Concepto

Antropología Física

Una aproximación a la extrema singularidad de los caracteres sanguíneos de la población vasca exige estudiar los siguientes aspectos: los autores que han investigado la sangre vasca, los distintos sistemas sanguíneos investigados, los resultados obtenidos y las consecuencias a las que se ha llegado. La lista de investigadores no tiene fin: Boyd e Irizar (1937), Etcheberri (1945), Mourant y Chalmer (1948), Ruffie (1958), Goti (1966), Valls (1969), Levine (1974), Iturrioz (1979).

Entre los sistemas sanguíneos los logros más importantes corresponden al ABO, secretor de ABH, Lewis, Rh, MNSS, P. Kell, Duffy, un grupo de enzimas llamadas haptoglobinas y transferrinas y a otros marcadores genéticos. Es de señalar que dadas las condiciones que impone la determinación de sistemas polimorfos (Rh, MNSS) la cantidad de individuos fenotipados en ciertos trabajos es escasa. A veces la muestra se completa con población cosmopolita, personal de embajada y, asimismo, con vascos/as emigrados a América; todo ello pone en duda la relevancia de los grupos investigados. Los grupos sanguíneos de los vascos/as, según los resultados obtenidos, nos llevan, según E. Valls, a conclusiones paradójicas:

"desde un punto de vista morfológico, parece que, según lo investigado, son un tipo humano local que tiene características mediterráneas y alpinas y, a primera vista, en la frecuencia de estos caracteres se encuentran diferencias entre los del norte y los del sur. Las divisiones de grupos sanguíneos realizadas mediante los sistemas llamados ABO y Rh (por lo menos las de éstos) distinguen a la población vasca de la del resto de Europa Occidental. Desde un punto de vista serológico no es, pues, demasiado inapropiado hablar, como ya lo hizo Boyd, de una raza vasca. En la división actual de los grupos sanguíneos es importante la influencia de la presión selectiva y la deriva genética. Es posible que el aislamiento geográfico de la población vasca haya hecho surgir un tipo de demografía dependiente de procesos endogámicos y que, como consecuencia de esta endogamia, haya habido un cambio profundo en la frecuencia de alelos de los grupos sanguíneos mencionados. Esto explicaría el desacuerdo entre los hechos serológicos y los antropométricos y, al mismo tiempo, el desacuerdo entre las clasificaciones realizadas según unos u otros caracteres".

En resumen, nosotros añadiríamos que la antigüedad de la población testificada por las huellas prehistóricas, el aislamiento geográfico acrecentado por las barreras impuestas por una lengua sin lazos de parentesco y la consiguiente influencia de los factores de variabilidad en esta comunidad biológica especial, a todo lo cual hay que sumar la etnia y cultura especiales, han dado como resultado la producción de los hemotipos singulares de esta colectividad concreta.

En lo que se refiere a los sistemas MNSS los vascos no han dado resultados que puedan quedar fuera de la variabilidad encontrada en los caucásicos. Como sugiere una investigación hecha por Leviene (1974) sobre los vascos del norte, pueden aparecen desacuerdos fundamentales en algunos complejos de genes.

En lo que se refiere a los sistemas P. Kell, Lewis, y secretor de ABH, no se ha encontrado ninguna diferencia significativa que sea equivalente a la hallada en el caso MN. El sistema Duffy muestra, por el contrario, una alta frecuencia de alelos FyB + Fy en la población vasca. Así lo ha demostrado R. Iturrioz (1979). Es una diferencia significativamente clara con respecto a la población europea pero, dado que también hay diferencias entre las poblaciones de las distintas comarcas vascas, hay que mencionar que, según algunos sistemas de grupos sanguíneos, la población no es homogénea. Así sucede en las Encartaciones, en la ría de Mundaka (Busturia) y Arratia con respecto a los sistemas ABO y MNSS. También hay que precisar la situación peculiar de la comarca oriental de Bizkaia (Derio-Mungia), pues según el sistema ABO es diferente de la del resto de las comarcas. En lo que se refiere al Rh negativo, los valores muy altos de los complejos genéticos CDE y CDE (haplotipo) y la aparición del complejo genético CDE, que es tan raro en las demás poblaciones, proporciona un dato adicional sobre las características hematológicas de la población vasca. Según este sistema, la clasificación de la variabilidad racial oscila entre los mongoloides y amerindios que no tienen Rh negativo (q=O) y la frecuencia más alta (q=0,6), que se da entre la población vasca. Al parecer, la enfermedad hemolítica que se da en el neonato por incompatibilidad fetomaterna de Rh ha sido, en la mayor parte de la evolución del Homo Sapiens, un mecanismo de selección. Sin embargo, a pesar de que se esperara que el 10 % de los niños sufriera la enfermedad según las proporciones antes mencionadas, la proporción es mucho más baja, como se ha visto experimentalmente en Euskal Herria y en otras poblaciones; de hecho, nace un niño enfermo de cada ciento cincuenta. Y la incompatibilidad del grupo ABO, que es la protección contra la incompatibilidad Rh, es aún mucho más pequeña y, por ello, esta enfermedad sólo afecta en realidad al 5 % de la población infantil prevista. La razón principal de este hecho reside en lo siguiente: los glóbulos rojos del feto que son incompatibles con la madre son destruidos por los anticuerpos anti-A o anti-B de la madre, de forma que esta destrucción rápida no da tiempo a que los eritrocitos estimulen el sistema inmunitario materno que produciría antiRh positivo. Por otro lado, parece que se logra un equilibrio en las madres Rh-negativas compensando la pérdida de los hijos-as heterocigóticos con una mayor fecundidad. Siendo el porcentaje de Rh negativos del 53 % en los vascos/as, es la única población conocida que ha sobrepasado la frontera del 50 %. Mourant (1974) y Cavalli-Sforza (197l) han propuesto la siguiente interpretación de la singularidad hemática de la población vasca:

