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CARRANZA

Figura en la lista de lugares que se hallaban poblados durante el reinado del rey astur Alfonso I, 739-756, que ofrece la Crónica de Alfonso III, escrita entre 866 y 909, y que, sin ningún género de dudas, corresponde al valle homónimo de Las Encartaciones de Vizcaya [cfr. Crónica de Alfonso III. Edición e índices preparados por Antonio Ubieto Arteta, Valencia, 1961, pp. 38-39 y el Indice de lugares, en la p. 70]. En el original latino, en su versión rotense, se escribe Carrantia. En el s. XIII, Diego López de Haro concedió al Monasterio de San Millán (1214), algunos inquilinos en territorio encartado, entre ellos a Domingo Martín de Redondo, del barrio de Biáñez. Otro Diego López permutó la iglesia de San Esteban de Carranza por las de Santurce y Somorrostro, que poseía el abad de Oña, en 1269. Aparece también Carranza en el «C.S.M.», tributando cada una de sus casas una libra de cera al año. Los linajes más importantes procedentes de este valle, fueron: Ahedo, Concha, Aldeacueva, Sierra, Pando, Bringas, Revilla, La Tejera, Molinar, Negrete, Gil, Marroquín, Zorrilla, Ezquerra, Erboso, Candano, Mollinedo, Monasterio, Matienzo, Paúles, Carranza, Bernales, Mier, Salazar, Angulo y otros (cfr. Labayru: «H.G.S.V.», t. II, pp. 569-570). Según L. G. de Salazar, los distintos linajes de Carranza tuvieron estos orígenes: el de Ahedo se inició cuando el Señor de Vizcaya dio a su hija, al casarse ésta con un caballero de Castilla, el Monasterio de San Miguel, los marzos de Carranza. Al morirse el marido, vino con los hijos habidos de éste a Carranza con el objeto de quedarse con los diezmos y rentas que le correspondían. Durante su estancia en Carranza conoció a un tal Juan Ortiz de Pineda de Molina, con quien inició relaciones amorosas, cuyo fruto fue Sancho Pineda. Fue éste criado por el padre y por otra mujer, mientras la madre se ausentó de aquella población. Al cabo de siete años volvía ella a Carranza, y reconoció por hijo suyo a Sancho Pineda, dándole en herencia el Monasterio de San Miguel de Ahedo, los marzos y los mortueros de la villa. Pero al morirse ella, un hijo legítimo suyo demandó todos los bienes. El pleito llegó a tanto que para defenderlo hubo de venderse la mitad del Monasterio, más la mitad de todos los marzos y mortueros, quedándose Sancho de Pineda con la mitad del Monasterio solo, que a su vez heredó en sus hijos. Uno de éstos, Juan de Dios, lo vendió a Rodrigo de Rodríguez de Aldeacueva, de donde procede el linaje de los San Esteban. El linaje de los Pineda, hijo de aquélla señora, siguió en un hijo suyo, Sancho Pineda, que tuvo a Diego Sánchez de Ahedo, cuyo hijo, Juan de San Juan, construyó la torre de la Concha. Otro hijo de este mismo, bastardo, inicia al nuevo linaje de los Villar. La casa-torre de San Esteban fue edificada por un hijo de Juan Sánchez de Treto, casado con una hija de Lope Ochoa de Mendieta y D.ª Teresa de Muñatones. La de igual categoría de Concha la levantó Juan de San Juan, una de cuyas hijas, casada con Pedro Fuerte de San Esteban, fue la primera heredera de este solar y torre de Concha. La casa de los Gil, con sus armas, estaba en Ahedo; fue demolida con ocasión de una de las guerras con los Negretes y Salazares. De esta casa procedían los Gil de Gibaja, en la Junta de Parayas. En el barrio de Manzaneda del concejo de Biáñez existió la solariega de los Angulos carranzanos con sus armas, las cuales figuraron en la antigua parroquia de San Andrés de Biáñez. Estos Angulo vinieron a residir en este concejo desde el lugar de Oteo en Losa. En el s. XV Lope García de Salazar percibía el buey de marzo de Carranza y la mitad de los maravedís de San Miguel de Ahedo. Este y otros caudillos banderizos lucharon durante este siglo por la supremacía en la tierra. En 1410, murieron en luchas Juan San Esteban, Diego de Aldeacueva y su hermano Rodrigo, a manos de los del linaje de Zorrilla. En 1412, en Aldeacueva, Pedro Zorrilla es acosado por veinte hombres capitaneados por Fernando y Pedro Fuerte, de San Esteban. Asaltan la casa donde se había hecho fuerte y lo matan. Parece una venganza por las muertes de 1410. En 1487, al fallecer el alcalde del valle, Gonzalo de Carasa, fue elegido por sucesor Juan Fernández de la Lama. Verificada la elección por sus convecinos era costumbre que la confirmara el Señor. La Junta General del Señorío de Vizcaya, existiendo el peligro de un ataque de naves holandesas contra la costa de Vizcaya, que no se produjo finalmente, decidió en reunión celebrada el 17 de abril del año 1624 reforzar las defensas de las costas y puestos de Vizcaya y nombrar capitanes y oficiales en todas las villas y ante-iglesias del Señorío. Para San Miguel de Ahedo, Biáñez, Soscaño y demás lugares del valle de Carranza, fueron nombrados el capitán Matienzo, el alférez Baltasar Gómez de Matienzo, Pedro Ochoa de Ahedo y D. Baltasar de Angulo. Las villas protestaron a causa de estos nombramientos de capitanes y oficiales, pues ya anteriormente estaba estipulado que en caso de guerra fueran los capitanes de las villas sus respectivos alcaldes y entablaron un pleito con el Señorío, dando lugar a que el rey Felipe IV revocara los nombramientos en noviembre del citado año.