Para el año 1237 Zarautz ya gozaba del título de villa -con el fuero de San Sebastián-, según se confirma en una carta de "donación, concesión y confirmación al concejo de Zarauz" firmada por Fernando III.
La planimetría urbana seguía un patrón más o menos regular, de forma rectangular, con las calles Nagusia y Orape, cortadas por Ipar y Azara. Además en la calle Nagusia, a la altura de Torre Luzea existiría una salida hacia San Sebastián, en la mitad de la calle; y en la esquina con la calle Ipar, habría otra salida que comunicaba con el puerto. Al terminar la calle Nagusia estaba la antigua torre de los Zarautz, y delante de este espacio otra salida hacia Zumarraga, Bilbao y Getaria.
Hoy en día este plano medieval está alterado y ampliado con sucesivas edificaciones y otras calles.
Sin embargo en los alrededores de la calle Nagusia, encontramos varios elementos que nos permiten aventurar cómo fue el urbanismo de Zarautz en la Edad Media.
La villa no estaba cercada, y parece ser que serían las torres las encargadas de garantizar la seguridad del núcleo. Los límites de Zarautz quedaban definidos por un lado por la parroquia de Santa María la Real y por otro por el convento de los franciscanos.
En este contexto las casas ocupaban parcelas profundas y largas, que con el tiempo ocuparían dos solares. El crecimiento de la villa pronto dejó algunas edificaciones nobles, como casa Makazaga o torre Luzea, fuera del recinto original, y se fueron ocupando las parcelas del Norte, extendiéndose hacia el Este, ya desde el siglo XVI.
Además de este agrupamiento urbano, más o menos ordenado, Zarautz cuenta con otras zonas de ocupación más dispersa, que responden a impulsos urbanísticos y crecimiento poblacional producido en distintos momentos de su historia.
Así, encontramos los ensanches realizados en la segunda mitad del siglo XIX, con la construcción de villas pensadas para el veraneo, situadas cerca de la playa. Fue gracias a Pascual Madoz primero, y a Isabel II después, cuando Zarautz se puso de moda entre las clases más acomodadas, que transformaron -o más bien, engrosaron- el urbanismo de la villa.
Además hay que sumar las áreas rurales (Iñurritza, Tailamendi, Argoin, Santa Bárbara, Urteta...), en las que se reúnen de forma dispersa, caseríos, ermitas e instalaciones industriales de interés.
RCL 2011