"entre el este y el oeste de Europa hay un gradiente decreciente del grupo B en el sistema Duffy, ya que la población vasca, que presenta la frecuencia más baja de este alelo, representa el extremo occidental del continente; y, emparentada con los pueblos antiguos del extremo europeo, ha conservado una tipología sanguínea específica que no se explica mediante los sistemas de los grupos sanguíneos de ningún otro pueblo europeo".

Del mismo modo, en el sistema sanguíneo leucocitario HLA los alelos Al y B8 de algunos antígenos tienen tendencia a unirse a nivel de población, dando lugar a lo que se conoce como equilibrio de ligamento. Cuando las poblaciones se unifican o se da un mestizaje suele haber un desequilibrio entre Al y B8, como sucedió, por ejemplo, en el Oriente Próximo como consecuencia de las grandes migraciones indoeuropeas. Este desequilibrio es nulo o casi nulo en Euskal Herria y en Cerdeña, queriendo esto decir que estas migraciones no han influido en la población vasca o en la sarda. Siendo esto así, el propio M. Marquer ha admitido que:

"no hay duda de que la fórmula serológica de la población vasca es muy antigua... por el contrario, los caracteres morfológicos que han modelado el tipo vasco con el aspecto que tiene ahora y, especialmente, la braquicefalización de los vascos del norte, tienen presumiblemente un origen más reciente".

En palabras de Vallois (1951):

"el por qué del desacuerdo entre los resultados de la serología y la morfología podría encontrarse en el origen independiente de cada uno de ellos y, del mismo modo, en el desplazamiento a lo largo del tiempo de los caracteres que les corresponden".

Desde el punto de vista de las razas, podría responderse a esta última afirmación que, dada la variabilidad de la naturaleza morfológica, la significación de la naturaleza genética es más importante. Y aunque no sea muy evidente que la variabilidad morfológica dependa más del genotipo que de la influencia ambiental, es cada vez más necesario admitir que, en muchos casos, la razón de la variabilidad morfológica reside en las diferencias genéticas. En lo que se refiere a las proteínas plasmáticas, siendo las haptoglobinas de la población vasca marcadores diferenciadores que pueden utilizarse en un mismo grupo racial, han dado diferencias estadísticamente significativas con todas las poblaciones caucásicas europeas y lo mismo ha sucedido con la D esterasa. Respecto a estos marcadores, y diferenciándose de la población vasca, la población castellana se inserta bien en la población caucásica de Europa. Ahora bien, la población de Burgos presenta analogías y diferencias con la población vasca y con otras castellanas, pudiendo, por ello, considerarse como una zona de transición. La elevada cota de fiabilidad lograda por Marian Martínez de Pancorbo en el desarrollo electroforético de bandas de actividad de haptoglobina usando un tiempo de migración de casi quince horas ha dado lugar a resultados que son diferentes de los obtenidos por Allison (1959) y Planas (1963). Además de esto, como la muestra vasca ha sido elegida con mayor atención, la afirmación de que la población vasca se diferencia del resto de la población europea respecto de la haptoglobina ahora está más fundada. Además de los caracteres serológicos añadiremos dos modalidades bioquímicas: la cera de los oídos y la sensibilidad gustativa hacia la sustancia amarga llamada PTC (Feniltiocarbamida). El análisis antropológico llevado a cabo por R. Calderón (1977) sobre la variabilidad de la cera de los oídos de la población española ha probado que, de las 1.153 personas investigadas, la frecuencia más alta de la llamada cera de oídos seca la presenta el grupo vasco, existiendo diferencias significativas en la distribución de las dos formas de cera de oídos de las poblaciones vasca y andaluza. Un carácter fisiológico singular de la población vasca es la gran sensibilidad gustativa que se ha notado hacia la substancia feniltiocarbamida, muy interesante en la genética de poblaciones humanas. Por la escasez del porcentaje de "no-gustadores", la población vasca no sólo se distingue de la peninsular sino también de la europea. Las investigaciones realizadas por R. Carballo han confirmado los resultados de Basabe (1964) y la existencia de un gradiente que crece desde Bizkaia hasta el Valle del Roncal en Nafarroa. La cera de los oídos y el llamado PTC son dos caracteres más que colocan a los vascos en una situación tipológica especial.