralidad.

Finalmente otro ámbito de estudio que cobra interés en los últimos años es el relacionado con la presencia/ausencia de las mujeres en el mundo de la ciencia. Una presencia reivindicada por autoras como Teresa Nuño, quien en sus trabajos insiste en la necesidad de reconocer las múltiples contribuciones de las mujeres al avance de la ciencia. En esta línea autoras y autores como Victoria Fernández, Edurne Larraza, Txelo Ruíz o Kepa Sarasola han abierto un interesante campo de análisis en torno a la relación entre género y nuevas tecnologías, mostrando sobre todo su preocupación por los estereotipos que actúan alejando a las mujeres de las ingenierías ligadas a la informática.

Como cierre, una mención especial a los trabajos centrados en el análisis de la teoría feminista propiamente dicha. Un ámbito de reflexión sujeto a transformaciones permanentes y nunca ajeno a la discusión. Aunque son muchos los nombres que podrían citarse en este apartado, tal vez habría que destacar las contribuciones de autoras ubicadas en disciplinas con una mayor tradición feminista como pueden ser la antropología, la filosofía y la sociología. Por ello queremos citar -como muestra de lo que otras muchas mujeres han venido aportando en estos años- el trabajo de Teresa del Valle (quien ya en 1982 firmaba un artículo en torno a "Los estudios sobre la mujer en la antropología vasca"), Lourdes Méndez que en los años noventa iniciaba una serie de reflexiones sobre la teoría feminista que se han prolongado hasta nuestros días o la mencionada Mila Amurrio y sus escritos en torno al concepto de género.

Termina aquí un recorrido -obligatoriamente somero- a la producción académica feminista desarrollada durante los años noventa. A través del mismo puede apreciarse la diversificación acontecida en el feminismo no sólo como movimiento, sino también como espacio de reflexión intelectual o académico. Una diversificación que, en el ámbito de la universidad, se deja sentir en la centralidad que van adquiriendo las cuestiones de género dentro de las distintas disciplinas, y en los cursos que funcionan -a nivel de licenciatura, doctorado o postgrados- en diferentes facultades y universidades ubicadas en el contexto educativo vasco.

2Nuevas ediciones de las Jornadas de Leioa tendrán lugar en 1994 y, más recientemente, en el año 2008.

3Pedimos disculpas de antemano por los olvidos u omisiones involuntarias que puedan detectarse en el listado de nombres mencionados en cada una de las disciplinas y áreas temáticas a las que alude el texto.

4Habitualmente se denomina "Iparralde" al conjunto de las tres provincias vascas integradas administrativamente en territorio francés: Behe Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa.

5Se habla así de conceptos como "etnografía corporal" o "itinerarios corporales", una metodología utilizada por Mari Luz Esteban (2004).

6En esta línea de investigación -aunque no desde un planteamiento feminista- se han situado también algunos de los trabajos firmados por el antropólogo Iban Ayesta, entre los que cabría citar su tesis doctoral basada en una etnografía de la ciudad de Berlín elaborada a partir del análisis de distintos "itinerarios corporales".

7El análisis conjunto de las prácticas corporales, emocionales y rituales está permitiendo un abordaje específico de los cambios, continuidades y conflictos en las relaciones de género en la población joven (equipo formado por Bullen, Díez, Esteban, Hernández e Imaz), un estudio, el de los cambios en las relaciones de género, iniciado por el equipo dirigido por Teresa del Valle en el libro Modelos emergentes en los sistemas y las relaciones de género (2002).

8Habría que destacar que el Departamento de Economía Aplicada I de la UPV-EHU organizó en el año 2005 el I Congreso de Economía Feminista, celebrado en Bilbao.

9Este proyecto tuvo continuidad años más tarde con el desarrollo de un nuevo diagnóstico esta vez bajo el título Situación social de las mujeres en Navarra: evolución y tendencias de cambio (1996-2003), dirigido también por Blanca Fernández Viguera. Ambas investigaciones fueron fruto de un convenio entre la Universidad Pública de Navarra -UPNA/NUP- y el Instituto Navarro de la Mujer. Estos trabajos -junto a la mención de Amaia Barandica- constituirían sólo una reducida muestra de las investigaciones y publicaciones realizadas en torno a la teoría feminista o los estudios de género, que han visto la luz en el territorio navarro durante las últimas décadas.

10Maïté Lafourcade es Profesora emérita en la Universidad de Pau y los Países del Adour y directora del Centro de investigación en Estudios vascos de esa Universidad.

11Igualmente, sin abandonar el ámbito de la literatura queremos citar el trabajo que vienen desarrollando otras autoras que, sin estar vinculadas directamente a la academia, realizan una interesante labor de investigación, critica y difusión de la literatura desde un prisma feminista. Así queremos destacar el trabajo de Josune Muñoz en relación principalmente a los proyectos "Skolatika" (2004) y "Sareinak. Feminismo literarioak" (2007), este último llevado a cabo en colaboración con Iratxe Retolaza, Amaia Alvarez y Gema Lasarte.