Danza

Danzas de Kuartango

Como se ha indicado varios eran los días de celebración y romería. El domingo de la Santísima Trinidad se ceñía a una misa en la ermita, donde asistian las autoridades religiosas, las del valle y el público en general. En la festividad del Corpus Christi no había actividad alguna en la ermita, pero los mozos celebraban reunión preliminar a fiestas y ensayo del Castillo en la población de Santa Eulalia.

La víspera de la Octava del Corpus, los mozos y mozas solteras de ambas ledanías (con sus elegidos mozos y moza mayor o solteros de más edad), recibían a los músicos, organizaban baile y merienda en el núcleo de Santa Eulalia. Este domingo, desde las seis de la madrugada recorrían a la vecindad de una de las ledanías (pueblo a pueblo y casa a casa), les obsequiaban con tortas de pan y queso, para bajar posteriormente a almorzar a Guillarte (sopa de ajo o "sopicaldo", bacalao, abadejo, queso y pan).

A cierta hora, junto a la ermita, se situaban a la espera de las autoridades (alcalde, juez, secretario, concejales, sacerdotes, etc.) que venían con sus cabalgaduras a oír la misa. Además, cantidad de romeros (procedentes de Lezama, Zuya, Urkabustáiz, Arrastaria, Berberana, etc.) se acercaban a dicha ermita, a pie como a caballo, y se concentraban en las campas. Una veintena de mozos, enlazándose con pañuelos blancos, iniciaban el recibimiento a las autoridades y los acompañaban o habrían camino entre el gentío hasta el interior de la ermita.

Finalizada la misa, los mozos invitaban a una comida a las autoridades con los mozos mayores. A cierta hora, volvían al recinto sagrado para rezar el rosario y una vez acabado éste, realizaban el particular castillo humano y le seguía un animado baile.

Al domingo siguiente, visitaban de igual modo la otra ledanía y almorzaban en Guillarte. Este día, al salir de la misa, las mozas iniciaban la danza o "echaban la danza" junto a la ermita. A la tarde, continuaba la fiesta en Santa Eulalia y allí eran los mozos, los encargados de realizarla. De modo más informal, la sacaban los casados y tras hacerse los remolones, los niños. Acababan con una merienda y el obligado pago, por parte de las mozas, de la música.

Referente a la indumentaria, tanto de mozos como de mozas, era la propia de la época. Aunque el último atuendo masculino se destacaba por camisa blanca, pantalón (oscuro o de rayas), alpargata blanca y boina negra.