Su contacto con Vasconia se efectúa al establecerse en Laburdi (1869) como capellán de los anglicanos residentes en la ya célebre costa vasca, especialmente San Juan de Luz y Biarritz. Su penetración y preparación científica pronto captaron la existencia de una cultura peculiar a cuyo estudio se dedicó el resto de su vida con método crítico y dedicación. Aprendió la lengua vasca, comenzó a recogerla siguiendo métodos fonéticos, traduciéndola al francés e inglés. Contaba con 51 años cuando publica Basque legends, collected chiefly in the Labourd (1879), leyendas sistematizadas en ocho grupos: Tartalo, Herensuge, animales, Basa-jaun, Basa-andre y lamiñas, brujería, hadas celtas, hadas francesas, relatos cristianos. Luego Spain (1882), con un capítulo sobre Vasconia, sin olvidar los temas religiosos en revistas inglesas.